THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

miércoles, 23 de agosto de 2017

AGOSTO 2017.- (y IX) DESPEDIDAS DE CASA DA REINA Y PLAYA AMOROSA Y REGRESO POR BURGOS, CON PARADA EN CALAMOCHA

Después de haber gozado del descanso y bienestar que proporciona Casa da Reina, en nuestro último día de estancia (y previendo que el siguiente iba a ser necesario devorar kilómetros), optamos por dirigirnos a Playa Amorosa y utilizar las pasarelas instaladas en paralelo a la playa, sobre las dunas, para pasear sosegadamente e impregnarnos de las brisas atlánticas, contemplando la inmensidad del mar, para retener de forma permanente en nuestra memoria tan bellas imágenes.
Echabamos de menos conocer la zona del Cabedelo de Viana do Castelo ("cabedelo" es la lengua de arena que suele situarse, en forma de hoja de una hoz, en la desembocadura de los ríos, en este caso del río Lima) y allí nos desplazamos, contemplando el bonito paisaje en el que el río se echa en brazos del océano, con las edificaciones de Viana al otro margen.
Había bastantes turistas y veraneantes, y muchas
caravanas estacionadas, aunque el día era algo gris, con una bruma calimosa que hacía el ambiente algo bochornoso.
Ya habíamos revistado casi todo lo interesante de nuestro entorno, si bien todavía visitamos "O Santoinho", un lugar de atractivo folcklórico, propio para concentraciones culturales miñotas, en el que se hallaba el restaurante "O Espigueiro" (denominación equivalente e "El Hórreo", de Galicia), que visitamos
para comprobar sus menús y precios, aunque no nos convenció la oferta, ni por los precios, ni por el poco espacio que quedaba disponible, además de que la hora era temprana para nuestra comida "a la española"
Después de una última visita a los supermercados de la zona, por aquello de comprobar si nos decidíamos por adquirir algún producto portugués para llevarlo con nosotros a Valencia, nos preparamos un ligero almuerzo en la Casa da Reina.
Tras un corto descanso que no llegó a siesta, aunque sí a un reposito en las hamacas junto a la piscina, en la que se atrevió a bañarse mi esposa, yo me refugié en el salón "de invierno", con un
agradable fresco natural, para seguir escribiendo en este blog y en otros.
Cuando empezaba a declinar la tarde, salimos a dar una vuelta por los alrededores de la Casa, y coger buenas ramas de un bonito árbol de laurel que había en el campo cercano.
Por la noche, con nuestros contertulios María Eugenia y Pedro hicimos, a modo de despedida, un repaso de cosas y hechos comunes, bebiéndonos el último vodka a la salud de los cuatro.
Y nos fuimos a la cama.
...
El día siguiente, el de nuestra marcha, desayunamos como siempre en compañía de Cecilia y Cristiano, los
anfitriones, con su simpático hijito Guilherme, de ocho meses, y nos intercambiamos direcciones y teléfonos, además de recoger, compradas a muy buen precio, sendas cajas del buen vino verde loureiro y vino de tres variedades que se produce en la Casa,.
Y pusimos fin a una estancia que había sido de lo más  agradable y provechosa.
...
Por la A-28 llegamos hasta Vila Nova de Cerveira, y, pasada la imperceptible frontera, río Miño, ya por la A-55 buscamos en O Porriño la A-52 en dirección Ourense.
La autovía tenía tráfico, pero no excesivo, por lo que allá hacia las dos de la tarde llegábamos a Benavente y tomábamos la autovía Ruta de la Plata, en dirección León, una autovía de carácter autonómico que en algunos tramos estaba en mal estado de conservación, sin duda por el excesivo tráfico de camiones en dirección a Asturias.
Una parada en un área de servicio para comer sosegadamente un bocadillo nos permitió seguir por la autovía que se dirige a Burgos, a donde llegamos poco después de las seis de la tarde.
Nos alojamos en un Hotel Boutique cercano al Museo de la Innovación y al río Arlanzón, y salimos a darnos un paseo hasta la catedral, ya que ésta, aun ya cerrada, era de imprescindible visita por su exterior, con esa belleza de formas góticas tan inigualables que ofrece.
Seguimos paseando por el casco antiguo, hasta la plaza mayor, y visitando los bares/tabernas que
presentan sugestivas barras repletas de tapas y pinchos, y que ya estaban muy concurridos, de forma que no pudimos sustraernos a visitar uno de ellos y tomar varios deliciosos pinchos de sofisticada elaboración.
Ya de noche, regresamos a nuestro hotel, pensando que era la última noche antes de volver a nuestro hogar de Valencia.
Por la mañana, sin prisas, en una panadería/pastelería cercana al Arlanzón desayunamos bien, y nos marchamos por la carretera N-234 en dirección a Soria, contemplando las bellezas de los montes cercanos, y los posos monumentales de las tierras que mil y pico años antes había hollado el Cid Campeador.
Ni siquiera entramos en Soria, porque deseábamos adelantar en nuestro viaje, y, por Daroca, seguimos a la A-23 (autovía mudéjar), con más tráfico y buen
sol.
A la altura de Calamocha, capital de la comarca turolense del Campo, nos llegamos al tradicional hotel-restaurante "Fidalgo".
El establecimiento estaba a rebosar de gente, porque, no lo sabíamos, era la festividad de San Roque en la población, lo que nos significó dificultades para aparcar, y una espera de casi media hora para comer (y a fe que había más de cien mesas).
Pero cuando por fin llegamos a la mesa, se nos brindó un magnífico menú de la festividad, del que escogimos unas ensaladas, arroz de mariscos "a la aragonesa" (meloso, aunque sabroso), pierna de lechazo (cordero lechal) y merluza a la vasca, con buenos postres.
Compramos en una tienda cercana la afamada longaniza de Aragón que en la zona se produce, junto con unos tarritos de briznas de azafrán recolectado
en el entorno, lo que bien conocemos porque mi familia paterna desciende de la vecina localidad de Torrijo del Campo.
De nuevo en la A-23, en menos de dos horas nos plantamos en Valencia, no demasiado cansados, aunque notando un calorcito que no habíamos sufrido en los días de nuestra estancia en Portugal y en el norte de España.
Recogimos las ropas y prendas usadas en el viaje y a buena hora, previa llamada a los hijos para anunciar nuestro regreso, nos dejamos caer en los brazos del Morfeo "valenciano".
Punto final.
Buenas vacaciones y muy buenos recuerdos.
Lo que habíamos buscado.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

martes, 22 de agosto de 2017

AGOSTO 2017.- (VIII).- FERIA DEL ESPADARTE EN VILA PRAIA DE ANCORA Y PASEO JUNTO AL ATLÁNTICO

El pez espada, emperador o nariz aguilucho [](Xiphias gladius) es una especie de pez perciforme de la familia Xiphiidae. ​ Son grandes peces predadores altamente migratorios, caracterizados por su pico largo y aplanado, diferente del de sus parientes, los marlines, que es cónico. El pez espada constituye la única especie perteneciente a la familia Xiphiidae, y su pesca es un deporte popular. Son estilizados y tienen la característica de perder todos sus dientes y escamas en su etapa adulta. Alcanzan un tamaño máximo de 4,3 m y un peso de 540 kg. El pez espada es conocido comúnmente como “el gladiador” (de allí el epíteto de su nombre científico, gladius), debido a la forma de su cuerpo y a la similitud de su pico con una espada (gladius en
latín), el cual utiliza como arma tanto para atacar a sus presas, como para defenderse de sus depredadores naturales. En ocasiones, también se le denomina “emperador”, a pesar de que este nombre se refiere también a una especie muy distinta: Luvarus imperialis. Esta confusión está provocada por la similitud de la carne de los filetes de ambas especies.

Hábitat y área de distribución
Los peces espada están distribuidos alrededor del mundo en aguas tropicales, subtropicales y templadas, entre los 45º norte y los 45º sur aproximadamente. Tienden a concentrarse donde se encuentran corrientes marinas importantes. Habitan en aguas superficiales donde la temperatura supera los 15 °C, pero también pueden nadar y cazar en aguas de alrededor de 5 °C por cortos períodos debido a órganos especiales que calientan sus ojos y cerebro.
Las áreas de aparentemente mayor abundancia son el norte de Hawái, a lo largo de la zona de transición del Pacífico norte Perú ; las costas orientales de Estados Unidos y México; y el oeste del Pacífico, principalmente el este de Japón.
Características
Las hembras son más grandes que los machos, los cuales rara vez superan los 135 kg (300 libras). Según estudios llevados a cabo en el Pacífico noroccidental, las hembras maduran a los 4 o 5 años de edad, mientras que los machos a los 3 o 4 años.
El pez espada es homeotermo, lo cual le permite mantener una temperatura 10 o 15 °C superior a la del agua en la que se mueve. El calentamiento de los ojos mejora la visión, y subsecuentemente aumenta
las posibilidades de atrapar una presa. De las más de 25.000 especies de peces óseos, sólo se sabe que, unas 22 aproximadamente, tienen la capacidad de mantener la temperatura de su cuerpo por encima de la temperatura del agua, entre las que se encuentran también los marlines, atunes y algunas especies de tiburón (familias Lamnidae y Alopidae).
Hábitos
La alimentación de los adultos incluye peces pelágicos como el atún, barracuda, pez volador, verdel, etc. También comen calamares cuando éstos están disponibles.
Se sabe que los peces espada suelen mantenerse en aguas más profundas durante el día, mientras que a la noche ascienden a zonas más superficiales.
(De Wilipedia y otras fuentes)
...
Vila Praia de Âncora es una freguesia portuguesa
del concelho de Caminha, con 8,15 km² de superficie y 4.688 habitantes (2001). Su densidad de población es de 575,2 hab/km².
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Mientras apurábamos los días de estancia en la casa da Reina, nos percatamos de que todavía no habíamos visitado y visionado las zonas marítimas del norte de Portugal, y especialmente no recordábamos haber estado en Vila Praia de Áncora, freguesía que en verano podía albergar muchísimos turistas y veraneantes, además de tener, según se nos había dicho, una playa interesante.
De manera que tomamos la autovía de peaje electrónico
que se dirige desde Viana do castelo hacia Vila Nova de Cerveira, y llegamos, travesando la sierra sobre Viana, al desvío de Vila Praia de Áncora, cuyo acceso ya nos resultó complicado por el enorme tráfico y concentración de automóviles.
Cruzamos con dificultades la zona urbana, llegando hasta la plaza de la iglesia principal y descendimos hasta la zona de playa, sin hallar de ninguna manera un pequeño espacio para aparcar. Dimos la vuelta by tuvimos la fortuna de hallar un hueco en la zona poblada, donde dejamos nuestro automóvil, y caminando bajo un sol bastante "picante" y una temperatura caliente, bajamos hacia la zona marítima (atestada de coches y veraneantes), visionando el bonito
panorama del río Áncora enroscándose en paralelo a la playa hasta crear la tradicional "foz" (hoz).
En nuestro paseo al sol junto a la playa, pudimos contemplar multitud de familias amparadas bajo las sombrillas, y especialmente protegidas del viento (en este día era flojo y agradable) en unos paravientos y casetas multicolores que resultan típicos en el norte de Portugal.
Estaba sobrepasándose la hora de comer, pero los restaurantes y bares que íbamos hallando --abundantes-- estaban a rebosar y sus precios no nos atraían en absoluto.
Ya nos habíamos resignado a tomar un aperitivo más tarde, cuando reparamos que nuestros amigos de Casa da Reina, Iván y Sara, nos habían comentado que al final de la playa había un montaje de la llamada "Feira do espadarte", en la
que a precios muy apropiados se ofrecía degustación del espadarte en diversas formas.
Reparamos que en la lejanía, en la arena, se vislumbraba un a modo de carpa, y que poco antes de ella se distinguía un reclamo en forma de pez espada o espadarte.
Y allí nos fuimos, comprobando al llegar que el horario era ininterrumpido hasta las 23 horas, aunque el espacio y las muchas mesas en él instaladas se hallaban vacías.
Tras asegurarnos en la recepción de que podríamos se atendidos, adquirimos tickets para una ensalada (especie de salpicón) de espadarte, caldeirada de espadarte y espadarte encebollado, más unas cervezas y un buena botella de vinho branco maduro de Dâo Meia Encosta, todo lo cual, incluidos de cafés y pan nos supuso el astronómico dispendio... de 24 €uros.
Con prontitud se nos sirvió lo pedido en una mesita al exterior, sobre la arena, y disfrutamos sobremanera con las delicias de ese pescado fresco y bien elaborado.
Después supimos y leímos que esa Feira se celebra todos loos años patrocinada por un tal Cunha, hijo de la localidad, que desde hace muchos años se dedica a la pesca de este especial pez, y que ya tiene una amplia flota, inclusive con barcos de matrícula española.
El paseo de retorno hasta el coche a lo largo de la orilla playera nos permitió disfrutar también de unos sabrosos helados, y, más que satisfechos, procedimos a volver hacia Viana do Castelo, aunque a la altura de Darque nos desviamos al supermercado Leclerc para comprar algo de dulce para la cena.

Llegados a la Casa da Reina, una ligera cena propició una nueva tertulia, pero más reducida, porque Sara e Iván nos habían dejado poor la mañana para retornar a España, tras los abrazos, saludos, cumplidos y promesas de contactos de rigor.
Bien recordados fueron en esa y tertulia nocturna junto con María Eugenia y Pedro, hasta que Morfeo comenzó a insinuarnos que nuestra habitación era el lugar más apropiado para el descanso, en nuestra penúltima noche.
A fe que lo aprovechamos bien.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

lunes, 21 de agosto de 2017

AGOSTO 2017.- (VII) RECORRIENDO LA REGIÓN DE MINHO POR MONÇAO, MELGAÇO, PONTE DA BARCA Y PASEO POR VIANA

Cuando estaba próxima a expirar la semana de estancia en Casa da Reina (Habíamos llegado en lunes y ya era sábado) pensamos que, con el descanso que ya nos lucía, podía sere ocasión de recorrer un poco mejor la región de Minho, y por la autovía desde Viana hasta Vila Nova de Cerveira, alcanzamos la ribera portuguesa de la
desembocadura del río Miño, desde la que gozamos una vez más la de belleza del abrazo del río con el océano atlántico y contemplamos la ribera española, con A Guarda bajo el Monte de Santa Tecla --ya visitado varias veces en anteriores ocasiones-- y recordamos las espectaculares vistas y panorama que desde lo alto se gozan.
Llegados a Valença do Minho, la carretera hacia el este invitaba a adentrarse, bordeando el Miño, hasta Monçâo, población ribereña sugestiva, con monumentos graníticos interesantes y varias termas. Pero las altas temperaturas nos disuadieron del
paseo que deseábamos, por lo que tomamos la carretera N101, en dirección sur, havia Arcos de Valdevez, con ocasión de contemplar las grandes extensiones de viñedos, que ofrecen el vinho verde y el vinho alvarinho (Con debe confundirse con el albariño gallego, algo similar pero con diferentes matices).
Camino de Arcos de Valdevez, cruzado el río Vez, divisamos no muy lejos en segundo plano de las montañas (zona de Portela) un incendio más de los que este verano han estado martirizando Portugal, lo
que implicó que nos cruzaramos en la carretera con medios anti-incendios que nos parecieron iban algo tarde.
A la altura de Ponte da Barca, decidimos seguir el curso del tío Lima (el que desemboca en Viana), y en Ponte de Lima optamos por la autovía de peaje electrónico que se dirige hasta Viana do Castelo.
Llegamos a esta capital cerca de las cuatro de la tarde, y aunque recorrimos la zona de restaurantes, comprobamos que todos estaban ya cerrados (en anterior post ya comenté que en Portugal es complicado comer después de las 15 horas), y no nos quedó más solución que sentarnos en la terraza de una de las cafeterías de la Avenida da Liberdade, en la que solamente pudimos conseguir unos sandwiches mixtos, pues se nos advirtió con
insistencia que la cocina estaba cerrada y la plancha solo podía usarse para este tipo de preparados.
Descansamos un rato al vientecillo templado que subía desde el río, y ya relajados tomamos la carretera que, cruzando el Lima por el puente Eiffel, sigue hasta Darque y Chafé, dirección Porto.
Nos desviamos a un supermercado en el que ya habíamos controlado los tipos de bacalao salado de Islandia que se vendían, y compramos una bonita pieza de más de tres kilos, que nos pudieron trocear a nuestro gusto, y que pasó a ser uno de nuestros "tesoros" de las vacaciones.
En la Casa da Reina improvisamos una mini cena con una ensalada y unos huevos cocidos, que complementaron unos sabrosos chorizos y quesos de origen castellano, que nos ofrecieron los buenos amigos vallisoletanos María Eugenia y Pedro.
Al tiempo, era la última noche de estancia de nuestros contertulios madrilenos, Sara e Iván, por lo que anticipamos la despedida dejando evidencias de nuestra buena amistad y haciendo votos por nuevos encuentros.
El descanso resultó reparador.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

sábado, 19 de agosto de 2017

AGOSTO 2017.- (VI).- VISITA A BRAGA, CON CIERTAS DESORIENTACIONES NAVIGATORIAS, Y ENTRAÑABLE ENCUENTRO CON VIEJOS AMIGOS BRACARENSES

Braga [ˈbɾaɣɐ] del latín Bracara Augusta), también conocida como la ciudad de los arzobispos es una ciudad histórica e inmemorial portuguesa situada al norte del país, capital del Distrito de Braga. Cuenta con 181 819 habitantes (2011) y 800 000 en el área metropolitana. Es la tercera ciudad más poblada de Portugal, tras Lisboa y Oporto. En 2012 Braga fue la Capital Europea de la Juventud, el mayor evento de Europa dedicado a los jóvenes.Los ríos Este y Cávado atraviesan la ciudad.
Braga se encuentra a 24 km de Guimarães, 61 km de Viana do Castelo, 76 km de Oporto, 78 km de Tuy (Galicia, España), 109 km de Vigo (Galicia), 119 km de Vila Real (Trás-os-Montes), 170 km de Coímbra (Beira Litoral), 188 km de Santiago de Compostela (Galicia), 259 km de La Coruña (Galicia), 366 km de Lisboa.
Historia
Neolítico, Edad del bronce y Edad del hierro
Las huellas de la presencia humana en la región datan de hace miles de años, como lo demuestran varios hallazgos. Uno de los más antiguos es el Mamoa de Lamas, un monumento megalítico construido en el período neolítico. Sin embargo, solo se puede demostrar la existencia de asentamientos en Braga en la Edad del bronce.
En la Edad del hierro, se desarrollaron los castros. Estos asentamientos eran propios de lugares en relieves altos. Sus habitantes eran los celtas y esta región, en particular, estaba habitada por los brácaros.
Antigüedad clásica
El primer contacto entre brácaros y romanos tuvo lugar entre 138 y 136 a. C, con las expediciones militares romanas de reconocimiento. Durante el segundo siglo antes de Cristo, la región fue tomada por los romanos. Desde entonces, y hasta la fundación de la ciudad de Bracara Augusta, la región vivió en paz, lo que favoreció el desarrollo y el comercio, proporcionados por las relaciones con el Imperio Romano.
Después de las Guerras Cántabras que pusieron fin a la conquista de la Península Ibérica, el emperador romano César Augusto fundó tres ciudades en el noroeste de Hispania: Bracara Augusta, Lucus Augusti y Asturica Augusta. Se cree que los romanos construyeron la ciudad en 15-16  a. C. con el nombre de
Bracara Augusta, después de la campaña de Augusto contra cántabros y astures. Se convertiría en la capital de la provincia de la Gallaecia.
Bracara Augusta fue una importante ciudad comercial que se benefició enormemente del tráfico marítimo intenso y bien organizado que unía a los diversos centros productores del Imperio Romano. Entre los productos comercializados, destacaban la cerámica, el vidrio, objetos de lujo y productos alimenticios como el vino, productos elaborados de pescado y el aceite.
La posición geoestratégica de Bracara Augusta, como un mercado importante, favoreció el establecimiento de artesanos y talleres especializados de cerámica, producción de vidrio, fundición de bronce, oro y hierro, así como la industria textil y la fabricación de pigmentos. Aunque estos talleres se localizaban preferentemente en las afueras de la ciudad, también se encontraron rastros de sus ubicaciones dentro de Bracara Augusta
En 388 se fundó el Obispado de Bracara, convirtiéndose Paterno en el primer obispo
Alta Edad Media
Dominio suevo y visigodo
La caída del Imperio romano dio lugar, en 411, a la conquista de la Gallaecia por los suevos, que mantendrían la capital en la ciudad hasta la derrota de estos por
los visigodos en el año 585. El sacerdote de Braga, Paulo Osório, asistió a la invasión de los suevos y dejó escrito que «rápidamente cambiaron la espada por el arado y se hicieron amigos» de la población local. San Martín de Braga, obispo de Braga bajo el dominio suevo, fue (junto con San Fructuoso, obispo del período visigodo) una referencia muy relevante en la historia de la Gallaecia, dada la importancia que tuvo en la organización diocesana y la ordenación territorial en las parroquias. Vestigios arqueológicos de los períodos suevo y visigodo incluyen una construcción compuesta por un ábside semicircular y tres naves en Santa Marta das Cortiças, la Basilica de San Martín de Braga (São Martinho de Dume) y la Capilla de San Fructuoso de Montelius.
Braga permanecería bajo dominio visigodo hasta la invasión musulmana de Hispania.
Desde la conquista musulmana hasta el siglo X
En el año 716, los árabes conquistaron Braga, lo que causó graves daños en la ciudad, en gran parte debido a su importancia religiosa. Fue reconquistada en 868 por Alfonso III de Asturias.
En 883, Alfonso III confirmó la donación de Montélios (en la actual freguesia de Real) a Compostela y en 887 donó el territorio de Dume a Rosendo, obispo de Mondoñedo 
Cuando, tras su fallecimiento, Alfonso III el Magno dividió su reino entre sus hijos en 908, asignó el Reino de Galicia a Ordoño I de Galicia, que fijó su capital en Braga. No obstante, la muerte de su hermano García I le otorgaría la corona
del Reino de León, pasando Galicia a depender de dicho reino y perdiendo Braga la condición de capital.
Baja Edad Media
Desde el siglo X hasta la independencia de Portugal
En el siglo XI la ciudad fue reorganizada, probablemente con la nueva denominación de Braga. La construcción de la muralla de la ciudad y de la catedral se inició por orden del obispo Pedro de Braga, sobre los restos de un antiguo templo romano dedicado a la diosa Isis, que más tarde se convirtió en una iglesia. La ciudad se desarrolló alrededor de la catedral, quedándose confinada al perímetro amurallado. En 1071 se fundó el arzobispado de Braga, convirtiéndose Pedro en el primer arzobispo. Con la elevación del obispado de Braga a arzobispado, la ciudad recuperó una enorme importancia en la Península Ibérica.
En 1093, Braga fue ofrecida como dote por Alfonso VI de León, a su hija Teresa, en la ocasión de su matrimonio con Enrique de Borgoña, conde de Portugal. Estos fueron los señores de la ciudad entre 1096 y 1112. En 1112, Enrique de
Borgoña donó la ciudad a los arzobispos.
Desde la independencia de Portugal hasta el siglo XV
Tras la independencia de Portugal, proclamada por Alfonso Enríquez en 1139 y reconocida por Alfonso VII de León en 1143, Braga pasó a formar parte del nuevo reino.
En 1327, el rey Alfonso IV invadió la jurisdicción temporal del entonces arzobispo Gonçalo Pereira, abuelo del general portugués Nuno Álvares Pereira, y nombró notarios del reino a Braga. El arzobispo los excomulgó y los expulsó de la ciudad. En 1341 las autoridades reales volvieron a entrar en la ciudad, por lo que el arzobispo volvió a excomulgarlos. El corregidor Afonso Domingues tomó el castillo y el palacio municipal. Más tarde estos edificios fueron restituidos al arzobispo, por Alfonso IV Mientras, en 1336, fue construido el Palacio Arzobispal original, por el arzobispo Gonçalo Pereira.]
En 1402, el arzobispo Martinho Afonso de Miranda dio la jurisdicción de la ciudad a la corona, a cambio de rentas y otras concesiones, así como de la regulación de las obligaciones de los agricultores y artesanos de Braga, incluyendo las obras de reparaciones del palacio.
En 1472, el rey Alfonso V restauró la jurisdicción temporal de Braga al arzobispo Luís Pires. Los arzobispos comenzaron a utilizar el título de "señor de Braga y primado de las Hespanhas".
Edad Moderna y Edad Contemporánea
Desde el siglo XVI hasta el final de la monarquía
En el siglo XVI, el arzobispo de Braga, Diogo de Sousa, modificó profundamente la ciudad, con la construcción de nuevas calles, plazas y nuevos edificios, lo que causó también el crecimiento de la ciudad más allá del perímetro amurallado.
Desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, por intermedio de varios arzobispos, los edificios de arquitectura medieval fueron progresivamente reemplazados por edificios construidos según la arquitectura religiosa de su tiempo.
En el siglo XVIII, Braga se convirtió en el ex libris del Barroco en Portugal. Una vez más, por intermedio de varios arzobispos, los edificios religiosos se cambiaron de nuevo con la introducción de los estilos barroco y neoclásico
Siglo XX (Finales de la monarquía y República)
En el siglo XX se produjo una revolución en el transporte y en la infraestructura básica. Fue reformulada la avenida da Liberdade, donde se destaca el Teatro Circo y los edificios de la zona este. A finales del siglo XX, Braga tuvo un gran desarrollo y se convirtió en la tercera ciudad del país fuera de las áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto, un estatus que mantiene en la actualidad.
El 28 de mayo de 1926, el general Gomes da Costa comenzó en esta ciudad la
Revolución del 28 de mayo de 1926, que conduciría a la dictadura militar y al régimen del Estado Novo de Salazar.
Actualmente, Braga es una de las ciudades más jóvenes de Europa, por lo que es una ciudad dinámica y enérgica.
La archidiócesis de Braga
Mención especial en la historia de la ciudad la merece la archidiócesis bracarense. Creada en el siglo IV, tenía prominencia entre los otros obispados de la Gallaecia, celebrándose en ella varios concilios (se destaca entre ellos el de 563, que condenó como herejía el priscilianismo). La invasión musulmana supuso su desaparición, resurgiendo en el año 1071. Los conflictos con las autoridades eclesiásticas de Santiago de Compostela no impidieron la construcción de una catedral que, tras ser destruida por un terremoto en 1135,
se reedificaría hasta convertirse en un imponente edificio y en el principal monumento de la ciudad.
Gastronomía
Braga es famosa por sus numerosas recetas de bacalao (bacalao à Narcisa, bacalao à Minhota, bacalao à moda de Braga, entre otras). Otras comidas típicas de Braga incluyen el arroz con pato, papas de Sarrabulho con rojões, tripa enfarinhada, farinhotes, embutidos de sangre, cabrito à moda de Braga, frigideiras, Rojões à moda do Minho, el pollo pica no chão, el vino verde, el pudín abad de Priscos, el tocino de cielo, el Roscón de Reyes escangalhado, fidalguinhos, pederneiras, suplícios y paciências.
Patrimonio histórico-artístico

(De Wikipedia y otras fuentes)
Nuestra estancia vacacional en la región miñota, norte de Portugal, no podía prescindir del encuentro con algunos de los amigos y colegas con los que una veintena de años atrás tuve la suerte y el honor de convivir y compartir experiencias personales y profesionales.
Uno de esos insignes amigos y colegas fue y es, sin duda, el ilustre jurista bracarense, Dr. Alberto Jorge Silva, con quien tuve la dicha de compartir asuntos profesionales, además de vivencias de amistad, con él mismo y con su encantadora y preclara esposa, la Profesora María Luisa Caeiro.
Así que antes inclusive de iniciar las vacaciones ya envié un e-mail al querido amigo, anunciándole el propósito de un encuentro en Braga,  cuyo deseo confirmé cuando ya estábamos morando en la Casa da Reina, y, convenido ello, dejamos Chafé para dirigirnos a la ciudad bracarense por las autopistas que a ella conducen.
La verdad es que mis recuerdos de los accesos y geografía urbana de Braga, de muchos años atrás, no eran demasiado frescos, por lo que opté por usar el navegador del teléfono móvil, en el que introduje el destino, que no era otro que el domicilio del colega, Rua 25 de abril.
Pero hete aquí que en llegando a Braga, y cuando ya acariciábamos el centro,
un despiste nos dirigió a las afueras y cuando en ellas intentamos retornar al “buen camino”, el navegador se empeñó en dirigirnos a la freguesía de Tibaes, a varios kilómetros del centro, obligándonos a dar vueltas y más vueltas por parajes desconocidos y poco urbanos, porque, como supimos más tarde, ello se debía a que la Rua 25 de abril se halla en multitud de freguesías y ciudades de Portugal, y al no indicar el distrito local exacto, la maquinita nos llevaba a lo más próximo.
Al final, perdida casi una hora y media, opté por dejarme llevar de mis recuerdos y conseguí encaminarme al centro, al Campo da Vinha, en el que hallé un aparcamiento subterráneo en el que dejé el coche, para seguir a pie (y, por cierto, con mucho calor) hasta la Avenida da Liberdade –muy alterada, con un túnel bajo ella-, previo comunicar al amigo que ya habíamos sido “rescatados” del despiste.
Nos encontramos cerca de su residencia, y el abrazo con Alberto Jorge fue intenso en emociones, dando paso a que presentara al mismo y a su esposa María Luisa, a mi mujer, Tamara.
Pese a estar a la sombra, el calor era seco y fuerte, por lo que, cuando decidimos comer juntos, Alberto Jorge nos recogió en su flamante Audi, bien dotado de aire acondicionado.
El almuerzo estuvo envuelto de ese áurea especial que rodea los encuentros entrañables, y en él hablamos de “lo divino y de lo humano”, recordando las pasadas experiencias favorables (y eludiendo momentos y situaciones desfavorables, que también los hubo). Tras el condumio, acudimos al domicilio de los amigos, en los que mantuvimos una agradable tertulia, hasta que, mediada la tarde, se aconsejaba iniciar nuestro retorno.
Las emotivas despedidas, orladas de promesas de reencuentros y deseos de salud y felicidad para hijos y nietos, nos dejaron ya en la calurosa calle, que recorrimos hasta el centro, para visitar la zona antigua, especialmente los aledaños de la catedral, recordando por mi parte la buena amistad que tuve con monseñor Carlos Pinheiro, obispo auxiliar que fue de Braga y titular de Dume (Dumio), con quien hubo ocasiones de emotivas vivencias; ya fallecido.
La ardiente temperatura nos hizo desistir de mayor recorrido y emprendimos el retorno a nuestro “refugio” de Casa da reina, en el que mi esposa aun se dio el gustazo de un refrescante baño en la piscina, aunque previamente visitamos uno de los muchos hipermarkets de las proximidades, para dotarnos de algún
producto para la parca colación nocturna, que compartimos en animada tertulia con nuestros "cohuéspedes", María Eugenia y Pedro, y Sara e Iván.
Habíamos cumplido un deseo, cuyo resultado nos había sabido a poco, pero sobre todo habíamos refrescado vivencias de la amistad y aprendido una cosa para viajar: si se usa el navegador hay que programarlo correctamente, porque en otro caso, se “desnavega”…
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA