Huete es un municipio y localidad
de la provincia de Cuenca perteneciente a la comunidad autónoma de Castilla-La
Mancha,
España.
Geografía
Huete se encuentra al noroeste de la
provincia, a 54 km de Cuenca y a 120 km de Madrid. Se localiza en las laderas
este y sur de un alto cerro, conocido como del Castillo, entre el río
Cauda
o Borbotón y el arroyo de las Canales, en un valle cerca de la confluencia de
ambos cursos con el río
Mayor,
en la comarca conquense de la Alcarria.
Sus núcleos de población son el
propio núcleo urbano de Huete y las pedanías de Valdemoro del Rey, Moncalvillo
de Huete,
Saceda
del Río,
Bonilla, Caracenilla, Verdelpino
de Huete,
La
Langa,
Carrascosilla.
Edad Media
Tras una hipotética presencia
visigoda, el actual núcleo de Huete entró verdaderamente en la historia en la
Edad Media durante el período andalusí, ya en su fase emiral, siendo conocida
como Wabda. Formando parte de la cora
de Santabariyya
o Shant Bariya (Santaver),
el cerro del Castillo y una gran parte de su ladera meridional se
fortificaron con murallas. Durante los siglos IX y X, fue uno de los centros
más importantes en la zona de las tribus bereberes de los Hawwara y Madyuna, bajo el poder de la
familia de los Banu Di-l-Nun, que más adelante se haría
con el control de la región estableciendo la taifa de Toledo (1031-1085). Precisamente
fue a Huete donde al-Qádir, el último rey toledano, se
retiró tras dejar el poder de Toledo en manos de Alfonso
VI,
y antes de establecerse como rey en Valencia. Tras morir en esta ciudad
(1091), tanto Huete como sus tierras particulares al sur del Tajo pasaron a manos de Álvar
Fáñez.
Tras su paso al reino
de Castilla,
Huete fue repoblándose con gentes de la Meseta
norte;
y no sin grandes dificultades, debidas a la consiguiente reacción almorávide tras la conquista de estas
tierras
por Alfonso VI, muy cerca de la localidad de Huete se produjo la derrota de las tropas castellanas en la batalla de Uclés (1108), y que puso al reino en un gran aprieto. A lo largo del siglo XII, al estar en la vanguardia del reino por su parte más oriental, Huete fue adquiriendo un papel cada vez más destacado frente al poder andalusí. Ello explica que el ejército almohade —el nuevo poder africano dominante en al-Ándalus en ese momento—, en julio de 1172, y dirigido por el propio califa Abu Yaqub Yusuf (Yusuf I), se dirigió contra Huete, cercándola durante diez días. Después de instalar sus reales en el llamado Cerro de las Tiendas —que alude a este hecho de armas—, los almohades, tras los numerosos asaltos que realizaron, sólo llegaron a entrar en los arrabales pero no lograron tomar el castillo. Agotados ambos contendientes —los cristianos, por la falta de agua, y los almohades, por la falta de forrajes—, el 22 de julio el ejército musulmán levanto el campo dirigiéndose hacia Cuenca. De esos críticos momentos data el patronazgo de las santas Justa y Rufina, pues la tradición narra que el 19 de julio, durante el cerco almohade y tras fracasar el último asalto del califa, cayó tal tormenta en Huete que llenó los secos aljibes de la fortaleza, permitiendo así que los defensores esperaran, sin los apuros anteriores, la llegada del rey Alfonso VII para poder desbaratar los planes del ejército sitiador.
por Alfonso VI, muy cerca de la localidad de Huete se produjo la derrota de las tropas castellanas en la batalla de Uclés (1108), y que puso al reino en un gran aprieto. A lo largo del siglo XII, al estar en la vanguardia del reino por su parte más oriental, Huete fue adquiriendo un papel cada vez más destacado frente al poder andalusí. Ello explica que el ejército almohade —el nuevo poder africano dominante en al-Ándalus en ese momento—, en julio de 1172, y dirigido por el propio califa Abu Yaqub Yusuf (Yusuf I), se dirigió contra Huete, cercándola durante diez días. Después de instalar sus reales en el llamado Cerro de las Tiendas —que alude a este hecho de armas—, los almohades, tras los numerosos asaltos que realizaron, sólo llegaron a entrar en los arrabales pero no lograron tomar el castillo. Agotados ambos contendientes —los cristianos, por la falta de agua, y los almohades, por la falta de forrajes—, el 22 de julio el ejército musulmán levanto el campo dirigiéndose hacia Cuenca. De esos críticos momentos data el patronazgo de las santas Justa y Rufina, pues la tradición narra que el 19 de julio, durante el cerco almohade y tras fracasar el último asalto del califa, cayó tal tormenta en Huete que llenó los secos aljibes de la fortaleza, permitiendo así que los defensores esperaran, sin los apuros anteriores, la llegada del rey Alfonso VII para poder desbaratar los planes del ejército sitiador.
Tras la retirada almohade y
previendo nuevos ataques, que ya no sucedieron, se acometería la reconstrucción
de las murallas de Huete, para así poder
acoger mejor a sus habitantes, que desde ese momento, ya en paz la región y
relativamente alejado el peligro almohade, fueron a poblar el lugar: una villa de frontera que durante
un cierto tiempo de la segunda mitad del siglo XII disputó a Cuenca el ser la cabeza rectora de la zona más oriental de la submeseta sur castellana.
un cierto tiempo de la segunda mitad del siglo XII disputó a Cuenca el ser la cabeza rectora de la zona más oriental de la submeseta sur castellana.
En 1164 tuvo lugar en la localidad la Batalla de Huete, en la que las tropas de la
Casa de
Castro,
a las órdenes de Fernando Rodríguez de Castro
"el Castellano", derrotaron a las tropas de los partidarios de la Casa de Lara, dirigidas por el Conde Manrique
Pérez de Lara,
que resultó muerto en la batalla, y sus hermanos Álvaro y Nuño.
Rodeada de territorios de señorío, Huete, aunque nunca perdió
su condición de villa de realengo —con título de ciudad, desde 1428—, junto a su fortaleza, con la intención de
asentar su poder en la zona o resolver cuestiones dinásticas, sólo fue dada por
los monarcas castellanos a diferentes parientes suyos. Pese a ello, sobre todo
a lo largo de la baja Edad Media, los amplios términos de
Huete fueron mermando a favor de la clase nobiliaria. Desde el siglo XII la
presión sobre Huete de la nobleza era evidente, pues tanto los Laras como los Castros, las familias que por
entonces se disputaban el control del poder real, intervinieron en la
designación de los tenentes de su fortaleza. Alfonso XI le otorgaría su Fuero y, al parecer, también el escudo de la ciudad: un león
rampante sobre una media luna creciente en campo rojo. Huete, pasará a ser
el centro de un amplio territorio, la Tierra
de Huete,
extendido por las actuales provincias de Cuenca y Guadalajara.
Durante el período trastámara, en 1388, Juan
I
dio Huete a Doña Constanza, hija mayor de Pedro
I y
duquesa de Lancaster, con el fin de resolver el problema dinástico que en ese
momento se daba al aspirar ésta al trono castellano. En la Paz
de Troncoso
y el tratado de Bayona se acordó que, junto a Guadalajara, Olmedo y Medina del Campo, Huete, con todas sus rentas y derechos, fuera dada de
por vida a Doña Constanza, y que su hija, Catalina, casara con el infante Enrique, adoptando ambos, como
príncipes herederos al trono castellano y por primera vez, el título de Príncipes
de Asturias.
Tras la muerte (1394) de la duquesa de
Lancaster, tal como estaba acordado, Huete pasó a su hija Catalina, ya reina
desde 1390, que unió a sus propias
villas, dadas a raíz su matrimonio con Enrique III, de Soria, Atienza, Almazán, Deza y Molina
de Aragón
—todas ellas, en una misma zona geográfica del oriente de Castilla—. La nueva
posesión no acabó con los intentos de la nobleza por hacerse con el control de la zona de Huete. Así, durante el reinado de Enrique III, diversos linajes fueron alcanzando un progresivo protagonismo en las comarcas cercanas a ella, y que a la postre convirtieron en señoríos, rápidamente ampliados hasta convertirse en importantes estados señoriales. Tales fueron los linajes de los Mendoza —en alguna de sus ramas—, y sobre todo los Carrillo y los Acuña, que emparentaron entre sí.
posesión no acabó con los intentos de la nobleza por hacerse con el control de la zona de Huete. Así, durante el reinado de Enrique III, diversos linajes fueron alcanzando un progresivo protagonismo en las comarcas cercanas a ella, y que a la postre convirtieron en señoríos, rápidamente ampliados hasta convertirse en importantes estados señoriales. Tales fueron los linajes de los Mendoza —en alguna de sus ramas—, y sobre todo los Carrillo y los Acuña, que emparentaron entre sí.
Renacimiento
Ya en el siglo XV, Juan II le concedió el
título de Ciudad, gracias a la intervención de Pedro
Carrillo de Huete,
"El Halconero", su cronista. Los Reyes Católicos, el 28 de febrero de 1477, la distinguirían con los de Noble y Leal, tratamiento con el que se denominará a partir de entonces.
Con los Austrias pasó a ser cabeza
del Partido
de Huete,
dentro de la provincia de Cuenca.
(De Wikipedia)
…
“Quesos
La Ermita” http://quesoslaermitadecaracenilla.com/es/
pertenece a la empresa Sat Rio Mayor , está situada en Caracenilla, en el valle del Río Mayor, en la provincia de Cuenca, en la que siempre se ha elaborado queso.
pertenece a la empresa Sat Rio Mayor , está situada en Caracenilla, en el valle del Río Mayor, en la provincia de Cuenca, en la que siempre se ha elaborado queso.

Se dedica a la fabricación de quesos
de manera tradicional. La manufactura del queso y los secretos de los que son
conocedores constituyen un legado valioso que ha dejado la cultura romana y
que se ha trasmitido milenariamente de generación en generación y que los
titulares de esta empresa han querido recuperar y conservar.
Se distinguen en la elaboración
tradicional de quesos puros de oveja.
(De Internet y otras fuentes)
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PAGO CALZADILLA
http://www.pagocalzadilla.com/ está ubicado en Huete, Alcarria Conquense, dominando el Valle del Río Mayor.
En el año 1980 nace la Bodega Familiar Uribes Madero, con una pequeña
instalación para elaborar vino y una reducida plantación de diferentes
variedades de uva tinta, pero hasta 1992 no sale su primera botella al mercado: “CALZADILLA”.
PAGO CALZADILLA actualmente comprende 26 hectáreas, 20 de las cuales están dedicadas al viñedo, con una producción anual de 100.000 kilos de uva con los que se elaboran tintos de larga crianza
PAGO CALZADILLA actualmente comprende 26 hectáreas, 20 de las cuales están dedicadas al viñedo, con una producción anual de 100.000 kilos de uva con los que se elaboran tintos de larga crianza
Las variedades plantadas son autóctonas, manteniendo la
tradición de la tierra con Tempranillo y Garnacha, además de cultivar otras
variedades de reconocido prestigio como Syrah y Cabernet Sauvignon, varietales
con buenas cualidades para la crianza y con las que se producen vinos elegantes
y a la vez intensos.

“PAGO CALZADILLA” comprende 20 Hectáreas de viñedo con una producción limitada. Se inició su plantación en 1980
con tres variedades: Tempranillo, Garnacha y
Cabernet Sauvignon. Posteriormente en 1992 se introduce la variedad Syrah, todas en espaldera y con la particularidad de estar gran parte de ellas sobre las laderas del Cerro La Pájara, a 1.000 m de altitud. El fruto se trata con delicadeza en cada uno de los procesos: la vendimia es en cajas de 15 kg de forma manual. Previamente a la fermentación se realiza un enfriamiento y selección de los racimos. El movimiento de las uvas, mostos y vinos es por gravedad sin intervenciones de bombeos.
(De Internet y otras fuentes)
…
La estancia en la Casa del Canónigo, de Caracenilla, no solamente
estaba resultando muy grata por la bondad de las instalaciones del
establecimiento y por la calidad de los servicios, sino que a ello añadía el
especial aliciente de facilitar la visita a la quesería cercana (en la misma
población, frente a la ermita) denominada “Quesos La Ermita” y también a una
renombrada bodega sita en el camino hacia Huete.
Pese a la llovizna, como el frío no era excesivo, decidimos pasear
hasta la quesería, situada en la intersección de la calle denominada
Salida
de la Vega (en la que está la casa del Canónigo) y el cruce con la carretera
autonómica que lleva hasta Huete.
Camino de la quesería tuvimos la fortuna de encontrarnos con una
simpática pareja de jóvenes valencianos, Esther y Óscar; con quienes, camino de alojarse en nuestro hotel, a raíz de
preguntarnos sobre la industria de los quesos, establecimos una buena
relación de amistad, que nos llevó a compartir el resto del día.

La interesante visita, durante la cual pudimos preguntar
nuestras dudas, se nos ofreció una degustación de quesos, cuya calidad y buen
sabor nos determinó, al menos en nuestro caso, a adquirir una de las
variedades, que todavía estamos disfrutando en nuestra domicilio.


Una vez en el centro de la ciudad, lo primero que contemplamos, por
haber estacionado en las cercanías nuestro vehículo, fue la Torre del Reloj, en
obras, diseñada en estilo neoclásico y construida en 1975, que pertenecía al
antiguo ayuntamiento.
De esa torre llegamos a la auténtica joya monumental que es el antiguo
monasterio de Santa María de la Merced de la Merced, en buena parte restaurado,
cuya iglesia fue construida entre 1664 y 1668, la sacristía inaugurada en 1754,
con un retablo manierista; y la fachada y los balcones son del siglo XVIII,
destacando especialmente el claustro barroco (1645-1648), más la sala
capitular, del siglo XVIII. En los bajos hallamos, en agradable sorpresa, la
oficina de turismo, en la que se nos atendió con atención e informó de las
características y monumentos de esta ciudad venida a manos por la despoblación,
ahora con un número de habitantes inferior a los dos mil.

(1557-1576), cuya iglesia, actualmente denominada de Santa María de Castejón tiene un claustro de estilo gótico y la torre del monasterio es curiosa por ser rectangular; el ábside restante de la antigua parroquia de Santa maría de Atienza, del siglo XIII, sin techumbre; y la Iglesia Real de San Nicolás de Medina, de entre 1700 y 1705.
Además de estos monumentos, bastante deteriorados y abandonados (según
se nos dijo por falta de recursos económicos) pudimos admirar la muchas casas
solariegas y blasonadas, como la de los Condes de Garcinarro, de los Amorada,
de los Linajes, el Pósito real y el Palacio Arzobispal, del siglo XVIII.
El paseo estaba resultando interesante, pero una inoportuna lluvia nos
hizo percatarnos de que era llegada la hora de tomar algún condumio, por lo que
en la calle del rey Juan Carlos I, hallamos el bar
restaurante Serrano, en el que Óscar y Esther, consumieron con gusto unos costillares a la brasa, y nosotros disfrutamos con unas mollejas de cordero.
restaurante Serrano, en el que Óscar y Esther, consumieron con gusto unos costillares a la brasa, y nosotros disfrutamos con unas mollejas de cordero.
Estaba llegando la hora de visitar las bodegas de “Pago Calzadilla”, a
unos dos kilómetros de Huete, en un cruce significado de la carretera hacia
Caracenilla, a las que se accede por una entrada singular, que permite llegar
hasta el corazón de una bonita finca situada en un altozano, sobre el valle.
Nos atendió ya desde el acceso, Celia Madero (propietaria junto con su
marido, de apellido Uribes), una mujer despierta e inquieta, de sólida formación
científica como farmacéutica y apasionada de la elaboración del vino, quien nos obsequió con una prolija información sobre los
tipos de vid que se cultivan en la propiedad, el proceso de vendimiado, de selección, de clasificación, etcétera. En fin, toda una lección, culminada con la explicación de las distintas clases de vino, los denominados crianza, reserva y gran reserva, y con una degustación de un “Calzadilla” reserva”, proviniente de uva Shyraz, que nos deleitó.
Al propio tiempo, contemplamos la muestra de la colección de botellas que en exclusiva se elaboran para el corredor automovilístico Fernando Alonso.
tipos de vid que se cultivan en la propiedad, el proceso de vendimiado, de selección, de clasificación, etcétera. En fin, toda una lección, culminada con la explicación de las distintas clases de vino, los denominados crianza, reserva y gran reserva, y con una degustación de un “Calzadilla” reserva”, proviniente de uva Shyraz, que nos deleitó.
Al propio tiempo, contemplamos la muestra de la colección de botellas que en exclusiva se elaboran para el corredor automovilístico Fernando Alonso.

Esta
indicación geográfica está reglamentada por la Ley de la Viña y el Vino (2003),
que establece que todos los vinos sujetos a esta indicación deben cumplir los
siguientes requisitos:

2.
En caso de que la totalidad del pago se encuentre incluida en el ámbito
territorial de una denominación de origen calificada, podrá recibir el nombre
de vino de pago calificado.
3.
Los vinos de pago han de ser elaborados y embotellados por las personas que
ostenten la titularidad de los viñedos ubicados en el pago, en bodegas situadas
en la proximidad del pago.
4.
Toda la uva que se destine al vino de pago debe proceder de viñedos ubicados en
el pago determinado y el vino deberá elaborarse, almacenarse y criarse de forma
separada de otros vinos.
5.
En la elaboración de los vinos de pago se implanta un sistema de calidad
integral, que se aplica desde
la producción de la uva hasta la puesta en el mercado de los vinos.
la producción de la uva hasta la puesta en el mercado de los vinos.
6.
Cada vino de pago debe contar con un órgano de gestión, sujeto a la legislación
de las comunidades autónomas.
Con
tantos conocimientos acumulados, estaba llegando el tiempo de regresar a la
Casa del Canónigo, en la que nos aguardaban nuevas y magníficas vivencias.
Por
el momento, la jornada había resultado amena e ilustrativa.
Seguíamos
pensando que aquello semejaba “vivir como un canónigo”…
Y aún faltaba lo mejor.
Y aún faltaba lo mejor.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA