Brisgovia (en alemán: Breisgau) es el nombre que se le da a una zona
de Baden-Wurtemberg al sudoeste de Alemania, ubicada entre el río Rin y algunos de los valles
de la Selva Negra.
Historia
Durante la Edad Media, Brisgovia era uno de los distritos alemánicos a orillas del Alto Rin y se extendía desde el Fricktal hasta el río Bleiche junto a Kenzingen. El nombre de Brisgovia se deriva de Breisachgau, el distrito alrededor de la ciudad de Breisach en la orilla este del Rin.
Los primeros habitantes fueron
históricamente atestiguados celtas. En el Imperio Romano, la zona era parte de la provincia
de Germania
Superior. Pero
después de la ruptura del Limes Germanicus en 260, la región fue colonizada
por los alamanes.
A mediados del siglo IX fue una Marca
que custodiaba la frontera con el sur de Lotaringia y Alsacia. En el 859, le fue
otorgada a Carlos
III el Gordo, el
hijo de Alemán rey Luis I, un signo de su importancia. La casa
de Zähringer se
adueñó del poder durante el siglo XII en el suroeste actual de Alemania y en la actual Suiza,
si bien no logró formar un ducado con un territorio coherente. La
base financiera para ello provenía de la explotación de las minas
de plata en la Selva Negra. Los Zähringer llevaron a cabo una
política activa de colonización y fundaron numerosas ciudades, pueblos y
conventos en lugares seleccionados según criterios políticos y económicos. Su
esfera de dominio se caracterizaba por un derecho uniforme, una administración
centralizada y la mayor libertad posible para los ciudadanos de las urbes. Los
condes de Friburgo eran descendientes de los condes de
Urach y en 1218
habían tomado posesión de los territorios de los Zähringer.
Para deshacerse finalmente del
dominio del conde Egino
III de Friburgo,
los friburgueses compraron su libertad en 1368
con plata por valor de 20.000 marcos
y se sometieron con todas sus posesiones en Brisgovia a los Habsburgos, perteneciendo de esta manera a la
llamada Austria
Anterior hasta el Congreso de Viena en 1815.
Después de casi 500 años de pertenencia
a Austria, Brisgovia y la
ciudad de Friburgo de Brisgovia pasaron en 1805, por el Tratado de Presburgo, a formar parte del Gran Ducado de Baden en contra de la voluntad de la mayoría de la población.
ciudad de Friburgo de Brisgovia pasaron en 1805, por el Tratado de Presburgo, a formar parte del Gran Ducado de Baden en contra de la voluntad de la mayoría de la población.
El archiduque Alberto
VI fundó aquí en
1457 la segunda universidad habsburga después de Viena
(1365), por lo que es la universidad más antigua de Alemania.
Situación
La región se encuentra situada entre el río Rin y la Selva Negra, y en su centro se halla Friburgo. Es una las regiones de clima más caliente de Alemania, en incluso se menciona que es de clima mediterráneo. La temperatura media anual es de 11° C, y suele llover una media anual de cerca de 900 mm/m².
Economía En Brisgovia se cultivan sobre todo cereales, maíz, así como espárragos, fresas.
Lugares de interés
Economía En Brisgovia se cultivan sobre todo cereales, maíz, así como espárragos, fresas.
Lugares de interés
Localidades: Bad Krozingen, Breisach, Ebringen, Elzach, Emmendingen, Friburgo de Brisgovia y Glottertal.
Sierras: Schönberg, Schwarzwald (Selva Negra), Tuniberg y Kaiserstuhl
Montañas: Schauinsland y Kandel
Ríos: Bleichbach, Brettenbach, Dreisam, Elz, Glotter, Möhlin y Neumagen
Gastronomía
Sierras: Schönberg, Schwarzwald (Selva Negra), Tuniberg y Kaiserstuhl
Montañas: Schauinsland y Kandel
Ríos: Bleichbach, Brettenbach, Dreisam, Elz, Glotter, Möhlin y Neumagen
Gastronomía
La gastronomía de la región contiene
algunos detalles de la cocina
tradicional alemana
y tiene como característica la abundancia de carne de caza (mayor y menor). Es
típico poder tomar un Flammkuchen (similar a una pizza
con jamón y queso) acompañado
de un vino de Riesling. Las comidas de esta zona son más ligeras que las del resto de Alemania debido a la bondad del clima (casi mediterráneo). Son de destacar los abundantes postres y dulces de la región, así como las abundantes frutas procedentes de la Selva Negra.
de un vino de Riesling. Las comidas de esta zona son más ligeras que las del resto de Alemania debido a la bondad del clima (casi mediterráneo). Son de destacar los abundantes postres y dulces de la región, así como las abundantes frutas procedentes de la Selva Negra.
En esta zona se suele tomar vino
como acompañamiento de las comidas. También se consume la cerveza, pero no
tanto como en otras partes de Alemania.
(De Wikipedia y otras fuentes)
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Alsacia (en francés: Alsace, en alsaciano: ’s Elsàss) es una región de Francia situada al este del país, en la frontera con Alemania y Suiza, cuya capital es Estrasburgo.
Origen del nombre: Alsacia es la
forma españolizada de la forma afrancesada "Alsace" la cual a su vez
deriva de la alemana Elsass o Elsaß y esta del nombre de su
principal río local, excluyendo al Rin: el Ill
(antiguamente llamado Ell), esto significa que Alsacia significa región
o territorio del río Ill.
El territorio de Alsacia, que se
extiende mayormente sobre la margen occidental del valle alto del río Rin, con el que limita al este y norte,
forma una planicie conocida como la planicie de Alsacia (plaine d'Alsace),
limitada al oeste y suroeste por la vertiente oriental de la cordillera
de los Vosgos y al
sur por los montes del Jura. Alsacia se divide
administrativamente desde la reforma de 1790
en dos departamentos: el Bajo Rin al norte, con prefectura en Estrasburgo, y el Alto Rin, al sur, con capital en Colmar.
Esta división coincide aproximadamente con los territorios históricos de Nordgau o Baja Alsacia y de Sundgau o Alta Alsacia, en los que
se incluía el actual departamento del Territorio
de Belfort
escindido en 1871.
La región fue objeto de conflictos y
disputas continuos entre Francia y las diferentes entidades de Alemania, cambiando sucesivamente de
soberanía a partir de los periodos que siguieron a los enfrentamientos armados
entre ambas naciones y que finalizaron en 1871, 1918 y 1945. El proceso de reconciliación
franco-alemana
surgido tras el desastre humano, material y moral provocado por la Segunda
Guerra Mundial y
que impulsó el nacimiento y desarrollo desde la segunda mitad del siglo XX de la Unión Europea, convirtió a la región en un
símbolo de la paz y la unión política del continente, acogiendo en su capital
la sede de importantes instituciones y organismos internacionales de Europa.
Posee diversas masas forestales,
principalmente en los Vosgos y en el Bajo Rin (bosque
de Haguenau).
Diversos valles también embellecen la región. Su
punto más alto está en el sur de la cordillera de los Vosgos: el Ballon d'Alsace, antiguamente llamado ballon
de Guebwiller en el departamento del Alto Rin,
montaña de 1.426 m de altitud.
Alsacia tiene un clima
semicontinental con inviernos fríos y secos y veranos
calurosos. Hay poca precipitación pluviométrica debido a la
protección de los Vosgos al oeste. La ciudad de Colmar
tiene un microclima seco: es la segunda ciudad más seca de Francia después de Perpiñán, con una precipitación anual de
solamente 550 mm. Estas condiciones climatológicas permiten el cultivo de
la vid para la producción del vino
de Alsacia (Vins
d'Alsace).
Demografía.
Las mayores ciudades son ( mayores de 20.000 habitantes (1999):
- Estrasburgo (501.393)
- Mulhouse (110.359)
- Colmar (65.136)
- Haguenau (32.242)
- Schiltigheim (30.841)
- Illkirch-Graffenstaden (23.815)
Historia
Prehistoria
Alsacia fue habitada desde el paleolítico como testimonian los importantes yacimientos de la comuna de Achenheim. A partir del año 1500 a. C., los celtas comenzaron a establecerse en Alsacia como agricultores, asentándose conjuntamente con migraciones precedentes de iberos orientales y líjios.
Periodo romano: integración en la provincia de las Galias
La invasión de Alsacia por el líder suevo Ariovisto provoca la intervención de Julio César y el asentamiento hacia el año 58 a. C. de
los romanos, quienes construyeron fortificaciones y campos militares a lo largo de la frontera o limes del río Rin, y que evolucionaron más tarde en varias comunidades que han sido habitadas constantemente hasta los tiempos modernos.
Invasiones germánicas y reino Franco
Durante el declive del Imperio Romano de Occidente, Alsacia fue ocupada por los alamanes en el siglo V que, dedicados a la agricultura, se instalaron principalmente en las tierras llanas, y su idioma constituyó la base para el dialecto alsaciano moderno. Tras el paso de los hunos, que destruyeron varias ciudades, los francos merovingios expulsaron a los alamanes, integrándose entonces en parte del Reino de Austrasia. Alsacia permaneció bajo control de los francos occidentales hasta la división del reino en el año 843 en virtud del Tratado de Verdún.
El Sacro Imperio
Durante la Edad Media se construyeron numerosas fortificaciones sobre puntos elevados de los Vosgos en la proximidad de la Planicie de Alsacia para vigilar y controlar las vías de comunicación que desde antiguo atraviesan Alsacia de norte a sur.
Con el tiempo, Alsacia se convirtió en parte del Sacro Imperio Romano Germánico y fue bajo la administración de los Habsburgo de Austria cuando todos los derechos sobre Alsacia fueron cedidos a Francia tras concluir la Guerra de los Treinta Años en 1648. Anteriormente, Alsacia había experimentado gran prosperidad durante los siglos XII y XIII durante el reinado de los emperadores Hohenstaufen, pero esta prosperidad vio su fin en el siglo XIV debido a una seguidilla de duros inviernos, malas cosechas y la peste bubónica. Durante el Renacimiento, la prosperidad regresó a Alsacia bajo la administración de los Habsburgo.
La Alsacia feudal o el estado de esta provincia en 1789
Cuando las hostilidades en el conflicto denominado Guerra de los Treinta Años cesaron finalmente en 1648 con el Tratado de Westfalia, la soberanía de la mayor parte de Alsacia pasó a Francia. Las estipulaciones del Tratado con respecto a Alsacia fueron confusas. Ello determinó cierto grado de autonomía dentro del territorio. Francia consolida su dominio en 1679 con los Tratados de Nimega y ocupó la ciudad de Estrasburgo en 1681. Estos cambios territoriales se vieron reforzados en el Tratado de Ryswick 1697 que puso fin a la
Guerra de la Gran Alianza. Sin embargo, Alsacia tiene una posición excepcional en el reino de Francia. El idioma alemán se sigue utilizando en el gobierno local, la escuela y en la educación. En la Universidad de Estrasburgo se continuó con la asistencia de los estudiantes procedentes de Alemania. El Edicto de Fontainebleau, que legalizó la represión al protestantismo francés, no se aplicó en Alsacia. En contraste con el resto de Francia, hubo una relativa tolerancia religiosa. Por otro lado, la aduana fronteriza francesa seguía en los Vosgos. Por estas razones Alsacia quedó marcada por la cultura alemana y la orientación económica hacia Alemania hasta la Revolución Francesa. Hacia 1789, Alsacia era un conglomerado de territorios y feudos particulares.
Guerra de la Gran Alianza. Sin embargo, Alsacia tiene una posición excepcional en el reino de Francia. El idioma alemán se sigue utilizando en el gobierno local, la escuela y en la educación. En la Universidad de Estrasburgo se continuó con la asistencia de los estudiantes procedentes de Alemania. El Edicto de Fontainebleau, que legalizó la represión al protestantismo francés, no se aplicó en Alsacia. En contraste con el resto de Francia, hubo una relativa tolerancia religiosa. Por otro lado, la aduana fronteriza francesa seguía en los Vosgos. Por estas razones Alsacia quedó marcada por la cultura alemana y la orientación económica hacia Alemania hasta la Revolución Francesa. Hacia 1789, Alsacia era un conglomerado de territorios y feudos particulares.
Guerra Franco-prusiana
Tras la guerra franco-prusiana de 1870, la mayor parte de Alsacia junto con parte del territorio de Lorena, más tarde constituido en el departamento de Mosela, fueron anexionadas al Imperio Alemán, conformando el Territorio imperial de Alsacia y Lorena.
I Guerra Mundial
Alsacia formó parte de Alemania hasta el final de la Primera Guerra Mundial en 1918, cuando Alemania tuvo que cederla nuevamente a Francia.
II Guerra Mundial
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el territorio de Alsacia, que estaba defendido por el sistema de defensa fortificado de la Línea Maginot, pudo librarse de los principales combates de la Batalla de Francia, que se concentraron en torno a Sedán y la frontera belga.
Tras el armisticio y capitulación del ejército francés el 22 de junio de 1940, la región es anexionada al territorio del III Reich. Sometida a la dictadura nazi, el proceso consecuente de germanización impidió el retorno de mucha de la población previamente evacuada y provocó el exilio de miles más, que abandonan la región especialmente hacia el mediodía francés. La prohibición del francés, incluso de sus palabras asimiladas al dialecto, del uso de símbolos culturales franceses (la boina vasca) o la incorporación al Reichsarbeitsdienst (trabajo social del Estado) son algunas de las medidas repudiadas por la población. Aquellos que se oponían a la germanización fueron encarcelados en el campo de reeducación de Schirmeck. Otra medida de especial relevancia fue el reclutamiento forzoso desde 1942 a la Wehrmacht
de unos 130 000 alsacianos, conocidos como los Malgré Nous (lit. A nuestro pesar).
de unos 130 000 alsacianos, conocidos como los Malgré Nous (lit. A nuestro pesar).
Desde el otoño de 1944 se libraron duros combates en suelo alsaciano con la entrada en ella de las tropas argelinas y marroquíes de Francia: aunque la 2ª división blindada del general Leclerc tomó Estrasburgo el 23 de noviembre de 1944 y alcanzó el Rin, otras zonas de la región quedarán todavía ocupadas (bolsas) por los últimos efectivos del ejército nazi en el momento de la rendición en mayo de 1945. El resultado de la Batalla de Alsacia fue la destrucción de numerosas poblaciones de la región, en especial en torno a las bolsas de Haguenau y Colmar.
La reconciliación y la construcción europea
Economía
Alsacia es la tercera región de Francia en términos de PIB. A nivel de agronomía, destaca la producción y elaboración de vinos. A nivel industrial, se destaca por la construcción de automóviles de lujo.
Cultura
Alsacia se ha beneficiado de su situación geográfica central que la convierte en uno de los lugares de paso de las migraciones humanas desde ya antes de la Edad Media y lugar de confluencia de las diversas tendencias del pensamiento europeo, desde el humanismo y la reforma protestante hasta el movimiento contemporáneo de la construcción de la Unión Europea, asimilando las influencias e interacciones de las culturas germánica y francesa.
Lengua
La lengua oficial es el francés pero en la región de Alsacia, se habla también el alsaciano que es la lengua dialectal y el conjunto de variedades de origen germánico que se hablan en ella y que, pese a ser reconocida entre las lenguas de Francia, todavía no tienen un estatuto de lengua oficial.
Gastronomía
La cocina alsaciana es conocida por especialidades tradicionales elaboradas, como el cocido baeckeoffe, las tartes flambées o flammekueche, el fleischnackas y en especial por la choucroute.
La cocina tradicional tiene su base en la tradición culinaria germánica y aunque emplea frecuentemente la carne de cerdo como ingrediente en varios platos, no es raro el consumo de preparados con pescados, como la carpe frite (carpa frita), popular en la región sur de Alsacia del Sundgau.
Otro pilar en el que se asienta la gastronomía de Alsacia es la calidad de los productos del terruño alsaciano, algunos de gran prestigio internacional, como sus vinos de denominación o sus cervezas, y
otros de uso local, como las carnes de aves, el foie gras, los caracoles, coles y espárragos, la miel y la nata fresca, todos con clasificaciones de calidad del organismo oficial francés. Otros productos de renombre local son las aguas naturales de los manantiales de los Vosgos.
otros de uso local, como las carnes de aves, el foie gras, los caracoles, coles y espárragos, la miel y la nata fresca, todos con clasificaciones de calidad del organismo oficial francés. Otros productos de renombre local son las aguas naturales de los manantiales de los Vosgos.
Los preparados de repostería, como el Kugelhof, los pain d'épices y los brédalas, son característicos de la gastronomía de esta región.
Vinos
La región de Alsacia se considera una de las regiones vitícolas de Francia por excelencia, y como señal de su particularidad, las producciones reciben la denominación de la cepa, además de la denominación general de Vins d'Alsace.
Aunque son mayoritariamente blancos, fruto de las uvas de las variedades Riesling, Sylvaner o Gewürztraminer, otros son tintos como el Pinot Noir. Parte de la producción de caldos blancos se deriva para la elaboración de vinos por el método champagnes (méthode champenoise), protegidos con la AOC Crémant d'Alsace.
Cervezas y licores
Alsacia es también la mayor productora de cerveza de Francia, con numerosas brasseries o fábricas productoras localizadas en torno al área de Estrasburgo, Molsheim y Obernai.
Entre las marcas comerciales podemos citar las de Kronenbourg, Fischer, Météor y Kanterbräu.
El schnapps, o aguardiente aromatizado a menudo por destilación con esencias de frutas (pera, manzana, etc.), se produce igualmente en Alsacia. Asimismo son afamados los licores y aguardientes de cerezas.
Costumbres y tradiciones
Comparables en su poder de convocatoria popular, los Winstub son a Alsacia lo que los Pubs a la Gran Bretaña. Sin embargo, a diferencia de estos últimos, los clientes vienen para disfrutar de la gastronomía del lugar, sus vinos y terminar en tertulias, ya sea al almuerzo o a la cena.
(De Wikipedia y otras fuentes)
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Franco Condado (en francés: Franche-Comté) es una región al este de Francia, enclavada entre Suiza y la Borgoña ducal o
francesa (a diferencia de la cual recibe también las denominaciones
históricas de Borgoña condal o Borgoña española). Se la reconoce
tanto por sus paisajes y monumentos, como por sus industrias y el elevado
respeto por la naturaleza.
Geografía
física
La superficie de esta región es de 16.190 km²,
dividida en cuatro
departamentos: Doubs, Jura, Haute-Saône y Territorio de Belfort, con una población de 1.100.000 habitantes.
departamentos: Doubs, Jura, Haute-Saône y Territorio de Belfort, con una población de 1.100.000 habitantes.
La altura máxima es el pico Crêt Péla, de 1.500 m, y el 40% de su superficie se encuentra cubierta de bosques.
El Franco Condado es una región de agua, bosques de
abetos y de grandes espacios protegidos, como, por ejemplo, los Parques
regionales del Alto Jura y de los Ballons de los Vosgos.
Geografía
política
Las ciudades más importantes son:
- Besanzón (Besançon), capital regional, rodeada por el río Doubs.
- Belfort, que hace gala de su león, obra colosal del escultor francés Bartholdi, autor de la Estatua de la Libertad de Nueva York.
- Vesoul, centro regional del motocross.
- Dola (Dole), que posee su «pequeña Venecia» que baña la casa natal del científico Louis Pasteur.
- Lons-le-Saunier, que ofrece un paseo por sus ciento cuarenta y seis arcadas de estilo "Grand Siècle" (siglo XVII).
- Saint-Claude, cuyas pipas labradas en raíces de brezo mediterráneo se venden en todo el mundo.
- Montbéliard, importante ciudad industrial, con la fábrica de Peugeot y su castillo ducal.
Origen del
nombre de Franco Condado
El nombre de Franco Condado no aparece oficialmente
hasta 1478, hablándose anteriormente del Condado de Borgoña. La tradición
cuenta que el conde borgoñón Reginaldo III de Borgoña se negó en 1478 a rendir tributo al Sacro Emperador, lo cual le dio el
sobrenombre de “Franco Conde”.
Economía
El abanico económico es amplio, pasando por la silvicultura, la relojería (el 85% de los relojes franceses) o la viticultura (86.000 hectolitros anuales).
Historia
Territorio perteneciente al antiguo Reino de Borgoña, fue cedido
por Carlos VIII de Francia en el tratado de Senlis (1493) a la Casa de Habsburgo. Al Franco Condado siempre se consideró como parte
integrante del Estado Borgoñón. Separado
geográficamente de los Países Bajos por el ducado de Lorena, pero vinculado políticamente a éstos por constituir desde 1512 el
denominado Círculo Borgoñón.
Con una superficie cercana a los 15.000 km², carecía
de unidad geográfica, siendo uno de tantos territorios fruto de la Historia.
Rodeado por Alsacia, Lorena, Suiza y Francia, el valle del Saona lo separa de su otra mitad, el ducado de Borgoña, perteneciente a los
reyes de Francia. Se dividía en tres circunscripciones: Amont (en el norte), Aval (en el sur) y Dôle (en el centro), cada una de ellas a cargo de un
bailío.
En lo social estaba muy feudalizado, lo que se concatenaba
con la ausencia de grandes ciudades, apenas Dole y Besanzón son dignas de
cita. La primera era la capital y estaba dotada de Universidad; la segunda conservó el estatuto de ciudad libre
hasta que en 1654 Felipe IV la anexionó al condado. Jurisdiccionalmente hablando,
el condado era independiente, si bien tenía el mismo Gobernador General que Flandes, y enviaba representantes a sus organismos. El Parlamento residía en Dôle, con sus dos cámaras y los tres
brazos clásicos, era la clave de la organización política, administrativa y
judicial de la Borgoña Condal
por servir de corte suprema y Consejo de Estado. Lo dominaban juristas de
origen burgués, rivales de la vieja nobleza y partidarios de la emancipación
campesina, progresivamente lograda desde el siglo XVI. Si bajo Carlos I fue una provincia muy favorecida,
tras la llegada de Felipe II a la dignidad
de conde de Borgoña el 10 de junio de 1556 pasará a un segundo orden estratégico, que se acentuará cuando el
territorio quede aislado de Saboya por el Tratado de Lyon (1601), pues desde entonces a los españoles les será más cómodo usar el paso de
la Valtelina para comunicarse con el Sacro Imperio y con Flandes. Eso le evitó los peores embates de la
guerra hasta 1636, pero no le ahorró con todo de algunas incursiones
enemigas que llevaron la desolación al condado, como cuando Enrique IV de Francia lo invadió en 1595. Sin embargo,
Franco Condado no fue cedido a Francia hasta el tratado de Nimega de 1679, bajo el gobierno de Carlos II de España.
Actualmente, el título de Conde Palatino de Borgoña
es uno de los muchos que históricamente acumula S.M. Juan Carlos I, rey de España, ya que se trata de un título que tradicionalmente ha
pertenecido a los soberanos de la Monarquía Hispánica.
(De Wikipedia y otras fuentes)
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La parada y pernocta en Freiburg vienen a significarnos casi siempre el fin de la etapa previa al regreso a España. Y en esta ocasión así fue, porque nuestra hija nos esperaba, como aconteció al inicio del Periplo, en Roses, la bella localidad del Empordá.
De esta guisa, a primera hora nos desplazamos en nuestro coche, que ya marcaba más de 7.000 kilómetros de periplo, hasta el centro de Freiburg para tomar el ya casi tradicional desayuno de dos grandes tazas de café con leche (grossen kafeemilch) con los deliciosos bollitos de pan que preparan en una de las varias panaderías/pastelerías de la zona, y aprovechamos para comprar unos panecillos que siempre resultan sabrosos, para improvisar unos bocadillos durante el viaje, a cuyo fin aun visitamos el supermercado de una cadena alemana que también está radicada en España, pero que ofrece a precios más baratos y con mayor variedad, diferentes patés, mostazas, salsas, hierbas, chocolates, etcétera, que a mi esposa le encanta llevar a España, además de sabrosos productos de charcutería para los posibles bocadillos.
Y terminada esta importante tarea "nutritiva", accedimos a la autopista que conduce hasta Basel, en Suiza, recorriendo los treinta y pocos kilómetros que distan hasta el acceso a Mulhouse, ya en Francia, a donde llegamos en un santiamén, después de cruzar el Rin.
Ya en Francia seguimos por la autopista que indica dirección Besançon y Lyon, superando esta misma población y Montbeliard, hasta llegar a Dôle, en el punto de intersección de la autopista París/ Ginebra/Milan y la que sirve de circunvalación a la región de Lyon, sobrepasando Bourg en Bresse.
Pero no contabamos con un elemento tan incómodo como la lluvia, que arreció hasta ser un auténtico diluvio y nos forzó a usar las luces antiniebla y a reducir la velocidad a una tercera parte, porque la visibilidad era escasa y había una larga hilera de camiones expandiendo al aire ese agua centrifugada que suelen despedir en cuanto la carretera está mojada.
Tan es así que, como había que repostar, en las proximidades de St. Exupery, donde se halla el nuevo aeropuerto de Lyon, aprovechamos para preparar unos bocadillos con el buen pan y la buena charcutería germana que habíamos adquirido en Freiburg.
Y por fin alcanzamos las cercanías de Lyon, punto en el que el acceso a l´Autorute du Soleil (la que une Lyon con Marsella) es tan complicado y está tan concurrido que resulta casi imposible evitar algún roce o pequeña colisión, máxime cuando, como así acontecía, la lluvia se intensificaba tanto que a la altura de Montelimar optamos
por detenernos un rato en la amplia área de servicio de la autopista, esperando que los cielos se abriesen algo, aunque no ocurrió del todo, por cuando reanudamos la ruta el agua de los cielos siguió empeñada en remojarnos bien el coche.
Fue a la altura de Avignon, cuando ya tomamos la autopista de enlace hacia la que cruza el Languedoc-Rosellón, la Languedocienne, el momento en que se fue atenuando el líquido elemento y la circulación se normalizó algo, aunque en pleno mes de agosto la intensidad del tráfico era más que alta.
Así, fuimos alcanzando Nimes, Montpellier, Beziers, Narbona y Perpignan, hasta situarnos en la antigua frontera de España (actualmente inexistente).
Pero aun nos aguardaba la desagradable sorpresa de que la primera salida de la autopista, la que permite entrar en La Jonquera y sus áreas de servicio, tenía tan tremenda congestión que hubimos de ir a la segunda, en la que asimismo sobraban vehículos por todas partes.
Ya en la carretera normal, la nacional II, llegamos hasta Figueres, con nuevos atascos, hasta que por fin la autovía hacia Roses nos llevó a Santa Margarida, nuestro destino español por esa noche,
Nos esperaban nuestro yerno y nuestra nieta, con quienes fuimos a cenar en un restaurante de estilo francés con vistas muy bellas en el ocaso, pero cuyos precios nos hicieron recordar que en muchas ocasiones en el extranjero se puede comer igual de bien y por menos dinero.
Tras descansar lo que se pudo, por el calor mediterráneo, la mañana siguiente reemprendimos el Periplo en su etapa final de 500 kilómetros, y llegamos a nuestra Valencia a primera hora de la tarde.
El cuentakilómetros parcial del coche registraba 8.410 kilómetros...
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
De esta guisa, a primera hora nos desplazamos en nuestro coche, que ya marcaba más de 7.000 kilómetros de periplo, hasta el centro de Freiburg para tomar el ya casi tradicional desayuno de dos grandes tazas de café con leche (grossen kafeemilch) con los deliciosos bollitos de pan que preparan en una de las varias panaderías/pastelerías de la zona, y aprovechamos para comprar unos panecillos que siempre resultan sabrosos, para improvisar unos bocadillos durante el viaje, a cuyo fin aun visitamos el supermercado de una cadena alemana que también está radicada en España, pero que ofrece a precios más baratos y con mayor variedad, diferentes patés, mostazas, salsas, hierbas, chocolates, etcétera, que a mi esposa le encanta llevar a España, además de sabrosos productos de charcutería para los posibles bocadillos.
Y terminada esta importante tarea "nutritiva", accedimos a la autopista que conduce hasta Basel, en Suiza, recorriendo los treinta y pocos kilómetros que distan hasta el acceso a Mulhouse, ya en Francia, a donde llegamos en un santiamén, después de cruzar el Rin.
Ya en Francia seguimos por la autopista que indica dirección Besançon y Lyon, superando esta misma población y Montbeliard, hasta llegar a Dôle, en el punto de intersección de la autopista París/ Ginebra/Milan y la que sirve de circunvalación a la región de Lyon, sobrepasando Bourg en Bresse.
Pero no contabamos con un elemento tan incómodo como la lluvia, que arreció hasta ser un auténtico diluvio y nos forzó a usar las luces antiniebla y a reducir la velocidad a una tercera parte, porque la visibilidad era escasa y había una larga hilera de camiones expandiendo al aire ese agua centrifugada que suelen despedir en cuanto la carretera está mojada.
Tan es así que, como había que repostar, en las proximidades de St. Exupery, donde se halla el nuevo aeropuerto de Lyon, aprovechamos para preparar unos bocadillos con el buen pan y la buena charcutería germana que habíamos adquirido en Freiburg.
Y por fin alcanzamos las cercanías de Lyon, punto en el que el acceso a l´Autorute du Soleil (la que une Lyon con Marsella) es tan complicado y está tan concurrido que resulta casi imposible evitar algún roce o pequeña colisión, máxime cuando, como así acontecía, la lluvia se intensificaba tanto que a la altura de Montelimar optamos
por detenernos un rato en la amplia área de servicio de la autopista, esperando que los cielos se abriesen algo, aunque no ocurrió del todo, por cuando reanudamos la ruta el agua de los cielos siguió empeñada en remojarnos bien el coche.
Fue a la altura de Avignon, cuando ya tomamos la autopista de enlace hacia la que cruza el Languedoc-Rosellón, la Languedocienne, el momento en que se fue atenuando el líquido elemento y la circulación se normalizó algo, aunque en pleno mes de agosto la intensidad del tráfico era más que alta.
Así, fuimos alcanzando Nimes, Montpellier, Beziers, Narbona y Perpignan, hasta situarnos en la antigua frontera de España (actualmente inexistente).
Pero aun nos aguardaba la desagradable sorpresa de que la primera salida de la autopista, la que permite entrar en La Jonquera y sus áreas de servicio, tenía tan tremenda congestión que hubimos de ir a la segunda, en la que asimismo sobraban vehículos por todas partes.
Ya en la carretera normal, la nacional II, llegamos hasta Figueres, con nuevos atascos, hasta que por fin la autovía hacia Roses nos llevó a Santa Margarida, nuestro destino español por esa noche,
Nos esperaban nuestro yerno y nuestra nieta, con quienes fuimos a cenar en un restaurante de estilo francés con vistas muy bellas en el ocaso, pero cuyos precios nos hicieron recordar que en muchas ocasiones en el extranjero se puede comer igual de bien y por menos dinero.
Tras descansar lo que se pudo, por el calor mediterráneo, la mañana siguiente reemprendimos el Periplo en su etapa final de 500 kilómetros, y llegamos a nuestra Valencia a primera hora de la tarde.
El cuentakilómetros parcial del coche registraba 8.410 kilómetros...
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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