THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

viernes, 28 de octubre de 2011

La piel de toro: El norte de Portugal (región Minho, parque Peneda Geres, Braga y Guimaraes)

El Minho era una antigua provincia (o región natural) portuguesa, instituida formalmente por una reforma administrativa de 1936. Sin embargo, las provincias nunca tuvieron ninguna atribución práctica, y desaparecieron del vocabulario administrativo (aunque no del vocabulario cotidiano de los portugueses) con la entrada en vigor de la Constitución de 1976.
La antigua provincia Minho
Limitaba al norte y al nordeste con Galicia, en España (provincias de Pontevedra y Orense, respectivamente), al este con el Trás-os-Montes e Alto Douro, al sur con el Douro Litoral y al oeste con el Océano Atlántico.
Entonces estaba constituida por 23 concelhos, integrando la totalidad de los distritos de Braga y Viana do Castelo. Tenía su capital en la ciudad de Braga.
Para algunos geógrafos, esta provincia, en conjunto con el Douro Litoral, formaba una unidad geográfica mayor: el Entre Douro e Minho.
Por otro lado, podría dividirse en dos regiones: el Alto Minho, correspondiente al distrito de Viana, y el Baixo Minho, correspondiente al distrito de Braga.

Actualidad

Actualmente, su territorio se encuentra en la región del Norte, repartiéndose por la totalidad de las subregiones del Minho-Lima y del Cávado, y parcialmente por las subregiones del Ave (concelhos de Fafe, Guimarães, Póvoa de Lanhoso, Vieira do Minho, Vila Nova de Famalicão y Vizela) y Tâmega (dos concelhos de las Terras de Basto, a saber: Cabeceiras de Basto y Celorico de Basto).
El Parque natural de Peneda Gerês, conocido también por Gerês, es el único parque nacional de Portugal (si bien hay numerosos parques naturales, paisajes y reservas protegidos por todo el país). Está situado en la región Norte al noroeste de Portugal.
El parque se creó el 8 de mayo de 1971debido a su interés científico nacional e internacional, con objeto de proteger el suelo, el agua, la flora, la fauna y el paisaje y preservar al mismo tiempo su valor para los recursos naturales y humanos existentes.

Geografía

El Parque Nacional Peneda-Gerês está situado en el noroeste de Portugal y se extiende por los municipios de Melgaço, Arcos de Valdevez, Ponte da Barca, Terras de Bouro y Montalegre. Tiene un área de 702.9 km², de los cuales 52,75 km² son propiedad pública, 194.38 km² propiedad privada y los restantes 455.77 km² son bien comunal.
Belleza de un embalse
El parque comprende una cordillera de montañas, Peneda, Amarela y Gerês, que forman una barrera entre las llanuras de la costa en el oeste y las mesetas en el este. Los montes más altos son el Nevosa (1.545 m) y el Altar dos Cabrões (1.538 m), que se encuentra en la frontera con España, por lo que estas montañas se extienden por España en la zona que se llama Xurés.
Una importante particularidad del paisaje es la constante presencia del agua. Son muy comunes los arroyos y las cataratas en las laderas de los montes y el parque está atravesado por varios ríos, a saber: el Cávado, el Lima, el Homem, el Rabagão, el Castro Laboreiro y el Arado. Existen presas en la mayoría de ellos: Alto Rabagão, Paradela, Caniçada, Vilarinho da Furnas, Lindoso.
Los pocos pueblos de las tierras altas están situados junto a terrenos de siembra. Los bancales, utilizados para aprovechar al máximo los escasos terrenos, junto con las casitas tradicionales de paredes de granito y tejados típicos, moldean un paisaje donde se nota la indeleble, pero a la vez armoniosa, mano del hombre en algunas de las aldeas más aisladas, como Pitões das Júnias o Ermida.
Las tierras altas tienen una temperatura media de unos 10 °C, variando entre los 4 y los 14 °C. Las precipitaciones son de 2.500 mm/año, con más de 130 días de lluvia al año. La nieve suele caer en invierno. Los valles de los ríos Homem y Cávado gozan de un clima bastante más suave, con temperaturas entre los 8 y los 20 °C y una media de 14 °C. La precipitación aquí es de 900 mm y unos 100 días de lluvia al año.el parque de la reservas llamada así por que tiene una alta variedad de animales y que vienen muchas aves.

Geología

Las montañas del parque se formaron hace entre 380 y 280 millones de años entre el periodo permiano y el devoniano. Las cumbres están cubiertas de rocas graníticas. Las más antiguas, las de Amarela, datan de hace 310 millones de años. Existen vetas de minerales como el estaño, el tungsteno, el molibdeno y también oro, que fueron explotados en las minas de Carris y Borrageiro, ya cerradas. También hay yacimientos de esquisto y cuarzo, sobre todo en el límite noroeste en Castro Laboreiro.
Algunos valles tienen signos de haber estado bajo la influencia de los glaciares debido a la glaciaciones del Pleistoceno.

Flora

Los valles tienen una gran vegetación exuberante. Los ejemplares más comunes son las especies de roble (Quercus robur, roble pirenaico, roble portugués y otros tipos), laurel portugués, acebo, madroños y abedules. Además se encuentran junto a los ríos tejos y abedules de plata. Algunos bosques, como el de Albergaria y Cabril se conservan muy bien.
Al acercarnos a las cimas de las montañas la vegetación se hace más escasa. Esto se debe a que el clima es más duro y a que hay más presencia del hombre desde mediados del siglo XX. En esta parte podemos encontrar gran cantidad de brezo, ulex, hiniesta y enebro.
También hay especies endémicas de lilas y helecho.
La fauna de Gerês no es tan prolífica como la flora, quizás debido al efecto negativo de la presencia del hombre. Los osos desaparecieron de la zona en el siglo XVII y la cabra montesa portuguesa, conocida en el lugar como Cabra de Gerês, se vio por última vez en los años 1890.
Sin embargo, muchas especies tienen en Gerês su último santuario, no sólo de Portugal, sino de toda la Península Ibérica. El lobo ibérico y el águila real, considerados como una amenaza para el ganado, casi llegaron a la extinción a consecuencia de la caza. Desde finales del siglo XX se han hecho leyes para protegerlos.
Otras especies salvajes relativamente numerosas incluyen a mamíferos como el corzo, el jabalí, la nutria, el gato salvaje, la marta de los pinos y la del haya, así como la ardilla. Entre las aves están el milano real, el ratonero común, el búho real, el halcón y la tarabilla norteña. De reptiles hay la víbora negra, la serpiente de agua y la lagartija verde de Schreiber. Por último, entre los anfibios están la salamandra y la rana de lengua en disco.
También merece mención el garrano, una raza de caballo pequeño. Viven sobre todo en el monte, pero desde que se los está criando han perdido el miedo al hombre.
Otros dos animales domesticados que hay que destacar son el buey Barrosão, utilizado en otro tiempo para la agricultura y hoy en día especie en peligro de extinción por haber perdido su utilidad, igual que ocurre con el perro de Castro Laboreiro, un perro de caza.

Historia humana

Quizás porque las montañas de Gerês son un lugar bastante inhóspito donde la mera supervivencia es ya muy dura, las primeras señales de presencia humana datan de entre el 4000 y el 3000 a. C. Aún hay dólmenes y otras tumbas megalíticas cerca de Castro Laboreiro y Mourela.
La Geira romana es una calzada romana que atraviesa el parque. Conectaba Astorga con Braccara Augusta (actualmente Braga en Portugal). Aún se conservan partes extensas junto al Homem y también algunos puentes romanos y numerosos hitos.
La tribu germánica de los buros acompañaron a los suevos en su invasión de la Península ibérica y su asentamiento en Gallaecia (las regiones actuales de Región Norte (Portugal) en Portugal y Galicia en España). Los buros se asentaron en la zona que queda entre los ríos Cávado (subregión) y Homem, en el área que se conoce como Terras de Bouro (tierra de los buros).
Hasta el siglo XX era costumbre que los habitantes de las montañas pasar el invierno en dos pueblos distintos, sobre todo cerca de Castro Laboreiro. Desde la Pascua en la primera hasta no más tarde de las Navidades en invierno solían vivir en el pueblo de veraneo, normalmente por encima de los 1.000 m, conocido como branda (del portugués brando que significa blando o suave). El resto del año se pasaba en el pueblo de invierno, por lo general situado en algún valle fluvial y al que se conocía como inverneira (del portugués inverno que significa invierno). Esta costumbre prácticamente se ha abandonado con la mejora de las nuevas edificaciones y los nuevos medios de transporte.
En los últimos tiempos también han aumentado el número de ruinas. En 1970 el pueblo de Vilarinho das Furnas quedó anegado por la presa de Vilarinho das Furnas del río Homem. Durante los años en que escasea la lluvia las ruinas del pueblo asoman por el agua atrayendo a miles de turistas.

Turismo y educación

El parque trata de animar el turismo y de controlarlo al mismo tiempo, ya que la naturaleza del parque no resistiría una entrada masiva de turistas. Según esto, hay seis pequeños sitios de acampada y varias rutas de senderismo señalizadas, lo cual hace que sea bastante fácil encontrar la mayor parte de los lugares interesantes, como los castros de Castro Laboreiro y Calcedónia o el monasterio de Pitôes das Júnias. La ruta de Mézio es una de las más recomendadas para observar algunas de las bellezas locales.
Los lugares más visitados son los que se hallan más cerca de las principales carreteras. Muchos son emblemas de la religiosidad de los portugueses del norte, como por ejemplo los santuarios de Senhora da Peneda y São Bento da Porta Aberta. Otros, en cambio, albergan pequeños graneros tradicionales construidos de granito, como el de Soajo y Lindoso, conocidos como espigueiros (del portugués espiga).
Quizás las dos atracciones más conocidas y por ende visitadas son las numerosas cascadas, en especial la que hay cerca de la antigua estación fronteriza de Portela do Homem y la del pueblo Vilarinho das Furnas, cada vez que la presa del lugar contiene poca agua.

Braga (del latín Bracara Augusta) es una ciudad histórica e inmemorial portuguesa situada al norte del país, capital del distrito homónimo. Cuenta con 181.819 habitantes (2011) y 800.000 en el área metropolitana. Es la tercera ciudad más poblada de Portugal, tras Lisboa, Oporto.
Geográficamente, Braga se encuentra atravesada por los ríos Este y Cávado.

Historia

Si bien hay vestigios de asentamientos celtas en el lugar hoy ocupado por Braga, cuando la población alcanza verdadera importancia es a partir del siglo II a. C., con la ocupación romana. En efecto: alrededor del año 14 a. C. es fundada Bracara Augusta, que se convertiría en la capital de la provincia de la Gallaecia.
La caída del Imperio romano dio lugar a la conquista de la Gallaecia por los suevos, que mantendrían la capital en la ciudad hasta la derrota de éstos por los visigodos en el año 585. Permanecería en dominio visigodo hasta la invasión musulmana de Hispania, si bien sería reconquistada a los pocos años por Alfonso I de Asturias.
Cuando, tras su fallecimiento, Alfonso III el Magno divide su reino entre sus hijos, hereda el Reino de Galicia a Ordoño, que fija en Braga su capital. No obstante, la muerte de su hermano García le reporta la corona del Reino de León, pasando Galicia a depender de dicho reino y perdiendo Braga la condición de capital.
Tras la independencia de Portugal, obtenida por Alfonso Enriques en 1139, Braga pasa a formar parte del nuevo Reino, al que pertenecería hasta la actualidad.

 
La archidiócesis de Braga

Mención especial en la historia de la ciudad la merece la archidiócesis bracarense. Creada en el siglo III, tenía jurisdicción sobre todos los obispados de la Gallaecia, celebrándose en ella varios concilios (destaca entre ellos el de 563, que condenó como herejía el priscilianismo). La invasión musulmana supuso su desaparición, resurgiendo en el año 1070. Los conflictos con las autoridades eclesiásticas de Santiago de Compostela no impidieron la construcción de una catedral que, tras ser destruida por un terremoto en 1135, se reedificaría hasta convertirse en un imponente edificio y en el principal monumento de la ciudad. 

Con más de 170.000 habitantes, Braga pasa por ser una de las ciudades económicamente más dinámicas y más populosas de Portugal. Importante centro de comunicaciones, destaca por su comercio y por el turismo que genera su casco histórico. Del mismo modo, la ciudad cuenta con dos universidades (la Universidade Católica Portuguesa y la Universidade do Minho) y con una decena de museos, y es considerada uno de los centros culturales más importantes de todo Portugal.

Monumentos principales

Guimarães es una ciudad portuguesa del Distrito de Braga, región Norte y subregión del Ave, con cerca de 52.000 habitantes en el núcleo central.

Monumentos

Pazo de los duques de Braganza.- Pazo del siglo XV, mandado construir por D. Afonso, futuro duque de Bragança, en el que es posible observar la influencia de la arquitectura señorial de la Europa Septentrional. En el siglo XIX fue convertido en cuartel.
Palacio Ducal
A mediados del siglo XX, tras un período de abandono, fue restaurado y posteriormente convertido en Museo, albergando un expolio del siglo XVII y XVIII. De las varias colecciones que posee, unas retratan las aportaciones de los portugueses de la época de los Descubrimientos Portugueses; otras narran algunos de los pasos de las conquistas en el Norte de África. Posee también colecciones de armas de los siglos XV a XIX y colecciones de muebles del período posterior a los descubrimientos. Además de su función como museo, este palacio fue en su segundo piso, adaptado como residencia oficial del Presidente de la República Portuguesa, cuando debe viajar al Norte de Portugal.
La ciudad histórica de Guimarães se encuentra asociada al nacimiento de la identidad nacional portuguesa en el siglo XII. Constituye un ejemplo excepcionalmente bien conservado de la evolución de una localidad medieval hacia una ciudad moderna. La rica tipología edificada muestra el desarrollo de la arquitectura portuguesa entre los siglos XV y XIX, con el uso continuo de técnicas y materiales de construcción tradicionales.
(De Wikipedia y otras fuentes)
Aún a riesgo de que mi buen amigo, el Dr. Alberto Jorge Silva, distinguido jurista afincado en Braga, de elegante pluma y vasta cultura, me corrija o vierta cualquier admonición (a lo que buen derecho tiene) sobre el contenido de esta entrada o post, quiero poner de manifiesto el imborrable recuerdo que las tierras del norte de Portugal, la región minhota (de Minho) y especialmente Braga dejaron en mí, durante los años en que las circunstancias vitales me hicieron morar tanto en esa zona que casi llegué a sentirme un portugués más.
Bom Jesus en Braga
Y por eso comienzo por recomendar al viajero que se decida a llegar hasta Porto o alcanzar el sur de la Galicia española, que se adentre en esta zona norteña del país luso, para embeberse en las bellezas de esa preciosa sierra de Peneda Geres, y descender desde sus montañas hasta la ciudad de Braga, visitando su catedral y los monasterios de Bom Jesus y Samieiro en las alturas de los alrededores, además de llegarse hasta Guimaraes, para contemplar su castillo y pisar la tierra en la que se engendró la nación portuguesa.
Consciente soy de que en esta necesariamente abreviada crónica omito muchos parajes y poblaciones que merecen un comentario, como Valença do Minho, con su fortaleza recayente al río que le da nombre, o Ponte de Lima, o Viana do Castelo (belleza junto al Atlántico, con un bello santuario que la domina). En otra ocasión será.
Y quiero especialmente recordar en esta remembranza, no solamente al ilustre Dr. Alberto Jorge, sino a otros buenos amigos que fueron quedando en los caminos del olvido por mor de los avatares de la vida, como Monseñor Carlos Francisco Martins Pinheiro, obispo que fue de Braga, o los amigos de la sierra.
Castillo de Guimaraes
Especialmente quiero destacar las bellezas entrañables de los paisajes de esta región portuguesa, con un verdor precioso en distintas tonalidades, sembrados “acá” y “acullá” de iglesitas de estilo manuelino, orlados de viñedos para producir ese apreciadísimo (a la par que desconocido) vinho verde.
Paseando la mente por las alturas de Braga, como en una visión panorámica desde el Samieiro, vislumbro las brumas del río Cávado, los históricos edificios de Barcelos, los espigueiros, las vacas paciendo en las suaves laderas…
Y, lo confieso, siento la nostalgia de no haber estado en la zona hace tiempo, ahora que los recuerdos se agolpan en la mente como queriendo acompasarse a los albos cabellos con que los años nos han ornado.
A esas tierras, a esas gentes, a los buenos recuerdos que ellas han generado, el abrazo de este viajero apasionado con este poema de Octavio Cardoso hallado por azar:

Minho verde
Terra de encantos
Onde a tristeza não quer morar
De quem chora pelos cantos
O vento leva seus prantos
Para a alegria reinar.

E eu ouvi de quem sabia
Que sempre que nasce um dia
É razão para festejar.

Minho verde
Terra de encantos
E beleza para me inspirar
Mas os verdes dos teus mantos
Ai são tantos, tantos, tantos
Que não me atrevo a pintar.

É lindo esse verde véu
Entro nele, espreito o céu
Sem saudade de abalar

Minho verde
Terra de encantos
O teu perfume paira no ar
Abençoado pelos santos
Bendito por todos quantos
Em ti vêm passear.

Subo em ti, estou cá no alto
E o meu peito deu um salto
Ai que vontade de voar.

Minho verde
Terra de encantos
Onde os rios sabem cantar
Por entre sombras e recantos
Vão correndo aos solavancos
Para dar de beber ao mar.

Cá do mar eu espreito a serra
E o verde que esconde a terra
É o da esperança de voltar.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA