
Casi sin descargar el equipaje, nos atendió solícita Carmiña, simpática, servicial, muy ilustrada en su delicioso acento gallego, quien nos puso al día sobre los detalles y características de lo que iba a ser nuestra estancia.
Nos gustó sobremanera el amplio salón de la entrada, en el que, demás de zona de estancia, se servían los desayunos y cenas, y que daba vistas a un amplio jardín en el que un cruceiro de granito presidía la zona, en la que un hórreo denotaba la tierra en la que nos hallábamos, a más de una cubierta con mesas corridas, para comidas al aire libre u otros menesteres.
El acceso a nuestra habitación era por una bonita escalera de madera que conducía a dos plantas, y en la primera de ellas, e un extremo, nuestro habitación se presentó amplia y muy bien dotada, con detalles de todo tipo y una salita adjunta para la lectura, con dos accesos a la bonita balconada de piedra de la fachada.
Más de uno se preguntará el motivo de la dedicación de tanto espacio al establecimiento rural que nos albergó, y bien claro quedará si se sigue el enlace o link https://acasaantigadomonte.com/situacion/recorrido-virtual-3d/
Para completar la información sobre el alojamiento, que resumiremos en los capítulos finales, se adjuntan una serie de fotografías, que se pueden hallarse en las redes virtuales e Internet.
Desde luego, el alojamiento merece la máxima valoración.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA