THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

lunes, 17 de mayo de 2010

PERIPLO POR EUROPA 2009: DE VALENCIA A KIEV, PASANDO POR BERLÍN Y VARSOVIA .- 5.- Polonia y Varsovia

(Publicado en 3 de Septiembre de 2.009)
Polonia (en polaco Polska; oficialmente, República Polaca o República de Polonia, en polaco Rzeczpospolita Polska) es un país ubicado en Europa Central que forma parte de la Unión Europea (UE) y la OTAN.
Polonia limita con Alemania al Oeste; la República Checa y Eslovaquia al Sur; Ucrania, Bielorrusia y Lituania al Este; y el mar Báltico y el óblast de Kaliningrado, un enclave ruso, al Norte.
Desde el verano de 1915, Alemania y Austria-Hungría habían ocupado todos los territorios históricamente polacos, gracias a la eficacia de la ofensiva de Gorlice-Tarnów. Los alemanes propusieron la creación de un reino polaco el 5 de noviembre de 1916. La elección de un rey fue pospuesta, siempre considerándose como candidatos a miembros de la nobleza de la Casa de Habsburgo. La independencia de este estado polaco ocupado militarmente era dudosa, y el Gobernador General alemán, Coronel General Hans Hartwig von Beseler, ejercía el poder de facto.
Con la firma del Armisticio de Compiègne, el Gobernador von Beseler cedió el poder al General polaco Józef Piłsudski el 11 de noviembre de 1918. Esta migración de poder significó el establecimiento del primer estado polaco independiente en más de doce décadas. Luego de una sublevación polaca en territorios de Alemania, Polonia ganó más terreno. En el Tratado de Versalles, se reconoció internacionalmente la independencia polaca, y su frontera occidental fue definida, siendo la creación de un corredor polaco una de las innovaciones más polémicas. Si bien Polonia estuvo en paz con Alemania, su integridad territorial estaba lejos de ser segura.
En efecto, algunas regiones pobladas por ucranianos dentro de Austria-Hungría, declararon sus intenciones de independizarse bajo el nombre de la República Nacional de Ucrania Occidental, en octubre de 1918. Dichas regiones incluían a Galitzia, la Rutenia Transcarpática y la Bukovina. La República Popular Ucraniana había negociado secretamente dichos territorios con los austro-húngaros desde febrero del mismo año, siendo decepcionada finalmente. La mayoría polaca en Lviv, capital de nuevo estado, no deseaba formar parte de una Ucrania occidental, e iniciaron un levantamiento anti-ucraniano. Dicho levantamiento recibió rápido apoyo polaco, lo que motivó a que las dos repúblicas ucranianas se unieran en enero de 1919 (véase Guerra Polaco-Ucraniana). Esta unión fue simbólica, ya que no significó ninguna mejoría para la situación militar de los ucranianos de la Galitzia. Para julio de 1919, los ejércitos ucranianos fueron derrotados y los territorios de la Ucrania occidental fueron asimilados por Polonia. Dicha anexión no sería reconocida por la Sociedad de Naciones hasta marzo de 1923. La República Popular Ucraniana reconoció las ganancias polacas en el oeste, a cambio de recibir apoyo en la Ofensiva de Kiev, cuyo objetivo era asegurar la creación de un estado ucraniano con fronteras sólidas antes los bolcheviques. El inicio de la Guerra Polaco-Soviética no entregó los resultados esperados: una contraofensiva soviética devolvió a los polacos a sus fronteras y aún más allá. Para inicios de agosto de 1920, unidades del Ejército Rojo, comandadas por el comandante Mijaíl Tujachevski, se acercaron a Varsovia, en lo que se consideraba el último paso de la subyugación de Polonia. El resultado de la batalla de Varsovia dio un vuelco sorprendente el 16 de agosto, cuando tropas de reserva al mando del general Józef Piłsudski contraatacaron, expulsando a los soviéticos de Polonia. Una segunda derrota importante en la batalla del Río Niemen, motivó a los bolcheviques a proponer un tratado de paz. Polonia, exhausta aceptó definir una nueva frontera luego de una serie de cortas negociaciones. La nueva frontera fue plasmada en la Paz de Riga. Durante la guerra, los territorios destinados para el estado ucraniano fueron absorbidos por Polonia y la recién establecida Ucrania soviética.
Polonia también luchó dos guerras cortas contra Checoslovaquia y Lituania en 1919 y 1920 respectivamente (véase Conflicto fronterizo polaco-checoslovaco y Guerra Polaco-Lituana), anexionando la capital lituana Vilnius y 20% del teritorio en la ultima y logrando un arreglo fronterizo en la primera.Las relaciones con Lituania se mantuvo en estado de guerra hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial,cuando miles de militares polacos pidieron asilo en Lituania, escapando del ejercito nazi.
Aunque la política polaca durante el período de entreguerras estipulaba que la alianza militar con Francia obtenida en los Tratados de Locarno era la mejor garantía contra Alemania y la Unión Soviética, esto no impidió que Polonia firmara pactos de no-agresión con los soviéticos en 1932. Aunque los bolcheviques amenazaron con romper el pacto si Polonia ocupaba territorios checoslovacos durante la Crisis de los Sudetes, estas amenazas no se cumplieron, y Polonia anexó Zaolzie y otras regiones con minorías polacas[] Este pacto fue reafirmado en 1938
Polonia también firmó un pacto de no-agresión con la Alemania Nazi en 1934. Luego de que los polacos se negaran a permitir que la Ciudad libre de Dánzig fuera devuelta a Alemania, Hitler anuló el pacto en abril de 1939.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió a Polonia. Dos días después, el Reino Unido y Francia le declararon la guerra al país agresor, dando inicio a la Segunda Guerra Mundial en Europa. El 17 de septiembre, comenzó la invasión soviética de Polonia. Los ejércitos germanos y soviéticos no se atacaron entre sí, y se dividieron Polonia, como habían acordado en una cláusula secreta del Pacto Ribbentrop-Mólotov.
Alemania administró el núcleo de los territorios polacos bajo su control bajo la forma del Gobierno General, siendo anexados a Alemania las regiones más occidentales. La fuerzas de la Alemania nazi fueron forzadas a retirarse por el Ejército Rojo y voluntarios polacos, creándose en la posguerra la República Popular de Polonia, Estado socialista satélite de la Unión Soviética. Sus fronteras, establecidas en la Conferencia de Potsdam, sufrieron un cambio drástico, ya que la «Línea Curzon A», establecida en el oriente, despojó a Polonia de territorios que recuperó en el oeste bajo la «Línea Oder-Neisse», a expensas de Alemania.
A fines de los años 1980 un movimiento de oposición al gobierno, encabezado por el sindicato obrero Solidarność logró poner en jaque el régimen estalinista, apoyado por las potencias occidentales y la Iglesia Católica, que logró influir en el proceso, a través de sus líderes, para afianzar la restauración de las libertades democráticas, el respeto a los derechos humanos y el capitalismo y el libre mercado como bases del sistema económico (ya iniciada a través de reformas de liberalizadoras por la anterior administración) bajo un régimen multipartidista electoral parlamentario, dando lugar al moderno Estado polaco, que cambió su nombre oficial a República de Polonia. Polonia ingresó a la Unión Europea en 2004.
(De Wikipedia)
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El viaje desde Berlín hasta la frontera de Alemania con Polonia es corto (70 kms) y cómodo, por autopista que discurre al norte de Dresde.
Pero en cuanto se penetra en Polonia –y reconozco que la eliminación de fronteras, fruto del Tratado Schengen es una gran comodidad— el panorama cambia: Durante unos 100 kilómetros, nos acoge una carretera con buen firme, pero que atraviesa muchísimas zonas pobladas, en cada una de las cuales hay radares controlando la limitación de velocidad a 50 kilómetros por hora, lo que hace “eterno” el viaje, hasta que se alcanza de nuevo la autopista de muy reciente construcción que llega hasta las cercanías de Lödz, con un peaje barato.
El problema revive cuando se termina la autopista de forma inopinada (ni siquiera el navegador lo reconoce y lo avisa, prueba de lo reciente que es), pues, a unos 125 kilómetros de Varsovia, se tarda ¡2 horas y media! en llegar a la capital. Poblado tras poblado, radar tras radar, camión tras camión…

Varsovia: Centro del stare miasto (ciudad vieja)
Varsovia (en polaco: Warszawa, Alfabeto Fonético Internacional: [varsava]) es la ciudad más grande de Polonia, y la capital del país desde el año 1596, cuando el rey Segismundo III Vasa la trasladó desde Cracovia. Varsovia es también la sede del Presidente de la República, del Parlamento y del resto de las autoridades centrales. Cuenta con una población de 1,7 millones de habitantes (enero de 2008) y unos 2,785 millones en su área metropolitana.
Varsovia es conocida internacionalmente por haber dado su nombre al Pacto de Varsovia, a la Convención de Varsovia, al Tratado de Varsovia y al Alzamiento de Varsovia.
El centro histórico de la ciudad, completamente destruido a raíz del Alzamiento de Varsovia en 1944, fue reconstruido meticulosamente después de la guerra, y en 1980 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como "ejemplo destacado de reconstrucción casi total de una secuencia histórica que se extiende desde el siglo XIII hasta el siglo XX". Es uno de los principales centros económico-financieros y culturales de Europa Central.
El comienzo de la Segunda Guerra Mundial dio inicio a una de las experiencias más traumáticas de esta ciudad. Durante el asedio de Varsovia, unas diez mil personas murieron y más de 50 mil quedaron heridas. Los alemanes realizaron un saqueo cultural de la ciudad, y varios habitantes fueron enviados a campos de trabajo o campos de concentración. Los invasores establecieron también a la población judía en un gueto, conocido como el gueto de Varsovia. Miles murieron de hambre, enfermedades y hacinamiento antes de empezar a ser enviados a campos de la muerte, donde destaca el de Treblinka, desde finales de 1941. Cuando se conoció la noticia del destino final de los judíos polacos, se inició el levantamiento del gueto de Varsovia, que duró casi un mes. Tropas alemanes al mando de Jürgen Stroop pusieron fin a la resistencia judía,[ y luego de destruir la Gran Sinagoga, símbolo de la Varsovia judía, reanudaron las deportaciones a Treblinka. El Dr. Ludwig Fischer sería nombrado Gobernador del Distrito de Varsovia, quien llevó a cabo una administración completamente compuesta por alemanes. Los judíos se vieron totalmente aislados en Varsovia para poder hacer frente al régimen nazi ya que esta masacre se ocultó al resto del mundo. Los historiadores relatan distintos casos de complicidad, como cuando en 1944 los miembros de la Cruz Roja Alemana guiaron a visitantes de la Cruz Roja Internacional a través del campo de concentración de Theresienstadt, por un "paseo" predeterminado que escondía los horrores del exterminio. Cruz Roja Internacional exponía que en el régimen no se estaba cometiendo ningún crimen, argumentándolo con la aparente tranquilidad que aportaban estas visitas trucadas, lo cual era una absoluta falsedad, ya que la ciudad de Varsovia estuvo durante la guerra cubierta por una espesa nube negra de cenizas humanas.
La ciudad sufriría aún mayor destrucción en el año siguiente. Coincidiendo con el acercamiento del Ejército Rojo a Varsovia, el Ejército clandestino polaco inició un nuevo alzamiento contra los alemanes. Se estima que entre 150 mil y 180 mil personas murieron durante el conflicto..
Palacio de la cultura
(Monumento a la rebelión de 1944 y detalle .-Fotos de SPB)
En total, se cree que entre 600 y 800 mil varsovianos murieron en la segunda guerra mundial. Un 30% de la ciudad fue destruida en la lucha, pero tras finalizarse la guerra casi toda la ciudad sería destruida. Anteriormente, tanto Hitler como Himmler habían expresado su deseo de destruir la capital polaca, siendo el sistema ferroviario la única estructura que sobrevivió, debido a que fue usado para el transporte de la tropas alemanas. Al finalizar la ocupación alemana el Castillo Real fue destruido, las principales bibliotecas incendiadas, junto con museos, iglesias, palacios y otros edificios culturales. Varsovia, que una vez había sido conocida como "la París del Este", perdió cerca del 80% de sus edificios.
Entre los sitios destacables para ver en Varsovia:
La Plaza May
or del Barrio Antiguo
El Castillo Real en el Barrio Antiguo
La Calle "Krakowskie Przedmieście"
El Museo del Levantamiento de 1944
El Palacio de la Cultura
El Gran Teatro Wielki
El Palacio Wilanów
El Parque Łazienki
(De Wikipedia)
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Varsovia es una ciudad nueva. Llena de recuerdos, y de lugares escenario de atrocidades, como los ghettos que la sinrazón nazi mantuvo, la destrucción de gran parte de la ciudad, primero por los ejércitos alemanes, después por los rusos, al reconquistar el país, la ha dejado casi sin monumentos históricos, porque la mayor parte ha debido de ser reconstruida tras la guerra mundial.
Aún quedan las grandes avenidas propias de los países de “estilo” comunista y bloques de edificación que recuerdan o son similares a los que se encuentran en Rusia y en Ucrania.
("Bosque de cuces", monumento a los muertos, foto de SPB)
Se alcanza la impresión de que Polonia fue tierra de “mártires”, porque los judíos –que parece no son demasiado queridos en esta país— fueron casi exterminados, no solamente en Varsovia, sino en los campos de Auchswitz y otros, al sur, y porque los propios polacos se alzaron en 1944 contra los nazis, cruzando el río Vístula para atacarles, pero fueron brutalmente eliminados.
Hay dos o tres monumentos que lo recuerdan, con esculturas hermosas y trágicas a la vez, con bosques de cruces y valientes soldados lanzándose contra el potencial de las tropas alemanas.
El reconstruido castillo, la plaza del mercado y la llamada “stare miasto” (ciudad vieja) son de interesante visita, y especialmente pueden degustarse la especialidades culinarias polacas (entre las alemanas y las ucranianas) como el Golonka –codillo de cerdo que se sirve con sauerkraut o col fermentada— los crêpes, los derunys (especie de tortitas de patata rallada) y una buena cerveza.
Los restaurantes de la zona del Rynek, o viejo mercado, son sugestivos para el turista, porque los precios, por mor del cambio entre el Euro y el Zloty polaco (1 a 4), resultan baratos, como resulta barato e interesante acudir al Podwale Piwo, un restaurante frente a las murallas del castillo que ofrece variedades típicas en abundantes platos, con animación musical polaca.
En fin, Varsovia puede visitarse si queda de paso, como me ocurría a mí, que iba hacia Ucrania desde Alemania, porque ciertamente ir a propósito no creo valga la pena.

No obstante, no acabo con este comentario mis relatos sobre Polonia, porque más adelante, cuando me refiera al trayecto entre Ivano-Frankivsk y Radom, volveré sobre este interesante país, sumido en obras públicas por la gran ayuda de la Unión Europea, la que tiempo atrás recibieron España y Portugal, y con cuyos subsidios seguro estoy que Polonia será una gran nación, eso sí, llegando a ser tan cara como las que hace tiempo están integradas en el gran proyecto europeo.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

PERIPLO POR EUROPA 2009: DE VALENCIA A KIEV, PASANDO POR BERLÍN Y VARSOVIA 4.- Berlín (III)

(Publicado en el blog de procedencia el miércoles 2 de septiembre de 2009 )
Actualmente Berlín es un gran terreno en obras. Las grúas dominan el paisaje de la ciudad, muchos edificios han sido renovados, lugares históricos como la Potsdamer Platz y edificios emblemáticos, como el Reichstag han recobrado su antiguo esplendor. Los mejores arquitectos del mundo construyen o reconstruyen toda una serie de edificios públicos y privados. Se espera que para el año 2015 se vuelva a construir el Palacio Real de la ciudad destruido durante la Segunda Guerra Mundial. Este proyecto contempla la creación de un gran centro cultural y comercial en el interior del nuevo edificio, cuya fachada será una copia exacta del original.
Lugares de interés
Muro de Berlín: Aún perduran algunos tramos de esta construcción que dividió no sólo la ciudad de Berlín, sino también el mundo en dos ideologías diametralmente opuestas. En Mühlenstrasse se puede ver un tramo de más de un kilómetro de esta reliquia del pasado. Asimismo se conserva en buen estado el Checkpoint Charlie, que fue uno de los puntos de acceso para extranjeros en Berlín Este y de escape clandestino de algunos habitantes de la RDA. Actualmente Checkpoint Charlie es un museo dedicado a la historia del muro y a aquellos que de diversos modos intentaron atravesarlo.
Puerta de Brandeburgo: Monumento situado a pocos metros del derrumbado muro, en la tierra de nadie que había entre el muro mismo y los cuarteles y torres de vigilancia de la policía (Volkspolizei) de la RDA, es hoy símbolo de la reunificación del país.
Reichstag: Es desde 1999 de nuevo sede del parlamento federal, hoy llamado Bundestag. En su reconstrucción, sólo se dejaron los muros exteriores; el interior es totalmente nuevo. Su cúpula, de cristal, es accesible al público y ofrece una magnífica vista panorámica de la ciudad, sobre todo de
Siegessäule (Columna de la victoria): Monumento de 69 metros de altura ubicado en el parque Tiergarten que conmemora tres victorias alemanas en el siglo XIX. Está coronada por una estatua de Niké, la diosa griega de la victoria. Puede accederse hasta su cúspide en donde se obtiene una privilegiada vista de la ciudad. Fue popularizada por ser el lugar de reunión de los ángeles en la película Tan Lejos y Tan cerca del director alemán Wim Wenders.
Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche: Iglesia ubicada en el Centro de Berlín Oeste (antiguo Berlín Occidental), sufrió los bombardeos de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. A estos bombardeos sólo sobrevivió una gran torre que ha sido conservada sin restaurar para recordar las consecuencias de la guerra, albergando en su parte alta la Freiheitsglocke (Campana de la libertad ) y al que le fue anexado un edificio moderno para la parroquia. De hecho, esta iglesia es también conocida como "la iglesia en recuerdo a la futilidad de la guerra". La entrada a la iglesia es gratuita y abre sus puertas de nueve de la mañana a siete de la tarde, todos los días de la semana.
Potsdamer Platz: En el corazón del Berlín Occidental se halla la nueva Potsdamer Platz, que en los años 1920 era uno de los puntos más populares de toda Europa. A partir de la caída del muro, pasó a ser un enorme proyecto de construcción, en el que hoy en día se pueden encontrar modernos centros comerciales y rascacielos que marcan una nueva época para Berlín
Unter den Linden (Bajo los tilos) es el principal bulevar de la ciudad. Comienza en la plaza de París en el lado oeste de la puerta de Brandeburgo, donde se encuentran la Academia de Arte, el conocido Hotel Adlon y la embajada de Francia y de los Estados Unidos. Desde esta plaza recorre 1,5 km en dirección Este hasta el puente denominado Schlossbrücke, el cual sirve de unión con la Isla de los Museos y el centro Este de Berlín. En una plaza adyacente a esta avenida Unter den Linden se encuentra la catedral (católica) de Berlín , justo entre la Ópera Staatsoper Unter den Linden (una de las tres que tiene la ciudad) y el edificio conocido como la Kommode, y está dedicada a santa Eduviges.
Friedrichstrasse: Antiguo centro cultural, económico y comercial de Berlín. Actualmente intenta recuperar su importancia en la ciudad.
Alexanderplatz: En el centro del antiguo Berlín Este se encuentra esta gran plaza donde el antiguo gobierno comunista de la RDA dejó su huella más visible. Cerca de esta plaza se halla la torre de televisión (Fernsehturm) de 368 m de altura, que puede ser vista desde casi cualquier punto de la ciudad. Construida en los años 1960, la torre cuenta con un restaurante circular panorámico que gira sobre sí mismo y desde el que puede verse una amplia panorámica de la ciudad. Antiguamente se levantaba en ella la estatua alegórica de Berolina.
Las inmediaciones de la Alexanderplatz están repletas de monumentos y grandes edificios antiguos, plazas y comercios de todo tipo. Entre los monumentos destaca el Ayuntamiento (Rotes Rathaus) y la catedral (protestante) de Berlín (Berliner Dom); ambos edificios tienen una arquitectura particular.
Memorial del Holocausto: Los 2711 bloques de hormigón recuerdan los horrores del Holocausto judío por parte del nazismo. Este monumento, diseñado por el arquitecto Peter Eisenman, se ubica a pocos metros de la Puerta de Brandeburgo.
Museos y pinacotecas
El Museo Bode en la punta norte de la Isla de los Museos
Berlin alberga 365 museos. El conjunto en la Isla de los Museos es un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y se sitúa en la parte norte de la Isla Spree entre el Spree y el Kupfergraben. Ya en 1841 se le nombró “distrito dedicado al arte y las antigüedades” por un decreto real. Por consiguiente, el Altes Museum (Museo Antiguo) en el Lustgarten, que mostraba el busto de la reina Nefertiti,[11] y el Neues Museum (Museo Nuevo), Alte Nationalgalerie (Antigua Galería Nacional), Museo de Pérgamo y el Museo Bode se erigieron allí. Los nombres de los edificios no se correspondían necesariamente con el contenido de las colecciones que exponían.
Fuera de esta Isla de los Museos, hay muchos otros. La Gemäldegalerie (Galería de Pinturas) se centra en las pinturas de los "antiguos maestros" de los siglos XIII al XVIII, mientras que la Neue Nationalgalerie (Nueva Galería Nacional, construida por Ludwig Mies van der Rohe) se especializa en pintura europea del siglo XX.
En la primavera de 2006, se reabrió el expandido Museo Alemán de Historia (Deutsches Historisches Museum) en la Zeughaus con una exposición dedicada a la historia alemana a través de la caída del Muro de Berlín en 1989.
En el Museumszentrum Berlin-Dahlem (distrito de Dahlem), hay varios museos del arte y cultura mundiales, como el Museo de Arte Indio, el Museo de Arte de Asia Oriental, el Museo Etnológico, el Museo de las Culturas Europeas, así como el Museo de los Aliados (un museo sobre la Guerra Fría), el Museo Brücke (un museo de arte).
Espacios naturales
El Tiergarten es principal parque de Berlín
El contrato del Bosque Permanente fue un acuerdo de 1915 entre Berlín y Prusia, para la adquisición de bosque en torno a la ciudad. El término Bosque Permanente, como parte del nombre del contrato, se refiere a su propósito de permanecer inalterable en el tiempo.
En contraste con las partes central y este de la ciudad, que están densamente urbanizadas, las zonas del oeste se abren a zonas verdes boscosas, con los lagos alimentados por los ríos Spree y Havel, que ofrecen al visitante lugares de ocio y espacios naturales.
Tiergarten: Es un gran parque ubicado en el centro de la ciudad. En sus primeros años fue una zona de caza y posteriormente pasó a ser una gran zona verde para uso y disfrute de los berlineses.
Jardín Botánico: Es uno de los más grandes y conocidos de Europa, tiene además una importante colección de plantas preparadas y una Biblioteca especializada
(De Wikipedia)
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La visita de Berlín puede realizarse de muy distintas maneras, según sean las pretensiones del viajero.
En mi caso pretendía, además de lo relatado en comentarios anteriores, comprobar lo evolucionado y el contraste entre los recuerdos (lo antiguo) y lo innovado.
Confieso que me sorprendió la audacia arquitectónica aplicada a la subsanación, mejora y creación urbanística.
Así, se han conservado las reliquias del pasado, como la archiconocida puerta de Brandemburgo, o la catedral, o la ópera, o la universidad, y muchas estatuas y monumentos, incluyendo las bellas avenidas Unter den Linden y Kunfurstendamm, con la combinación de antiguo y moderno, de lo que es buena muestra el Bundestag; y la modernidad, que alcanza niveles de atrevida belleza en el Palacio de la Cancillería, o en la Postdammerplatz, o en la impresionante estación central, llamada Hauptbanhof.
(Vista aérea de Alexanderplatz, hoy)
Semeja que quienes pensaron en la reconstrucción quisieron preservar lo bello y útil del pasado, preservar la historia --en su aspecto de remembranza y advertencia, como el muro—pero olvidar, superándolos de una vez por todas, viejos delirios de grandeza, que condujeron a perder dos grandes guerras y a tener a sus pies un mundo absolutamente aterrorizado por tanta barbarie destructiva en nombre de un salvajismo económico, étnico y cultural.
(Berlin skyline) Así pues, resulta muy útil proveerse de una buena guía de Berlín, y caminar, caminar mucho, tomar el metro –que en Berlín tiene una red magnífica—e inclusive, para orientarse el primer día, hacer uso del bus turístico, que ofrece a precio razonable la posibilidad de dar una o varias vueltas por lo esencial de la capital, con la útil fórmula del hop-top, o subir y bajar, en los varios puntos marcados.
Por lo demás (como no pretendo ser exhaustivo, ni mucho menos), comentar que el Berlín cultural, con sus museos, sus óperas, su teatro, merece tiempo y visita aparte, que desde luego no intenté efectuar.
(Hauptbanhof, o estación central)
Hay otros aspectos muy interesantes, como visitar la bohemia del Schwarz kafee, no muy lejos del Kunfurstendamm y plaza Savigny, en la Kantstrase, que ofrece todo el día el servicio non-stop, pero además el atractivo de su clientela durante toda la noche; o tomase unas buenas cervezas en la Orangeriestrasse, visitando los bonitos patios cercanos y degustando platos típicos alemanes, porque realmente berlineses no hay muchos.
Pero, repito una vez, Berlín vale la pena, y el visitante, pese a la multiplicidad de razas de los habitantes (el barrio multicultuiral, repleto de establecimientos orientales y turcos, es digno de visitar) siempre halla una sonrisa amiga y una atención correcta, sin necesidad estricta de hablar en alemán, porque el inglés, en todas partes, y a veces el español, sirven también para el entendimiento.
Reconozco que me ha satisfecho la visita de Berlín, y así se lo he dicho a mi yerno, que, aunque viviendo ya muchos años en España, se siente orgulloso, y con razón, de ser berlinés. Como sus padres, con quienes tuve el placer de cenar en dos ocasiones y de brindar con la tradicional cerveza Berliner por nuestras familias.
No me importaría repetir, como ya lo hizo J.F. Kennedy, que yo también me he sentido berlinés…
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA