THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

sábado, 19 de agosto de 2017

AGOSTO 2017.- (VI).- VISITA A BRAGA, CON CIERTAS DESORIENTACIONES NAVIGATORIAS, Y ENTRAÑABLE ENCUENTRO CON VIEJOS AMIGOS BRACARENSES

Braga [ˈbɾaɣɐ] del latín Bracara Augusta), también conocida como la ciudad de los arzobispos es una ciudad histórica e inmemorial portuguesa situada al norte del país, capital del Distrito de Braga. Cuenta con 181 819 habitantes (2011) y 800 000 en el área metropolitana. Es la tercera ciudad más poblada de Portugal, tras Lisboa y Oporto. En 2012 Braga fue la Capital Europea de la Juventud, el mayor evento de Europa dedicado a los jóvenes.Los ríos Este y Cávado atraviesan la ciudad.
Braga se encuentra a 24 km de Guimarães, 61 km de Viana do Castelo, 76 km de Oporto, 78 km de Tuy (Galicia, España), 109 km de Vigo (Galicia), 119 km de Vila Real (Trás-os-Montes), 170 km de Coímbra (Beira Litoral), 188 km de Santiago de Compostela (Galicia), 259 km de La Coruña (Galicia), 366 km de Lisboa.
Historia
Neolítico, Edad del bronce y Edad del hierro
Las huellas de la presencia humana en la región datan de hace miles de años, como lo demuestran varios hallazgos. Uno de los más antiguos es el Mamoa de Lamas, un monumento megalítico construido en el período neolítico. Sin embargo, solo se puede demostrar la existencia de asentamientos en Braga en la Edad del bronce.
En la Edad del hierro, se desarrollaron los castros. Estos asentamientos eran propios de lugares en relieves altos. Sus habitantes eran los celtas y esta región, en particular, estaba habitada por los brácaros.
Antigüedad clásica
El primer contacto entre brácaros y romanos tuvo lugar entre 138 y 136 a. C, con las expediciones militares romanas de reconocimiento. Durante el segundo siglo antes de Cristo, la región fue tomada por los romanos. Desde entonces, y hasta la fundación de la ciudad de Bracara Augusta, la región vivió en paz, lo que favoreció el desarrollo y el comercio, proporcionados por las relaciones con el Imperio Romano.
Después de las Guerras Cántabras que pusieron fin a la conquista de la Península Ibérica, el emperador romano César Augusto fundó tres ciudades en el noroeste de Hispania: Bracara Augusta, Lucus Augusti y Asturica Augusta. Se cree que los romanos construyeron la ciudad en 15-16  a. C. con el nombre de
Bracara Augusta, después de la campaña de Augusto contra cántabros y astures. Se convertiría en la capital de la provincia de la Gallaecia.
Bracara Augusta fue una importante ciudad comercial que se benefició enormemente del tráfico marítimo intenso y bien organizado que unía a los diversos centros productores del Imperio Romano. Entre los productos comercializados, destacaban la cerámica, el vidrio, objetos de lujo y productos alimenticios como el vino, productos elaborados de pescado y el aceite.
La posición geoestratégica de Bracara Augusta, como un mercado importante, favoreció el establecimiento de artesanos y talleres especializados de cerámica, producción de vidrio, fundición de bronce, oro y hierro, así como la industria textil y la fabricación de pigmentos. Aunque estos talleres se localizaban preferentemente en las afueras de la ciudad, también se encontraron rastros de sus ubicaciones dentro de Bracara Augusta
En 388 se fundó el Obispado de Bracara, convirtiéndose Paterno en el primer obispo
Alta Edad Media
Dominio suevo y visigodo
La caída del Imperio romano dio lugar, en 411, a la conquista de la Gallaecia por los suevos, que mantendrían la capital en la ciudad hasta la derrota de estos por
los visigodos en el año 585. El sacerdote de Braga, Paulo Osório, asistió a la invasión de los suevos y dejó escrito que «rápidamente cambiaron la espada por el arado y se hicieron amigos» de la población local. San Martín de Braga, obispo de Braga bajo el dominio suevo, fue (junto con San Fructuoso, obispo del período visigodo) una referencia muy relevante en la historia de la Gallaecia, dada la importancia que tuvo en la organización diocesana y la ordenación territorial en las parroquias. Vestigios arqueológicos de los períodos suevo y visigodo incluyen una construcción compuesta por un ábside semicircular y tres naves en Santa Marta das Cortiças, la Basilica de San Martín de Braga (São Martinho de Dume) y la Capilla de San Fructuoso de Montelius.
Braga permanecería bajo dominio visigodo hasta la invasión musulmana de Hispania.
Desde la conquista musulmana hasta el siglo X
En el año 716, los árabes conquistaron Braga, lo que causó graves daños en la ciudad, en gran parte debido a su importancia religiosa. Fue reconquistada en 868 por Alfonso III de Asturias.
En 883, Alfonso III confirmó la donación de Montélios (en la actual freguesia de Real) a Compostela y en 887 donó el territorio de Dume a Rosendo, obispo de Mondoñedo 
Cuando, tras su fallecimiento, Alfonso III el Magno dividió su reino entre sus hijos en 908, asignó el Reino de Galicia a Ordoño I de Galicia, que fijó su capital en Braga. No obstante, la muerte de su hermano García I le otorgaría la corona
del Reino de León, pasando Galicia a depender de dicho reino y perdiendo Braga la condición de capital.
Baja Edad Media
Desde el siglo X hasta la independencia de Portugal
En el siglo XI la ciudad fue reorganizada, probablemente con la nueva denominación de Braga. La construcción de la muralla de la ciudad y de la catedral se inició por orden del obispo Pedro de Braga, sobre los restos de un antiguo templo romano dedicado a la diosa Isis, que más tarde se convirtió en una iglesia. La ciudad se desarrolló alrededor de la catedral, quedándose confinada al perímetro amurallado. En 1071 se fundó el arzobispado de Braga, convirtiéndose Pedro en el primer arzobispo. Con la elevación del obispado de Braga a arzobispado, la ciudad recuperó una enorme importancia en la Península Ibérica.
En 1093, Braga fue ofrecida como dote por Alfonso VI de León, a su hija Teresa, en la ocasión de su matrimonio con Enrique de Borgoña, conde de Portugal. Estos fueron los señores de la ciudad entre 1096 y 1112. En 1112, Enrique de
Borgoña donó la ciudad a los arzobispos.
Desde la independencia de Portugal hasta el siglo XV
Tras la independencia de Portugal, proclamada por Alfonso Enríquez en 1139 y reconocida por Alfonso VII de León en 1143, Braga pasó a formar parte del nuevo reino.
En 1327, el rey Alfonso IV invadió la jurisdicción temporal del entonces arzobispo Gonçalo Pereira, abuelo del general portugués Nuno Álvares Pereira, y nombró notarios del reino a Braga. El arzobispo los excomulgó y los expulsó de la ciudad. En 1341 las autoridades reales volvieron a entrar en la ciudad, por lo que el arzobispo volvió a excomulgarlos. El corregidor Afonso Domingues tomó el castillo y el palacio municipal. Más tarde estos edificios fueron restituidos al arzobispo, por Alfonso IV Mientras, en 1336, fue construido el Palacio Arzobispal original, por el arzobispo Gonçalo Pereira.]
En 1402, el arzobispo Martinho Afonso de Miranda dio la jurisdicción de la ciudad a la corona, a cambio de rentas y otras concesiones, así como de la regulación de las obligaciones de los agricultores y artesanos de Braga, incluyendo las obras de reparaciones del palacio.
En 1472, el rey Alfonso V restauró la jurisdicción temporal de Braga al arzobispo Luís Pires. Los arzobispos comenzaron a utilizar el título de "señor de Braga y primado de las Hespanhas".
Edad Moderna y Edad Contemporánea
Desde el siglo XVI hasta el final de la monarquía
En el siglo XVI, el arzobispo de Braga, Diogo de Sousa, modificó profundamente la ciudad, con la construcción de nuevas calles, plazas y nuevos edificios, lo que causó también el crecimiento de la ciudad más allá del perímetro amurallado.
Desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII, por intermedio de varios arzobispos, los edificios de arquitectura medieval fueron progresivamente reemplazados por edificios construidos según la arquitectura religiosa de su tiempo.
En el siglo XVIII, Braga se convirtió en el ex libris del Barroco en Portugal. Una vez más, por intermedio de varios arzobispos, los edificios religiosos se cambiaron de nuevo con la introducción de los estilos barroco y neoclásico
Siglo XX (Finales de la monarquía y República)
En el siglo XX se produjo una revolución en el transporte y en la infraestructura básica. Fue reformulada la avenida da Liberdade, donde se destaca el Teatro Circo y los edificios de la zona este. A finales del siglo XX, Braga tuvo un gran desarrollo y se convirtió en la tercera ciudad del país fuera de las áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto, un estatus que mantiene en la actualidad.
El 28 de mayo de 1926, el general Gomes da Costa comenzó en esta ciudad la
Revolución del 28 de mayo de 1926, que conduciría a la dictadura militar y al régimen del Estado Novo de Salazar.
Actualmente, Braga es una de las ciudades más jóvenes de Europa, por lo que es una ciudad dinámica y enérgica.
La archidiócesis de Braga
Mención especial en la historia de la ciudad la merece la archidiócesis bracarense. Creada en el siglo IV, tenía prominencia entre los otros obispados de la Gallaecia, celebrándose en ella varios concilios (se destaca entre ellos el de 563, que condenó como herejía el priscilianismo). La invasión musulmana supuso su desaparición, resurgiendo en el año 1071. Los conflictos con las autoridades eclesiásticas de Santiago de Compostela no impidieron la construcción de una catedral que, tras ser destruida por un terremoto en 1135,
se reedificaría hasta convertirse en un imponente edificio y en el principal monumento de la ciudad.
Gastronomía
Braga es famosa por sus numerosas recetas de bacalao (bacalao à Narcisa, bacalao à Minhota, bacalao à moda de Braga, entre otras). Otras comidas típicas de Braga incluyen el arroz con pato, papas de Sarrabulho con rojões, tripa enfarinhada, farinhotes, embutidos de sangre, cabrito à moda de Braga, frigideiras, Rojões à moda do Minho, el pollo pica no chão, el vino verde, el pudín abad de Priscos, el tocino de cielo, el Roscón de Reyes escangalhado, fidalguinhos, pederneiras, suplícios y paciências.
Patrimonio histórico-artístico

(De Wikipedia y otras fuentes)
Nuestra estancia vacacional en la región miñota, norte de Portugal, no podía prescindir del encuentro con algunos de los amigos y colegas con los que una veintena de años atrás tuve la suerte y el honor de convivir y compartir experiencias personales y profesionales.
Uno de esos insignes amigos y colegas fue y es, sin duda, el ilustre jurista bracarense, Dr. Alberto Jorge Silva, con quien tuve la dicha de compartir asuntos profesionales, además de vivencias de amistad, con él mismo y con su encantadora y preclara esposa, la Profesora María Luisa Caeiro.
Así que antes inclusive de iniciar las vacaciones ya envié un e-mail al querido amigo, anunciándole el propósito de un encuentro en Braga,  cuyo deseo confirmé cuando ya estábamos morando en la Casa da Reina, y, convenido ello, dejamos Chafé para dirigirnos a la ciudad bracarense por las autopistas que a ella conducen.
La verdad es que mis recuerdos de los accesos y geografía urbana de Braga, de muchos años atrás, no eran demasiado frescos, por lo que opté por usar el navegador del teléfono móvil, en el que introduje el destino, que no era otro que el domicilio del colega, Rua 25 de abril.
Pero hete aquí que en llegando a Braga, y cuando ya acariciábamos el centro,
un despiste nos dirigió a las afueras y cuando en ellas intentamos retornar al “buen camino”, el navegador se empeñó en dirigirnos a la freguesía de Tibaes, a varios kilómetros del centro, obligándonos a dar vueltas y más vueltas por parajes desconocidos y poco urbanos, porque, como supimos más tarde, ello se debía a que la Rua 25 de abril se halla en multitud de freguesías y ciudades de Portugal, y al no indicar el distrito local exacto, la maquinita nos llevaba a lo más próximo.
Al final, perdida casi una hora y media, opté por dejarme llevar de mis recuerdos y conseguí encaminarme al centro, al Campo da Vinha, en el que hallé un aparcamiento subterráneo en el que dejé el coche, para seguir a pie (y, por cierto, con mucho calor) hasta la Avenida da Liberdade –muy alterada, con un túnel bajo ella-, previo comunicar al amigo que ya habíamos sido “rescatados” del despiste.
Nos encontramos cerca de su residencia, y el abrazo con Alberto Jorge fue intenso en emociones, dando paso a que presentara al mismo y a su esposa María Luisa, a mi mujer, Tamara.
Pese a estar a la sombra, el calor era seco y fuerte, por lo que, cuando decidimos comer juntos, Alberto Jorge nos recogió en su flamante Audi, bien dotado de aire acondicionado.
El almuerzo estuvo envuelto de ese áurea especial que rodea los encuentros entrañables, y en él hablamos de “lo divino y de lo humano”, recordando las pasadas experiencias favorables (y eludiendo momentos y situaciones desfavorables, que también los hubo). Tras el condumio, acudimos al domicilio de los amigos, en los que mantuvimos una agradable tertulia, hasta que, mediada la tarde, se aconsejaba iniciar nuestro retorno.
Las emotivas despedidas, orladas de promesas de reencuentros y deseos de salud y felicidad para hijos y nietos, nos dejaron ya en la calurosa calle, que recorrimos hasta el centro, para visitar la zona antigua, especialmente los aledaños de la catedral, recordando por mi parte la buena amistad que tuve con monseñor Carlos Pinheiro, obispo auxiliar que fue de Braga y titular de Dume (Dumio), con quien hubo ocasiones de emotivas vivencias; ya fallecido.
La ardiente temperatura nos hizo desistir de mayor recorrido y emprendimos el retorno a nuestro “refugio” de Casa da reina, en el que mi esposa aun se dio el gustazo de un refrescante baño en la piscina, aunque previamente visitamos uno de los muchos hipermarkets de las proximidades, para dotarnos de algún
producto para la parca colación nocturna, que compartimos en animada tertulia con nuestros "cohuéspedes", María Eugenia y Pedro, y Sara e Iván.
Habíamos cumplido un deseo, cuyo resultado nos había sabido a poco, pero sobre todo habíamos refrescado vivencias de la amistad y aprendido una cosa para viajar: si se usa el navegador hay que programarlo correctamente, porque en otro caso, se “desnavega”…
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA