THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

martes, 1 de diciembre de 2015

Esta España nuestra: Ador, en la Comunidad Valenciana, donde la Alcaldía vela por la siesta entre naranjales

Ador es una localidad y municipio español situado en la parte sur-oriental de la comarca de la Safor, en la provincia de Valencia, Comunidad Valenciana.
El topónimo deriva del árabe الدور (ad-dūr), «las casas».
Geografía
Situado al suroeste de la Huerta de
Gandía, en el límite del Valle del Serpis con la Sierra de Ador, en la margen izquierda del río.
La superficie del término es montañosa, a excepción de la margen del río Serpis. Las alturas principales son Peña Roja (361 m.), Castellarets (283 m.), Corona (165 m.), Tossal, la Cruz, etc.
El río Serpis sirve de límite al término por el este; por una estrecha franja de terreno, al norte llega a tocar el río Vernisa.
El clima es templado. Todo el término está cubierto de arbolado, predominando los naranjos en las zonas cultivadas y el pino en las montañosas. El pueblo está al pie de la sierra.
Desde Valencia se accede a través de la N-332 para enlazar con la CV-686 y la CV-685.
Historia
En el término municipal se ha encontrado una importante villa romana (la casa de Alfàs); también es una de las pocas zonas de la comarca en la que encontramos entierros visigóticos.
Es un pueblo de origen árabe, que pasó a pertenecer al Reino de Valencia en el siglo XIII, con la conquista realizada por el rey Jaime I.
Después de la conquista fue repoblada por los cristianos en 1248. El rey Pedro el Grande, concedió en 1276 a Joan de Pròxita el señorío sobre el castillo de Palma, que incluía Ador en su jurisdicción. Después perteneció al señorío del
Monasterio de San Jerónimo de Cotalba. El 1460, pasó a manos de la familia Tolsà y posteriormente, a los Montcada, a los que perteneció hasta la desaparición de los señoríos. En 1574 se separó eclesiásticamente de Palma y se convirtió en parroquia independiente bajo la advocación de Nuestra Señora de Loreto. El botánico Cavanilles hace referencia a su población (94 vecinos a fines del siglo XVIII) y a la importante cosecha de algarrobas y olivas (además de otros productos) que se recogían en sus alrededores.
Economía
La agricultura es la base económica del municipio, los naranjos constituyen la mayor riqueza, seguidos de cereales y hortalizas. En el secano hay algarrobos, olivos, almendros y viñedos cultivo que va cediendo terreno a los cítricos.
Monumentos
Iglesia Parroquial. Ampliada en el siglo XVIII, está dedicada a la Virgen de Loreto, que con el Cristo del Amparo, ostenta el patronazgo de la población.
Ermita de San José. Declarada bien de relevancia local.
(De Wikipedia y otras fuentes)
En Ador, como en otras poblaciones de La Safor, han quedado al descubierto restos que han puesto de manifiesto la existencia de vida 3.000 años a.C. (Eneolítico). La cueva del Barranco del Figueral en la montaña de "Els Ninets" ha sido un libro abierto para los arqueólogos, donde se descubrió un enterramiento del Neolítico.
ADOR ROMANO: Los restos arqueológicos, de esta época son de los más importantes de la comarca, fueron hallados en la partida Raconch, al plano de l'Alfas y los mismos aportan un material de gran valor para el estudio de la ÉPOCA ROMANA en nuestra zona. Además de gran cantidad de objetos, se constató la existencia de una mansión con un sistema de calefacción muy especial para su época.
ADOR ÁRABE: El topónimo de Ador parece ser de origen musulmán y significa "tanda de riego". Ador pertenecía en estos tiempos al Reino de Denia, en el que el Castillo de Ador-Palma jugaba un importante papel, junto con los castillos de Rebollet, Borró y Villalonga. Los árabes proyectaron nuestra agricultura con un sistema de regadío muy singular, que hoy en día se sigue utilizando, pese a la implantación del riego por goteo. Crearon una huerta rica, continuaron la industria de la seda y plantaron la caña de azúcar para extraer este elemento. Una muestra de la existencia de esta etapa en la historia de Ador ha sido la multitud de restos de la cultura árabe encontrados en el castillo, restos que en la actualidad continúan apareciendo y que algunos desaprensivos destruyen o esconden para sí. Los barrios de "El Barri" y "El Raval" formaban la antigua población árabe, lo que en la actualidad es la parte más elevada de la actual población de Ador.
ADOR CRISTIANO: El Reino de Denia, al cual pertenecía la comarca de La Safor en tiempos de los árabes, fue reconquista por Jaime I. Los árabes de Dénia se dirigieron hacia Alicante. La repoblación de Ador por los cristianos fue inmediata, como así lo demuestra el "Llibre del repartiment", donde quedan reflejadas las diferentes donaciones de Ador a los respectivos caballeros, que pasó a ser población cristiana y formó parte de uno de los más importantes señoríos enclavados en la bella comarca de La Safor.
(De la web del Ayuntamiento de Ador)
“El reloj solar romano de Ador
El único reloj solar romano que se conserva en Valencia está en Ador. Se trata de un modelo clásico con vaciado cónico que conserva el hueco donde se engarzaba el asta metálica que producía la sombra. El hemiciclum de Ador es una pieza que está bastante completa y en un aceptable estado de conservación, que permite observar la posición de las 11 líneas horarias que dividen el plano del reloj en 12 sectores correspondientes a las 12 horas romanas.”

(Web municipal)

“Ador, el pueblo español en el que dormir la siesta es ley.- Una orden municipal establece un horario oficial para dormir la siesta. Las repercusiones en todo el mundo.
En Ador, una localidad de Valencia en España, la siesta es sagrada. Así lo dispone la última orden municipal que aprobó el pleno de la Municipalidad del lugar, que pretende “garantizar el descanso de todos y poder sobrellevar mejor los rigores del verano”, según indica Joan Faus, el intendente de la pequeña localidad que apenas alcanza los 1.400 habitantes. 
Según informa el diario español “El País”, en este pueblo mediterráneo, el sol pega fuerte entre las dos y las cinco de la tarde, por lo que en esas horas se ruega “paz y silencio” para poder dormir la reparadora siesta. “No es una imposición, es una recomendación”, explica el Intendente, a la par que demuestra sorpresa por la  enorme expectación que provocó la orden municipal dentro y fuera de España.
Faus aclara el motivo por el que se dictó la orden municipal: “Ador es una zona naranjera y en estas fechas hay mucho trabajo en los huertos. La gente se levanta al alba para trabajar en el campo y a mediodía regresa a casa, huyendo de las altas temperaturas. Quienes madrugan aprovechan la siesta para descansar y recuperar energías”. Durante las horas de la siesta, bares, comercios y hasta la piscina municipal cierran sus puertas. Nadie ni siquiera se asoma por las calles y reina un silencio sepulcral.
Las repercusiones sobre el asunto no se hicieron esperar. Desde Inglaterra, recibieron calificativos nada amistosos como “perezosos” o “holgazanes”.
 “Los ingleses alucinan. Interpretan que no tenemos ganas de trabajar. Y no, en absoluto, no se trata de eso”. Para defenderse de los que los califican a él y a los habitantes de su pueblo como vagos, el intendente recita de memoria los beneficios de la tradicional siesta: “la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera saludable un sueñecito de 20 o 30 minutos en mitad del día.” además, agrega que “preserva a los más mayores y a los pequeños, la población más vulnerable, de los peligrosos golpes de calor.
Desde que se dio a conocer la orden municipal, el intendente del pueblo no tiene tiempo de nada, ni siquiera de dormir la siesta. “La hago cuando puedo” aclara, mientras intenta atender a atender a los medios de comunicación, que lo llaman de toda España y del extranjero. En Ador existe un respeto extremo por la siesta. No hay sanciones por incumplir la orden municipal, que no es coercitiva, aunque desde luego un escandaloso no sería mirado con buenos ojos entre las dos y las cinco de la tarde en este pueblo español.”
(De “Perfil.com”, 23/07/2015)
Ahí es nada; estar emplazada en el corazón de la comarca de La Safor, casi a orillas del río Serpis, entre la bella montaña con sus pinares y la plana de naranjales.
Ésa es la población de Ador, de la que puedo escribir con conocimiento de causa, pues estoy teniendo el privilegio de contar con la amistad sincera de su sencillo y eficaz alcalde, el bueno de Joan Faus, con quien cada quincena, más o menos, en los fines de semana, nos reunimos un grupo de amigos del singular “club”, al que yo denomino “de Don Camilo” (parafraseando la famosa novela de Giovanni Guareschi), porque en él se integra un alcalde –de izquierda civilizada, que milita como independiente--, un clérigo combativo y generoso, y varios profesionales, casi todos jubilados.
Cuando en el otoño y en el invierno, después de una amigable comida, nos desplazamos hasta los naranjales de Ador (otras veces vamos a los de Beniarjó), y allí “abusamos” de la generosidad de un “monseñor” que nos induce a coger las deliciosas naranjas de sus heredados campos, disfrutamos del placer de percibir aromas de esa feraz tierra, y también de llenar nuestras bolsas con unas espectaculares (por el tamaño) naranjas, de sabor y calidad únicos.
Terminada la recolecta, es casi obligado llegarse hasta el núcleo urbano, en el que nuestro querido “ilustrísimo”, el alcalde, Joan Faus, nos suele invitar a un cafetito en el bar junto al ayuntamiento.
Así, de esta guisa, hemos ido conociendo Ador y disfrutando de sus esencias y de sus gentes, ya que hemos podido comprobar que a la sencillez de sus moradores se une la esencial virtud de la hospitalidad.
Cierto es que la mediación del primer edil contribuye en buen grado a que nuestro conocimiento sea más completo de lo normal, ya que él se encarga de mantenernos muy al día de las novedades, como, por ejemplo, ese reloj romano actualmente expuesto en la sala de plenos del ayuntamiento.
No voy a enfrascarme en una crónica al uso sobre Ador, porque hoy en día Internet todo lo ofrece, pero sí destaco el interés que suscita esta localidad, en la que todo resulta sugestivo y sugerente.
Y además, acabo de descubrir que tiene ya organizada una ruta de senderismo, de la que prometo ocuparme un día de estos, en este mismo blog, en la serie “Comunidad Valenciana Paso a Paso”.
¡Ah! Y desde luego, en época estival, trataré de dormir la siesta en Ador, y si no es posible, trataré de ejercer de “alcalde de Ador” (¡sin que ello sea intento de competir con Joan!) dondequiera que me halle; que el silencio y la siesta son “patrimonio inmaterial” del buen español.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA 

lunes, 30 de noviembre de 2015

La Comunidad Valenciana Paso a Paso: De Domeño a Calles, el Cañón del río Turia

Calles es un municipio de la Comunidad Valenciana. Perteneciente a la provincia de Valencia, en la comarca de Los Serranos.
La villa está en un llano en la margen derecha del Río Tuéjar, a la que se accede por medio de un viaducto. El pueblo está edificado en torno a la iglesia parroquial. La superficie del término es muy montañosa, muy quebrada y abrupta. Las alturas más importantes son Peña Uncel (993 msnm), Escorpión (645 msnm), Mataja (1.024 msnm), Castellano (1.059 msnm).
Los ríos Tuéjar y Turia bañan sus tierras, el primero junto a la población y el segundo a una distancia de 7 km del núcleo urbano. El río Turia, que cruza el sector sur del término en dirección oeste-este va,
fuertemente encajonado entre altos paredones por el paraje denominado La Cerrada.
El clima es continental; los vientos dominantes son el cierzo y el solano. Trae las lluvias el tortosano, generalmente de octubre a abril y nieva en enero. Se tiene acceso, desde Valencia, a través de la carretera provincial CV-35 de Valencia a Ademuz, con un trazado casi paralelo al del río Turia.

Historia

Existen restos de la época ibérica en el collado de la fuente de Madrid o puntal de los collados, al igual que en el Prado de Llantas y el Puntalito. En la Corchetera, en la Torrecilla de la Hoya de Antaño y en la Umbría de la Juana se conservan restos de poblados ibéricos romanizados.
El territorio de Calles perteneció a la baronía de Jérica hasta 1362, que pasó a formar parte de la Corona. Unos años más tarde (1369) fue otorgada la concesión de la carta de la población por Juan Alfonso de Xérica.
Río Tuéjar
En 1390 se creó el vizcondado de Chelva al que perteneció Calles siendo lugar de moriscos.
En 1684 pidió la incorporación a la Corona, transcurriendo hasta su aprobación casi un siglo (1773).
A finales del siglo XVII se erigió la iglesia parroquial en honor a la Purísima Concepción.

Monumentos

Acueducto romano de Peña Cortada (Siglo II)
El Acueducto romano de la Peña Cortá, uno de los más singulares de la Comunidad Valenciana, comienza en el Azud del río Tuéjar a 600 msnm, de donde se cogía el agua.
Para salvar el barranco de la Cueva del Gato, se levantó un Acueducto de 36 m de longitud con una altura máxima de 33 m. Está formado por 3 arcos sobre pilares escalonados, cimentados directamente
sobre la roca viva del cauce del barranco y construido con bloques de piedra cortados minuciosamente a escuadra, según la técnica romana del ‘opus quadratum’
A la salida de este Acueducto se ha tajado la altura de un picacho de unos 25 m para evitar así pasarlo en túnel. Esta peña se llama actualmente Peña Cortada por el corte tan singular, dando nombre a la obra monumental. Constituye un Bien de Interés Cultural de la provincia de Valencia.
Iglesia Parroquial. La Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción, principal edificio monumental, es una construcción de la segunda mitad del siglo XVII, con portada sencilla y torre-campanario de mampostería y ladrillo de dos cuerpos. Su puerta está situada en dirección a La Meca, ya que antes de ser iglesia, en el mismo lugar se encontraba una mezquita árabe.
Ermita de Santa Quiteria. Muy cerca de la villa, en el monte de los Arnacheres, está la ermita de esta santa, patrona del pueblo.
La agricultura ha sido siempre la actividad principal de sus habitantes, dedicada sobre todo al cultivo del olivo y la almendra y en menor medida las hortalizas. En el regadío se cultiva cereales, hortalizas, legumbres, manzanos, ciruelo, etc. Los cultivos están situados en el margen izquierdo del río Tuéjar, afluente del Turia, del que se coge el agua necesaria mediante las acequias.
Hay ganadería ovina. Se explotan canteras de yeso, caolín y arcillas. Funcionan algunas almazaras. Se confeccionan alpargatas de esparto, típica producción artesanal del lugar
(De Wikipedia)
(POSTEADO POR CASIÁ VENTURILLA, ENERO - 21 - 2014 )
Un agradable paseo senderista, en el término municipal de la población valenciana de Calles, situada en la comarca de los Serranos.
Un recorrido que comparte totalmente el camino con un sector encantador del río Turia, un tramo en el que su un bello paisaje encañonado con altas paredes que dejará encantado a cualquier senderista que desee pasar una corta y agradable mañana de paseo.constante curso del agua, ha labrado con los siglos. 
El irrelevante desnivel acumulado de esta ruta/paseo, escasa dificultad de seguimiento y también inexiste dificultad técnica, la hace muy recomendable para compartirla con los pequeños de la familia.
Un paseo en bicicleta también es una buena idea para pasar un agradable rato en este encantador sector del río Turia.
El itinerario
Antigua ubicación de Domeño – Vistas cascada – Central Hidroeléctrica – Área recreativa Puente Alta – Puente Alta.
No hay mucho que explicar en esta ruta sobre como guiarla, ya que apenas hay un par de cruces y los dos muy evidentes ya que debemos ir siempre por el fondo del cañón y en paralelo al río Turia, además hay paneles de los recorridos turísticos.
El inicio lo encontramos en la pista, muy cerca de la antigua población, ya desmantelada por completo, de Domeño. Frente a nosotros, contemplamos claramente la llamativa cascada que perfectamente veíamos desde la carretera, antes de desviarnos por la pista forestal.Llegamos a la parte final del recorrido y dejamos la pista para
adentrarnos bajo un llano bosque de pinos, donde se cobija el área recreativa de Puente Alta, un magnífico lugar para descansar, comer y cargar agua en la fuente, antes de emprender la vuelta por el mismo camino, si no hemos dejado otro vehículo allí.
Tipo de ruta: Ruta lineal
Nivel de dificultad: Bajo
Longitud: 14km (ida y vuelta)
Desnivel acumulado de subida: 65mts (ida y vuelta)
Desnivel acumulado de bajada: 65mts (ida y vuelta)
Tiempo en movimiento: 3h15′
Tiempo Total: 4h
(De Internet)
No todos los valencianos han comprobado personalmente que ese río Turia prácticamente seco que desemboca en Valencia es un bello caudal de agua, de abundante agua, pocos kilómetros antes de llegar a la capital, que antes cruzaba (hoy es el bello Jardín del Turia) y ahora circunda por el sur.
Y creo que tampoco demasiados valencianos habrán remontado el curso del río, recorriendo sus diferentes zonas desde que nace en la sierra de Albarracín,
mientras cruza Teruel y Ademuz y se hinca en la provincia de Cuenca por los bellos cortados de Santa Cruz de Moya, para continuar horadando las montañas por toda la serranía (comarca de Los Serranos) hasta alcanzar el llano o Camp del Turia, ya en las huertas de alrededor de Valencia.
Valga el preámbulo para comentar que, en la búsqueda de lugares y rutas que frecuentar “Paso a Paso”, decidimos experimentar el llamado “Cañón del río Turia”, del que obtuvimos en la red prolija información, muy precisa, como la que se reproduce antes de este comentario.
Así, en la jornada dominical, a media mañana nos dirigimos con tranquilidad por la CV35, la llamada autovía de Ademuz (porque, en definitiva, la carretera termina en ese enclave valenciano incrustado en la provincia de Teruel), y sobrepasados Casinos y Losa del Obispo, en la curvas previas a Calles, sobre el “rabo” del pantano de Loriguilla, desviamos para entrar en la zona que antaño fue la población de Domeño (hoy desaparecidas sus construcciones, ya que el poblado fue trasladado a otro enclave no lejano), donde hallamos espacio en el que aparcar, en las cercanías de los remansos de agua que son colas del pantano de más abajo.
Allí, con la vista puesta en la cola de caballo, preciosa cascada (ahora algo menguada y que realmente es el desagüe de un sifón del pantano), vimos la pista
forestal (tipo carretera de tierra) que se adentraba por las rocas.
Seguir la carretera constituía un placer, con el curso del río murmullando a la izquierda, con cañares sobresaliendo, con tomillos, romeros, bayas, y tantas y tantas hierbas aportando mil aromas y ambientes.
Al cabo de un buen rato, caminando con bastante comodidad por esa pista forestal, se llega hasta ese sifón de la presa de Loriguilla, y se sigue progresando  cada vez más entre gargantas (el cañón, en definitiva) hasta alcanzar una zona de pinares, en las “caídas” del río, zona escarpada que presenta los pinos como milagrosamente incrustados en las abruptas laderas, y siempre escuchando el murmullo excitante de las aguas, que atenuaban los puentecillos de la ruta que obligaban a curvarse al curso fluvial.
Al cabo de una buena caminata, no demasiado ardua, no agobiante, pero sí excitante, se alcanza una  zona recreativa en la que algunas construcciones con bancos y mesas de piedra invitan al condumio, para seguir por la ruta, en la disyuntiva de retornar a la población de Calles, por la R-2, o camino de Puente Alto, que es lo que elegimos, senda arribita, hasta que calculamos que ya eran más de una decena los kilómetros recorridos, y que nuestros pies ya requerían un corto descanso; porque, aunque sea una perogrullada, siempre que se va hay que volver, y nuestra ruta no era de las denominadas circulares, o sea, de las que siguiendo adelante se llega al punto de partida.
Dimos, pues, la vuelta, y al retornar a la zona de descanso, lo hicimos durante diez minutos, para re-emprender el regreso, por el mismo camino, pero con otras perspectivas, y siempre acompañados de los susurros de las límpidas agua de ese río Turia que nos son negadas en la ciudad de Valencia.
Se cumplían ya más de cuatro horas cuando avistamos nuestro automóvil a través de una preciosa zona de chumberas (de higos chumbos, los “figos do diabo” de Portugal) y ya con ganas de mudar de calzado, hasta allí alcanzamos.
Un buen sorbo de agua y el cambio a zapatillas más cómodas nos impelieron a pensar en ingerir algún alimento, para lo que retornando a la carretera fuimos hasta la población de Calles, a través de cuyas angostas vías vimos una oferta que vino a socorrer nuestras ansias.
Allí, en Calles, en un barecito de una de las recoletas plazas, pese a la mucha gente que acababa sus comidas, aun pudimos lograr unos sabrosos bocadillos, que mitigaron nuestro ya acuciante apetito.
Un reparador café cerró este trance alimenticio, porque después de charlar un rato, cercano ya el ocaso, emprendimos el regreso a nuestra Valencia, comentando con placer las bellas sensaciones que habíamos experimentado en ese nuestro río, que se anuncia generoso de aguas pero que por mor del increíble sistema de regadíos que los árabes legaron a la vega de la ciudad, parece exhausto.
Pero si el viajero se acerca, simplemente, a la zona de Calles, o de Chulilla, o de Pedralba, o de Gestalgar, comprobará que es todo lo contrario: Las generosas aguas provinientes de la serranía de Albarracín, de los montes conquenses y de la comarca de Los Serranos buscan el mar y enriquecen el trayecto hasta convertirlo en belleza magnífica.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

martes, 20 de octubre de 2015

Comunidad Valenciana Paso a Paso: Viver de las Aguas, verdor y montaña a la vera del río Palancia (I) Paseo a retomar

Se inicia con la denominación genérica “Paso a Paso” una serie de entradas sobre itinerarios en la Comunidad Valenciana,  recorridos a pie, por senderos y rutas de interés ecológico, paisajístico y turístico.
La villa de Viver (Viver de las Aguas) está localizada al noroeste de la comarca del Alto Palancia, a 559 msnm y dentro de la provincia de Castellón, a 70 km de Castellón de la PlanaValencia y Teruel. Pertenece al partido judicial de Segorbe. Su término municipal abarca 50 km² y recibe el nombre de Viver de las Aguas por las más de cincuenta fuentes que se reparten a lo largo de su geografía.
El término está cruzado por el cauce del río Palancia, que desciende  desde El Toro, en la altiplanicie de Barracas, estribaciones sur de Javalambre, hacia la localidad vecina de Jérica.
El municipio de Viver se sitúa en la zona intermedia que pasa del benigno clima mediterráneo al más riguroso del interior turolense. Por ello cuenta con una gran variedad paisajística, desde el bosque mediterráneo hasta los campos de trigo del altiplano, pasando por el monte bajo de aliagas o coscojos y las zonas fértiles regadas con las aguas de sus caudalosos manantiales.
Historia
El primer dato histórico documentado de Viver es que Marco Poncio Catón fundó esta localidad con el nombre de Belsino, en el 193 a. C. Posteriormente, los mismos romanos le cambiaron el nombre por Vivarium, del que deriva el actual, llegando a ser una de las más populares ciudades de la celtiberia por haberse convertido en un ameno lugar de placer y recreo.
En torno a 1237-1239 fue conquistada a los árabes por el rey Jaime I de Aragón quien, el 24 de abril de 1244, concedió a la población el título de Real Villa. Más de un siglo después, el 12 de abril de 1367, le es otorgada la Carta Puebla por Juan Alonso, señor de Jérica, donde se la declara población independiente.
Posteriormente, esta villa es heredada, devuelta al Rey y finalmente vendida a Fernando de Aragón, duque de Calabria, virrey de Valencia y tercer marido de Germana de Foix, en 1537. El 26 de octubre de 1550 muere el duque, quien había legado sus bienes al monasterio de San Miguel de los Reyes en Valencia, fundado por él, por lo que los religiosos de este monasterio tomaron posesión de Viver hasta la desamortización de principios del siglo XIX.
Durante la guerra civil española formó parte en 1938 de la Línea XYZ que defendió y detuvo el avance desde Teruel de las tropas nacionales sobre Valencia, y sufrió graves deterioros en su patrimonio. En 1945 se inaugura la restaurada Iglesia Parroquial y las viviendas reconstruidas por Regiones Devastadas.
Economía
La economía viverense se ha basado en el sector primario, la agricultura, destacando la vid, aunque a consecuencia de la plaga de filoxera de finales del siglo XIX pasó a cobrar más importancia el almendro y el olivo. Es destacable la producción de aceite de oliva de gran calidad. Además últimamente está cobrando mayor auge el turismo rural gracias a la construcción de diversas casas rurales.
Monumentos religiosos
·Torre campanario. Se construyó siguiendo el estilo barroco en 1608. Mide 25 m de altura y su planta es cuadrada con aristas de sillería. En su parte superior se sitúa un templete octogonal que ha sido restaurado recientemente. 
Sus paredes se hallan decoradas con diversas lápidas romanas encontradas en el término municipal y una escrita en 1608 por Francisco Diago en la que se dan detalles sobre su construcción.
·Iglesia parroquial de la Virgen de Gracia y San Miguel Arcángel. Adosada a la torre-campanario, está dedicada a los patronos de la villa. Cuenta con una nave central con crucero y contrafuertes. El interior es de estilo renacentista corintio, y cuenta con diversos frescos del pintor local Rafael Posades. Ha sufrido diversas reformas, la última de ellas en 1946, para paliar los daños efectuados durante la guerra civil española
·Ermita de San Roque. Se encuentra en la cima del monte del mismo nombre y desde ella se divisa la población.
Monumentos civiles
   Torre de Viver. De origen árabe, situada en la partida de la Torre. Es una torre de mampostería con cuerpo cilíndrico que formaba parte del sistema defensivo del castillo de Jérica. Se encuentra en estado de ruina.
Torre Herragudo. De origen romano, se encuentra en las cuestas de Herragudo, en la transición entre el valle del río y el altiplano de Barracas.
Torre íbera. Situada también en las cuestas de Herragudo, posee basamentos íberos aunque su construcción presenta elementos musulmanes. Es de planta rectangular y se conserva hasta una altura de unos 3 metros.
Lugares de interés
·Bosque de Monleón. Por él discurre el sendero de gran recorrido GR7 que cruza la Península desde Andorra hasta Andalucía y pasa por la pedanía viverense de Ragudo. Es el típico bosque de pino mediterráneo.
·Peñas Rubias. El paraje alberga el camping municipal. Además se puede contemplar una pequeña cascada en el río. En la parte alta cuenta con un circuito de moto-cross, un campo de tiro y está proyectada la construcción de un aeródromo comarcal.
·Fuente de San Miguel.
Es el manantial más importante de todo el término municipal, con un caudal de 200 L/s
·Fuente de Herragudo. Situada en la pedanía o Aldea de Herragudo en la parte de Masadas Blancas junto la antigua estación de tren es, de todo el término, el manantial que nace a mayor cota.
·Parque de la Floresta. Parque natural de 4 ha de extensión, se sitúa en el cauce del barranco Hurón, que atraviesa la población. Las paredes del barranco, cubiertas de helechos y estalactitas, las casas colgantes, construidas sobre ellas, la variada y frondosa vegetación y sus cascadas y saltos de agua, hacen de este lugar un insólito, sobrecogedor y bellísimo paraje.
·Paraje del Sargal.           Situado en la  margen izquierda del río Palancia e incrustado en su valle, se halla este magnífico paraje, rodeado de montañas.
(De Wikipedia y otras fuentes de datos)
Héte aquí, querido lector, que un domingo cualquiera, al filo del mediodía, llegué a casa después de atender algunas obligaciones familiares, y propuse a mi esposa salir “a dar una vuelta” y caminar un poco, según costumbre de ir habituándonos al senderismo que venimos poniendo en práctica.
Sin demasiada intención de ir a un sitio concreto, enfilamos nuestra excursión en dirección a la carretera de Teruel/Zaragoza, por la V-21, que propicia la salida desde Valencia hacia el Norte; y poco antes de Sagunto ya enlazamos con la A-23, la llamada “Autovía Mudéjar”, que lleva hasta Teruel y Zaragoza, si bien nuestra intención era no alejarnos más de 70 ú 80 kilómetros.
Así, divisando el conocido paisaje de Gilet y Estivella, con la sierra Calderona a nuestra izquierda (¡cómo luce la “Muela de Segart”!) y los naranjales a la derecha, fuimos arribando a las estribaciones de la sierra Espadán, por Soneja hasta Segorbe, y ya ascendiendo divisamos Jérica, dudando si entrar en ella, aunque finalmente arribamos a Viver, localidad cientos de veces bordeada pero nunca visitada ni recorrida con detenimiento.
Íbamos, en fin (ya se había decidido) buscando acercarnos a las riberas y estribaciones del río Palancia, ese flumen que llega seco a Sagunto, pero que nace abundante en El Toro –altiplanicie de Barracas, estribaciones sur de la sierra de Javalambre— para discurrir por las cercanías de Viver hasta Jérica, antes de buscar su destino natural, que es el mar saguntino.
Era más de la una y media de la tarde cuando estacionamos el automóvil en la plaza del ayuntamiento de Viver (exactamente denominada Plaza Mayor del Palancia) y comprobamos que la población estaba casi desierta, sin posibilidad de preguntar sobre posibles rutas o senderos, aunque vislumbramos en la acera junto al ayuntamiento, casi a la puerta de la oficina de turismo, una placa sobre puntos de interés, monumentos, rutas y recorrido.
Estábamos absortos tratando de decidir las opciones de nuestra caminata cuando desde atrás nos preguntó una voz femenina si deseábamos mayor y mejor información.
Nos dijo que era la Concejal de Turismo del Ayuntamiento de Viver y que como se disponía a cerrar la Oficina (nosotros no nos habíamos percatado de que estuviera abierta al público) nos invitaba a entrar en el recinto para darnos datos e información.
A fe que la amabilidad y disponibilidad de la edil (ahora sabemos que es Manolita y ya tenemos su e-mail para comunicarnos con ella de forma eficiente) nos resultó utilísima, pues nos dotó de mapas y folletos sobre las rutas del agua y los monumentos existentes en el término municipal, ahorrándonos tener que adivinar y probablemente extraviarnos (como al final nos ocurrió), porque ya nos anunció que las rutas y recorridos no estaban precisamente bien señalizados.  
Se había hecho ya las dos de la tarde cuando iniciamos el descenso hacia la Avenida de Valencia, que circunvala la parte baja de Viver, y a falta de un mejor análisis, seguimos la calle hasta que se convirtió en carretera y comenzó a ascender hacia la montaña, punto en el que nos percatamos que por ahí llegaríamos a muchos sitios, pero no al que pretendíamos, que era la ribera del río Palancia.
Como rectificar es de “buenos andarines”, desandamos y llegamos otra vez a la parte baja del pueblo, donde unos vecinos ya nos indicaron la manera de ir al llamado Sargal, paraje anunciado por su copiosa fuente, sus cuevas habitadas en tiempos prehistóricos y lugares habilitados para el recreo.
Salimos esta vez de Viver por el parquie del Chorrillo, por el asfaltado camino del Oliveral, y caminando no especialmente deprisa, gozamos de las huertas y de las paredes  y bancales de piedra tosca, con la carretera que seguía siendo asfaltada. Al cabo de unos quince minutos largos divisamos las ruinas de una torre en un pequeño cerro y hacia ella fuimos, pero nos confundimos por falta de indicaciones, de manera que nos adentramos por una especie de sendas que no eran tales y que contornaban campos de olivos y de nogales con aspecto de poco cultivados, mientras escuchábamos los sonidos de cencerros de ganado a lo lejos.
Pero ya no divisábamos más caminos ni sendas ni nada parecido, por lo que optamos por el regreso, dejando para la siguiente ocasión hallar ese paraje que sin duda es fácil de encontrar si uno se fija y tiene algo más de información.
El caso es que al regreso de nuestro frustrado viaje (el río Palancia habría de seguir esperando nuestra visita) hallamos que los agradables descensos de la ida se tornaban en ascensiones, si no muy duras, nada cómodas desde luego, especialmente la empinada cuestecita final para llegar hasta el parque del Chorrillo.
Ya era más de las cuatro de la tarde y el estómago hacía como que aceptaría gustoso la recepción de cualquier alimento, por lo que, pese a la frustración de la excursión fallida, decidimos buscar en el mismo pueblo de Viver algún bar en el que tomar algún bocadillo. Era tarde y solamente estaban sirviendo cafés…
No hubo más remedio que acogerse al coche y dirigirse hacia Jérica, a cuya entrada, en la antigua carretera, un antiguo bar de camioneros nos sirvió de parada.
El problema fue que nosotros simplemente pretendíamos comer un bocadillo, y se nos dijo que en ese bar restaurante solamente se servía comida en plato, así que renunciamos al “bocata”, y acertamos: un buen plato de huevos fritos (de los de pueblo y gallina de corral) con jamón y buenas patatas, y otro plato de chuletas de cordero a la brasa remediaron de sobra nuestro apetito, regándolo con sidra gallega y unas cervezas.
Bien estaba resultando la cosa, después del frustrante y fallido intento de alcanzar el río.
Pero había un consuelo: Teníamos que volver, no solamente al río sino a Viver, la llamada “de las aguas”, para beber sus aguas con calma, recorrer bien sus caminos y sendas y empaparnos de las bellezas naturales que apenas si habíamos vislumbrado.
Tampoco había motivo de queja: En poco tiempo habíamos asegurado un nuevo destino, la villa de Viver de las Aguas, sus sendas, sus montañas, sus riberas, su río Palancia.
¡Seguro que volveremos pronto!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA