THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

viernes, 31 de julio de 2015

ESTA ESPAÑA NUESTRA: TURISMO VACACIONAL 2015 CON EXPERIENCIAS FLUVIALES, DUERO, SIL Y MIÑO.- IV EL PAZO DA PENA EN ROZAVALES-MANZANEDA

Manzaneda es un municipio español perteneciente a la provincia de Orense, en la Comunidad Autónoma de Galicia. Está situado a 80 kilómetros al este de la ciudad de Orense, en la Comarca de Tierra de Trives. Limita al norte con Puebla de Trives, al este con El Bollo, al sur con Villariño de Conso y al oeste con Chandreja de Queija. Destaca el pico "Cabeza de Manzaneda", segundo punto más alto de Galicia, con más de 1778 metros de altitud.
Datos demográficos: Población en 2006: 1.098 personas según el Padrón municipal de habitantes 1.150 en 2004).
Porta
Manzaneda cuenta con vestigios romanos, como los restos del Puente de Requián, el más antiguo del municipio. Pero tiene otros puentes posteriores, como el del Castro y el Pontón de Prada.
En la Edad Media, Manzaneda tenía una fortaleza, de la que quedan restos. Al interior se accedía por la Porta de la Vila, hoy símbolo del municipio. En el casco antiguo se encuentra la Cárcel, edificio destinado para tal fin por el Conde de Ribadavia. En aquellos años las calles que se construían eran realmente estrechas y en algunos casos debido a la cercanía de los edificios tenían que abrirse pasadizos como El Callejón que se mantiene en la zona vieja.
El río Bibei marca la frontera noroeste del municipio. En sus gargantas se cultiva la vid, de la que se obtienen extraordinarios vinos como los de Requián, Quinta y Valderrodrigo.
Otros puntos a destacar son los “curros”, construcciones a modo de rediles ubicados en la sierra, donde los pastores y rebaños pasan todo el verano aprovechando los pastos de altura.
El Castaño de Pombariños es un árbol milenario con más de doce metros de perímetro, y es uno de los más viejos de Galicia y ha sido declarado Monumento Natural, Se encuentra en el souto (bosque de castaños) de Rozavales, parroquia de Manzaneda.
Y especialmente destaca el Pazo da Pena, interesante muestra de arquitectura civil, cuyo nombre se debe a que está parcialmente construido sobre una gran roca. Sobre ella se apoya la solana, en la cara este del edificio.
Desde su construcción, a comienzos del siglo XVIII, el Pazo constituyó un punto de especial importancia social, económica y productiva e la zona, al tiempo que una de las muestras de arquitectura civil más significativas. Así, sus paredes están llenas de historia y permiten dar una ojeada al pasado y poner en valor la tradición cultural, patrimonial y rural de Galicia y de la zona.
Después de años en desuso, el Pazo fue sometido a una completa y cuidadosa rehabilitación que ha tenido como resultado una edificación totalmente singular, que conjuga calidad y confort.
El Pazo cuenta con 700 metros cuadrados de zonas comunes: biblioteca, salones, sala de lectura, salón con chimenea… sin olvidar la tradicional lareira, para disfrutar de momentos entrañables frente al fuego.
Todas las estancias fueron rehabilitadas respetando su uso original, conservándose un gran número de objetos y muebles de época.
Alrededor de la edificación, la propiedad cuenta con una finca de más de diez hectáreas, dedicada a zonas de recreo, jardín, bosque de castaños y cultivo ecológico, y están montadas exposiciones etnográficas en edificaciones anexas al Pazo, que representan los oficios tradicionales desarrollados antiguamente: la agricultura, la carpintería, la elaboración de vino o el tejido.
Descansar en el Pazo da Pena fue un placer desde el primer momento, porque a la calma de la habitación denominada “A vendimia”, sobre el portón de acceso principal, con balcón para admirar la naturaleza, se unió la perfecta disposición de la dependencia, con camas amplias y muy cómodas, lencería suave y de gran calidad, techos de madera y confortable cuarto de baño, con accesorios modernos y de estilo.
En cuanto descendimos al comedor, la solícita Isabel nos preparó un buffet para el desayuno  (había en ese día también otros huéspedes) que colmó nuestro apetito matinal, y después nos orientó sobre cómo y a dónde dirigir nuestros pasos para una primera toma de contacto con la localidad y su zona.
El problema surgió cuando decidimos bajar las cuestas algo empinadas desde el sitio de Rozavales hasta el núcleo principal de la población, porque ya la mentada Isabel nos había advertido que con el calor imperante la subida podía resultar ardua.
Quien esto escribe despreció la advertencia ("para las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo yo me las subo") y simplemente se dotó de
Calle Medio Manzaneda
un bastón de caminante, que ni hizo falta en el descenso, ni en la visita a la villa, pero que se reveló inútil cuando hubo que acometer los kilómetros de subida, máxime cuando el calor apretaba y las rodillas y tobillos no eran precisamente los de un caminante asiduo.
Así que a esfuerzos y parones, el cronista pudo acceder al fin a lo alto del barrio de San Martiño, y en la puerta de la ermita que allí se halla, aprovechar el banco de una parada de autobús para sofocar la disnea y secar los sudores.
Menos mal que apareció un anciano sacerdote que iba a oficiar un bautizo allí y dio conversación y además de la distracción ofreció mostrar la iglesita, con tallas e imágenes de buena apariencia  e indudable antigüedad.
Ese mismo sacerdote informó que en ese domingo había una fiesta en Cabeza de Manzaneda, la estación de invierno que se halla sobre la villa, a unos 11 kilómetros y a una altitud de más de 1.700 metros. Y allí fuimos, notando un fresco casi insultante, al recordar lo que habíamos dejado en nuestra Valencia.
Castro Caldelas
En la explanada más alta había unas bandas de gaiteros interpretando diversas piezas musicales gallegas y también una especie de chiringuitos en los que se ofrecía pulpo a feira y churrasco, pero el frío imperante obligó más bien a tomar un café y refugiarse en el coche.
Y había llegado la hora de comer, pero en la villa de Manzaneda no se halló, por desconocimiento, lugar adecuado, por lo que emprendimos por la carretera OU-536, en dirección a Ourense, una búsqueda de  restaurantes, fallida en todos los casos porque estaban cerrados.
Al fin en Castro Caldelas hallamos el restaurante “Caldelas Sacra”, en el que gozamos con un buen caldo gallego y una sabrosa merluza a la gallega. Delicioso y bien servido.
Al regresar de nuevo al Pazo, dimos un paseo y nos sentamos en una de las terrazas cuando ya se acercaba el ocaso. Frescor delicioso, gorjeo de pájaros, murmullos de agua del manantial cercano. Y paz, mucha paz.
Ciertamente el Pazo da Pena estaba comenzando a brindarnos el descanso físico y mental que precisábamos.
Esta Galicia era diferente de la que conocíamos, pero seguía ofreciendo su embrujo y su atractivo.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

jueves, 30 de julio de 2015

ESTA ESPAÑA NUESTRA: TURISMO VACACIONAL 2015 CON EXPERIENCIAS FLUVIALES.- DUERO, SIL Y MIÑO. III.- DEL DUERO A LAS TIERRAS DE TRIVES

La Comarca de Tierra de Trives (Comarca da Terra de Trives oficialmente y en gallego) está situada en la provincia de Orense, linda al norte con la provincia de Lugo, Comarca de Quiroga, encontrándose el resto de sus límites en la provincia de Orense: al este, con la de comarca de Valdeorras, al sur con la de Viana y Verín y al este con la de Tierra de Caldelas
Municipios
Pertenecen a la comarca los siguientes municipios: Chandreja de Queija, Manzaneda, Puebla de Trives y San Juan del Río. En el siglo XIX formó parte de la desaparecida provincia del Vierzo.
La Gastronomía de la provincia de Orense
Es la única provincia gallega de interior, es decir que no posee costa. Orense es tierra de producción de vino. Su cocina es más labriega que marinera, aparecen platos como el pote gallego. La cocina de Orense posee intercambios con la provincia de Zamora, siendo ambas similares en las fronteras de ambas provincias.
Historia
Aparece reflejada Orense en Alfonso X el Sabio como Ourens del bon vino. La Auria romana según los destacamentos romanos legados a estos lugares de la provincia.
Ingredientes 
Dentro de los productos lácteos se encuentran la quesada de la reina. Las castañas son un plato popular, con ellas se elabora el caldo de castañas en los días de invierno. Es típica la empanada gallega que en cada provincia se elabora con el relleno característico del ingrediente más popular de cada provincia gallega.
Carnes
Al ser provincia de interior se practica la matanza del cerdo. Uno de los productos más conocidos en la provincia es la androlla que consiste en un embutido elaborado a base de costilla de cerdo adobada y curada al humo de las tradicionales lareiras, que cada año es homenajeada y festejada el domingo de Carnaval. Hay preparaciones de matanza como las filloas de matanza, la de sopa de nueces, la miolada que es un cocido del espinazo y la cabeza de cerdo adobados. El cordero se elabora siguiendo un estilo propio: pierna de cordero a la orensana es decir guisado con verduras. En el terreno de la caza menor se tienen las populares perdices con col.
Pescados y Mariscos
Al ser una provincia de interior el número de platos de pescado y marisco no es tan extendido como en otras provincias costeras gallegas. A pesar de ello uno de los platos, más conocidos es el "Polbo a feira" (Pulpo á feira), cada año el segundo domingo de agosto, de manera ininterrumpida desde el año 1964 se celebra la Fiesta del pulpo en municipios orensanos como Carballino.
Repostería
Entre las especialidades reposteras de la provincia se encuentran las almendrados de Allariz (amendoados en idioma gallego) que son uno de los postres más famosos. Los almendrados son una mezcla de almendra molida, mezclada con azúcar y clara de huevo. Cuando está sólida la masa resultante se coloca troceada encima de unas obleas y se lleva al horno. Este es el postre más inequívoco del municipio, que en otro tiempo tuvo muchos almendros. Uno de los postres típicos son las cañas de Carballino, es una masa de pastelería estirada y cortada en cintas, que se va enrollando en la caña de río, se fríen en una sartén con mucho aceite, para después rellenar con crema pastelera. Hoy forma parte de la producción diaria de cualquier pastelería orensana, pero las más prestigiosas son las de una familia de la localidad de Carballino, por ello incorporaron el nombre de la villa del Arenteiro. Son conocidas igualmente la fruta real, las roscas de cazo de Allariz. Tampoco hay que olvidar la conocida como bica blanca, que presenta la particularidad de ser elaborada sólo con claras de huevo (de ahí su apelativo de blanca) junto con harina, azúcar y nata, todo ello mezclado y amasado con maestría, y tras pasar una media hora en el horno, da como resultado un postre delicioso a cualquier paladar. En carnaval son típicas también las orejas de carnaval hechas a base de harina, aceite de oliva, leche y huevos.
Vinos
En Ourense existen cuatro denominaciones de origen: Ribeiro, Valdeorras, Ribeira Sacra y Monterrei.
(De Wikipedia y otras fuentes)
Tras los gozos en el viaje fluvial por las Arribes del Duero había que cubrir la siguiente etapa que nos conduciría al destino principal de nuestro viaje: Manzaneda, en tierra de Trives, Ourense.
Fermoselle

Nos dirigimos desde Corporario (pedanía de Aldeadávila) hacia Fermoselle, por carreteras locales en apreciable estado de conservación, aunque bastante quebradas, y tras pasar el río Tormes (importante afluente del Duero) y que permite en las proximidades un gran pantano, alcanzamos la fronteriza e histórica Fermoselle, con un interesante casco antiguo y unas pintorescas bodegas en cuevas.
En la carretera comarcal CL-527, que llega desde Zamora y culmina en la próxima frontera portuguesa, hallamos una venta o mesón en el cruce de Gename, en el que comimos un menú bastante razonable, con entrantes normales y buenas carnes; y seguimos hasta Zamora, para cruzarla y tomar la
carretera N-630 en dirección norte, pasar sobre el pantano de Ribacayo (río Esla) y desviar por la N-631 ya en dirección N-625, enlace en Mombuey.  

Desechamos las autovías paralelas a nuestro recorrido para gozar mejor del paisaje, especialmente del cercano a la sierra de la Culebra, comprobando al mismo tiempo que la plataforma para el AVE a Galicia, por Zamora, está acabada, pero sin tendido de vías ni catenarias. 
Puebla de Sanabria
Al llegar a Puebla de Sanabria nos adentramos en el casco antiguo pero desistimos de una visita más detenida porque la zona era absolutamente peatonal y el calor de la media tarde no aconsejaba grandes esfuerzos,
Desde Puebla de Sanabria decidimos continuar con la N-525 y evitar la autovía, por aquello de circular con más sosiego, y de esta manera circulamos por el túnel del Padornelo y más tarde por el puerto y túnel de La Canda, accediendo así a Galicia.
A los pocos kilómetros comenzó a aparecer algo más de verde, aunque no demasiado, porque la sequedad del estío se notaba bastante.
En pocos kilómetros la N-525 nos dejó en A Gudiña, un pueblo de la comarca de Viana do Bolo del que parte la carretera autonómica OU-533 en dirección a A Rua, en el norte, comarca de Valdeorras. Y seguimos por esa ruta hasta que nos apareció un indicador de “Manzaneda”, que elegimos con satisfacción, imaginando la proximidad de nuestro destino en este día.
Pero nuestro gozo se hundió en el pozo de una via (ni siquiera carretera) local llena de baches, con más curvas que un ocho, y que por la falda de una montaña descendía hasta el río Bibei, al fondo, alcanzando la presa de Vao para volver a ser un tormento el ascenso de otra ladera montañosa hasta situarnos en Placín y finamente por Seoane entrar en la villa de Manzaneda.
Sin problemas llegamos a la zona o parroquia de Rozavales, en la que el Pazo da Pena nos esperaba para albergarnos durante una semana.
El Pazo nos impresionó desde el primer momento por sus dimensiones y calidades (aunque ello será objeto de otra crónica) y en cuanto llegamos los buenos oficios de Isabel, la recepcionista y encargada, nos permitieron llegar a nuestra habituación, en la zona este, llamada “A Vendimia” (cada una de las quince habitaciones tiene una denominación referida a la agricultura), en la que dejamos nuestro poco equipaje y acudimos al amplio patio posterior al aire libre, en el que se nos obsequió con una sabrosa copa del vino de la variedad ”godello” que se elabora en la amplia propiedad del Pazo,
Pazo da Pena
Y al fresco del ocaso, respirando aromas mil de árboles centenarios y plantas del entorno, mantuvimos una agradable charla con varias personas que hallamos en la terraza posterior (coincidencia que varias eran propietarias del Pazo), con quienes conversamos amigablemente sobre Galicia, Portugal y varios temas más, hasta que cerca de la medianoche partieron hacia su residencia en Santiago de Compostela.
Momento propicio para que por nuestra parte partiéramos también, pero hacia nuestra magnífica habitación, en la que una suave lencería de lino nos acogió en el descanso.
Ya estábamos en las tierras de Trives y esperábamos conocerlas y encontrarnos felices en ellas.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

martes, 28 de julio de 2015

ESTA ESPAÑA NUESTRA: TURISMO VACACIONAL 2015 CON EXPERIENCIAS FLUVIALES.- DUERO, SIL Y MIÑO. II.- LAS ARRIBES DEL DUERO

El parque natural de Arribes del Duero es un espacio natural protegido del oeste español y más concretamente del noroeste de la provincia de Salamanca y el sudoeste de la provincia de Zamora, en la comunidad autónoma de Castilla y León, junto a la frontera portuguesa.
Arribes, arribas y arribanzos son los vocablos leoneses utilizados para denominar la geomorfología que presentan los ríos Águeda, Duero, Esla, Huebra, Tormes y Uces en este territorio Ésta se caracteriza por una zona de depresión o de altitud más baja y otra de penillanura o de altitud más elevada, siendo los arribes las pendientes escarpadas que se sitúan a ambos lados de estos ríos.
En casi toda la zona protegida, los encajonamientos de los cursos fluviales de los ríos Duero y Águeda hacen de frontera natural entre España y Portugal. La Junta de Castilla y León incorporó este territorio a su red de parques naturales el 11 de abril de 2002. El Gobierno portugués hizo lo mismo con su parte algo antes, el 11 de mayo de 1998, bajo el nombre de parque natural del Duero Internacional.
Los grandes desniveles su orografía, el alto caudal del Duero y los numerosos ríos que en él desembocan, convierten a esta zona en uno de los puntos de mayor potencial hidroeléctrico de toda la península ibérica. Por ello, se fueron construyendo una red de presas y embalses conocida como Saltos del Duero. Su peculiaridad orográfica es además la razón de la existencia de un inusual microclima mediterráneo que contribuye a la diversidad vegetal y convierte al parque en un lugar idóneo para el refugio de la fauna salvaje, especialmente para las aves.
Su ubicación fronteriza, alejada de los grandes núcleos de población y con escasas infraestructuras, ha propiciado un continuo proceso de despoblación de sus pueblos aunque también ha permitido la conservación de un amplio patrimonio histórico, cultural y natural, entre el que destacan sus numerosas costumbres y tradiciones. En los últimos años, con la creación del parque natural, han llegado algunas iniciativas inversoras relacionadas con el turismo y el comercio minorista transfronterizo. Esta circunstancia ha evidenciado que sea
necesario preservar y potenciar su hábitat natural, su patrimonio y sus tradiciones socioculturales, principales propulsores de su economía.
Etimología
Arribes, arribas y arribanzos, son vocablos en lengua leonesa, con derivación etimológica del latín «ad ripa-ae», que significa a la orilla. Arribas, en su forma femenina «las arribas» era usado en las comarcas de Sayago, Aliste y La Ribera, así como en la zona colindante portuguesa, para referirse a las depresiones geográficas del Duero, el Esla, el Huebra, el Tormes y el Uces. Para los zamoranos existía además el término «arribanzo», algo más conciso, con el que se referían a los enormes roquedos o gigantescas rocas graníticas que forman los valles. Posteriormente, Arribes, en su forma femenina «las arribes» comenzó a usarse por los naturales de la comarca salmantina de La Ribera para referirse a la misma geomorfología.
En las últimas décadas, por influencia externa de la administración y de algunos medios de comunicación, se ha ido imponiendo la denominación «los arribes», en masculino.
Geografía
La orografía del parque se caracteriza por la existencia de arribes. Existen
arribes del Águeda, arribes del Duero, arribes del Esla, arribes del Huebra, arribes del Tormes y arribes del Uces. Son el conjunto de la zona donde se manifiesta la erosión milenaria de estos ríos. Presentan una zona de depresión o de altitud más baja y otra de penillanura o de altitud más elevada. En algunos puntos existen desniveles de hasta 400 m.
Las profundas incisiones de los ríos Duero y Águeda que sirven de frontera natural entre España y Portugal, dividen una zona de idénticas características entre ambos países. El Duero y sus afluentes son el elemento común y nexo de unión de todo un territorio que se extiende linealmente a lo largo de más de 120 km. El Duero es internacional desde la presa de Castro hasta Barca d'Alva. En este lugar se le une el río Águeda, que es internacional desde esta aldea hasta el lugar donde se le une el río Turones, cerca de La Bouza. La parte española, declarada Parque Natural de Arribes del Duero, se extiende sobre una superficie de 106.105 hectáreas mientras que la parte portuguesa, declarada Parque natural del Duero Internacional, se extiende sobre una superficie de 85.150 hectáreas. Los dos parques suman una superficie de 191.255 hectáreas, lo que convierte a esta zona en una de las áreas protegidas más grandes de Europa. En los últimos años se está estudiando su declaración como reserva de la biosfera.
Hidrografía
La red hidrográfica de las arribes viene marcada de manera vertebral por el río Duero, siendo sus afluentes más importantes el Águeda, el Esla, el Huebra, el Tormes y el Uces.
El fuerte desnivel provocado por el Duero y sus afluentes, unido a otros factores como la impermeabilidad del terreno, la escasa población y la alta rentabilidad económica de la energía hidroeléctrica, han provocado una inusual concentración de presas y embalses en este territorio. Entre ellas las españolas de Aldeadávila, Almendra, Castro, Ricobayo, Saucelle, Villalcampo y las portuguesas de Bemposta, Miranda y Picote.
Las arribes constituyen una geografía a salvo del viento y más expuesta al sol debido a su menor altitud. Por ello, en el parque existen dos climas.
En las zonas de valle se puede disfrutar de un microclima mediterráneo que suaviza las temperaturas, mientras que en las zonas de penillanura incluidas dentro de la demarcación, se puede observar ya el clima continental propio de la penillanura zamorano-salmantina, donde los inviernos son más fríos y acusados.
Demarcación, municipios y localidades
La demarcación del parque comprende (total o parcialmente) la superficie de 37 términos municipales:
Ecosistemas
La fauna y la flora de este espacio natural brilla por la gran riqueza y variedad de especies que las componen. La singularidad del clima junto con la peculiaridad de la orografía, favorecen la existencia de un ecosistema natural de singular belleza. Las especies animales y vegetales que habitan en el parque natural, constituyen una síntesis de entre las que se pueden encontrar en el clima mediterráneo de los valles y en el clima continental de la penillanura. En esta demarcación habitan unas 200 especies de aves, al menos 45 de mamíferos, 16 de peces, 11 de anfibios y 17 de reptiles.
La diversidad animal es uno de los motivos más importantes por los que la zona se declaró parque natural. Destaca el elevado número de aves, tanto nidificantes como hibernantes. Los arribes de los ríos, las grandes masas forestales y los numerosos cursos fluviales, constituyen en conjunto, el hábitat perfecto para numerosos animales, especialmente para las aves. En España existen 465 tipos, en Castilla y León 334 y en este parque al menos 200.
Aves
La cigüeña negra es el ave más emblemática. Los huecos y recodos del arribanzo son el lugar elegido para la nidificación de esta ave que en España está incluida dentro de las especies con posible peligro de extinción. Es por tanto este espacio natural, un punto clave para la conservación de esta especie.
Junto con la cigüeña negra, las grandes rapaces constituyen las otras nidificantes más significativas e importantes del parque. Entre ellas, la forma del buitre leonado es la más sencilla de reconocer, pues campea a sus anchas por toda el área. En 2005 tenía una población de 550 parejas. También destacan y son relativamente fáciles de reconocer las siluetas del alimoche (75 parejas en 2005), el búho real (25 parejas en 1992), el águila real (24 parejas en 2005), el águila perdicera (17 parejas en 2005), el milano real (9 parejas en 2005) y el halcón peregrino (6 parejas en 2005).[3 Menos insólitas, destacan las poblaciones de chova piquirroja (159 parejas en 2005) y cigüeña blanca (115 parejas en 1999).
Mamíferos
De las noventa especies de mamíferos existentes en la península Ibérica, al menos cuarenta y cinco se han observado en esta zona. Es destacada la presencia de murciélagos, de los que se calcula la presencia de catorce tipos. En su proliferación ha tenido especial trascendencia el abrigo proporcionado por los roquedales de los acantilados y el especial clima benigno de la zona.
Pasando a enumerar las especies terrestres, reseñar la presencia de ejemplares tan escasos como son el gato montés y el tejón.
Uno de los mamíferos cuya presencia despierta un especial interés, por su escasez y galopante regresión en el continente europeo, es la nutria. La construcción de numerosos embalses fue antaño la principal causa de su casi completa desaparición en el Duero, de la que escasamente se ha ido recuperando con el paso del tiempo.
El lobo sigue presente aunque en menor medida que antaño debido al temor que produce en los ganaderos, ya que de vez en cuando se producen ataques a ovejas y otros animales. Al sur del Duero está protegido por la Unión Europea y se prohíbe completamente su caza para favorecer la recuperación. Hace unos años estaba prácticamente extinto y sólo se avistaba alguna vez que cruzaba
desde el norte zamorano o portugués. Otros mamíferos, ya relativamente más abundantes, serían el zorro, jabalí, jineta, conejo, liebre, erizo, comadreja, garduña y lirón careto.
Peces
La actual diversidad de peces es consecuencia directa de la intervención humana pues la mayoría han sido introducidos, no pertenecen al ecosistema original. De las cincuenta y seis especies que habitan las aguas continentales españolas, en las arribes están presentes dieciséis. Entre los ejemplares que se encuentran en las aguas del parque natural hay especies autóctonas como el barbo común, boga, colmilleja, la pardilla y calandino, gallego, bermejuela, escallo y especies exóticas como el lucio, carpín, carpa, gobio, tenca, gambusia, percasol, black-bass.
Anfibios y reptiles
De las veintisiete especies contabilizadas en suelo español, al menos dieciocho están en Castilla y León y once en los arribes, de las que al menos dos son endémicas: tritón ibérico y sapo partero ibérico. Son abundantes el sapo común, sapo corredor, tritón jaspeado, rana de san Antonio y la salamandra común.
De los cuarenta y un tipos de anfibios presentes en suelo español y los treinta en suelo castellanoleonés, en las arribes se han contabilizado hasta diecisiete especies. Los más abundantes son el lagarto ocelado, la lagartija colilarga, el bastardo y la culebra escalera. Estos a su vez se han convertido en elementos clave de la alimentación de las rapaces diurnas, por la disminución progresiva de otros animales como conejo y perdiz.
Vegetación
La importante diversidad vegetal existente en el parque es consecuencia directa de la peculiaridad geográfica y climática de la zona, y es que el clima mediterráneo presente en los arribes permite por ejemplo cultivar variedades no habituales en la meseta. A finales del siglo XIX se llegó a ver incluso caña de azúcar. Esto es posible debido a que los inviernos son más cortos y por tanto el periodo libre de heladas es más amplio.
En las arribes y a pesar de esto, todavía se conservan numerosos bosques de gran valor ecológico debido a que la dificultad para cultivar en las pendientes escarpadas, frenó la realización de las faenas del campo en ellas. La mayoría de los bosques del parque están compuestos por robles. Coexisten con los de alcornoques, almeces, encinas y enebros. Las extensiones de matorral están formadas por chumberas, jaras, piornos, retamas y tomillos.
El bosque más importante del espacio natural protegido es el almezal de Mieza pues se establece en una superficie superior a las 250 ha y se considera el más extenso de Europa. También destaca el enebral de la Peña del Águila en Cozcurrita, donde se conserva una subespecie de enebro única en Europa.
La vid es el cultivo más extendido. Destacan las catorce bodegas que elaboran los vinos de la Denominación de Origen Arribes en Aldeadávila, Ahigal de los Aceiteros, Fermoselle, Fornillos de Fermoselle, La Fregeneda, Pereña de la Ribera y Villarino. Además de esto, se pueden ver algunas extensiones importantes de olivos en Aldeadávila, Ahigal de los Aceiteros, Fermoselle, La Fregeneda, San Felices, Mieza, Vilvestre y Villarino. Así mismo, quedan varios campos de almendros en Hinojosa de Duero, Mieza, Saucelle y los más importantes en Fermoselle, La Fregeneda y Vilvestre. Los naranjos también tienen presencia en esta misma zona, sobre todo en Vilvestre.
La cultura celta
La cultura celta irrumpe en estas tierras hacia el primer milenio antes de Cristo. Los numerosos castros, verracos, estelas, fíbulas, broches, anillos y cerámicas encontrados nos remiten al pueblo vetón, aunque su presencia al norte del
Tormes pudo ser compartida con otro pueblo celta, el vacceo.
La dominación romana
Las calzadas romanas son el legado más característico del imperio romano. Por el norte existían la que unía Zamora con Fermoselle y la que unía Pereruela con Miranda do Douro atravesando los arribes. Por el sur existían la que unía Salamanca con Ledesma y Ledesma con Zamora.
La dominación árabe
La presencia árabe fue notoria en los arribes. Existe un tramo de cercas árabes del siglo X junto a la Ermita de la Santa en Aldeadávila de la Ribera así como otros vestigios junto a la ermita de Nuestra Señora del Castillo en Pereña de la Ribera.
Reconquista e integración en el Reino de León
La época clave para la organización demográfica del área que ocupa el parque natural se da en la Alta Edad Media, cuando se emprende la conquista y repoblación de la zona por parte de los monarcas del Reino de León, reino que surge a partir del Reino de Asturias de Don Pelayo y del que luego se subdividirían y/o desgajarían el Condado de Castilla, el Reino de Galicia y el Reino de Portugal. La repoblación planteó una disposición muy distinta de la actual, basando su desarrollo en el modelo repoblador gallego, que consistía en disponer muchas aldeas de pequeño tamaño y muy próximas entre sí, esquema que a la larga hizo insostenibles a muchas de ellas.
Edad Moderna
A partir del siglo XV, con la reducción de los concejos que tenían derecho a voto en las Cortes de Castilla y León, se empieza a configurar el espacio provincial que separará esta zona en las provincias de Zamora y Salamanca. De este modo, las localidades que hasta entonces dependían de los concejos de Ledesma y Ciudad Rodrigo para el voto en Cortes, pasaron a hacerlo del de Salamanca. Las provincias que se crean para las Cortes de Castilla y León de 1425 hacen frontera en esta zona en base a los límites eclesiásticos que establecieron los monarcas leoneses en la Alta Edad Media al instaurar las diócesis de Zamora y Salamanca, con el río Tormes como frontera entre ambas.
Demografía
En 2010, la población total de los términos municipales incluidos (total o parcialmente) en la demarcación del parque, era de 16.514 habitantes (INE 2010), mientras que en el año 2000, era de 19.718 habitantes (INE 2000).
Lugares de interés   
Fermoselle y San Felices de los Gallegos están declaradas conjunto histórico-artístico. Fueron fortificadas debido a su situación estratégica y pronto se constituyeron como dos importantes baluartes defensivos de la frontera. Actualmente son dos ejemplos de conservación de la arquitectura tradicional.
De los cuatro castillos con los que cuenta el parque, el mejor conservado es el de San Felices de los Gallegos. Más deteriorados se presentan los de Fermoselle y Vilvestre puesto que sólo quedan algunos restos. Del castillo de Sobradillo persiste la torre del homenaje, en la que hoy se ha instalado la casa del parque de la zona salmantina. El Fuerte Nuevo de Torregamones es otro ejemplo de edificación militar defensiva.
Al margen del patrimonio con protección legal específica, existen otros bienes que también reflejan esos rasgos diferenciadores de la identidad cultural de la comarca natural de los arribes. Entre ellos, destacan las bodegas subterráneas de Fermoselle que, labradas sobre la propia roca subterránea, forman una ciudadela sumergida, con entradas angostas que desembocan en enormes galerías, sostenidas por arcos de medio punto.
La importancia que tienen las obras de ingeniería civil modernas como referencias históricas y turísticas de la zona es muy relevante pues no sólo la antigua infraestructura ferroviaria atrae numerosos turistas, también las
centrales hidroeléctricas. La presa de Aldeadávila, la presa de Almendra, la presa de Castro, la presa de Ricobayo, la presa de Saucelle y la presa de Villalcampo son especialmente visitadas por la espectacularidad de sus obras y las vistas que ofrecen.
«La Peña Gorda» es una gigantesca roca granítica de más de 40 metros de altura y 70 de diámetro, situada en la localidad salmantina de La Peña. Es singular por sus dimensiones pues desde ella se pueden obtener unas vistas muy amplias y hacen que sea perfecta para practicar la escalada.
Paisajísticamente destaca el valle donde confluyen los ríos Duero y Tormes, situado entre Fermoselle y Villarino, que se conoce popularmente como el paraje de Ambasaguas o Las Dos Aguas, así como los valles en los que desembocan dos de los afluentes del Duero en la parte salmantina. El de Barca d'Alva es muy visitado por ser el lugar donde se sitúa el muelle de Vega Terrón, a donde llegan desde Oporto los cruceros por el Duero portugués. En este punto confluyen los ríos Águeda y Duero y destaca también por ser el punto donde se sitúa el puente internacional ferroviario de la vía verde de las Arribes. El otro valle del parque que destaca por sus paisajes es el de la presa de Saucelle, en donde el Huebra se une al Duero.
(De Wikipedia y otras fuentes)
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Después de un buen descanso en el hotel “Corazón de les Arribes” y de un buen desayuno continental, al medio despedirnos de Elvira, creo que la propietaria y responsable (iba a ser más tarde la guía en la excursión fluvial), charlamos algo sobre la actual situación de la hostelería y turismo en la zona de Aldeadávila, que no acaba de asentarse, en buena parte por la falta de profesionalidad de muchos de los que pretenden ser empresarios turísticos sin la menor capacitación para ello.
Todo lo contrario comprobamos en nuestra interlocutora, quien además de denotar una buena cultura y un muy buen lenguaje, había demostrado sus expertas cualidades, ya que el hotel se presentaba muy limpio y adecuado para su finalidad, con un servicio más que correcto y con un ambiente propicio al descanso, abundando en ello la cordialidad del personal.
Tras el desayuno nos dirigimos, por Corporario, a la playa del Rostro, a la que
se accede por una asfaltada carretera, con la bajada hasta el río por varias curvas casi de herradura.
La llegada a la playa y al río ofrece la belleza del Duero casi salvaje, como aprehendido en lo bajo de las arribes, brindando sus aguas calmas y abundantes entre recodos y creando una especial sensación de natural paz.
El barco anclado en el embarcadero anunciaba la posibilidad de la excursión que íbamos a realizar.
Y como el paraje estaba desierto (solamente estaba en el barco y alrededores Manolo, quien después sería el piloto de la singladura), nos regocijamos paseando por la playa y observando el verde de las arribes y los tornasoles en las aguas del río.
Ya habíamos reservado nuestros pasajes (a precios razonables) y por ello esperamos a que apareciera Elvira –la del hotel de nuestra pernocta— quien abrió la taquilla. Fue significativo que de las cien plazas con que contaba el barco, solamente quedaban sin reservar unas diecisiete, para las que ya esperaban nuevos turistas.
Una vez en nuestro transporte, analizamos que se trataba de un barco con cubierta transparente y ventanales que podían abrirse y dotado de un sistema de refrigeración tan natural como pequeñas rachas de lluvia artificial.
La guía, nuestra conocida Elvira, se asentó al frente de la nao y comenzó a explicar con detalle y culta dicción todo lo atinente a la zona, denominaciones, etcétera (ya recogido ello antes de este comentario), no sin haber de salvar la falta de educación de un pequeño grupo de personas maduras, vociferantes y nada simpáticas, que llegaban a irritar al pasaje.
De esta guisa, acallados en cierta forma los incordiantes, recibimos amplias explicaciones sobre vegetación, fauna, flora y curiosidades, mostrándosenos los nidos de cigüeñas, águilas, buitres y algunas otras especies, y señalándosenos
el microclima de algunas zonas en las que incluso llega a cultivarse (en la orilla portugués, más soleada) el limonero, la vid, el olivo y algunos vegetales.
Comprobando las preciosas y armónicas figuras pétreas, el periplo alcanzó las aguas próximas a la presa de Aldeadávila, que permite una profundidad de unos cuatrocientos metros, y emprendimos el regreso, observando la orilla o arribe opuesto.
Todo de una extraordinaria belleza, que por sí misma ya demanda una visita a la zona y el disfrute del paseo fluvial.
Hubimos de despedirnos de tanta maravilla, porque todavía nos restaba desplazarnos, en la siguiente etapa de nuestro viaje, hasta Manzaneda, en las tierras Trives, Galicia.
Pero eso requerirá otra crónica y otros detalles.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA