THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

miércoles, 19 de mayo de 2010

7.- La Ucrania que encontré en 2009 (y II).- PERIPLO POR EUROPA 2009: DE VALENCIA A KIEV, PASANDO POR BERLÍN Y VARSOVIA

(Publicado en la web de la que provienen en 7 de septiembre de 2.009)

“La independencia siempre fue mi deseo; la dependencia siempre fue mi destino” Paul Verlaine (1844-1895) Poeta francés.
No voy a prodigarme en exceso comentando la realidad ucraniana que pude comprobar durante mi estancia –corta, solamente 9 días—en el pasado mes de agosto.
Ya en mi anterior comentario en este blog adelanté varias de las claves de la actual situación.
(Catedral de Sta. Sofía en Kiev; S.XI)
En Ucrania, como en tantos países, hay que analizar por separado la capital (Kiev), las dos o tres principales ciudades (Karkhiv, Donetsk) y el resto, y separar las zonas rurales de las urbanas.
En Kiev sigue notándose, con cierta baja, la proliferación de la vida adinerada, especialmente en el centro, con coches de lujo, restaurantes caros bastante llenos, casinos con gente; pero en los barrios de la periferia, que pese a todo han mejorado “algo” en infraestructuras, la vida sigue siendo la misma, con sus mercadillos no demasiado limpios, con la venta de comida sin garantía alguna, etcétera, solamente paliada por la proliferación de grandes cadenas de hipermercados del oeste de Europa.
En las zonas rurales, se está cerca de la miseria, porque la agricultura y ganadería está bajo mínimos; y en las zonas urbanas de capitales o ciudades medianas o pequeñas, solamente la inyección económica del funcionariado (cada vez peor pagado) permite la supervivencia.
La inflación galopa de forma incontenible; el coste de los productos básicos se incrementa más del 50% y los salarios solamente suben un 10 %.
No es raro encontrar un banco sin dinero, no de forma permanente, pero sí escuchar la información de que se espere uno ó dos días, “hasta que se recoja” el que ingresan las empresas de sus cobros y salarios.
Con situaciones tan curiosas, como que las pensiones se pagan por el estado a través de un banco estatal. Si no se retira nada en el plazo de un año, el banco avisa al organismo pagador, le devuelve el dinero que tiene depositado, y hay que empezar un laborioso proceso, no solamente para recuperarlo, sino para que se continúe pagando la pensión. Y ello sin clara cobertura legal.
Habrá quien se extrañe de que una persona esté más de un año sin retirar dinero de su pensión. No es tan raro, porque hay bastantes inmigrantes que perciben pensión y viven en el extranjero, desde donde inclusive envían sus ahorros generados en el exilio. Y cuando regresan de vacaciones, por ejemplo, se encuentran con que su dinero está, por así decirlo, “bloqueado”.
(Monumento a los héroes de la guerra, Kiev)
En Ucrania se aplica el patrón dólar y así, todo lo que se importa en dólares, ha subido el incremento que esta moneda ha experimentado con respecto a la Grivna ucraniana (ha pasado del 1=5 al 1= 7’8); y otro tanto ocurre con el Euro, que ha pasado del 1=7 al 1=12.
Así, comprar un “brick” de zumo, cuesta 6 Grivnas, ¡casi un dólar!, y el azúcar también se ha ido a las nubes; el café, no digamos… Todo ha subido, menos los salarios.
Un español se siente rico en Ucrania, porque cambia los Euros casi a 12 grivnas, pero un ucraniano apenas si puede adquirir bienes con el salario o pensión que recibe.
En el aspecto político, la gentes está completamente desengañadas de aquélla prometida (yo nunca creí que hubiera existido, ni que fuera a producirse) “revolución naranja”, porque la confusión política ha crecido, y mientras los parlamentarios y los gobernantes se embolsan envidiables sueldos y se benefician de prebendas (con un indudable tufo a derroche y corrupción), el futuro político es absolutamente incierto y confuso.
Sigue existiendo la división entre las “dos” Ucranias (la rusófila y la más nacionalista), y la zona este es mayoritariamente pro-rusa, y el resto más o menos de esencias ucranianas.
He preguntado a muchos amigos y conocidos, charlando ampliamente con muchos de ellos, sobre a quién votarán en las próximas elecciones presidenciales (15 enero 2010), si a Yúshchenko –actual presidente- o a Tymoshenko –actual primera ministra- o a Yanukovich –ex primer ministro y líder de la fracción pro-rusa- y la respuesta ha sido contundente: A ninguno… Y lo probable es que la abstención sea enorme.
Y es que Yúshchenko ha sido un presidente falto de energía, demasiado tecnócrata y rodeado de asesores pro capital judío; Tymoshenko es una fémina súper ambiciosa, enormemente manipuladora, intrigante, apoyada por asesores pro capital nada claro (más bien ucranianos y rusos con capital en paraísos fiscales); y Yanukóvich sigue siendo el terco, inflexible, engreído político, que sigue el dictado de los criterios de Moscú.
Me parece que habrá de pasar más de una generación para que el mapa político se aclare.
Sin embargo, sí he creído percibir un mayor sentimiento anti-ruso que, propaganda al margen, es natural en un pueblo que desea ante todo ser independiente de su antigua potencia dominadora y asumir los modos de vida occidental.
Solamente la juventud, siempre rebelde, siempre innovadora, parece mostrar una mayor modernidad.
(Catedral de San Miguel, Kiev)
El resto del pueblo sigue, como casi siempre, bastante resignado, algo triste, siempre trabajando y buscando esas picardías que le permiten ganar unas monedas más, vía economía sumergida.
No me ha gustado la Ucrania que he hallado. Pero es la que hay.
¡Qué tenga suerte Ucrania!
¡Falta le hace!

“La independencia, igual que el honor, es una isla rocosa sin playas” Napoleón I (1769-1821) Napoleón Bonaparte. Emperador francés
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
NOTA al 19/05/2010.- En las las elecciones presidenciales de enero de 2.010, el anterior presidente, Yúschenko, solamente consiguió alcanzar el tercer puesto, superado por Yulia Tymoshenko y por Víktor Yanukóvich, proclamado finalmente como presidente, pro ruso, bajo cuyo mandato Ucrania parece está tomando una posición pro-rusa, pero sin prescindir de Occidente.

6.- La Ucrania que encontré en 2009 (I) .- PERIPLO POR EUROPA 2009: DE VALENCIA A KIEV, PASANDO POR BERLÍN Y VARSOVIA

(Publicado en la web de origen el jueves 3 de septiembre de 2009 )
Ucrania (en ucraniano: Україна: Ukraína, [ukrɑˈinɑ]) es un país ubicado en la Europa oriental. Limita con Rusia hacia el este, con Bielorrusia al norte, con Polonia, Eslovaquia y Hungría hacia el oeste, con Rumania y Moldavia al suroeste y con el mar Negro y el mar de Azov al sur. La ciudad de Kiev (Kyiv) es la capital y la ciudad más grande del país. El nombre del país proviene del término krajina, que en eslavo puede tener dos significados: "territorio fronterizo" o "país". En ucraniano moderno країна (kraína) significa "país".
La historia moderna de Ucrania comenzó con los eslavos orientales, ya que desde el siglo IX, Ucrania fue el centro del área habitada por este grupo. Este Estado, conocido como Rus de Kiev, se convirtió en la na
ción más grande y poderosa de Europa, pero se desintegró en el siglo XII. En el siglo XVII, Ucrania fue el hogar de la primera democracia moderna durante la rebelión de Jmelnytsky. Después de la Gran Guerra del Norte, Ucrania fue dividida entre varios de los poderes regionales y en el siglo XIX, la mayor parte de Ucrania se integró al Imperio ruso, con el resto bajo el control de Austria-Hungría. Tras un período caótico de guerras incesantes y varios intentos de independencia, en 1922 Ucrania surgió como una de las repúblicas fundadoras de la Unión Soviética. El territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania fue ampliado hacia el oeste poco antes y después de la Segunda Guerra Mundial y nuevamente en 1954 con la transferencia de Crimea. En 1945, la RSS de Ucrania se convirtió en uno de los miembros fundadores de la ONU. Ucrania alcanzó su independencia tras la disolución de la Unión Soviética en 1991.
Esto comenzó un periodo de transición hacia una economía de mercado, durante el cual Ucrania fue afectada por una recesión que duró ocho años. Sin embargo, en el siglo XXI la economía ha experimentado un aumento estable con un crecimiento promedio del PIB del 7% anual.
(Mapa de oblasts de Ucrania)
(El Parlamento, Verkhovna Rada)
Ucrania es un Estado unitario compuesto por veinticuatro óblasts (provincias), una república autónoma (Crimea) y dos ciudades con estatuto especial: Kiev, su capital, y Sebastopol, que alberga la flota rusa del mar Negro bajo un contrato de arrendamiento. Ucrania es una república que se rige por un sistema semi-presidencial con la separación del poder entre el ejecutivo, legislativo y judicial. Desde el colapso de la Unión Soviética, Ucrania sigue manteniendo el segundo ejército más grande en Europa, después de Rusia. El país tiene 46,2 millones de habitantes, 77,8% de los cuales son ucranianos étnicos, con minorías considerables de rusos, bielorrusos y rumanos. El ucraniano es el único idioma oficial, aunque el ruso también es ampliamente hablado. La religión dominante en el país es el cristianismo ortodoxo, que ha influenciado en gran medida la arquitectura, la literatura y la música del país.
(De Wikipedia)
...
Para quien sea seguidor de este blog, no constituirá sorpresa saber que cada año, de una u otra manera (los dos últimos años en propio coche y a través de Europa), voy a Ucrania.
A estas alturas, ya no pretendo descubrir Ucrania, que es un país al que, por encima de todos sus defectos y deficiencias, amo profundamente y siento en mi corazón, pero sí me permito profundizar en lo que compruebo que no evoluciona.
Así pues, he de decir que Ucrania no está peor que cuando la conocí en el año 2.000, pero no ha evolucionado, ni mucho menos, lo que se esperaba.
Se trata, ni más ni menos, de que hay una sociedad sin base esencial, en la que los ricos siguen siendo ricos, los pobres siguen siendo pobres, y la clase media “sobrevive” como puede.
Todo tiene una raíz política: En Ucrania hay –se reconozca o no— dos Ucranias: la ruso parlante y ruso-social, localizada desde Kiev hasta el este; y la Ucrania más genuina, de Kiev hasta el oeste.
Los movimientos independentistas genuinos se localizan en la Ucrania “no rusa”, pero el dinero y la mafia que lo controla, se halla en la Ucrania “pro-rusa”.
Sin embargo, los ciudadanos ucranianos, de cualquier clase y condición, siguen trabajando sin descanso, fieles al principio de laboriosidad que les caracteriza, y gracias a ello el país continúa, mal que bien, capeando el temporal de sus propias incertidumbres y de sus provisionalidades.
Tuve y tengo el honor de contar, tanto en Ivano-Frankivsk como en Kiev, con amigos(as) auténticos, que me explican con paciencia y detalle lo que pasa en su país, y me trasladan sus anhelos e inquietudes.
Por eso, puedo decir, que Ucrania se halla en la encrucijada de decidir si quiere seguir vinculada a Rusia, o ser ella misma.
Creo que los ucranianos piensan en lo segundo, cualquiera que sea el coste que les represente.
Y sí, Ucrania, ha de ser ella misma, pero después de superar el clasismo, la manipulación mafiosa, la corrupción que sigue siendo galopante… Y para ello hace falta valor… y dinero…
Opino que Ucrania no puede desvincularse de Rusia porque sí, ni puede ser independiente (odiando a Rusia) por “también”. Los extremismos no sirven…
Ucrania ha de ser ella misma: con su pasado vinculado a Rusia (preservando el idioma ruso, que practica el 30% de su población), pero con su propia identidad, enraizada las esencias ucranianas –incluida la lengua ucraniana, cada vez más implantada— que implica mucho más que reminiscencias a olvidar.
Puedo, con orgullo, proponer el ejemplo que tengo en mi familia, con mi esposa y mi “hija” esencialmente ruso-parlantes, pero que hablan, escriben y piensan en ucraniano, y que se sienten orgullosas de ser eso, ucranianas, nunca rusas…
Cuento como anécdota que mi “nieto” ucraniano – le debo a mi esposa el honor de sentirme como el “abuelo” de “su” nieto de trece años— me decía que “Rusia es nuestra enemiga…porque después de controlarnos muchos años, ahora nos quita el gas”, visión sin duda primaria, pero que muestra el sentimiento nacionalista que se implanta en Ucrania.
Bueno, al margen de estas disquisiciones, y de que la vida en Ucrania se ha encarecido muchísimo, por aquello del “patrón dólar”, decir que Ucrania sigue viva; que en Ucrania se sigue “palpando” el humanismo propio del país; en el que hay “identidad propia”.
¿Qué decir de los deliciosos encuentros con las “profesoras magistrales” que son las catedráticas Ludmila Stetchenko ( o su esposo Dmitriy Nikolaevich); o Elena Bratus, o Galyna Skibo, o Tatiana Kuftyreva y su hermana Iryna?
Cada vez que se habla con ellos se encuentra la frescura de la amistad y de su enorme ciencia, con su orgullo se sentirse ucranianos, no exento de su preocupación por la incertidumbre de su país…
¡Con estas gentes nunca puede derrumbarse Ucrania!...

Bueno, Ucrania sigue como antes, con los ricos siendo muy ricos, con los pobres siendo más pobres, sin clase media, con un consumismo incontrolado y con unas esperanzas que todos querríamos se plasmaran en realidades…

¿Anécdotas? Muchas, como siempre…
Viajábamos a unos 50 kilómetros de Ivano-Frankivsk, en dirección a Ternópil, cuando, cerca de Monarstirsvka, antes del puente sobre el río Dniéster, cuando hallamos una señal extraña (compuesta de un ”stop” y de una flecha hacia la izquierda viabilizando el paso), ante la que casi detuve el automóvil, y pasé a no más de 10 kms/hora. Surgió inmediatamente –prepotente— un policía de tráfico, diciendo que “no había respetado la señal de stop y que ello determinaba una sanción muy grave, de más de 250 grivnas (unos 15 Euros), y que debíamos ir al banco más próximo, y que la elaboración del protocolo iba a demorar “mucho tiempo”, y que…….
Al responder que no tenía razón, pero que queríamos el “protocolo” y que pagaríamos, pero que yo nada firmaría, porque era ciudadano extranjero, y no entendía nada de su lenguaje (excusa muy manida.: "Ya ne pañimayiou”), el policía empezó a renegar y acabó diciendo que los extranjeros no éramos simpáticos, y que, bueno… por esta vez…. nos “perdonaba”… (Comprobó que iba a tener más problemas que ventajas, y que desde luego no recibiría ni un billete de “soborno”)
Seguiré contando más adelante.
(Fotografía de SPB cuando la policía ucraniana "pretendía" la multa)

Y, por último, indicar a Cristina Serediak, la deliciosa amiga, doctora de etnia ucraniana residente en la Argentina, erudita en los Pysanka (o huevos decorados típicos de Ucrania), que este relato se está confeccionando desde España, al regreso del viaje, y que no pasamos por Kolomya, por el museo de los Pysanka –ya visitado y conocido— porque en este viaje teníamos otras prioridades.
Aunque seguirán más relatos sobre Ucrania, ya anticipo: Ucrania, pese a todo, vale la pena, porque “Mbi tebyá lyoblyou” (Nosotros te amamos)
¡Qué placer escribir sobre este hermoso país!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA