THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

jueves, 27 de abril de 2017

PASCUA 2017 EN UCRANIA (VI) : Pulsando la realidad social entre reuniones, invitaciones y deliciosas comidas

Pasados los primeros días de estancia en las tierras de la Princesa Olga, San Andrés y San Cirilo, nuestra agenda estaba repleta de invitaciones y propuestas de encuentros, de manera que hubo que intentar ordenarlos un poco, y de esta manera comenzamos por encontrarnos en la Avenida o Bulevar Obolóñ con el simpático matrimonio que forman Gleb y Tanya Gonchar, ella conocida desde antaño por ser vecina de nuestra casa de Vyshgorod, donde moraba con sus padres , los apreciados Mishcha y Olga, hasta su casamiento.
Ahora en un piso reparado de forma coqueta tienen un bonito hogar, en el que la alegría es una preciosa chiquilla cincoañera, Milena, muy despierta y bonita.
Nos acogieron con la cordialidad de siempre (ya han estado en España varias veces, y en cada ocasión en que viajamos a Ucrania casi nos exigen el encuentro) y nos ofrecieron un gustosa cena con entrantes
ucranianos –no podían faltar los deliciosos pepinillos en conserva casera y el siliotka, o caballa al adobo natural con cebolla-. Y el remate fueron unos gustosos muslos de pollo y unas costillas de cerdo al horno, todo ello regado con cerveza, vino, vodka y en un ambiente de franca cordialidad.
Después de una larga tertulia en la que pusimos al día nuestras informaciones y recuerdos, nos contaron sus planes de viaje (cada año se desplazan hasta 
lugares de Europa, y ya han visitado Lisboa, Porto, Venecia, Budapest, etcétera; sin olvidar España, que muy bien conocen) y así cambiamos opiniones sobre sistemas y formas de viajar, vuelos, reservas de alojamientos, y demás temas de interés.
Resultó en verdad interesante  comprobar cómo  estos ucranianos treintaañeros (él periodista de radio y televisión y ella acreditada economista) dan la nota positiva y moderna de un país que, aun sufriendo la sangría de la guerra del este, y las menguadas posibilidades económicas, trata de seguir viviendo y estar al día, conociendo mundo.
En la despedida, el consabido obsequio de vodkas, chocolates, y hasta cervezas ucranianas especiales para nuestro yerno español, Pau.
El siguiente día, ya viernes, teníamos cita para comer
con la querida Iryna Kuftyreva y su esposo, Oleg, quienes viven en esta ocasión en el típico y ancestral barrio de Podil, en un complejo residencial muy nuevo y de mucha calidad, con unas zonas ajardinadas interiores que dan prestancia a varios edificios.
Accedimos a su nueva casa, amplísima y espaciosa, con habitaciones que semejan ser para mayores usos, y nos encontramos en torno a la mesa con nuestro hijo Andrey, que nos había acompañado en esta ocasión.
La comida fue un sin número de delicatessen, regadas con buenos vinos de Bordeaux y un magnífico vodka de Lviv de origen polaco.
Unos postres abundantes y una estupenda tarta de chocolate, tirando a brownie, remataron esta estupenda comida, que se prolongó, como siempre, no solo con el repaso de las vivencias más recientes de las respectivas familias, sino comentando la actual situación en Europa, en Ucrania, en el mundo, y llegando a la conclusión de que no estamos en los mejores tiempos, pero tampoco en los peores.
El sábado nos tenía “atrapados” para comer en su
casa nuestra entrañable amiga y “madrina” de boda, la Dra. Elena Bratus, que había organizado en su casa de la calle Horkogo (muy cerca de la Ploscha Lva Tostova) con la Dra. Ludmila Stetchenko.
En esta ocasión las especialidades fueron de origen italiano, degustando entre varios condumios, unos apetitosos “penne” o macarrones, al pesto.
Buen vino y buen vodka, como siempre.
Aunque era la tercera vez en que nos encontrábamos durante la semana, hubo tiempo sobrado para que especialmente las amigas hicieran repaso de “lo divino y lo humano”, un poco a modo de despedida, que demoró hasta media tarde, en que nos
encontramos con mi apreciada Galyna Vyskrebentseva, que en el pasado me había introducido en el trabajo y dirección de seminarios de formación para empresarios ucranianos, y con quien vengo manteniendo una fluida relación de amistad. Tomamos un café y nos contamos las últimas novedades, además de tratar de un complejo asunto de la herencia de un ucraniano españolizado y fallecido en España, casado con española y con madre búlgara. Puro conflicto de derechos subjetivos en el marco del Derecho Internacional privado
Concluimos a buena hora para emprender el regreso a nuestra casa de Vyshgorod, en la que nuestra nietecita Milana ya nos esperaba llena de vida para incordiar todo lo posible y un poco más, aunque haciendo nuestras delicias.
Habían sido jornadas estupendas en las que la amistad y el afecto fluyeron con espontaneidad y sirvieron para que tomáramos de nuevo pulso a la sociedad ucraniana, que, como siempre, sigue luchando contra la corrupción de los políticos y los abusos de los magnates oligarcas.
A todo esto, aprovechando un hueco en nuestra apretada agenda, aún nos fuimos a un gran supermercado en el barrio de Petrivka (de una cadena francesa) en la que adquirimos diversos
productos y prendas, y pulsamos cómo los precios se han incrementado de manera increíble, y más especialmente los de los productos no nacionales, porque el cambio de divisa respecto del US$ y del € había superado el 20% respecto del año anterior.
Hasta el litro de gasolina 95 era de precio equivalente al Usa$ y muy cercano al Euro.
En resumen, vivencias, experiencias, contrastes, que  nos permitieron seguir sintiendo el magnetismo de la tierra ucraniana, la hospitalidad y clarividencia de sus gentes y llegar al convencimiento de que mientras las
posibilidades, especialmente las físicas, nos lo permitan, seguiremos yendo a esta tierra del trigo y el cielo, en la que nuestros  mejores sentimientos  se ennoblecen en cada ocasión.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA