El río Cinca (en aragonés: a Zinca) es un río del noreste de España que nace en el circo de Pineta, en el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo Aragonés. Es el principal afluente del río Segre. Conforma una rica región agrícola con Monzón, Fraga y alrededores.
El río Cinca nace en el glaciar de Marboré, en la base del macizo de las Tres Sorores que corona la cabecera del Valle de Pineta (Monte Perdido). Comienza su descenso entre las cascadas y torrentes que desaguan el Ibón de Marboré, uniéndose a su curso las aguas que se despeñan desde La Larri. Recorre todo Pineta, soberbio valle de perfecta U glaciar con fondo retocado de morrena y acarreos. En Bielsa se le une el Barrosa, y algo más abajo en salinas el Cinqueta que se aloja
A partir de El Grado su valle adquiere las características del Somontano aragonés: mesetones áridos escalonados, de arcillas, margas y areniscas, con algún conglomerado, en capas cada vez más horizontales y lutíticas a medida que camina hacia el
Por la derecha recibe al Vero, y ya en Monzón al Sosa por la izquierda. Más abajo,
el Alcanadre se
le suma por la derecha. Finalmente, en Massalcoreig,
desemboca en el Segre para llegar
a continuación en Mequinenza al río
Ebro en una zona que recibe el nombre de Aiguabarreig por la
mezcla de los colores de las aguas de ambos ríos. Durante un cortísimo tramo
forma la frontera entre las provincias de Huesca y
Lérida, en la localidad de Massalcoreig.
En su curso da nombre a algunos de los pueblos por los
que pasa como Velilla de Cinca, Pomar de Cinca, Albalate de Cinca, Torrente de Cinca o Alcolea de Cinca.
Al borde de un barranco, al paso por el término de Secastilla, se encuentra el santuario de
Torreciudad. Centro de peregrinación de la comarca desde la Edad
Media, desde 1975 se levanta en el lugar un importante
santuario que se ha convertido en estos años en uno de los principales destinos
de visitantes de Aragón.
En el barranco se ha levantado la presa de El Grado,
formando un conjunto de gran belleza paisajística.
Los Sotos
Al paso del Cinca por Monzón podemos encontrar una zona
de gran riqueza ecológica, los Sotos de Monzón. En las orillas y en
el discurrir de los antiguos cauces encontramos formaciones de sauces, chopos, fresnos, álamos, en los que crece un denso sotobosque
de lianas, zarzales, juncales y carrizales en zonas húmedas. Cuenta con
la presencia de diversas especies de aves todo el año.
Aiguabarreig
Cinca-Segre-Ebro
El Segre y el Cinca forman una
primera confluencia entre las poblaciones de La Granja d’Escarp, Massalcoreig y Torrente de Cinca, y a pocos kilómetros sus
aguas convergen con las del Ebro, ya en el término
municipal de Mequinenza. Se trata de
una de las mayores confluencias fluviales de toda la península ibérica,
constituyendo una zona Z.E.P.A. (Zona
de Especial Protección para las Aves) con una gran biodiversidad en sus islas fluviales,
sus bosques de ribera,
sus carrizales, sus playas de guijarros y sus galachos. Se trata de un lugar
único donde conviven la flora esteparia proveniente de la zona de los Monegros con
la flora y fauna mediterránea que asciende por el valle del Ebro, conviviendo en un mismo lugar
especies de muy distintos ámbitos.
Esta confluencia de ríos que une las aguas del Cinca,
del Segre y del Ebro permite
disponer en Mequinenza de un
campo de regatas para deportes náuticos que
está considerado uno de los mejores de toda Europa por su excelente accesibilidad, su
lámina de agua estable durante todo el año y sus instalaciones deportivas. Los
equipos de remo de Oxford y Cambridge preparan aquí su mítica regata
así como diversas selecciones mundiales realizan diferentes stages de
preparación para sus competiciones internacionales.12
La pesca en esta zona es también uno de los
deportes más practicados en la zona puesto que las condiciones y el entorno
paisajístico son óptimos para la práctica de este deporte, convirtiéndose en un
referente mundial para muchos pescadores.
(De Wikipedia y otras fuentes)
“El Santuario de Torreciudad, dedicado a la Virgen María, en concreto a la advocación de Nuestra Señora
Junto con los santuarios de El Pilar, Montserrat, Meritxell y Lourdes conforman la Ruta mariana,
itinerario guiado por la fe cristiana en general y devoción mariana en
particular, de interés turístico por su riqueza patrimonial, y sus atractivos
gastronómicos, rurales y naturales.
Retablo de la Virgen
La Virgen de Torreciudad es una talla románica del siglo XI. Es una de las llamadas vírgenes negras, sedente, con el niño en sus brazos mirando al frente. Desde tiempo inmemorial se encuentra en una ermita situada en un saliente escarpado sobre el río Cinca, entre el barranco de La Sosa y el de Bolturina. Pertenecía históricamente al término municipal de Bolturina, pero al quedar esta población deshabitada, el término se integró al de Secastilla. La advocación bajo la que se venera es la de "Nuestra Señora de los Ángeles". La devoción a esta imagen llegó a tener cierta importancia entre los habitantes de las poblaciones cercanas, de la Ribagorza aragonesa y
En 1904, Josemaría Escrivá de Balaguer, de dos años
de edad, fue llevado en peregrinación hasta esta ermita en brazos de su madre;
había sufrido una grave enfermedad de la que se temía su muerte, por lo que sus
padres pidieron a la Virgen de Torreciudad su curación. Como había superado la
enfermedad fue llevado en lomos de caballería desde Barbastro a
Torreciudad.
En la década de 1960, Josemaría Escrivá de Balaguer
decide construir un nuevo santuario en agradecimiento a la Virgen, aledaño al
antiguo que data del siglo XI. El actual santuario se inauguró el 7 de julio de 1975, y fue construido por
el arquitecto numerario del Opus Dei, Heliodoro Dols de 1970 a 1975 a unas decenas
de metros de la ermita. Con un estilo muy personal, destaca por la variedad de
formas, creadas con un único elemento constructivo, el ladrillo a cara vista.
En las esquineras y las ventanas se utilizó el alabastro.
Ambos materiales son tradicionales en las construcciones de la comarca. El
santuario tiene dos plantas, la nave principal (planta superior) que incluye un
coro alto, y una cripta con cuatro capillas y confesonarios. Las capillas son
la de la Virgen del Pilar, la de la Virgen de Loreto,
la de la Virgen de Guadalupe y
la de la Sagrada Familia. El edificio queda enmarcado
por una explanada cerrada por arquerías preparada para recibir a varios miles
de personas.
Destaca el retablo, esculpido en alabastro por Joan Mayné,
que representa distintas escenas de la vida de la Virgen María. En el centro se
encuentra la talla románica, restaurada con ocasión de la construcción del
actual santuario. A la izquierda se añadió en 1994 una imagen de San Josemaría
Escrivá de Balaguer. En la capilla del Santísimo se encuentra un Cristo en
bronce dorado al fuego, esculpido por el artista italiano Pasquale
Sciancalepore.
También es notable el órgano, con más de cuatro mil tubos,
que es el centro de interés de un festival de música de órgano que se celebra
en agosto.
Actualmente es uno de los centros de atracción más
importantes de la zona, recibe miles de visitas en algunas celebraciones,
especialmente entre abril y octubre. Desde mediados de la década de 1980 el
santuario ha promocionado la llamada ruta mariana, que enlaza Zaragoza (por
la basílica del
Pilar), Torreciudad y Lourdes. Aguas abajo de la peña donde se
ubica el santuario se encuentra el pueblo de El Grado.
Se conserva también la ermita con su vieja hospedería,
abierta al público.
La fiesta de la Virgen de Torreciudad se celebra el
domingo siguiente al 15 de agosto.
En 2019 se
instaló una réplica de la Virgen de Torreciudad en la iglesia parroquial de Cristo Rey, en Orense (Galicia)”
(De Wikipedia y otras fuentes)
…
La carretera hasta ese punto era razonablemente buena, y
en ese recorrido se experimenta la transición de las verdes bellezas pirenaicas
a las más secas tierras del sur del Sobrarbe.
Nos detuvimos en el santuario, paseando por su amplia explana
hasta la basílica, admirando su belleza arquitectónica, austera a la par que
majestuosa, y su precioso altar mayor. Muy bien realzado con iluminación adecuada.
Ya desde Torreciudad, bordeando la ciudad episcopal de
Barbastro, por la N123 continuamos hasta enlazar con la autovía A-22. Que llega
hasta Lleida, donde enlazamos con la N-240 para recorrer las zones de Borges
Blanques y Poblet, aunque desistimos de visitar el monasterio que es el túmulo
funerario de los nobles de Cataluña, y, en llegando a Montblanch, por la C-14
emprendimos la rura hasta Reus, y poco después ya enlazamos con la AP7, que en
poco más de 230 kilómetros permitía el regreso a Valencia.
Desde Torreciudad ya percibimos el cambio climático, pero
como el desayuno en hotel Bielsa había sido abundante, el apetito solamente comenzó
a despertársenos pasadas las tres de la tarde, aunque en dos paradas hallamos
restaurantes repletos.
Por eso pensamos en continuar el viaje hasta Torreblanca,
decidiendo tomar en el restaurante Olimpic, junto a la N340, en el que nos
resultó muy grato un sabroso bocadillo de lomo de cerdo con tomate, y que apagó
totalmente nuestra ansia de comida, para poder así llegar a nuestra casa de
Valencia mediada la tarde.
La entrada en nuestro piso nos hizo sentir como el acceso
a un horno, por el calorazo que agobiaba, aunque el vendido aire acondicionado
mitigó pronto el acoso climático, y ya nos dispusimos a organizarnos y
aclimatarnos a nuestra habitual sensación de calor húmedo.
Así terminó el periplo Valencia-Valle de Pineta-Valencia,
que había resultado más interesante de lo previsto, no solamente por volver a
gozar de las verdes bellezas pirenaicas, sino porque había permitido sentir y
gozar el fresco aroma del oxígeno de las montañas y valles del norte de España.
Habían sido pocos días pero había valido la pena.
Invito al lector se inspire más o menos en el relato de
este viaje y que pergeñe a su gusto y comodidad su propio periplo, en la
seguridad de que disfrutará de veras.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA