THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

martes, 31 de diciembre de 2013

LA PIEL DE TORO: DEL CABO DE GATA, EN ESPAÑA, AL DE SAN VICENTE, EN PORTUGAL. (I) De Valencia a Mojácar


Mojácar es una ciudad y un municipio español de la provincia de Almería, en la comunidad autónoma de Andalucía, situado en la comarca del Levante Almeriense y a 90 km de la capital provincial, Almería. En el año 2012 contaba con una población de 8173 habitantes (INE), distribuidos en una superficie de 72 km², lo cual da una densidad de población de 113,51 hab/km².
Desde enero de 2013, Mojácar forma parte de la red Los pueblos más bonitos de España
Situación
La ciudad de Mojácar está situada en la parte oriental de la provincia de Almería dentro de la comarca del Levante Almeriense a una altitud de 152 msnm. Su término municipal tiene una superficie de 72 km² y limita al norte con los municipios de Garrucha y Vera, al este con el mar Mediterráneo, al sur con el municipio de Carboneras y al oeste con el de Turre.
Historia
Mojácar ha sido habitada por numerosos y variados pueblos desde la antigüedad. Poblada desde la Edad del Bronce alrededor de 2000 a. C., los comerciantes fenicios y cartagineses llegaron a servir a las comunidades en crecimiento. Bajo el dominio griego, estos crearon un asentamiento llamado Murgis-Akra, palabra de la que derivaría luego, tras ser latinizada, el nombre Moxacar , luego, el de Muxacra moros y finalmente el nombre actual de Mojácar. Los musulmanes del
norte de África se establecieron en España en el siglo VIII y la provincia de Almería se convirtió en la autoridad del Califato de Damasco, gobernando, más tarde, desde Córdoba . Bajo este segundo dominio, Mojácar creció rápidamente en tamaño e importancia. Con la coronación de Mohamed I de Córdoba, en Granada, Mojácar y sus tierras fueron incorporadas al sultanato nazarí, y la ciudad se encontró con las fuerzas cristianas en el este. Se construyeron o reforzaron Atalayas y fortalezas durante el siglo XIV, que sin embargo hicieron poco para disuadir a las incursiones cristianas y feroces batallas como el hecho de sangre de 1435, donde gran parte de la población de Mojácar se sometió a la guerra. El 10 de junio de 1488, los líderes de la región acordaron someter a las fuerzas cristianas, aunque el alcaide de Mojácar se negó a asistir, teniendo en cuenta que su pueblo ya era español. En ese momento se produjo la reunión conocida como árabe de Mojácar, donde se acordó un pacto de libre asociación entre musulmanes, judíos y cristianos. Mojácar, una vez más comenzó a expandirse hasta principios del siglo XVIII, cuando el censo de la época registró 10.000 personas. A mediados del siglo XIX, Mojácar comenzó un nuevo período de decadencia. Los registros del estado revelan que varias sequías severas provocaron esta caída de la ciudad, con la consiguiente emigración hacia el norte de España, Europa y América del Sur. La despoblación de Mojácar estaba alcanzando proporciones preocupantes hasta la década de 1960 cuando el turismo empezó a invertir la tendencia. 
Demografía
El municipio de Mojácar contaba en el año 2012 con una población de 8173 habitantes. La población está concentrada en la ciudad de Mojácar (1759 habitantes), a 2,5 km del mar, y en las nuevas urbanizaciones del litoral, designadas en conjunto como Mojácar Playa (6054 habitantes), que se extienden a lo largo de un tramo de costa de 7,5 km.
Curiosidades
Según una leyenda urbana, Walt Disney no habría nacido en Chicago, sino en Mojácar (Almería), hijo ilegítimo de un médico y una lavandera. La supuesta madre habría emigrado a los Estados Unidos, donde habría dado a su hijo en adopción a la pareja formada por Elias y Flora Disney. Según esto, el verdadero nombre de Walter Disney habría sido José Guirao Zamora. Supuestamente, en los años 40, unos enviados de Disney habrían estado en Mojácar haciendo comprobaciones en los archivos parroquiales de la localidad.
(De Wikipedia y otras fuentes)
Gastronomía de Garrucha  
Garrucha es una zona donde existen variedades de preparaciones con pescado. Sus gambas rojas y los pescados de roca son verdaderos manjares: el gallopedro, gallineta, pargo, mero, suelen prepararse con vino blanco y aceite de oliva.
El guiso marinero, preparado con rape, emperador o caballa con almendras, ajos y pan fritos y su vinillo, nos enseña la cara gastronómica de toda una tradición de mar.
Otras delicias son: arroz a la garruchera, caldo en blanco, cazuela de fideos, arroz a banda, cuajadera, pimentón con chupaeros y tortas de avío.
(De Wikipedia y otras fuentes)
El gallopedro o pez de San Pedro se captura todo el año y nunca en particular. De facciones enjutas, prominentes y afiladas, su carne nívea, fina y sabrosa recuerda a la del rodaballo o el lenguado. Habita generalmente en fondos rocosos, vegetales o arenosos de los 10 a los 200 metros, gusta enterrarse en la arena, nada torpemente y ladeado, forma grupos poco numerosos, acecha peces pequeños, y posee una boca protráctil o capaz de proyectarse y crear con su ágil mandíbula inferior una corriente aspiradora de las presas.
De color gris plateado, luce una gran mancha negra en cada costado. Las primeras espinas dorsales son muy largas, y cuando está recién pescado es uno de los peces más vistosos, debido en buena parte a sus largas espinas encrespadas y sus brillantes tonos de color, que va perdiendo a medida que pasan las horas.
Tiene el inconveniente de que no todo es aprovechable: casi todo el peso del pez se lo llevan las espinas y la cabeza. Los ejemplares grandes se preparan en filetes y al horno, teniendo siempre en cuenta la merma que sufren al limpiarlo. Con los más pequeños se cocinan buenas sopas, como la bullabesa, y con sus despojos se preparan jugosos caldos para hacer salsas.
Nombrado también San Martín, San Martiño y gallo San Pedro, la voz popular se hace eco de que estando el santo apóstol pescando, atrapó un hermoso pez que llevaba una moneda en la boca. Agradecido porque estaba en apuros económicos, lo devolvió al mar y dejó impresas las manchas que luce en sus costados.
En las pescaderías se encuentran desde los que pesan un cuarto de kilo a más de tres; una vez despojado de los vistosos atributos exteriores, el peso sufre una considerable disminución.
Procúrelo limpio y cortado, llévelo al horno con un sofrito de ajo y oliva, y dese el gusto. El gallopedro se ofrece también por piezas, y se prepara en rodajitas, frito con ajos tiernos o entero a la plancha.
Además de admitir las mismas preparaciones que los mal llamados peces nobles –esencialmente lenguados, merluzas, lubinas, doradas, besugos y rodaballos–, deja en el paladar el recuerdo de una carne firme y delicada, jugosa, amariscada, intensamente aromática y sabrosa.

( De “La Verdad” y otras fuentes)
Hace varios años experimenté la posibilidad de viajar en las fechas alrededor de las celebraciones navideñas, como medio de vivir “de otra manera” esos días de tanta raigambre familiar, al tiempo de conocer otros ambientes y lugares.
En este mismo blog podrá el lector hallar relatos y experiencias sobre viajes al Norte de Italia; a Ucrania; a Francia; y al Sur de Italia.
Y después de varios años de celebración en Valencia con la gran familia, mi esposa y yo decidimos este año retornar a nuestros hábitos viajeros, desplazándonos por carretera en nuestro cómodo y útil automóvil híbrido, a lugares poco visitados por nosotros.
Ideamos de esta manera llegar desde Valencia hasta la costa Este de
Almería, para, desde el cabo de Gata, iniciar un recorrido que nos llevara al otro extremo del sur de la península ibérica, concretamente, al cabo de San Vicente, en el Algarve portugués.
El viaje desde Valencia hasta Mojácar resulta cómodo, porque la autovía A-7 (no se confunda con la AP-7, que es de peaje) lleva desde la capital del Turia hasta la bella población costera almeriense, en algo así como cuatro horas.
En ese recorrido, pasando por Alcoy, Alicante, Murcia, Puerto Lumbreras y Vera, siempre se encuentra un restaurante de carretera en el que comer a precio módico, y tomar un café mientras se descansa algo.
Y de esta guisa, alrededor de las seis de la tarde, ya estábamos en la playa de Mojácar, frente a un mar Mediterráneo bravío en esta ocasión y bajo un cielo encapotado que bien aireaba un fuerte ventarrón del norte.
Nos alojamos en un hostal en primera línea de playa, sencillo, pero bastante nuevo, en el que la sencillez y limpieza potenciaban más aún su precio económico, y tras reposar un poco, emprendimos una caminata bordeando la carretera que limita la playa, hasta el centro comercial que marca la intersección con la carretera que asciende a Mojácar pueblo. Un recorrido de unos cuatro o cinco kilómetros, ida y vuelta, que abrió nuestro apetito, y así nos desplazamos en coche, claro, hasta la vecina población de Garrucha, al norte, a unos cinco kilómetros, donde ya nos resulta tradicional degustar en un restaurante situado dentro del puerto pesquero, unas gambas rojas que son inigualables, por lo deliciosas, y un gallopedro, extraño pescado cuya cabeza se come frita y el resto a la plancha u horneado.
Un buen vino blanco de Andalucía regó esa sana y delicada cena, que fue nuestra introducción a unos días de tranquilidad y descanso, que así se prometían los venideros, y que seguiré narrando poco a poco.
Decidimos dedicar un día más relajado a la zona del Cabo de Gata y Níjar, interesante parque natural en el que se alternan las áridas y arcillosas tierras con maravillosas vistas marítimas, y de esta manera nos dimos una vuelta hacia el sur, por Carboneras, Agua Amarga y Las Negras, llegando a la bella cala de San José –ya en las inmediaciones del cabo— por medio de chumberas y piteras (los magüey mejicanos y aloe vera tan cotizados) para acabar la jornada paseando por las
alturas de la siempre bella y entrañable población de Mojácar, con sus empinadas y recoletas callejas de intrínseco sabor árabe.
Y fue en Mojácar donde hallamos la primera sorpresa de nuestro viaje, porque un amable vecino nos informó que caída la tarde iba a celebrarse en la iglesia parroquial un concierto de la banda de música de la población, que, por lo que supimos después, apoya sin límites el Ayuntamiento de la ciudad.
Por eso nos plantamos en la iglesia, que se llenó a rebosar, y tuvimos el placer de escuchar a una sesentena de jóvenes músicos interpretar con muy buena calidad piezas de ilustres compositores, destacando un precioso vals de Sostakovich.
Digno epílogo a un día repleto de bellezas y bonitas sensaciones.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

miércoles, 25 de septiembre de 2013

PERIPLO POR EUROPA 2.013.- (y VI) El retorno a España desde Brisgovia, atravesando Alsacia, el Franco Condado, Rhône-Alpes y Languedoc-Rousillon


Brisgovia (en alemán: Breisgau) es el nombre que se le da a una zona de Baden-Wurtemberg al sudoeste de Alemania, ubicada entre el río Rin y algunos de los valles de la Selva Negra.
Historia
Durante la Edad Media, Brisgovia era uno de los distritos alemánicos a orillas del Alto Rin y se extendía desde el Fricktal hasta el río Bleiche junto a Kenzingen. El nombre de Brisgovia se deriva de Breisachgau, el distrito alrededor de la ciudad de Breisach en la orilla este del Rin.
Los primeros habitantes fueron históricamente atestiguados celtas. En el Imperio Romano, la zona era parte de la provincia de Germania Superior. Pero después de la ruptura del Limes Germanicus en 260, la región fue colonizada por los alamanes.
A mediados del siglo IX fue una Marca que custodiaba la frontera con el sur de Lotaringia y Alsacia. En el 859, le fue otorgada a Carlos III el Gordo, el hijo de Alemán rey Luis I, un signo de su importancia. La casa de Zähringer se adueñó del poder durante el siglo XII en el suroeste actual de Alemania y en la actual Suiza, si bien no logró formar un ducado con un territorio coherente. La base financiera para ello provenía de la explotación de las minas de plata en la Selva Negra. Los Zähringer llevaron a cabo una política activa de colonización y fundaron numerosas ciudades, pueblos y conventos en lugares seleccionados según criterios políticos y económicos. Su esfera de dominio se caracterizaba por un derecho uniforme, una administración centralizada y la mayor libertad posible para los ciudadanos de las urbes. Los condes de Friburgo eran descendientes de los condes de Urach y en 1218 habían tomado posesión de los territorios de los Zähringer.
Para deshacerse finalmente del dominio del conde Egino III de Friburgo, los friburgueses compraron su libertad en 1368 con plata por valor de 20.000 marcos y se sometieron con todas sus posesiones en Brisgovia a los Habsburgos, perteneciendo de esta manera a la llamada Austria Anterior hasta el Congreso de Viena en 1815.
Después de casi 500 años de pertenencia a Austria, Brisgovia y la
ciudad de Friburgo de Brisgovia pasaron en 1805, por el Tratado de Presburgo, a formar parte del Gran Ducado de Baden en contra de la voluntad de la mayoría de la población.
El archiduque Alberto VI fundó aquí en 1457 la segunda universidad habsburga después de Viena (1365), por lo que es la universidad más antigua de Alemania.
Situación  
La región se encuentra situada entre el río Rin y la Selva Negra, y en su centro se halla Friburgo. Es una las regiones de clima más caliente de Alemania, en incluso se menciona que es de clima mediterráneo. La temperatura media anual es de 11° C, y suele llover una media anual de cerca de 900 mm/m².
Economía En Brisgovia se cultivan sobre todo cereales, maíz, así como espárragos, fresas.
Lugares de interés  
La gastronomía de la región contiene algunos detalles de la cocina tradicional alemana y tiene como característica la abundancia de carne de caza (mayor y menor). Es típico poder tomar un Flammkuchen (similar a una pizza con jamón y queso) acompañado
de un vino de Riesling. Las comidas de esta zona son más ligeras que las del resto de Alemania debido a la bondad del clima (casi mediterráneo). Son de destacar los abundantes postres y dulces de la región, así como las abundantes frutas procedentes de la Selva Negra.

En esta zona se suele tomar vino como acompañamiento de las comidas. También se consume la cerveza, pero no tanto como en otras partes de Alemania. 
(De Wikipedia y otras fuentes) 
Alsacia (en francés: Alsace, en alsaciano: ’s Elsàss) es una región de Francia situada al este del país, en la frontera con Alemania y Suiza, cuya capital es Estrasburgo.
Origen del nombre: Alsacia es la forma españolizada de la forma afrancesada "Alsace" la cual a su vez deriva de la alemana Elsass o Elsaß y esta del nombre de su principal río local, excluyendo al Rin: el Ill (antiguamente llamado Ell), esto significa que Alsacia significa región o territorio del río Ill.

El territorio de Alsacia, que se extiende mayormente sobre la margen occidental del valle alto del río Rin, con el que limita al este y norte, forma una planicie conocida como la planicie de Alsacia (plaine d'Alsace), limitada al oeste y suroeste por la vertiente oriental de la cordillera de los Vosgos y al sur por los montes del Jura. Alsacia se divide administrativamente desde la reforma de 1790 en dos departamentos: el Bajo Rin al norte, con prefectura en Estrasburgo, y el Alto Rin, al sur, con capital en Colmar. Esta división coincide aproximadamente con los territorios históricos de Nordgau o Baja Alsacia y de Sundgau o Alta Alsacia, en los que se incluía el actual departamento del Territorio de Belfort escindido en 1871.

La región fue objeto de conflictos y disputas continuos entre Francia y las diferentes entidades de Alemania, cambiando sucesivamente de soberanía a partir de los periodos que siguieron a los enfrentamientos armados entre ambas naciones y que finalizaron en 1871, 1918 y 1945. El proceso de reconciliación franco-alemana surgido tras el desastre humano, material y moral provocado por la Segunda Guerra Mundial y que impulsó el nacimiento y desarrollo desde la segunda mitad del siglo XX de la Unión Europea, convirtió a la región en un símbolo de la paz y la unión política del continente, acogiendo en su capital la sede de importantes instituciones y organismos internacionales de Europa.

Posee diversas masas forestales, principalmente en los Vosgos y en el Bajo Rin (bosque de Haguenau). Diversos valles también embellecen la región. Su punto más alto está en el sur de la cordillera de los Vosgos: el Ballon d'Alsace, antiguamente llamado ballon de Guebwiller en el departamento del Alto Rin, montaña de 1.426 m de altitud.

Alsacia tiene un clima semicontinental con inviernos fríos y secos y veranos calurosos. Hay poca precipitación pluviométrica debido a la protección de los Vosgos al oeste. La ciudad de Colmar tiene un microclima seco: es la segunda ciudad más seca de Francia después de Perpiñán, con una precipitación anual de solamente 550 mm. Estas condiciones climatológicas permiten el cultivo de la vid para la producción del vino de Alsacia (Vins d'Alsace).
Demografía.
 Las mayores ciudades son ( mayores de 20.000 habitantes (1999):
Historia
Prehistoria
Alsacia fue habitada desde el paleolítico como testimonian los importantes yacimientos de la comuna de Achenheim. A partir del año 1500 a. C., los celtas comenzaron a establecerse en Alsacia como agricultores, asentándose conjuntamente con migraciones precedentes de iberos orientales y líjios.
Periodo romano: integración en la provincia de las Galias 
La invasión de Alsacia por el líder suevo Ariovisto provoca la intervención de Julio César y el asentamiento hacia el año 58 a. C. de
los romanos, quienes construyeron fortificaciones y campos militares a lo largo de la frontera o limes del río Rin, y que evolucionaron más tarde en varias comunidades que han sido habitadas constantemente hasta los tiempos modernos.
Invasiones germánicas y reino Franco
Durante el declive del Imperio Romano de Occidente, Alsacia fue ocupada por los alamanes en el siglo V que, dedicados a la agricultura, se instalaron principalmente en las tierras llanas, y su idioma constituyó la base para el dialecto alsaciano moderno. Tras el paso de los hunos, que destruyeron varias ciudades, los francos merovingios expulsaron a los alamanes, integrándose entonces en parte del Reino de Austrasia. Alsacia permaneció bajo control de los francos occidentales hasta la división del reino en el año 843 en virtud del Tratado de Verdún.
El Sacro Imperio
Durante la Edad Media se construyeron numerosas fortificaciones sobre puntos elevados de los Vosgos en la proximidad de la Planicie de Alsacia para vigilar y controlar las vías de comunicación que desde antiguo atraviesan Alsacia de norte a sur.
Con el tiempo, Alsacia se convirtió en parte del Sacro Imperio Romano Germánico y fue bajo la administración de los Habsburgo de Austria cuando todos los derechos sobre Alsacia fueron cedidos a Francia tras concluir la Guerra de los Treinta Años en 1648. Anteriormente, Alsacia había experimentado gran prosperidad durante los siglos XII y XIII durante el reinado de los emperadores Hohenstaufen, pero esta prosperidad vio su fin en el siglo XIV debido a una seguidilla de duros inviernos, malas cosechas y la peste bubónica. Durante el Renacimiento, la prosperidad regresó a Alsacia bajo la administración de los Habsburgo.
La Alsacia feudal o el estado de esta provincia en 1789
Cuando las hostilidades en el conflicto denominado Guerra de los Treinta Años cesaron finalmente en 1648 con el Tratado de Westfalia, la soberanía de la mayor parte de Alsacia pasó a Francia. Las estipulaciones del Tratado con respecto a Alsacia fueron confusas. Ello determinó cierto grado de autonomía dentro del territorio. Francia consolida su dominio en 1679 con los Tratados de Nimega y ocupó la ciudad de Estrasburgo en 1681. Estos cambios territoriales se vieron reforzados en el Tratado de Ryswick 1697 que puso fin a la
Guerra de la Gran Alianza. Sin embargo, Alsacia tiene una posición excepcional en el reino de Francia. El idioma alemán se sigue utilizando en el gobierno local, la escuela y en la educación. En la Universidad de Estrasburgo se continuó con la asistencia de los estudiantes procedentes de Alemania. El Edicto de Fontainebleau, que legalizó la represión al protestantismo francés, no se aplicó en Alsacia. En contraste con el resto de Francia, hubo una relativa tolerancia religiosa. Por otro lado, la aduana fronteriza francesa seguía en los Vosgos. Por estas razones Alsacia quedó marcada por la cultura alemana y la orientación económica hacia Alemania hasta la Revolución Francesa. Hacia 1789, Alsacia era un conglomerado de territorios y feudos particulares.
Guerra Franco-prusiana
Tras la guerra franco-prusiana de 1870, la mayor parte de Alsacia junto con parte del territorio de Lorena, más tarde constituido en el departamento de Mosela, fueron anexionadas al Imperio Alemán, conformando el Territorio imperial de Alsacia y Lorena.
I Guerra Mundial
Alsacia formó parte de Alemania hasta el final de la Primera Guerra Mundial en 1918, cuando Alemania tuvo que cederla nuevamente a Francia.
II Guerra Mundial
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el territorio de Alsacia, que estaba defendido por el sistema de defensa fortificado de la Línea Maginot, pudo librarse de los principales combates de la Batalla de Francia, que se concentraron en torno a Sedán y la frontera belga.
Tras el armisticio y capitulación del ejército francés el 22 de junio de 1940, la región es anexionada al territorio del III Reich. Sometida a la dictadura nazi, el proceso consecuente de germanización impidió el retorno de mucha de la población previamente evacuada y provocó el exilio de miles más, que abandonan la región especialmente hacia el mediodía francés. La prohibición del francés, incluso de sus palabras asimiladas al dialecto, del uso de símbolos culturales franceses (la boina vasca) o la incorporación al Reichsarbeitsdienst (trabajo social del Estado) son algunas de las medidas repudiadas por la población. Aquellos que se oponían a la germanización fueron encarcelados en el campo de reeducación de Schirmeck. Otra medida de especial relevancia fue el reclutamiento forzoso desde 1942 a la Wehrmacht
de unos 130 000 alsacianos, conocidos como los Malgré Nous (lit. A nuestro pesar).
Desde el otoño de 1944 se libraron duros combates en suelo alsaciano con la entrada en ella de las tropas argelinas y marroquíes de Francia: aunque la 2ª división blindada del general Leclerc tomó Estrasburgo el 23 de noviembre de 1944 y alcanzó el Rin, otras zonas de la región quedarán todavía ocupadas (bolsas) por los últimos efectivos del ejército nazi en el momento de la rendición en mayo de 1945. El resultado de la Batalla de Alsacia fue la destrucción de numerosas poblaciones de la región, en especial en torno a las bolsas de Haguenau y Colmar.
La reconciliación y la construcción europea
Economía
Alsacia es la tercera región de Francia en términos de PIB. A nivel de agronomía, destaca la producción y elaboración de vinos. A nivel industrial, se destaca por la construcción de automóviles de lujo.
Cultura
Alsacia se ha beneficiado de su situación geográfica central que la convierte en uno de los lugares de paso de las migraciones humanas desde ya antes de la Edad Media y lugar de confluencia de las diversas tendencias del pensamiento europeo, desde el humanismo y la reforma protestante hasta el movimiento contemporáneo de la construcción de la Unión Europea, asimilando las influencias e interacciones de las culturas germánica y francesa.
Lengua
La lengua oficial es el francés pero en la región de Alsacia, se habla también el alsaciano que es la lengua dialectal y el conjunto de variedades de origen germánico que se hablan en ella y que, pese a ser reconocida entre las lenguas de Francia, todavía no tienen un estatuto de lengua oficial.
Gastronomía
La cocina alsaciana es conocida por especialidades tradicionales elaboradas, como el cocido baeckeoffe, las tartes flambées o flammekueche, el fleischnackas y en especial por la choucroute.
La cocina tradicional tiene su base en la tradición culinaria germánica y aunque emplea frecuentemente la carne de cerdo como ingrediente en varios platos, no es raro el consumo de preparados con pescados, como la carpe frite (carpa frita), popular en la región sur de Alsacia del Sundgau.
Otro pilar en el que se asienta la gastronomía de Alsacia es la calidad de los productos del terruño alsaciano, algunos de gran prestigio internacional, como sus vinos de denominación o sus cervezas, y
otros de uso local, como las carnes de aves, el foie gras, los caracoles, coles y espárragos, la miel y la nata fresca, todos con clasificaciones de calidad del organismo oficial francés. Otros productos de renombre local son las aguas naturales de los manantiales de los Vosgos.
Los preparados de repostería, como el Kugelhof, los pain d'épices y los brédalas, son característicos de la gastronomía de esta región.
Vinos
La región de Alsacia se considera una de las regiones vitícolas de Francia por excelencia, y como señal de su particularidad, las producciones reciben la denominación de la cepa, además de la denominación general de Vins d'Alsace.
Aunque son mayoritariamente blancos, fruto de las uvas de las variedades Riesling, Sylvaner o Gewürztraminer, otros son tintos como el Pinot Noir. Parte de la producción de caldos blancos se deriva para la elaboración de vinos por el método champagnes (méthode champenoise), protegidos con la AOC Crémant d'Alsace.
Cervezas y licores
Alsacia es también la mayor productora de cerveza de Francia, con numerosas brasseries o fábricas productoras localizadas en torno al área de Estrasburgo, Molsheim y Obernai.
Entre las marcas comerciales podemos citar las de Kronenbourg, Fischer, Météor y Kanterbräu.
El schnapps, o aguardiente aromatizado a menudo por destilación con esencias de frutas (pera, manzana, etc.), se produce igualmente en Alsacia. Asimismo son afamados los licores y aguardientes de cerezas.
Costumbres y tradiciones
Comparables en su poder de convocatoria popular, los Winstub son a Alsacia lo que los Pubs a la Gran Bretaña. Sin embargo, a diferencia de estos últimos, los clientes vienen para disfrutar de la gastronomía del lugar, sus vinos y terminar en tertulias, ya sea al almuerzo o a la cena.
(De Wikipedia y otras fuentes)
Franco Condado (en francés: Franche-Comté) es una región al este de Francia, enclavada entre Suiza y la Borgoña ducal o francesa (a diferencia de la cual recibe también las denominaciones históricas de Borgoña condal o Borgoña española). Se la reconoce tanto por sus paisajes y monumentos, como por sus industrias y el elevado respeto por la naturaleza.
Geografía física
La superficie de esta región es de 16.190 km², dividida en cuatro
departamentos: Doubs, Jura, Haute-Saône y Territorio de Belfort, con una población de 1.100.000 habitantes.
La altura máxima es el pico Crêt Péla, de 1.500 m, y el 40% de su superficie se encuentra cubierta de bosques.
El Franco Condado es una región de agua, bosques de abetos y de grandes espacios protegidos, como, por ejemplo, los Parques regionales del Alto Jura y de los Ballons de los Vosgos.
Geografía política
Las ciudades más importantes son:
Origen del nombre de Franco Condado
El nombre de Franco Condado no aparece oficialmente hasta 1478, hablándose anteriormente del Condado de Borgoña. La tradición cuenta que el conde borgoñón Reginaldo III de Borgoña se negó en 1478 a rendir tributo al Sacro Emperador, lo cual le dio el sobrenombre de “Franco Conde”.
Economía
El abanico económico es amplio, pasando por la silvicultura, la relojería (el 85% de los relojes franceses) o la viticultura (86.000 hectolitros anuales).
Historia
Territorio perteneciente al antiguo Reino de Borgoña, fue cedido por Carlos VIII de Francia en el tratado de Senlis (1493) a la Casa de Habsburgo. Al Franco Condado siempre se consideró como parte integrante del Estado Borgoñón. Separado geográficamente de los Países Bajos por el ducado de Lorena, pero vinculado políticamente a éstos por constituir desde 1512 el denominado Círculo Borgoñón.
Con una superficie cercana a los 15.000 km², carecía de unidad geográfica, siendo uno de tantos territorios fruto de la Historia. Rodeado por Alsacia, Lorena, Suiza y Francia, el valle del Saona lo separa de su otra mitad, el ducado de Borgoña, perteneciente a los reyes de Francia. Se dividía en tres circunscripciones: Amont (en el norte), Aval (en el sur) y Dôle (en el centro), cada una de ellas a cargo de un bailío.
En lo social estaba muy feudalizado, lo que se concatenaba con la ausencia de grandes ciudades, apenas Dole y Besanzón son dignas de cita. La primera era la capital y estaba dotada de Universidad; la segunda conservó el estatuto de ciudad libre hasta que en 1654 Felipe IV la anexionó al condado. Jurisdiccionalmente hablando, el condado era independiente, si bien tenía el mismo Gobernador General que Flandes, y enviaba representantes a sus organismos. El Parlamento residía en Dôle, con sus dos cámaras y los tres brazos clásicos, era la clave de la organización política, administrativa y judicial de la Borgoña Condal por servir de corte suprema y Consejo de Estado. Lo dominaban juristas de origen burgués, rivales de la vieja nobleza y partidarios de la emancipación campesina, progresivamente lograda desde el siglo XVI. Si bajo Carlos I fue una provincia muy favorecida, tras la llegada de Felipe II a la dignidad de conde de Borgoña el 10 de junio de 1556 pasará a un segundo orden estratégico, que se acentuará cuando el territorio quede aislado de Saboya por el Tratado de Lyon (1601), pues desde entonces a los españoles les será más cómodo usar el paso de la Valtelina para comunicarse con el Sacro Imperio y con Flandes. Eso le evitó los peores embates de la guerra hasta 1636, pero no le ahorró con todo de algunas incursiones enemigas que llevaron la desolación al condado, como cuando Enrique IV de Francia lo invadió en 1595. Sin embargo, Franco Condado no fue cedido a Francia hasta el tratado de Nimega de 1679, bajo el gobierno de Carlos II de España.
Actualmente, el título de Conde Palatino de Borgoña es uno de los muchos que históricamente acumula S.M. Juan Carlos I, rey de España, ya que se trata de un título que tradicionalmente ha pertenecido a los soberanos de la Monarquía Hispánica.
(De Wikipedia y otras fuentes)
La parada y pernocta en Freiburg vienen a significarnos casi siempre el fin de la etapa previa al regreso a España. Y en esta ocasión así fue, porque nuestra hija nos esperaba, como aconteció al inicio del Periplo, en Roses, la bella localidad del Empordá.
De esta guisa, a primera hora nos desplazamos en nuestro coche, que ya marcaba más de 7.000 kilómetros de periplo, hasta el centro de Freiburg para tomar el ya casi tradicional desayuno de dos grandes tazas de café con leche (grossen kafeemilch) con los deliciosos bollitos de pan que preparan en una de las varias panaderías/pastelerías de la zona, y aprovechamos para comprar unos panecillos que siempre resultan sabrosos, para improvisar unos bocadillos durante el viaje, a cuyo fin aun visitamos el supermercado de una cadena alemana que también está radicada en España, pero que ofrece a precios más baratos y con mayor variedad, diferentes patés, mostazas, salsas, hierbas, chocolates, etcétera, que a mi esposa le encanta llevar a España, además de sabrosos productos de charcutería para los posibles bocadillos. 
Y terminada esta importante tarea "nutritiva", accedimos a la autopista que conduce hasta Basel, en Suiza, recorriendo los treinta y pocos kilómetros que distan hasta el acceso a Mulhouse, ya en Francia, a donde llegamos en un santiamén, después de cruzar el Rin. 
Ya en Francia seguimos por la autopista que indica dirección Besançon y Lyon, superando esta misma población y Montbeliard, hasta llegar a Dôle, en el punto de intersección de la autopista París/ Ginebra/Milan y la que sirve de circunvalación a la región de Lyon, sobrepasando Bourg en Bresse. 
Pero no contabamos con un elemento tan incómodo como la lluvia, que arreció hasta ser un  auténtico diluvio y nos forzó a usar las luces antiniebla y a reducir la velocidad a una tercera parte, porque la visibilidad era escasa y había una larga hilera de camiones expandiendo al aire ese agua centrifugada que suelen despedir en cuanto la carretera está mojada. 
Tan es así que, como había que repostar, en las proximidades de St. Exupery, donde se halla el nuevo aeropuerto de Lyon, aprovechamos para preparar unos bocadillos con el buen pan y la buena charcutería germana que habíamos adquirido en Freiburg. 
Y por fin alcanzamos las cercanías de Lyon, punto en el que el acceso a l´Autorute du Soleil (la que une Lyon con Marsella) es tan complicado y está tan concurrido que resulta casi imposible evitar algún roce o pequeña colisión, máxime cuando, como así acontecía, la lluvia se intensificaba tanto que a la altura de Montelimar optamos
por detenernos un rato en la amplia área de servicio de la autopista, esperando que los cielos se abriesen algo, aunque no ocurrió del todo, por cuando reanudamos la ruta el agua de los cielos siguió empeñada en remojarnos bien el coche. 
Fue a la altura de Avignon, cuando ya tomamos la autopista de enlace hacia la que cruza el Languedoc-Rosellón, la Languedocienne, el momento en que se fue atenuando el líquido elemento y la circulación se normalizó algo, aunque en pleno mes de agosto la intensidad del tráfico era más que alta. 
Así, fuimos alcanzando Nimes, Montpellier, Beziers, Narbona y Perpignan, hasta situarnos en la antigua frontera de España (actualmente inexistente).
Pero aun nos aguardaba la desagradable sorpresa de que la primera salida de la autopista, la que permite entrar en La Jonquera y sus áreas de servicio, tenía tan tremenda congestión que hubimos de ir a la segunda, en la que asimismo sobraban vehículos por todas partes. 
Ya en la carretera normal, la nacional II, llegamos hasta Figueres, con nuevos atascos, hasta que por fin la autovía hacia Roses nos llevó a Santa Margarida, nuestro destino español por esa noche,
Nos esperaban nuestro yerno y nuestra nieta, con quienes fuimos a cenar en un restaurante de estilo francés con vistas muy bellas en el ocaso, pero cuyos precios nos hicieron recordar que en muchas ocasiones en el extranjero se puede comer igual de bien y por menos dinero.
Tras descansar lo que se pudo, por el calor mediterráneo, la mañana siguiente reemprendimos el Periplo en su etapa final de 500 kilómetros, y llegamos a nuestra Valencia a primera hora de la tarde. 
El cuentakilómetros parcial del coche registraba 8.410 kilómetros...
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA