Posnania, en polaco Poznań (latín: Posnania, alemán: Posen, yidish: פּױזן (Pojzn), en ocasiones festivas se utiliza también el nombre histórico: Stołeczne Miasto Poznań, "Ciudad capital de Posnania")- una de las más antiguas y grandes ciudades polacas (quinta por población absoluta con 567.000 hab. y sexta por extensión geográfica), situada a orillas del río Varta. Capital de la región de Gran Polonia y sede de la archidiócesis de Poznań. Poznań se encuentra entre Berlín (270 km) y Varsovia (300 km) y es un importante nudo ferroviario y vía de comunicación por carretera en el país (carreteras europeas E30 y E261), posee además un aeropuerto internacional.
Posnania es reconocida por ser la cuna de la nación polaca, por cumplir en el pasado la función de capital del estado y por ser la residencia de los monarcas polacos. Por el nombramiento del presidente de la nación, Lech Kaczyński, con fecha 11 diciembre de 2008 ha sido declarada, Poznań - conjunto histórico, en recuerdo de la memoria histórica.
Posnania ha sido candidata a Capital
Europea de la Cultura
en 2016.
En la actualidad Posnania es un dinámico centro empresarial, académico, científico y cultural. Centro industrial (grandes empresas - Volkswagen, MAN, Unilever, Beiersdorf, Bridgestone, Imperial Tobacco, Kompania Piwowarska) y de servicios, con la anual Feria Internacional de Poznan y 80 exposiciones diversas. Las ferias de muestras, reuniones y congresos atraen cada año 500 mil de visitantes (lo que representa 50% del mercado ferial en Polonia), garantizando a la ciudad el segundo lugar entre las ciudades más importantes del turismo de negocios en toda Europa Central y del Este). En Posnania hay ocho institutos públicos de enseñanza superior (entre ellos 4 universidades) y diecisiete escuelas privadas, donde estudian aproximadamente cerca de 142 mil estudiantes. Por cada 1000 habitantes hay 221 estudiantes, lo que provoca que Poznań sea en este sentido, la primera ciudad polaca que cuente con la comunidad estudiantil más extensa. El mercado de trabajo es muy favorable a los ciudadanos. Posnania presenta la menor tasa de paro de todas ciudades polacas (2% en marzo de 2009) y el Voivodato de Gran Polonia - menos de 10%.
Historia
Es una de las ciudades más antiguas de la actual Polonia. Es un importante centro histórico y la capital de Voivodia de Gran Polonia. Algunos historiadores piensan que Poznań fue la capital de Polonia en el siglo X, durante el gobierno de uno de los primeros knyaz de dinastía de Piastas. El territorio de influencia de la ciudad de Poznan recibe en polaco el nombre de Poznania, territorio que ocupa el centro-oeste de la región llamada Gran Polonia o (en polaco)
Wielkopolska.
Wielkopolska.
Es un lugar hipotético del acto
simbólico de bautizar a todos los polacos, cuando el príncipe Mieszko I se convirtió al cristianismo.
Seguramente el primer obispo polaco, Jordan, se instaló en Poznań, en la actual
Isla de la Catedral con la primera catedral (968).
Posnania fue la capital de la región
de la Gran
Polonia hasta que
ésta pasó a convertirse en posesión de Prusia
en 1793 con la Segunda Partición
de Polonia, cuando
su área administrativa pasó a denominarse Prusia
Meridional. En 1797
los límites de la ciudad fueron ampliados para incluir los asentamientos fuera
de las murallas, y en 1800 se anexionó la isla de Ostrów Tumski (incluyendo la
ciudad separada de Chwaliszewo) y áreas sobre la orilla derecha del Warta,
incluyendo Śródka y las más pequeñas ciudades de Ostrówek y Łacina (San Roch).
Durante el Levantamiento de la Gran Polonia de
1806, soldados
polacos y voluntarios civiles colaboraron con los esfuerzos de Napoleón por
expulsar a las fuerzas prusianas. La ciudad se convirtió en parte del Ducado
de Varsovia en 1807
y capital del Departamento de Poznan. Sin embargo, tras el Congreso de Viena, la Gran
Polonia fue
devuelta a Prusia, y Poznań pasó a ser la capital del autónomo Gran
Ducado de Posen.
Después de las Revoluciones de 1848, Poznań se convirtió en capital de la
Provincia prusiana de Posen. Posteriormente pasó a formar parte del Imperio Alemán con la unificación de los estados
alemanes en 1871.
Tras la derrota del Imperio Aleman en la Primera
Guerra Mundial,
tuvo lugar el Alzamiento de la Gran Polonia (1918-1919) que liberó la ciudad
así como la mayor parte de la Gran Polonia. Durante la Segunda
República Polaca de
entreguerras, fue la capital del Voivodato de Poznań. La Universidad de Poznań,
ahora conocida como Universidad Adan Mickiewicz, fue fundada en 1919. Durante
la Segunda
Guerra Mundial,
Polonia sufrió la ocupación Nazi y la población fue reprimida con severidad. En
1945, Adolf Hitler declaró la ciudad un Festung (un lugar fortificado en el
cual las fuerzas alemanas condujeran una última defensa). Como Poznań se
encuentra en la ruta directa entre Varsovia y Berlín, el Ejército Rojo primero
sitió para luego asaltar la defensa alemana en la Batalla
de Poznań, que
culminó en el asalto sobre la ciudadela, causando graves daños a la ciudad.
Desde el final de la guerra, Poznań ha sido la capital de su área circundante,
a pesar de que las fronteras administrativas han sido modificadas en 1957,
1975, y 1999. Así mismo, Poznań es actualmente la sede del Voivodato
de Gran Polonia,
una de las 16 provincias de Polonia.
Las manifestaciones obreras y los
combates contra las fuerzas de seguridad del 28 y 29 de junio de 1956 (Protestas
de Poznán de 1956)
fueron algunos de los acontecimientos principales de la historia reciente de
Polonia.
…
Fráncfort del Óder (en alemán: Frankfurt an der Oder) es
una ciudad de Brandeburgo (Alemania), a orillas del río Óder y en la
frontera polaco-alemana. La coletilla "del
Óder" se le añade para diferenciarla de Fráncfort
del Meno (Frankfurt
am Main). Es sede de la Universidad
Europea Viadrina.
Historia
Durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial la ciudad sufrió daños relativamente moderados. Sin embargo, en febrero de
1944 la Royal Air Force realizó un
ataque planificado. El resultado fueron 58 víctimas mortales con la destrucción
de una fábrica y varias casas.
En abril de 1945 el Ejército Rojo llega a la ciudad en el marco de la Batalla de Berlín. Al final de
la guerra, el centro de la ciudad estaba destruido en más de un 90%.
Geografía
Fráncfort del Óder está ubicada a 80 kilómetros de la
capital alemana, Berlín.
…
Bayreuth es una ciudad
de Franconia, en el estado de Baviera y está situada a orillas del río Meno, en el este de Alemania. Cuenta con 72.670 habitantes (31 de diciembre de 2010).
La ciudad es famosa por su relación con el compositor Richard Wagner, quien vivió en Bayreuth desde 1872 hasta 1882 (murió un año más tarde en Venecia).
La casa de Wagner, Wahnfried, se construyó en la ciudad gracias al patrocinio del
rey
Luis II de Baviera y se ha
convertido en un museo wagneriano. En la zona norte de la ciudad se encuentra
el Bayreuth Festspielhaus, un teatro de la ópera construido
especialmente para representar las obras de Wagner.
Los estrenos de las obras El anillo del nibelungo y Parsifal tuvieron lugar en este teatro. Cada año se celebra en
la ciudad el Festival de Bayreuth dedicado a la
representación de óperas del compositor
alemán.
En el primer ensayo del teatro de Bayreuth, Wagner
interpretó su obra Parsifal, drama
germano-cristiano, invitando a tal efecto a Nietzsche. Hay quienes sugieren que esta fue la razón por la
que el filósofo nunca más le dirigió la palabra y despotricaría más tarde
contra el músico en sus libros del último período.
La ciudad es también
conocida por su universidad —Universidad de Bayreuth— especializada en ciencias económicas y medio ambiente.
Lugares de
interés
- El castillo nuevo (Neues Schloss)
- El teatro Bayreuther Festspielhaus (véase también: Festival de Bayreuth)
- Museo dedicado a Richard Wagner (Wahnfried)
- Museo Jean Paul
- Teatro de la ópera, construido en el siglo XVIII en estilo barroco
…
No teníamos demasiadas ganas de abandonar los
bucólicos parajes de Rypin y y de la Cuyavia-Pomerania polaca, pero la
necesidad de retornar a España en determinadas fechas del mes de agosto, nos
obligó a dejar Rypin, después de almorzar con Ewa, Miguel y familia, y
dirigirnos hacia Poznan, ciudad en la que habíamos previsto nuestra pernoctación.
A tenor del mapa de carreteras, solamente 245
kilómetros (tres horas) nos separaban de Posnania, pero la realidad fue muy distinta, porque
la carretera hacia Torun presentó las acostumbradas largas hileras de
automóviles y camiones, la circunvalación de la ciudad fue muy complicada y
cuando alcanzamos la salida, las malditas obras públicas del verano
dificultaron más aún nuestro itinerario. Y eso, sin olvidar la travesía de
poblaciones, los semáforos, las limitaciones de velocidad, el enorme tráfico…
En resumen, un trayecto de menos de tres horas se
convirtió en casi de cinco horas, de forma que llegamos a Poznan al ocaso, con
la dificultad añadida de que como se habían construido nuevas arterias de
acceso, el navegador de nuestro automóvil no las reconocía y hubimos de vagar
algún tiempo hasta hallar nuestro destino.
Pero aun nos
aguardaban algunas otras sorpresitas, como que el alojamiento reservado por
Internet se hallaba en una calle peatonal, cerrada por bolardos, y hubo que
aparcar el vehículo, cargado hasta los topes, en una plaza, con el subsiguiente
temor de roturas de vidrios para robo, que nos disiparon unos
policías del
lugar, asegurándonos que Poznan era una ciudad muy segura.
Así que, bolsas de viaje en mano, hallamos nuestro
hotel (que era un hostal) en las cercanías de la plaza principal, del mercado o
del castillo, y comprobamos que se trataba más bien de un alojamiento muy
sencillo, de los habituales para estudiantes, bastante limpio, pero en el que ,
por ejemplo, el baño (al menos nuestra habitación contaba con uno privativo)
carecía de toallas, que dicho sea en verdad, obtuvimos en cuanto las
reclamamos, aunque se nos dijo que no era acostumbrado facilitarlas, a lo que repliqué que al menos deberían anunciarlo en Internet.
La casi inmediata plaza se ofrecía atractiva,
absolutamente llena de terrazas, bares y restaurantes, y nos dimos una tranquila
vuelta por toda ella, comprobando los bellos edificios, especialmente el del
Ayuntamiento, y también los precios (relativamente asequibles para un español) y sentándonos un rato para beber unas buenas cerveza polacas, con
unas tapas “a la española”, que nos sirvió un amable camarero español, quien nos
contó que trabajaba allí por 2 € cada hora,
desde las 12 del mediodía hasta la 1 de la madrugada, y que lo hacía porque
tenía una novia polaca y porque en España estaba “a dos velas”, pese a tener
acabada la carrera de Magisterio.
Como el calor no era excesivo (el hostalito de nuestra
dormición no tenía aire acondicionado) y el cansancio era importante, la noche nos permitió dejarnos en los brazos de Morfeo.
La mañana siguiente, percibiendo por los ventanales de nuestra habitación un fresco airecillo, nos permitió una buena ducha, un desayuno relativamente normal, y salir disparados hacia la plaza en que descansaba nuestro coche, en el que (era verdad ) los policías seguían vigilando y el vehículo permanecía incólume, es decir, nada ni nadie había osado violentarlo. !!Uff!!
Salimos del lugar con la complacencia de haber descansado y no haber sufrido problemas, y pugnamos por hallar las vías de salida, empèño nada sencillo, porque el navegador nada reconocía, aunque al final, el sentido de viajeros nos llevó hasta una de las salidas.
La mañana siguiente, percibiendo por los ventanales de nuestra habitación un fresco airecillo, nos permitió una buena ducha, un desayuno relativamente normal, y salir disparados hacia la plaza en que descansaba nuestro coche, en el que (era verdad ) los policías seguían vigilando y el vehículo permanecía incólume, es decir, nada ni nadie había osado violentarlo. !!Uff!!
Salimos del lugar con la complacencia de haber descansado y no haber sufrido problemas, y pugnamos por hallar las vías de salida, empèño nada sencillo, porque el navegador nada reconocía, aunque al final, el sentido de viajeros nos llevó hasta una de las salidas.
De ahí fue fácil situarnos en la autopista que se dirige hacia
el Oeste, dirección Frankfurt am Oder y Berlín, magnífica como todas las nuevas
de Polonia, con un peaje relativamente asequible, de 3 Euros 100 kilómetros,
por lo que en una hora estábamos junto a la (inexistente en signos) frontera
polaco-germana, en la que recordamos a Ewa y Miguel, a su hijito Eric, a sus padres Hendryk y Anna, cuya autopista que nos llevó a la autopista hacia Berlín, que dejamos de lado
para dirigirnos a Magdeburgo, Leipzig, Chemnitz, por la autopista
Berlín-München, hasta Bayreuth.
El tráfico fue incrementándose cada vez más,
especialmente debido a la afluencia de camiones, ya que confluían los accesos
desde Berlín, República Checa y München, y también por causa de las obras
públicas que siempre se encuentran en verano en Alemania.
Cuando más complicado estaba el tránsito,
aparecieron unos negrísimos nubarrones,
y en medio de ellos unos “mini-tornados”, que arrastraban hojas, ramas, y toda
clase de objetos, que nos hicieron temer por la integridad de nuestras lunas y
parabrisas, a lo que siguió una gran tromba de agua que nos obligó a circular
en medio de camiones y otros vehículos durante muchos kilómetros, a marcha
lenta y sin apenas visibilidad.
Finalmente, a la altura de Nüremberg, se aclaró algo
el cielo y ya pudimos circular normalmente hacia Stuttgart, Heildelberg y
Karlsruhe, tomando ya la autopista que se dirige hacia Basel y Suiza, aunque
establecimos nuestra parada, después de 1.500 kilómetros, en las afueras de
Freiburg im Breisgau, la acogedora ciudad de Renania, en la que nos acogió un
hotelito de la cadena Accor y después de refrescarnos, aun nos fuimos al centro
urbano, para degustar unas frescas y deliciosas jarras de cerveza nutridas de
unas sabrosas salchichas y co, fermentada, el kraut alemán.
La noche, no demasiado caliente, fue recibida de buen
gusto para descansar en las inmediaciones del Rin, ya a las puertas de Francia,
y en la víspera de nuestro viaje de regreso a España.
Pese a ser un trayecto más de desplazamiento que de
turismo, siguió deleitándonos el paisaje alemán, con sus colinas y verdes
prados, y el fresco aroma de los bosques que adornaban los horizontes.
¡Ni un solo
incendio se vislumbraba!
SALVADOR DE
PEDRO BUENDÍA
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