Los acontecimientos bélicos y la inseguridad ciudadana en Ucrania me han impedido este verano disfrutar, como vengo haciendo desde hace once años, desplazarme a Ucrania, para compartir unos días de descanso y convivencia con los familiares y buenos amigos que allí están.
Con la necesaria resignación, mi esposa y yo nos hemos
visto obligados a alterar nuestros planes vacacionales, pero sin prescindir de
un viaje, para conocer nuevas tierras y nuevas gentes y contarlo en este blog
de Experiencias Viajeras.
Y en este “De acá para acullá”, finalmente decidimos
desplazarnos por España, para visitar con cierto detenimiento una zona poco
conocida por nosotros y por el gran turismo, como es la comarca de la Mariña,
en la provincia de Lugo, parte de la maravillosa Galicia.
Así que planificamos desplazarnos hasta el norte de
la provincia de Lugo, a la comarca de la Mariña central, más concretamente al municipio de
Alfoz, que limita con los de O Valadouro, Mondoñedo y Abadín; al rico valle
atravesado por el río Ouro, no lejos de las playas de la costa lucense.
Para llegar hasta allí decidimos prescindir de la
ruta tópica y usual de la autovía A-3 hasta Madrid y de la A-6 desde Madrid,
más cómoda para viajar, pero ajena a nuestros planes de conocer nuevas tierras
y gentes.
De esta manera, emprendimos la marcha desde Valencia
por la Autovía Mudéjar, la A-23, por la que circulamos unos 250 kms. hasta
Daroca, localidad zaragozana en la que seguimos la ruta de la N-234
(Sagunto/Burgos) hasta llegar a Soria.
Esta carretera se encuentra en buenas condiciones,
aunque circular por ella, si no se está de vacaciones y no se tiene prisa, es algo
incómodo, por la cantidad de poblaciones que se atraviesan, con la limitación
de velocidad a 50 kms/hora.
Soria y San
Saturio
En todo caso, alrededor de cuatro horas después de
la salida de Valencia, llegábamos a las
cercanías de Soria, deteniéndonos a estirar las piernas y tomar un mínimo bocadillo, en las cercanías de la ermita de San Saturio, justo en la agradable playa fluvial del río Duero que allí se ha preparado.
cercanías de Soria, deteniéndonos a estirar las piernas y tomar un mínimo bocadillo, en las cercanías de la ermita de San Saturio, justo en la agradable playa fluvial del río Duero que allí se ha preparado.
En Soria capital, con un calor castellano bien duro,
apenas si nos quedaron ganas de dar un paseo por el centro, visitando la Plaza
Mayor, a mediodía y en plenos minutos de tapeo; y en cuanto pudimos regresamos al
coche, para dirigirnos al destino que, un poco al azar, habíamos reservado: la
población de Abéjar, a unos 30 kms., donde se halla el hotel La Barrosa, que
nos había merecido buenas impresiones, por las referencias halladas en
Internet.
Abéjar y
Hotel La Barrosa
Era poco más de las cuatro menos cuarto de la tarde
cuando llegábamos a este hotel, situado en la parte alta de la población, en el
que nos atendió con solicitud y simpatía el hijo del propietario, Ángel, y nos
acomodamos inmediatamente en una magnífica habitación en la primera planta,
amplia, bien dotada, con aire acondicionado y conexión Wi-Fi.
Después de un ligero descanso y un café reparador,
optamos por efectuar alguna excursión, valiéndonos de los mapas que con
solicitud ofrece el hotel, y decidiéndonos, por consejo del dueño, por visitar
la llamada Laguna Negra, cercana a los Picos de Urbión.
Antes supimos que la villa de Abejar es una
localidad y también un municipio de la provincia de Soria, partido judicial de
Soria, Comunidad Autónoma de Castilla y León, España, pueblo de la comarca de
Pinares.
Es denominada como "La Puerta de Pinares"
ya que abre paso a los pinares de Urbión y la cuenca inicial del Duero.
Como lugares de interés pueden visitarse la Iglesia
Parroquial de San Juan Bautista:
Gótica, de los siglos XVI-XVII; la Ermita de
Ntra. Sra. del Camino, del S. XVIII ; las Ruinas de una torre o atalaya
morisca; y el Mirador de la Atalaya, desde donde se pueden contemplar las sierras
de Urbión y Cebollera.
El municipio tiene una superficie de 23,43 km², cuenta según el padrón municipal para 2013 con 348 habitantes y una densidad
de 14,85 hab./km².
Tomamos nuestro cómodo Toyota híbrido y nos
dirigimos por la carretera SO-640, hacia el paraje denominado Playa Pita, que
no es sino un playa artificial –bien amplia, por cierto— aprovechando las
riberas del embalse de la Cuerda del Pozo, ya en término municipal de Vinuesa,
que es el primer regulador de las aguas del río Duero, que nace alguno
kilómetros arriba.
Continuamos por la misma ruta hasta Molinos de
Duero, siguiendo a la población de Vinuesa, para viajar por la SO-830, circulando por el “Valle del Revinuesa” unos 9 kms., hasta alcanzar el desvío a la
Laguna Negra, de unos 10 kms, por carreteritas y pistas forestales bien
transitables, en medio de bellísimos bosques.
Al llegar a la zona de aparcamiento, pagamos 4
Euros (¿excesivo?) por estacionar en una calva del bosque, y desde allí nos
desplazamos en un autobús (de pago, claro) hasta las proximidades de la Laguna Negra.
La Laguna
Negra
La Laguna Negra de Urbión, o simplemente la Laguna
Negra, es una laguna de origen glacial situada en la sierra de los Picos de
Urbión entre los municipios de Vinuesa y Covaleda, Soria, en Castilla y León
(España). Forma parte del Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión, declarados en el año 2008.
(España). Forma parte del Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión, declarados en el año 2008.
Según cuentan las leyendas, la Laguna Negra no tiene
fondo. Llegan a decir que se comunica con el mar mediante cuevas y corrientes
subterráneas. También dicen que hay un ser que vive en su fondo y que devora
todo lo que cae en ella. La leyenda más extendida que hace hincapié de la
ausencia de fondo es la que escribió Machado en 1912, La tierra de
Alvargonzález. La realidad es que su profundidad máxima no supera los 8 metros.
La Laguna Negra se ubica al norte de la provincia de
Soria, en la parte septentrional del Sistema Ibérico y es el corazón del
espacio Natural Sierra de Urbión, que tiene una superficie de 4.770 has., en el centro de la
comarca de Pinares, perteneciendo dichos terrenos a los municipios de Vinuesa, Covaleda y Duruelo de la Sierra.
comarca de Pinares, perteneciendo dichos terrenos a los municipios de Vinuesa, Covaleda y Duruelo de la Sierra.
El Pico de Urbión, con sus 2.228 m de altitud, es la
máxima altura del Parque que se extiende por las vegas de los ríos Duero, que
nace cerca de la cumbre del Urbión, y Revinuesa. La altitud mínima de la zona
protegida es de 1.300m. La Laguna Negra se halla a 1.753m de altitud.
Acompañan a la laguna Negra otras lagunas del mismo
origen como laguna Helada o la laguna Larga.
Flora
La vegetación que habita en la zona de la laguna
Negra es más típica del norte europeo que de la península Ibérica.
La vegetación acuática es muy similar a la de otras
lagunas de montaña del norte peninsular como los ibones pirenaicos. Está
compuesta por pequeñas plantas que van formando céspedes en el fondo y junto a
las cuales crecen otras que emergen a la superficie o flotan en ella.
En tierra abundan diferentes especies de árboles que
pugnan por el espacio están delimitados por la altitud. Entre ellas está el
haya que crea un cerrado sotobosque y crecen a altitudes relativamente bajas
que comparte con el pino albar que es el rey del territorio y forma grandes
bosques. El roble albar, el abedul el álamo temblón son especies que tienen
presencia relevante junto con el serbal de cazadores, pequeño árbol que va
conquistando las zonas de matorral en las pendientes, lo que se ve completado
por los arbustos como la retama y el brezo.
Fauna
En el agua de la laguna abunda la trucha y el barbo,
mientras que en tierra se mantiene una muy rica variedad de animales de todo
tipo, desde corzos y jabalíes, incluso algún lobo, hasta ciervos y zorros. Los
roedores y reptiles no faltan. La avifauna es abundante y en ella destacan, por su tamaño, los buitres leonados que anidan en el acantilado rocoso y las rapaces donde las águilas destacan por su porte.
roedores y reptiles no faltan. La avifauna es abundante y en ella destacan, por su tamaño, los buitres leonados que anidan en el acantilado rocoso y las rapaces donde las águilas destacan por su porte.
En la
literatura
La Laguna Negra adquirió notoriedad al ser el paraje
donde Antonio Machado ubicó a la leyenda de los Hijos de Alvargonzález de la
obra “La tierra de Alvargonzález”.
Machado sitúa la historia trágica de un parricidio
en estas tierras. En 1912 escribe la novela en prosa que versaría en abril de
ese mismo año. Alvargonzález es asesinado por dos de sus tres hijos que tienen
prisa para el cobro de la herencia. La Laguna Negra es el
lugar que eligen para
deshacerse del cadáver. El crimen lo paga un inocente que es condenado al
garrote y la esposa del difunto, madre de los asesinos, muere de pena. Su
avaricia tiene el pago que no esperan al dejar de producir la tierras. El
hermano emigrado, a su regreso, compra parte de las tierras a sus otros
hermanos y obtiene grandes cosechas. Los remordimientos corroen a los asesinos
que acaban vendiendo lo que les queda y emigrando, al pasar cerca de la Laguna
Negra, se pierden en la noche y acaban en sus aguas.
El relato en prosa fue publicado en el número 9 de
la revista Mundial de París en enero de 1912. El relato en verso forma parte de
su obra Campos de Castilla
que escribió entre 1908 y 1912. Es un romance de 712 versos que ocupa cerca de la mitad de la obra y está dedicado a Juan Ramón Jiménez.
que escribió entre 1908 y 1912. Es un romance de 712 versos que ocupa cerca de la mitad de la obra y está dedicado a Juan Ramón Jiménez.
En esos versos se describe así la laguna:
Llegaron
los asesinos
hasta la
Laguna Negra,
agua
transparente y muda
que enorme
muro de piedra,
donde los
buitres anidan
y el eco
duerme, rodea;
agua clara
donde beben
las
águilas de la sierra,
donde el
jabalí del monte
y el
ciervo y el corzo abrevan;
agua pura
y silenciosa
que copia
cosas eternas;
agua
impasible que guarda
en su seno
las estrellas
La leyenda de Antonio Machado fue llevada al cine en
la película “La laguna negra”.
Casi es obvio comentar que el placer que se
experimenta accediendo a la laguna, contemplando los
paisajes boscosos de su
alrededor, escuchando el canto de las aves, sintiendo el frescor del agua que
mana de las mil y una fuentecillas, lleva casi hasta el éxtasis, en comentario
de los abundantes visitantes de diversas procedencias y países con que nos
topamos allí.
Experiencia y vivencias inolvidables, que aún hoy
nos perduran y que comentamos con las buenas gentes del Hotel “La Barrosa”, en
Abéjar, cuando retornamos para un yantar mesurado de productos de la tierra,
antes de retirarnos a descansar.
Para haberse tratado de una etapa prevista como de
transición hasta nuestro destino, los resultados no podían haber sido mejores.
Y habíamos conocido la maravilla natural de esa
laguna, en la que, al decir de Machado, “el agua impasible guarda en su seno
las estrellas”.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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