Lviv (en polaco: Lwów; en ucraniano: Львів L’viv, /lʲwiw/; en ruso: Львов, L'vov; en alemán: Lemberg; en latín: Leopolis;), anteriormente conocida en castellano como Leópolis o Lemberg, como se denominó durante el período que perteneció a Austria-Hungría y como todavía es denominada en algunos idiomas, o Lvov por su influencia rusa, es la capital de la provincia (óblast) homónima, en Ucrania. Población estimada, 800.000 habitantes.
Historia
Lviv se menciona por primera vez en Halytsko-Volynskiy litopys con la fecha de 1256. La ciudad se funda por el príncipe y luego rey Daniel de Galitzia y recibe nombre en honor de su hijo Lev (Leon). Pronto se convierte en un importante centro comercial. Fue conquistada por los polacos en 1340, permaneció bajo su autoridad casi sin interrupción hasta 1772, año en que pasó a manos austriacas y se convirtió en la capital de la provincia de Galitzia. Su desarrollo fue muy importante durante el siglo XIX convirtiéndose en un centro cultural de importancia, realizándose importantes obras y aumentando su población de modo que en 1910 era la cuarta ciudad del Imperio austrohúngaro.
En la I Guerra Mundial se libraron encarnizadas batallas en la ciudad y sus alrededores. En 1919 fue conectado a Polonia. Las tropas soviéticas se apoderaron de la ciudad en 1939 al comienzo de la II Guerra Mundial, y más tarde la ocupó el ejército alemán desde 1941 a 1944.
Lviv centro |
A los 110.000 judíos que había a comienzos de la guerra, se les habían sumado unos 100.000 refugiados. En junio de 1941 empezaron una serie de matanzas, dirigidas por el Einsatzgruppe C y con la colaboración de los nacionalistas ucranianos, que en las semanas siguientes acabaron con 6000 judíos. Al tiempo, las autoridades nazis crearon un campo de trabajos forzados, de donde fueron yendo sacados los más débiles para su exterminio. 200.000 fueron directamente ejecutados en las proximidades del campo y decenas de miles fueron enviados al campo de exterminio de Belzec. Durante la liquidación del campo en 1943, fueron asesinados también muchos judíos, sobreviviendo unos pocos en el alcantarillado.
En 1945 fue cedida por los Aliados a la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y entró a formar parte de la República Socialista Soviética de Ucrania. La población polaca fue expulsada, yendo la mayoría a la ciudad de Breslavia (Wrocław) (que hasta 1945 había sido alemana), y Leópolis fue repoblada con población ucraniana. El centro histórico de la ciudad fue declarado Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1998
Economía
Panorama Lviv |
La ciudad es nudo de comunicaciones y núcleo industrial. En ella se fabrica material electrónico, automóviles, productos químicos, textiles y alimentos preparados. Lviv tiene la conexión entre toda Ucrania y toda Polonia, y así se ha planteado desde que fue parte del Imperio Austrohúngaro y de Polonia. Actualmente se está construyendo el Estadio de fútbol de Ucrania para la Eurocopa. Otra cuestión dentro de la economía de Lviv es el turismo, ya que es una de las ciudades más visitadas de Ucrania por su estilo y su arquitectura.
Opera Lviv |
En Lviv se está construyendo actualmente el Eurotren, que tiene una importancia particular en el contexto del Campeonato de fútbol de Europa UEFA EURO 2012, pues se considera la construcción de vías férreas entre Lviv y la frontera polaca, para tener vías en conjunto y cuya anchura estará adaptada al estándar europeo (como es sabido las vías férreas en los países de las ex repúblicas soviéticas tienen una mayor anchura que las del resto de Europa, cosa que también sucede en España por diferentes motivos). La construcción de una vía férrea de 85 km. de recorrido costará más de 500 millones de euros.
Además de los aspectos deportivos y turísticos, el proyecto "Eurotren" favorecerá el desarrollo económico-comercial de los contactos de Ucrania con los países vecinos. En la actualidad la diferencia de anchura de los carriles supone un gran gasto de tiempo y dinero para el transbordo de mercancías en la frontera polaco-ucraniana.
Cultura
Lviv ha sido un importante centro cultural durante mucho tiempo. Fue una de las ciudades más importantes en República de las Dos Naciones.
En la ciudad se encuentra la Universidad de Iván Franko (1661) y hay numerosos teatros y museos. Es sede del arzobispado católico, ortodoxo ucraniano y ortodoxo armenio, y posee dos iglesias del siglo XIV. Congregación de las Hermanas Benedictinas de Leópolis. Lugar de nacimiento del pianista Emanuel Ax. En esta ciudad se escribió el libro escocés, una libreta con problemas matemáticos, bajo la supervisión de Stefan Banca.
Lviv es lugar de conexión entre Ucrania y Polonia, así se ha planteado desde que fue parte del República de las Dos Naciones, Imperio Austrohúngaro y de Polonia. Todas estas cuestiones han formado parte de Lviv, tanto en su arquitectura como en su cultura europea.
(De Wikipedia y otras fuentes)
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Mukachevo o Mukacheve (Ukrainian: Мукачево, Мукачеве;) es una ciudad situada en el valle del río Latorica en la Zakarpattia Oblast (provincia), en el sudoeste de Ucrania, constituyendo el centro administrativo del distrito del mismo nombre. La población del distrito en 1989 era de 91.000 habitantes, en 2.004, de 77.300, y en 2.008, de 93.300.
Durante la Guerra fría, se halló establecida en Mukachevo una base aérea.
Mukachevo tiene una mayoría de habitantes ucranianos (77.1%), una significativa minoría de rusos (9.0%), húngaros (8.5%), alemanes (1.9%) and rumanos (1.4%).
Denominación
Río Latorica |
Existen muchas maneras de mención además de Mukachevo. En Ucraniano es llamada usualmente Mukacheve o Мукачів (Mukachiv) también usada a veces. Su nombre en ruso es Мукачево (Mukachevo) o Мукачово (Mukachovo). Otras denominaciones: en húngaro, Munkács; en rumano, Muncaci, Munceag; en polaco, Mukaczewo; en alemán, Munkatsch; en judío, מונקאטש, Munkatsh, Minkatsh
Historia
Entre los siglos IX y XI, Mukachevo puedo haber sido parte por algún tiempo del estado Kievan Rus. En 1018, Mukachevo fue tomada por los húngaros y se convirtió en un centro de poder de los reyes húngaros. En 1397, la ciudad y sus alrededores fueron regalados por el rey Sigismund Hungary al príncipe de Rutenia, Theodor Koriatovich, que estableció a muchos rutenios en el territorio, Durante el siglo XV la ciudad prosperó y se convirtió en un importante centro comercial de la región. En 1445, la ciudad pasó a ser una ciudad real y libre de Hungría, con sus derechos garantizados por la Ley de Magdeburg.
En el siglo XVI, Mukachevo formó parte del Principado de Transylvania. Durante el principio del siglo XVIII , tuvo lugar el inicio de la rebelión liderada por Ferenc II Rákóczi, y la ciudad quedó bajo control de Austria como una parte del Reino de Hungría, constituyéndose en Fortaleza clave de la Monarquía Habsburgo. En 1919, los rusos y americanos acordaron con the Tomáš Masaryk incorporar los Cárpatos de Rutenia a Checoslovaquia, y así, en 4 de junio de 1920, Mukachevo pasó a integrarse como una parte Checoslovaquia por el Tratado de Trianón. Rn Noviembre de 1938, una parte del territorio del antiguo reino de Hungría fue re-agregado a dicha nación, y Muchacheo quedó como la única ciudad húngara con mayoría de población judía, hasta el año 1944, en el que la mayoría de la comunidad judeo-magiar fue deportada a Auschwitz por el comando del alemán Eichmann.
Castillo Palanok |
Monumentos
- Palanok Castle, o Castillo Palanok, del siglo XIV , que desempeñó un importante papel en la revuelta anti-Habsburgo de Imre Thököly así como en el inicio de la rebelión de Ferenc II Rákóczi
- Saint Nicholas Monastery
(De Wikipedia y otras fuentes)
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Teníamos pensado regresar hacia España, desde Kiev, cruzando la frontera Schengen entre Ucrania y Polonia, por Krakovets, a menos de cien kilómetros de Lviv, frontera que ya conocíamos por haberla pasado en dos anteriores ocasiones.
Pero comentándolo con nuestros amigos y conocidos ucranianos, nos informaron de que en los últimos meses se había sabido que resultaba muy arduo pasar por ese punto, ya que se producía gran acumulación de vehículos intentando pasar a Polonia, de manera que había que esperar normalmente unas tres o cuatro horas en el lado de Ucrania; y que en los controles de Polonia, además de la meticulosidad –lógica— se había instaurado la corrupción de que quienes más “pagaban” a los aduaneros antes pasaban, de forma que quien no fuera experto podía esperar otras tres horas más, como mínimo.
Catedral ortodoxa, Mukachevo |
Esas informaciones pudimos confirmarlas por comentarios de ucranianos y rusos publicados en diversos foros de Internet, de manera que nos decidimos a prescindir de esa entrada, que nos hubiera permitido cruzar Polonia, para terminar la segunda etapa en Wroclaw; de ahí desplazarnos por Dresde hasta Freiburg im Breisgau, y desde esta ciudad de Baden-Battenberg ya dirigirnos a España.
Cambiamos pues nuestra planificación y nos decidimos efectuar la primera etapa desde Kiev hasta Uzhgorod, para pernoctar en esta ciudad, tan solo a unos pocos kilómetros de la frontera con Eslovaquia y a una treintena de la frontera de Chop/Zahony, ya conocida por nosotros.
Así, de buena mañanita emprendimos el viaje por la M6, de Kiev a Chop, muy remozada, como habíamos comprobado en la venida, y que encontramos poco concurrida de tráfico, al ser domingo, de manera que solamente hallamos camiones y más vehículos en las cercanías de Lviv, cuya circunvalación pasamos (la ciudad ya nos era conocida desde hace años), para tomar la carretera hacia Striy, los Cárpatos y Uzhgorod.
Sobrepasada Lviv tuvimos una nueva ocasión de experimentar la audacia suicida de muchos conductores ucranianos, quienes en pequeños utilitarios —más o menos nuevos— se dedicaron a efectuar adelantamientos en cambios de rasante sin visibilidad y con raya continua en la carretera, a adelantar por la derecha, aunque no hubiera arcén, y en fin, a obsequiarnos con toda la gama de imprudencias que tantas veces habíamos visto en Ucrania.
Mas por esta vez nos alegramos de que la policía de tráfico –la tan criticada DAI— se hallaba situada en puntos estratégicos y había ido cazando, uno tras otro, a aquellos temerarios.
Panorama Mukachevo |
El trayecto desde Lviv hasta Uzhgorod, cruzando de nuevo los Cárpatos, esta vez hacia el sur, nos permitió deleitarnos otra vez con la belleza de estas montañas y los diferentes tonos verdosos de sus bosques, en los que ya comenzaba a insinuarse el ocre del no muy lejano otoño. (En Ucrania se dice que el otoño comienza el primero de septiembre, y en ocasiones así lo parece, por el amarilleo de los árboles y la caída de las hojas).
La llegada a Uzhgorod fue al final de la tarde y nos alojamos en un hotel de la época soviética, algo remozado, pero cuyo coste era bien barato. Y nos dispusimos a visitar la ciudad, que encontramos sucia y poco cuidada, con poca gente y mucho calor, cenando algo en un restaurante bastante desaliñado, aunque, eso sí tomando una cerveza ucraniana y de la región (la Livivskiye 1760), para acabar con un café descafeinado –recuerdo los tiempos, hace menos de diez años, en los que tomar café era imposible en Ucrania, y más aún descafeinado— y un buen horylka (vodka), como despedida de Ucrania.
Descansamos de manera razonable, y muy pronto, a las 7 de Ucrania –una hora menos en la UE— ya estábamos intentando desayunar, lo que hicimos de manera bastante abundante, ante la previsión de las demoras que nos esperaban en la frontera de Chop/Zahony, ya que se nos había desaconsejado entrar por la de Eslovaquia (para después pasar a Hungría) por la mala gestión de los aduaneros eslovacos.
Así que a las 7’30 horas, de Ucrania, ya estábamos en la zona aduanera de Chop, donde al principio hallamos solamente unos quince o veinte automóviles, pese lo cual, se demoraron bastante los trámites, no ya por los funcionarios ucranianos, que prácticamente no nos controlaron nada, sino porque en la parte húngara el control de acceso era tan meticuloso que había más de un centenar de vehículos a la espera.
Tuvimos que estar casi una hora sobre el puente internacional que separa los dos países, sobre el río Tizsa, y aún demoramos otra hora para superar los trámites de Hungría, no especialmente meticulosos en nuestro caso.
Curso del Danubio |
Cuando ya progresamos por la carretera magiar que da acceso desde Zahony a la autopista M3, nos detuvimos en la pequeña ciudad húngara de Kisvarda, porque hallamos junto a la carretera un espléndido y moderno supermercado de una cadena alemana, en el que nos detuvimos para curiosear y al propio tiempo tratamos de comprar el famoso pastet o paté de hígado de ganso, que en Hungría es especialmente sabroso y nada caro. Al final adquirimos uns botellas del buen vino húngaro (El Egri Bikáver –sangre de toro—es de muy buena calidad).
El transcurso por la autopista hasta Budapest resultó cómodo y lo hicimos a muy buena velocidad, hasta tal punto que nos permitimos el lujo de buscar la autopista de circunvalación de Budapest, por el Sur, la M0, que ni recogía el navegador GPS, y que pese a todo hallamos, aunque nos supuso un rodeo de unos 70 kms, en medio de una abrumadora cantidad de camiones de todos los países.
El Danubio en Budapest |
Claro que, superado Budapest, nos hallamos muy pronto en Györ, la bella ciudad cerca del Danubio, que mi esposa no conocía, por lo que nos detuvimos en ella, pese al calorazo que hacía, para comprar en un supermercado ese pastet y alguna cosas más, como curiosidad, y al final dimos un paseo contemplando los bellos edificios de origen renacentista, barroco y neoclásico y su ayuntamiento, para terminar sentándonos en la terraza de un restaurante, en una de las calles principales, para beber con fruición unas buenas cervezas Soproni, clásicas de Hungría, y comer con satisfacción un rissoto con hígado de ganso y setas y un buen escalope marinado con el tradicional y delicioso pisto húngaro.
Barokk hotel, en Hegyeshalom |
Se habían hecho ya casi las seis de la tarde, por lo que nos dirigimos hacia la frontera, pensando en intentar alojamiento para este día en Hegyeshalom, en el Barokk hotel (el mismo que a la venida), con la suerte de hallar habitación libre – por aquel precio que ya conté de 47 euros con desayuno incluido, o 12.200 forints— en la que nos refrescamos algo, para después salir a dar un paseo por los alrededores y terminar sentándonos en la terraza frente al jardín del hotel, ya al ocaso, esperando respirar algo de aire fresco, después del aire terral que estábamos sufriendo. Al anochecer, solamente unos botellines de agua fresca y dos aguas tónicas nos sirvieron de relajación, pues la buena comida tomada en Györ a media tarde nos sobraba.
Y prontito, porque habíamos madrugado, tratamos de dar a nuestros cuerpos el descanso que reclamaban, ya que el siguiente día nos aguardaba otra jornada de casi mil kilómetros.
Con cierta añoranza de la Ucrania que habíamos dejado, pero también con la satisfacción de que estábamos volviendo hacia nuestros lares y sin el menor incidente en los viajes, que ya era mucho después de los casi cinco mil kilómetros recorridos.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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