THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

viernes, 5 de octubre de 2018

Periplo estival 2018.- Del Mediterráneo al Estrecho de Malaca.-VIVENCIAS EN MALASIA Y SINGAPUR (15)

XVI.- EL RETORNO A VALENCIA, CON ETAPAS EN KUALA LUMPUR Y ÁMSTERDAM
Y por fin emprendimos la "vuelta a casa", desde el aeropuerto de Singapur (repito, una maravilla de grandiosidad, cuidado y eficacia), al que nos desplazamos en taxi desde el hotel en el centro de la ciudad. 
Hubo que madrugar algo, porque había que concluir el check-in con una antelación mínima de una hora, por lo que a las 6'45am subíamos al taxi que nos llevó al aeropuerto en unos 25 minutos, pese al ya intenso tráfico. 
Aunque ya habíamos efectuado el check-in con antelación, nos faltaba facturar las pequeñas maletas y tuvimos que perder tiempo realizándolo y pagando los suplementos correspondientes. 
El vuelo de Air Asia (confortable avión Airbus 320, aunque con estrechez entre los asientos) duró menos de una hora, y sobre las 10'30pm ya estábamos en Kuala Lumpur aeropuerto (terminal 1), donde
cumplimentamos los trámites de pasaportes, y decidimos emplear el tiempo que mediaba hasta la salida del vuelo de KLM, a las 23'20, volviendo a la ciudad de Kuala Lumpur, previo depositar loas maletas en la consigna. (¡Menuda perturbación iba a acarrearnos ello unas horas más tarde!)
En el exterior de la terminal subimos al autobús regular que nos llevó hasta la estación de autobuses
de KL (la KL Sentral), y allí optamos por servirnos del autobús gratuito que, por diversas rutas, recorre la ciudad. 
El problema fue identificar en el plano que llevábamos los lugares por los que íbamos pasando, y a base de preguntar a los conductores y a gentes en los comercios (¡qué amables fueron todos!) alcanzamos a saber que estábamos en la Jalan Raja Muda Abdul Aziz, y una amable dependienta de una óptica, como le preguntáramos cuál era la mejor manera de dirigirnos a  la zona ya conocida por nosotros de Jalan Bukit Bintang, nos aconsejó que nos sirviéramos del monorail no lejano y que nos llevaría hasta la estación de Bukit Bintang. 
Hasta el cajero que cobraba a la entrada del monorail hubo de ayudarnos para validar los billetes, pero finalmente pudimos experimentar la comodidad de ese medio de transporte, porque, libre del tráfico, llega con cierta facilidad a los puntos, pese a que su velocidad es más bien reducida. 
El monorail, de dos vagones solamente, iba repleto de gentes de todas las etnias (algo muy normal en Malasia) y nos permitió llegar a la zona de Jalan Bukit, la de los múltiples restaurantes, que estaba empezando a animarse y en las que los restaurantes ya comenzaban a montar sus terrazas. 
El problema es que comenzó a llover, y como en Malasia se sabe cuándo comienza el meteoro pero nunca cuándo termina, optamos por acogernos al interior del mismo restaurante en el que habíamos estado cuando eramos recién llegados de España. 
Comimos...pues...lo de siempre...pescados al grill, vegetales pochados y arroz, eso sí, sin picantes, con unas cervezas. Y como la lluvia pareció calmarse, después de reposar la comida, volvimos al monorail,
que nos podía llevar hasta la estación de autobuses KL Sentral. 
Eran las cinco y media de la tarde al subir al autobús en dirección al aeropuerto, pero cuando preguntamos si el vehículo nos llevaba a la salida de la aerolínea KLM, se nos dijo que eso era la terminal 2 del aeropuerto, y tomamos el bus hacia ese punto. 
Al salir a la autopista nos vimos envueltos en un
enorme atasco, que nos retuvo más de una hora, de forma que llegamos a la terminal 2 sobre las siete de la tarde. 
Nuestra sorpresa, nuestra estupefacción, fue que nuestros equipajes los habíamos dejado en la consigna de la terminal 1, distante unos ¡15 kilómetros!, así que hubimos de apresurarnos, coger el tren entre terminales y por fin rescatar los equipajes, mientras el tiempo corría (ya eran las 20'30) y nosotros habíamos de volver a la terminal 2, lo que hicimos en un bus gratuito de interconexión. Y al fin, alrededor de las 21 horas ya estábamos cumplimentando los trámites de pasaportes (bastante ágiles) y facturando los equipajes, por lo que aun nos restaba casi hora y media para entrar en la sala de embarque. 
No obstante, como el aeropuerto era también inmenso, optamos por dirigirnos en el monorraíl interior a las proximidades de esa sala, en la que poco a poco se acumularon las más de cuatrocientas personas de nuestro vuelo. 
Con bastante puntualidad se despachó el control de equipaje de mano y unos treinta minutos antes de la hora de salida ya estábamos en el avión Boeing 777,
en el que esta vez nos habían correspondido, a mano izquierda saliendo, los tres asientos juntos en la fila 37, desde la ventanilla. 
El vuelo despegó con puntualidad, y ya estábamos otra vez dispuestos a permanecer casi trece horas cruzando medio mundo, por la ruta (que visionábamos en la pantallita del respaldo del asiento anterior) de toda Malasia --oeste-- sobre Penang y Langkawi, Tailandia, cruzando el Mar de Andamán y el Océano Índico hasta la India, en la que sobrevolamos  Calcuta, para seguir la ruta por Nepal, Tayikistán, Uzbekistan, Rusia (no lejos de Volvogrado) y sur de esta nación, en dirección a Bielorrusia, y sobre Polonia alcanzar Alemania por Hamburgo. 
El vuelo fue todo lo cómodo que puede ser un viaje en el que durante más de doce horas hay que permanecer sentado, con las pausas de la cena (como a la ida, abundante y buena, aunque con idénticos ingredientes), y el desayuno, cuando faltaba una hora y media para la arribada.
Era posible descabezar un sueño "a medias", porque aunque la cabina del avión estaba en penumbra, la pantallita de enfrente invitaba a seguir el camino. 
Con adelanto sobre el horario previsto, alrededor de la 5'45 am, nuestro avión aterrizó en Ámsterdam, donde el control de pasaportes fue muy liviano (ya estábamos en territorio de la UE), por lo que nos planteamos si desplazarnos a Ámsterdam y dar una vuelta por ella y desayunar de nuevo allí, o si quedar en la terminal. Y optamos por esto último, no solamente por el escarmiento que habíamos tenido en Kuala Lumpur, sino porque nos apetecía poco tener que coger el tren hasta Amsterdam Central, y regresar y, en fin, estar pendiente de los horarios de nuevo. 
Héte aquí que nos dedicamos a recorrer, casi una por una, todas las tiendas, comprobando las baraturas
que habíamos visto en Malasia, y, en definitiva, haciendo tiempo hasta la salida de nuestro vuelo de Transavia a Valencia, 
Aún repetimos desayuno, pero muy frugal, y acudimos a la zona de embarque, repleta de viajeros y con tiendas sugestivas y caras. 
Era mediodía y media hora cuando se llamó al embarque, y con unos treinta minutos de retraso emprendimos el tour aéreo final hasta Valencia. 
Este trayecto se nos hizo interminable, porque ya
estábamos cansados de tanto avión y porque nuestras posaderas estaban cercanas a la congestión, de tanto estar sentados. 
Por fin, eran las 15'35 horas, cuando la nave tomó tierra y aunque la retirada de equipajes se demoró
algo (porque venían de fuera de la UE), un taxi nos llevó a nuestros domicilios de Valencia, que nos parecieron lo más bonito y atractivo del mundo.
Aún hubo que adquirir en el supermercado próximo algunos alimentos esenciales para el día, y después una reparadora siesta en el sofá nutrió nuestros ánimos para comenzar a rememorar el extraordinario viaje que habíamos tenido la dicha de vivir. 
Comenzaban así los recuerdos, esos que a lo largo de todas estas entradas he tratado de recoger, para nuestro solaz y para la información y tal vez envidia de los lectores. 
Gracias por el seguimiento, y seguiremos narrando nuestras "Experiencias viajeras", "DE ACÁ PARA ACULLÁ"
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

jueves, 4 de octubre de 2018

Periplo estival 2018.- Del Mediterráneo al Estrecho de Malaca.-VIVENCIAS EN MALASIA Y SINGAPUR (14-3)



XV.- ÚLTIMO DÍA EN SINGAPUR (14-3)
La noria de Singapur
La Singapore Flyer es la noria mirador más alta del mundo. Mide 165 metros de altura. Fue inaugurada el 11 de febrero de 2008, y abierta al público el 1 de marzo. 
La atracción supera al mirador de Londres London Eye en 30 metros y a la Estrella de Nanchang, la noria más grande hasta la apertura del Singapore Flyer, en 5 metros. 
El Singapore Flyer cuenta con 28 'cápsulas' del tamaño de un autobús urbano con una capacidad para 28 personas que permite a los pasajeros caminar alrededor sin sentir ninguna vibración durante los 30 minutos de rotación. 
La noria permite disfrutar a los visitantes de las vistas de la bahía de Singapur y los puntos más característicos de la ciudad, y en días claros los países vecinos, Malasia e Indonesia. 
Responsables de Great Wheel Corp han señalado que esperan tener 10 millones de pasajeros al año.

La arquitectura de Singapur presenta un amplio espectro de influencias y estilos de diferentes sitios y periodos. Abarcan desde estilos eclécticos y formas
Ópera china
híbridas del periodo colonial hasta las tendencias de la arquitectura contemporánea incorporando elementos modernos de diversas partes del mundo. Tanto en sus aspectos estéticos como tecnológicos, la arquitectura de Singapur puede ser dividida en un periodo colonial más tradicional anterior a la segunda guerra mundial, y el periodo principalmente moderno posterior a la guerra y posterior al periodo colonial. 
La arquitectura tradicional de Singapur incluye casas malayas vernáculas, negocios locales híbridos y cabañas black and white bungalows, un espectro de sitios para orar que reflejan la diversidad étnica y
religiosa de la ciudad estado como también la arquitectura colonial cívica y comercial en los estilos europeos neoclásico, gótico, palladiano y renacentista
La arquitectura moderna en Singapur comienza con el estilo transicional Art Decó y la llegada del hormigón armado como material constructivo preferido. El estilo de arquitectura moderno internacional fue popular entre las décadas de 1950 a 1970, especialmente en los complejos habitacionales de viviendas públicas. El estilo de
arquitectura Brutalista fue popular en la década de 1970. Estos estilos coincidieron con los periodos de gran renovación urbana y auge de construcción en la historia de Singapur, y por lo tanto esos son estilos arquitectónicos muy comunes de observar en la isla. Entre las obras arquitectónicas más significativas de este periodo se encuentran los Pearl Bank Apartments de Tan Cheng Siong, y el People's Park Complex y Golden Mile Complex de Design Partnership. 
Los experimentos de arquitectura postmoderna, tanto en los modos 'historicista' y deconstructivista hicieron su aparición en la década de 1980, si bien el estilo fue algo apagado en cuanto a su expresión. Otra tendencia arquitectónica fue el redescubrimiento del legado arquitectónico de Singapur, que dio lugar a un activo programa de conservación como también a una industria floreciente de restauración de edificios históricos, a menudo adaptándolo a nuevos usos. Un ejemplo reciente es el National Museum of Singapore
Un área importante de innovación local ha sido el intento de desarrollar una forma de arquitectura moderna apropiada para el clima tropical de
Singapur. Este tratamiento a la arquitectura se puede rastrear a sus orígenes en las casas malayas vernáculas y a los experimentos de los arquitectos británicos coloniales y los primeros arquitectos nacionalistas para definir una auténtica arquitectura local utilizando métodos constructivos modernos. En la década de 1980 y especialmente a finales de la década de 1990, ello condujo a una proliferación de lo que se podría denominar arquitectura 'tropical moderna', o arquitectura neoclásica. La misma comprende un retorno a las formas limpias y simples rectilíneas modernistas, junto con un énfasis en una parquización exuberante y sistemas de sombra delicados mediante persianas de madera o de metal en vez de las paredes modernistas de vidrio, que absorben y capturan el calor solar. Estos esfuerzos arquitectónicos han tomado nueva relevancia y urgencia a causa de las preocupaciones por el calentamiento global, el cambio climático y la sustentabilidad medioambiental, especialmente dado que el aire acondicionado es uno de los mayores consumos eléctricos de Singapur, siendo la electricidad producida principalmente mediante el uso de combustibles fósiles
(De Wikipedia y otras fuentes)

El último día de nuestra prevista estancia en Singapur decidimos dedicarlo a recorrer aquellos lugares y zonas que nos habían dejado mejores impresiones y en las que deseábamos conocer con más detalle algunos puntos o adquirir algunos regalos. 
Eso sí, decidimos utilizar el transporte público, concretamente los autobuses urbanos, cuya red, por lo que habíamos leído, era amplia y cubría casi toda la ciudad. Lo más curioso era que el conductor no llevaba dinero para devolver cambio, por lo que si se pagaba en dinero había quer entregarle el importe exacto o perder el exceso. Lo mejor era una especie de "bono bus".
Enfrente de nuestro hotel, en la calle Bencoolen, subimos al bus de la línea 147, que recorrió toda la zona cercana a Merlion y barrio financiero, hasta llevarnos a la New Bridge Road, tangente con Chinatown. donde queríamos repasar por las tiendas para adquirir algunos regalos.

Nos volvió a sorprender la abundancia de tiendas (casi todo era comercial) y desde luego la Food Street, casi solo de restaurantes, aunque no dejaban de ser pintorescas las tiendas en las que se anunciaban sastres que diseñaban trajes y vestidos de ceremonia. 
Las mujeres de nuestro grupo casi se agotaron volviendo a revisar todas las tiendas de los chinos, y demostrando una vez más que ellas precisaban ver mil tiendas para al final comprar alguna pequeñez o nada. 
Pero a la hora de la comida, en la Smith St, más conocida como Food Street, elegimos un restaurante chino en el que hallamos la posibilidad de pescados y
verduras, más el consabido arroz frito, lo que nos permitió comer razonablemente y a precios moderados (cerveza incluida), y seguidamente tomar un café en una terracita al comienzo de la calle que se anunciaba como tal, ya que no era fácil hallar café, por la predominancia del té de muchas clases. 
Terminado el condumio y el café, y después del enésimo “repaso” a las tiendas chinas, salimos a la New Bridge Road, abarrotada de gente, y tomamos de nuevo el autobús 147, en el que recorrimos Hill St., visionando la Cathedral of God Shepard, casi sumergidos entre altísimos edificios de mil modernas formas, con jardines colgantes, que nos dejaron maravillados. 
Finalmente el bus urbano nos llevó hasta Selegie Rd,
cercana a nuestro hotel, desde donde paseamos para visitar el templo hindú Sri Krishnan, para volver a la zona cercana al Summer View Hotel, en la que cenamos de nuevo pescados, vegetales y arroz. 
Nos recogimos pronto en las habitaciones, porque al siguiente día estaba previsto nuestro vuelo hasta Kuala Lumpur, para desde esta capital emprender el regreso a Valencia, vía Amsterdam. 
Desde luego, Singapur nos había deleitado e impresionado, hasta el punto de que nos conjuramos para volver. 
Mención aparte merece la experiencia de subir a la noria gigante, la Singapore Flyer, que nos permitió gozar de los momentos y las vistas más maravillosas de la ciudad, porque a la amplitud de cada vagón se unió la cambiante perspectiva y el panorama cada
vez más absorbente, conforme la cápsula iba ascendiendo lentamente, y así, como estaba anocheciendo al tiempo, los colores, las luces, las figuras iban sucediéndose de manera casi mágica, hasta generar un embeleso indescriptible. 
El remate fue visionar el circuito urbano de la carrera de Fórmula 1 de Singapur, que se abría a nuestros pies, muy iluminado, y en el que se estaba
trabajando para la carrera que iba a celebrarse una semana más tarde.
Aun entreverada entre tantas bellezas y visiones, la excursión o visita de Singapur desde la noria resultó algo impresionante e inolvidable. 
Como lo estaba siendo todo el viaje.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

miércoles, 3 de octubre de 2018

Periplo estival 2018.- Del Mediterráneo al Estrecho de Malaca.-VIVENCIAS EN MALASIA Y SINGAPUR (14-2)

XV.- SINGAPUR, circuito y visitas en la ciudad (14-2)

CHINATOWN Como toda gran ciudad que se precie, Singapur también posee su barrio chino particular, siendo éste uno de los más importantes y visitados por los turistas y dividido en cinco distritos: Telok Ayer, Bukit Pasoh, Tanjog Pagar, Kreta Ayer y Ann Siang Hill. El barrio de Chinatown de Singapur tiene muchos puntos de interés y lo primero que llama la atención es la calle Pagoda street, llena de restaurantes, tiendas, turistas y souvenirs y con decoración típica china, es decir, llena de farolillos rojos.
 El barrio de Little India de Singapur, formado inicialmente por gente tamil originaria del sudoeste de India, se puede bautizar como “light little India” por la extrema limpieza, la ausencia de monos y mierda (sic) de vaca, y la baja densidad de población que lo hacen parecer un sucedáneo. Sus calles huelen menos y sus habitantes son mucho más discretos a la hora de quedarse mirando al personal,
pero para ser honestos sus gopurams, sus puestos de música de Bollywood y las tiendas llenas de telas de colores y especias, consiguen transportar al subcontinente. Pese a ser el barrio indio, hoy en día está formado por una curiosa amalgama cultural y aparte de templos hindús hay templos budistas y mezquitas.
El barrio Kampong Glam de Singapur se encuentra al norte del río y antes de la colonización británica, en 1819, la zona fue el hogar de la aristocracia malaya de la ciudad. Pese que con el
paso de los años muchos musulmanes se fueron a otros barrios, hoy en día se conoce a este barrio como “musulmán” debido a su historia y a que en él se encuentra la Mezquita del Sultán. Es un barrio bastante más pequeño que los anteriores pero vale la pena dar un paseo por sus calles Arab Street, la peatonal Bussorah Street o Haji Lane, la más estrecha de Singapur. 
MERLION La estatua de este extraño animal medio pez medio león que se encuentra a los pies del emblemático hotel Marina Sands y es el símbolo de la ciudad de Singapur. Es tanta la fama de Merlion que los turistas se acumulan y se dan codazos por sacarse una foto con esta escultura que lanza agua de la bahía.
GARDENS BY THE BAY Está situado en la bahía y está formado por varios jardines. El más conocido es el Supertree Grove, con árboles artificiales a los que se puede trepar y que se iluminan de noche formando un espectáculo musical y visual, pero esconde otros tesoros menos populares y muchísimo más atractivos: una cúpula con una colección de flores de todo el mundo, un bosque, cascadas,  lagos y diversos jardines con plantas tropicales o del desierto.
Marina Bay Sands es un edificio formado por tres enormes rascacielos con una piscina infinita en su parte más alta que une las tres torres. En su interior
hay un hotel, un centro comercial, un casino, teatros e incluso museos. Lo mejor es subir a la última planta al atardecer, donde se encuentra el Sands Skypark, nada más y nada menos que a 56 pisos de altura. Desde allí se tiene una panorámica de la ciudad que deja sin aliento
DISTRITO FINANCIERO
Paseando por las grandes avenidas del distrito financiero uno se siente insignificante y no porque sea donde se “maneja el cotarro” sino porque lo que más abunda en este barrio son los enormes rascacielos de oficinas que se levantan hacia el cielo.
Pese a no ser un punto turístico de la ciudad merece la pena dar un paseo por esta jungla de asfalto, sobre todo si la visita a Singapur forma parte de un viaje más largo por el sudeste asiático, pues es un escenario completamente diferente.
(De Internet, De “Con 10 años mochila” y guía para el viajero independiente” y otras fuentes)

Después del primer vistazo a la ciudad de Singapur, el segundo día de nuestra estancia programamos hacer un tour por toda la ciudad, viajando primeramente en el autobús turístico Hop-on Hop-off, que ofrecía tres distintas (aunque a veces coincidentes en ciertas zonas) rutas. 
Tomamos enfrente de nuestro hotel, en la calle Bencoolen, el autobús de la ruta roja, y desde su piso superior en parte descubierto vislumbramos la zona de la Esplanade, para bordear City Hall y llegar a la Raffles Place (así denominada en honor al fundador de la ciudad, el británico Raffles), siguiendo entre
colosales edificios, a cual más original y moderno, hasta la Neil Rd, donde se halla Chinatown
Descendimos del bus para visitar el espectacular templo Buddha Tooth Relic, de bellas formas exteriores (cual una pagoda) y muy concurrido en su interior, en el que se hallaba muchísimas imágenes grandes y pequeñas y donde los fieles efectuaban ofrendas sin cesar. Muy interesante contemplar las indumentarias, costumbres y ceremonias de las gentes.
De allí pasamos a visitar el templo hindú Sri Mariamman, bien distinto, y a pasear por las distintas calles del barrio, con muchísimos restaurantes y tiendas, que visitamos más que menos, sorprendiéndonos de las baraturas y las ofertas de 3x1, 5x1 y 10x1, y seguimos a la Smith Street, denominada para turistas como Food Street, ya que en ella se encuentra una enorme variedad de
restaurantes de todo tipo, ofreciendo pescados, mariscos, carnes, sopas y una amplia gama de comidas a precios asequibles. Solamente recorrer la calle es ya gozar de todo un espectáculo. 
Seguimos pendoneando por unas y otras calles contemplando las tiendas y llegamos inclusive a tomar un helado de patata, que por cierto estaba delicioso, para retornar al autobús turístico en la New Bridge Rd (concurridísima y con muchas líneas de autobuses y estaciones de metro), y allí alcanzamos de nuevo la línea roja del bus turístico, para dirigirnos a la zona Raffles, y allí mudar  a la línea azul, que nos llevó hacia Rochor Rd y Little India,
donde nos apeamos para recorrerla y tomamos un te, para visitar las tiendas, en las que se ofrecía a precios asequibles vistosas y bien confeccionadas indumentarias y complementos. 
Volvimos a nuestro hotel paseando por Sungei Rd y comprobando la limpieza y orden de todas las calles y barrios, hasta que en las proximidades del hotel recalamos en un restaurante chino que nos ofreció un sabroso Red Snaper al vapor. 
El día se había consumido casi sin darnos cuenta,
aunque por el calor y los esfuerzos optamos por recogernos en el hotel para acometer el último día. 
Estábamos impresionados gratamente por la modernidad de la ciudad y la forma de hacer compatibles el progreso y la tradición, mediante la convivencia de gentes de diferentes etnias. Todo un ejemplo.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

martes, 2 de octubre de 2018

Periplo estival 2018.- Del Mediterráneo al Estrecho de Malaca.-VIVENCIAS EN MALASIA Y SINGAPUR (14-1))

XIV.- SINGAPUR, LLEGADA Y PRIMERAS IMPRESIONES (14-1)
Singapur, oficialmente República de Singapur (en inglés: Republic of Singapore; en chino: 新加坡共和国 [Xīnjīapō Gònghéguó]; en malayo: Republik Singapura; y en tamil: சிங்கப்பூர் குடியரசு [Sikappūr Kuiyarasu]), es un país soberano insular de Asia, formado por sesenta y tres islas, cuya forma de gobierno es la república parlamentaria
Su territorio se divide en cinco consejos de desarrollo comunitario. Su capital es la ciudad de Singapur, por lo que Singapur se considera una ciudad-estado. Está situado al sur del Estado de Johor en la península de Malasia y al norte de las islas Riau de Indonesia, separada de estas por el estrecho de Singapur. Con 697 km²,es el país más pequeño del Sudeste Asiático. Su territorio ha crecido constantemente con tierras ganadas al mar
Desde el siglo II d. C., cuando se establecieron allí los primeros humanos, la isla de Singapur ha formado parte de varios imperios regionales. El moderno Singapur fue fundado en 1819 por el británico Thomas Stamford Raffles como puesto comercial de la Compañía Británica de las Indias Orientales con el permiso del Sultanato de Johor. El Reino Unido obtuvo la soberanía sobre la isla en 1824 y ésta pasó a ser una de las Colonias del Estrecho británicas en 1826. Ocupada por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, Singapur declaró su independencia del Reino Unido en 1963 como parte de Malasia, de la que se separó dos años después. Desde entonces la ciudad-estado ha prosperado rápidamente y se ha ganado la distinción de ser uno de los «cuatro tigres asiáticos». 
Singapur es una de las principales ciudades globales y uno de los centros
neurálgicos del comercio mundial, contando con el tercer mayor centro financiero y el segundo puerto que más mercancías mueve. Su economía globalizada y diversificada depende especialmente del comercio y del sector manufacturero. En términos de paridad de poder adquisitivo, Singapur es el tercer país con mayor renta per cápita del mundo, además de figurar entre los primeros países en las listas internacionales de educación, sanidad, transparencia política y competitividad económica. 
Políticamente, Singapur es una república parlamentaria multipartidista con un gobierno parlamentario unicameral inspirado en el sistema Westminster británico. La población, unos cinco millones de habitantes, es muy diversa: alrededor de dos millones son de origen extranjero y entre los nativos, el 75 por ciento son chinos y el resto minorías de malayos, indios o euroasiáticos. Esta diversidad tiene su reflejo en los cuatro idiomas oficiales del país, que son el inglés, el chino, el malayo y el tamil, así como en las políticas gubernamentales que promueven el multiculturalismo
El nombre español de «Singapur» deriva de la palabra en idioma malayo Singapura (en sánscrito: Sihapūra, literalmente ciudad de los leones, siendo siha: león y pūra: ciudad), heredando la referencia a la ciudad a nivel nacional como Ciudad León. 
Historia
La isla, anteriormente llamada Temasek, fue bautizada Singapur en el siglo XIV por el príncipe Paramésuara. Este territorio adquirió considerable importancia en el siglo XIV, pero fue arrasado por los javaneses y quedó desierto hasta el año 1819, cuando el británico Stamford Raffles fundó un asentamiento en el sitio donde actualmente se encuentra la moderna ciudad. 
El sultán de Johor y Temenggong arrendó este territorio a la Compañía Británica de las Indias Orientales. A través de un tratado, la isla se cedió definitivamente a la compañía en 1824 a cambio de una renta vitalicia al sultán de Johor. 
En el año 1826, Singapur se unió a Penang y Malaca, quedando su control en manos de un Gobierno con presidencia india y residencia en Penang. En 1830, se reunieron bajo la presidencia de Bengala, trasladándose la residencia a Singapur. El 1 de abril de 1867, la autoridad de estos tres asentamientos pasó del Gobierno indio al ministro inglés de colonias. 
Singapur se constituyó como colonia separada en el año 1912, siendo utilizada como base naval hasta la ocupación japonesa. 
Geografía
Singapur se sitúa entre Malasia, con la que limita al norte, e Indonesia al sur. Está formado por 64 islas incluyendo la isla principal conocida como la isla de Singapur o Pulau Ujong
Clima
Singapur tiene un clima ecuatorial sin estaciones distinguibles, con las temperaturas y la presión uniformes, humedad alta y lluvias abundantes. Las temperaturas suelen variar entre 23 y 32 °C. La humedad relativa promedio es de alrededor del 79 % en la mañana y 73 % por la tarde. Los meses de abril y mayo son los meses más calurosos, con la temporada más húmeda de noviembre a enero.  
Economía 
Singapur posee una economía de mercado libre, próspera, caracterizada por un entorno abierto. Tiene precios estables y uno de los PIB per cápita más altos del mundo. Junto con Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán, se considera Singapur como uno de los “cuatro tigres asiáticos”. 
La economía depende principalmente de las exportaciones y el refinamiento de importaciones, particularmente las del sector electrónico e industrial. El sector manufacturero constituyó el 26 % del PIB del país en 2005 y se ha diversificado a los sectores
de la química, el refinamiento de petróleo, la ingeniería mecánica y las ciencias biomédicas, entre otros. Específicamente, la refinería petrolera más grande de Asia se encuentra en Singapur. 
Singapur cuenta con el puerto marítimo que maneja mayor volumen de carga anual, tanto en tonelaje como en número de contenedores del mundo. Asimismo, el país es un importante centro financiero internacional y cuenta con el cuarto mercado de divisas más grande del mundo, detrás de Nueva York, Londres y Tokio. Además, se considera la economía de Singapur como una de las economías más acogedoras del mundo, por lo cual se encuentran miles de extranjeros en el país trabajando en empresas multinacionales. 
Turismo
Singapur es un popular destino turístico, por lo cual el turismo es uno de los sectores económicos más grandes del país. Aproximadamente 7,8 millones de turistas visitaron el país en 2010 y esa cifra subió a 10,2 millones en 2012. 
Transporte
Dado que Singapur es una pequeña isla con una elevada densidad poblacional, el número de coches privados en la carretera está restringido con el fin de controlar la polución y la congestión. Los que compren un coche deben pagar tasas por un valor de una vez y media el valor de mercado del vehículo y una factura para adquirir el Certificado de Entitulamiento (COE) de Singapur, que permite que el vehículo transite durante una década. Por el coste de este certificado se podría adquirir un Porsche Boxster en los Estados Unidos. Los precios de los coches son en general significativamente superiores en Singapur a los de cualquier otro país de habla inglesa y por ello solo uno de cada diez residentes posee un coche.  
Muchos de los residentes de Singapur viajan a pie, en bicicletas, en bus, en taxis y en tren (transporte rápido en masa o Tren ligero). 
Los taxis son una forma popular de transporte público, ya que las tarifas son relativamente baratas en comparación con muchos otros países desarrollados.  
Singapur es un centro de conexiones aéreas para el sureste de Asia y sirve como parada técnica en la ruta Canguro entre Sídney y Londres. Hay ocho aeropuertos en el país y el Aeropuerto de Singapur Changi ostenta una red de ochenta aerolíneas que conectan Singapur a doscientas ciudades en 68 países. Ha sido designado como uno de los mejores aeropuertos internacionales por las revistas de viajes internacionales, incluyendo el galardón de mejor aeropuerto del mundo por primera vez en 2006 La aerolínea nacional es Singapore Airlines
Demografía
A mediados de 2015, la población estimada de Singapur era de 5 535 000 habitantes, de los cuales 3 375 000 (60,98%) eran ciudadanos, mientras que las restantes 2 160 000 (39,02%) eran residentes permanentes (527 700) o extranjeros/trabajadores extranjeros/dependientes (1 632 300). 
Lenguas
Singapur tiene cuatro idiomas oficiales: inglés, malayo, mandarín y tamil. El inglés es el idioma común y es el idioma de los negocios, el gobierno y el medio de instrucción en las escuelas. 
Los singapurenses son, en su mayoría, bilingües, con el inglés como lengua común y usualmente la lengua materna como segunda lengua enseñada en las escuelas, a fin de preservar la identidad y los valores étnicos de cada individuo. 
Religión
La religión más practicada es el budismo, seguido por 42 % de la población, en su mayoría los de origen chino, practicado en sus tres vertientes principales: Mahayana, Theravada y Vajrayana. Si bien el budismo Mahayana es mayoritario, también se han popularizado el Theravada, el budismo tibetano (o tántrico) y el Soka Gakkai japonés. La segunda religión más practicada en
Singapur es el Islam, practicado principalmente por la etnia malaya y que
representa el 14,9 %. Le sigue numéricamente el cristianismo con todas sus ramas (católicos, protestantes y ortodoxos) seguida por el 14,6 % de la población. El taoísmo es la cuarta religión mayor de Singapur. La religión en Singapur, al igual que en sus vecinos Malasia e Indonesia, está muy ligada a la identidad étnica. Así, la mayoría de chinos son budistas, la mayoría de malayos son musulmanes (de hecho, el porcentaje de malayos y de musulmanes es prácticamente idéntico) y la mayoría de indios son hindúes 
Salvo por lo anterior, en general Singapur es un país que, desde tiempo colonial, se ha caracterizado por la tolerancia religiosa. Las instituciones gubernamentales y educativas promueven la enseñanza de la tolerancia y convivencia entre las religiones, e incluso existen centros religiosos donde diferentes confesiones rezan unidas, como, por ejemplo, el Templo Loyang Tua Pek Kong conocido por ser un lugar de reunión de budistas, hindúes y musulmanes. 
Cultura de Singapur
La cultura de Singapur es una mezcla de elementos de las culturas china, británica, malaya e india; en una conjunción de elementos de una historia que se distingue por la inmigración. 
Gastronomía
La gastronomía de Singapur es un excelente ejemplo de la mezcla étnica y diversidad de culturas. Esta cocina tiene muchas influencias de la cocina malaya, China, India (en especial de la cocina tamil) y de formar parte de las cocinas del Sureste Asiático, posee influencias también de Occidente debido a la ocupación de las islas por los ingleses en el siglo XIX
(De Wikipedia y otras fuentes)


El vuelo desde el aeropuerto de Langkawi hasta el de Singapur demoró menos de una hora y media, y la aproximación al aeropuerto Changi permitió contemplar desde la ventanilla de la aeronave toda la singularidad de Singapur, integrada por muchas islas, y hasta vislumbrar la grandiosidad de la capital. 
El aeropuerto Changi de Singapur impresiona desde el primer momento por su magnificencia y perfecta organización.
Todo parece estar previsto, pues en el control de pasaportes, con múltiples cabinas de policía, el despacho se hacía con gran agilidad, incluyendo las huellas digitales (en esta ocasión los dedos pulgares, en vez de los dedos índices, como
se requería en Malasia), y los funcionarios eran simpáticos y amables, aunque preguntando siempre el propósito del viaje y los días previstos de estancia. 
La recogida de equipajes apenas si demoró, y, pese a los grandes volúmenes del edificio (adornado y revestido de jardines y fuentes y con suave ambientación musical), resultaba sencillo alcanzar el exterior, y hasta cambiar dinero (El dólar de Singapur SD se cotizaba a 1’54 €). 
Tomamos un taxi, que nos propuso el coste de 40 SD para dirigirnos a la ciudad, y en el trayecto pudimos ir comprobando la pulcritud de autovías,
carreteras, calles y la grandiosidad de los edificios. 
Llegamos al hotel Summer View, bastante bien situado, en el que el check-in no ofreció especiales dificultades. Eso sí, también hubo que pagar por adelantado la prevista estancia de tres días.
Las habitaciones eran pulcras y bien dotadas, aunque bastante más reducidas que las que habíamos ocupado en Malasia. Y el precio era proporcionalmente más caro, sin que se incluyera el desayuno.
Después de descansar algo en las habitaciones (habíamos madrugado en Langkawi), salimos a pasear un rato por las calles aledañas al hotel, y desde la calle Bencoolen seguimos la Middle St, que nos condujo (entre magníficos hoteles y centros comerciales) a la zona Suntec, en la que nos impresionaron la Suntec Tower, el Suntec Singapore International Convention&Exhibition Centre. 

Y una vez allí nos decidimos a llegar a la zona de Marina Bay, casi debajo del impresionante hotel Bayfront, que tiene en lo alto de sus muchas plantas una especie de barco, en cuya terraza hay un bar/pub cocktail con vistas inigualables. 
Pese a que ya habíamos caminado bastante, como estábamos muy cerca de los Gardens by the Bay, nos aventuramos a visitarlos y al anochecer pudimos disfrutar del espectáculo de luces y músicas que allí se ofrece cada hora, y que resultó francamente grandioso, con la visión de los cambios de luces y colores en los árboles y figuras al ritmo de las melodías, principalmente valses.


Se había congregado una multitud considerable para presenciar el espectáculo, y comprobamos que había mucha aglomeración en las paradas de taxis, pero nos admiró la organización existente para que se fuera evacuando al personal, aprovechando además al máximo la capacidad de cada taxi, de manera que no se desperdiciaba plazas vacías. 
Llegamos a nuestro hotel y aún nos acercamos a la cercana calle peatonal, en la que comimos algo a modo de cena, antes de recogernos en nuestras habitaciones. 
Las primeras visiones de Singapur nos habían seducido e impresionado.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA