Desde nuestro magnífico y relajante alojamiento en Adelán-Alfoz, después de ingerir con placer el abundante y bien surtido desayuno del Hotel Casa Franco, salimos hacia Foz, vía Ferreira, circulando por la bien cuidad carretera local LU-152 , que intersecta con la N-642, de Ferrol a Oviedo, y, ya en ella, nos dirigimos hacia el oeste, para llegar a la localidad de Burela, en la que nos había atraído la información sobre su historia y vida industrial, principalmente portuaria, pesquera y conservera. Seguidamente recojo información recopilada de Wikipedia y otras fuentes:
Burela en 2013 contaba con una población
de 9672 habitantes. Se trata de un municipio a orillas del mar
Cantábrico con una extensión de 7,78 kilómetros cuadrados, creado el 15
de diciembre de 1994
a raíz de la segregación de la parroquia homónima del ayuntamiento de Cervo.
Su puerto pesquero es uno de los más
importantes de la costa cantábrica, y cuenta con una gran flota de barcos. La
población ha crecido en los últimos años del siglo XX considerablemente. Su
economía se basa principalmente en la pesca, destacando las capturas
de merluza, pez espada y bonito. Como consecuencia de esta actividad se ha desarrollado también una industria conservera de gran calidad. Además de esto cuenta también con industrias de cerámicas, astilleros y madereras.
de merluza, pez espada y bonito. Como consecuencia de esta actividad se ha desarrollado también una industria conservera de gran calidad. Además de esto cuenta también con industrias de cerámicas, astilleros y madereras.
Debido a la gran demanda de personal
para trabajar en el mar, Burela es un nucleo multicultural en la que
actualmente reside una amplia comunidad de caboverdianos
(establecidos desde finales de los setenta) y recientemente se ha incrementado
la llegada de peruanos, indonesios, etcétera.
En el municipio de Burela se localizan la playa de La
Marosa, la playa de Ril, la playa de El Cabaliño, la playa de El Portelo, la
playa de El Penoural y la playa
de El Cantiño. Todas ellas responden a unas características similares en todas ellas. Son playas localizadas a pie de acantilado en donde en ocasiones se cuenta con una amplia extensión de arena.
de El Cantiño. Todas ellas responden a unas características similares en todas ellas. Son playas localizadas a pie de acantilado en donde en ocasiones se cuenta con una amplia extensión de arena.
Historia
Los primeros indicios de poblamiento en los límites de
la parroquia corresponden a un castro situado en la parte extrema del cabo, en
un pequeño alto, muy cerca del mar, un lugar estratégico desde donde se
divisaba toda la costa.
En 1593 Felipe II incorpora a la Corona Real la
jurisdicción del coto redondo de Santa María de Burela y concede una carta
privilegio a favor del obispo de Mondoñedo. Desde comienzos del S.XVII hasta
1834 el reino de Galicia se componía de siete provincias, la provincia de
Mondoñedo 16 cotos redondos, entre ellos estaba Santa María de Burela.
Con la Constitución de las Cortes de Cádiz (1812) se
terminan las antiguas jurisdicciones y señorías y surgen los nuevos
ayuntamientos. El de San Julián de Nois comprendía la parroquia de Santa María
de Burela sin embargo a partir de 1845 pasará a
pertenecer al ayuntamiento de Cervo.
pertenecer al ayuntamiento de Cervo.
En 1986 la inauguración del Hospital Comarcal da Costa
convertirá a Burela en capital sanitaria del norte de Lugo.
En 1994 el puerto de Burela se convierte en base de
toda la flota bonitera española (unos 350 barcos) durante la llamada Guerra
del bonito, tras el apresamiento del buque francés La Gabrielle.
El 15 de diciembre de 1994 la localidad de Burela se
separa oficialmente de Cervo constituyéndose en ayuntamiento.
Fiestas
- Mercado semanal: todos los viernes por la mañana en las calles del centro de la localidad.
- Fiestas de la Virgen del Carmen y San Juan: el primer fin de semana de junio. Dedicadas en honor a los marineros, antes de que salgan a la costera del bonito. Destaca la procesión de la Virgen del Carmen, que es sacada por los barcos del pueblo, especialmente engalanados para la ocasión. En el puerto, hermosas alfombras florales adornan la procesión.
- Fiesta Castrexa: el primer fin de semana de julio. Dedicada a la recreación del pasado castrexo de la villa, consiste en una competición entre los distintos clanes formados para la ocasión.
- Romería del Monte Castelo: último fin de semana de julio. Romería y acampada durante 3 días en la zona de recreo del Monte Castelo.
- Fiesta del bonito: primer sábado de agosto. Fiesta gastronómica de interés turístico, dedicada al bonito de Burela desde 1984, se celebra en la explanada del puerto pesquero.
Comunicaciones
Carreteras
La principal carretera que transcurre por el
ayuntamiento es la N-642,
conocida como Carretera de la Mariña que transcurre entre Ferrol y Foz.
Actualmente bordea la localidad de Burela en dirección noroeste-sureste, ya que
hace varios años se construyó la circunvalación que suprimía el paso de la
carretera por el centro de la población.
Ferrocarril
Por el ayuntamiento de Burela pasa la línea de
ferrocarril de vía estrecha que va desde Ferrol hasta Oviedo-Gijón, inaugurada
en 1972, y perteneciente a Renfe-FEVE. En el centro de la localidad está
situada la estación de ferrocarril de Burela. Hay cuatro trenes diarios
procedentes de Oviedo y Ribadeo con destino a Ferrol, y otros cuatro en sentido
contrario, dos a Ribadeo y los otros dos a Oviedo. Los fines de semana pasa un
tren turístico de lujo (Transcantábrico) entre los meses de marzo y octubre.
En Burela, el puerto ofrece la visión de ser centro de
una importante actividad pesquera y conservera, con almacenes y frigoríficos propios de esas
actividades y algunos (no muchos) barcos, aunque la visita nos sirvió para
saber que el sábado día 2 de agosto iba a celebrarse la feria del bonito, lo
que nos avisó para acudir a ella si fuere posible.
…
Desde
Burela nos dirigimos a Foz, que es un municipio, en la
desembocadura del río Masma, donde se forma la ría de
Foz, con una extensión aproximada de 100 km² y 9880 habitantes (2008). Aunque
anteriormente Foz fue un pueblo marinero, actualmente la mayor parte de los
recursos económicos se obtienen del turismo.
El nombre de Foz proviene de la
palabra latina "fauce", que describe de forma gráfica la
desembocadura del río Masma.
Historia
La fundación de Foz data de época
prerromana, como se atestigua por los castros existentes de Fazouro y Pena do Altar. Su fundación puede
que se remonte a la época de los ártabros
o, según el historiador Amor Meilán, pudo haber sido una factoría establecida
por los tartésicos.
Durante el siglo IX el municipio
tuvo gran florecimiento debido al establecimiento de la sede episcopal en San
Martiño de Mondoñedo.
En la época de los Reyes Católicos,
Foz mantuvo ciertos privilegios y exenciones como consecuencia de su
importancia comercial.
Durante los siglos XVI y XVII Foz
contó con un importante puerto y con uno de los tres astilleros más importantes
de Galicia. Armadores y pescadores focenses se dedicaban, fundamentalmente, a
la captura de ballenas. Esta importancia pesquera fue decayendo con el tiempo,
aunque hoy queda una importante tradición marinera.
Lugares de
interés
Son de referencia obligada la Basílica de San Martiño y el
castro de Fazouro:
- En la parroquia de San Martiño, a unos 5 kilómetros de Foz, encontramos la catedral (desde hace aproximadamente 1 año, Basílica) más antigua que aún se conserva en España, perteneciendo al pre-rrománico gallego (s. VI), aunque el actual templo está datado entre los siglos IX y XII. Fue sede episcopal desde el año 870 al 1112, momento en el que se traslada la sede a Villamayor de Brea, actual Mondoñedo, cuyo nombre proviene de esta antigua sede. Tomaron posesión de esta catedral 15 obispos a lo largo de esos dos siglos y medio de actividad. Posee pinturas de los siglos XIV a XVI, capiteles historiados, canecillos, antipendio y retablo pétreo.
- El Castro de Fazouro pertenece al siglo II a.c. y cuya mayor singularidad es estar situado en un promontorio costero, al este de la playa de Arealonga. Pertenece a los llamados castros marítimos del noroeste ibérico. Tiene una planta adaptada al terreno y su superficie es de unoS 700 m².
- Asimismo es interesante el pazo del Conde de Fontao en Santa Cecilia.
- Bispo Santo
- Foz dispone de costa marítima y numerosas playas entre las que cabe destacar, situadas de este a oeste, A Rapadoira, Llas, Peizás, Pampillosa, Arealonga, As Pólas, Os Xuncos y Areoura, todas ellas con Bandera Azul de la UE.
Después de visitar la zona portuaria y visionar las
playas, retomamos la N-642 en dirección a Ribadeo, para dirigirnos a las playas
de este municipio, y, tomando el oportuno desvío, asumimos la ruta que así se
describe en Wikipedia:
“Ruta de las playas en Ribadeo
Como su nombre indica, esta ruta sigue la línea del litoral ribadense y
permite conocer de cerca la sucesión de entrantes, salientes, playas recogidas
y ensenadas rocosas que lo identifica y que lo han convertido en un espacio
natural protegido y catalogado cómo Red Natura.
La ruta parte de Rinlo, un pueblo que según cuentan las personas más ancianas del lugar cuenta con más de 500 años de historia y tiene su origen en un puerto ballenero. Hoy, es un pequeño y pintoresco puerto pesquero conocido popularmente como el lugar donde se crían los mejores percebes, langostas, lumbrigantes y centollos de toda la costa Cantábrica. La riqueza de estas capturas viene favorecida por la fuerza con la que el mar bate contra sus rocas, donde se forman numerosas cuevas.
Desde Rinlo el camino continúa hacia la playa de los
Xuncos, un pequeño arenal de aspecto rocoso y con cantiles abruptos desde donde se sigue hacia la playa de los Castros, que, junto con la de As Catredrais, es una de las más emblemáticas de Ribadeo, y hacia la de As Islas, que con la marea baja se une a la de Os Castros dejando a cielo abierto un paseo por la arena entre charcos, rocas y acantilados.
Siguiendo la señalización que hay en el lugar se encuentra a continuación la playa de Esteiro, una de las más singulares del ayuntamiento por la forma de su ensenada, que se ensancha hacia el mar. Por último, se llega a la playa de Augasantas, popularmente conocida cómo la de As Catedrais, un espacio único y de extraordinaria belleza. Es necesario
tener en cuenta que debe visitarse con la marea baja, ya que al subir el nivel del mar queda totalmente cubierta por el agua.”
La ruta parte de Rinlo, un pueblo que según cuentan las personas más ancianas del lugar cuenta con más de 500 años de historia y tiene su origen en un puerto ballenero. Hoy, es un pequeño y pintoresco puerto pesquero conocido popularmente como el lugar donde se crían los mejores percebes, langostas, lumbrigantes y centollos de toda la costa Cantábrica. La riqueza de estas capturas viene favorecida por la fuerza con la que el mar bate contra sus rocas, donde se forman numerosas cuevas.
Desde Rinlo el camino continúa hacia la playa de los
Xuncos, un pequeño arenal de aspecto rocoso y con cantiles abruptos desde donde se sigue hacia la playa de los Castros, que, junto con la de As Catredrais, es una de las más emblemáticas de Ribadeo, y hacia la de As Islas, que con la marea baja se une a la de Os Castros dejando a cielo abierto un paseo por la arena entre charcos, rocas y acantilados.
Siguiendo la señalización que hay en el lugar se encuentra a continuación la playa de Esteiro, una de las más singulares del ayuntamiento por la forma de su ensenada, que se ensancha hacia el mar. Por último, se llega a la playa de Augasantas, popularmente conocida cómo la de As Catedrais, un espacio único y de extraordinaria belleza. Es necesario
tener en cuenta que debe visitarse con la marea baja, ya que al subir el nivel del mar queda totalmente cubierta por el agua.”
Como el día era soleado, circular por la carreterita que bordeaba las playas constituía un placer, recibiendo la fresca brisa del
mar Cantábrico, y de esta guisa llegamos a la proximidad de la Playa de As Catedrais,
que nos proponíamos visitar con detenimiento, lo que comenzamos después de
buscar algún tiempo un lugar adecuado para aparcar, que tan grande era la
afluencia de visitantes.
Aunque estacionamos a unos dos kilómetros de la bajada
al paraje, hallamos con grata sorpresa una pasarela de madera que bordeaba la
playa a cierta distancia y de vez en cuando ofrecía miradores hacia puntos de
especial belleza, todo ello en medio de la vegetación autóctona, especialmente
brezo.
En llegando a la playa de As Catedrais, un concurrido
puesto de información turística nos brindó folletos detallados y una azafata o
guía nos informó que por la hora (eran las 13’30) no debíamos entretenernos
demasiado en la playa, porque la marea baja había terminado y ya estaba, según
ella, subiendo la marea, que lo podía hacer muy súbitamente.
En medio de multitud de visitantes, descendimos hasta
las finas arenas de la playa, en la que aún había zonas con agua, de la marea
que pese a bajar no había liberado todo el líquido elemento, y nos dispusimos a
pasear hacia las rocas, vislumbrando bonitas figuras cerca y dentro del agua,
con arcos que hacían brillar mil colores en las aguas remanentes, y penetrando
en espeluncas con agua hasta la rodilla, por cuyo techo se filtraban haces de
luz que refulgían con belleza.
Y así unos dos kilómetros de arena, playa, riscos,
arcos, cuevas, recovecos, estanques, mientras las aguas del mar iban subiendo
bajo un sol más que ardiente, aunque eso de la súbita subida de la marea apenas
si se notó.
Fueron unas tres horas de paseo delicioso, adobado de
muchas fotos, en una paisaje de bella arquitectura natural, que nos hizo recordar
mucho las bellas estribaciones rocosas de las playas del Algarve portugués, especialmente
las de la zona de Lagos, como Ponta da Piedade, y otras más próximas a faro
(Léase la crónica que al respecto se publicó en este mismo blog).
El día iba transcurriendo entre bellezas naturales y
sensaciones de frescor natural, por lo que continuamos hasta la localidad de
Ribadeo.
Pero ello se narrará en la crónica siguiente.
Una vez más la Mariña lucense nos había obsequiado
con paisajes preciosos y frescura a agradecer, esta vez a orilla del azul Mar Cantábrico, que acariciaba la bella costa.
con paisajes preciosos y frescura a agradecer, esta vez a orilla del azul Mar Cantábrico, que acariciaba la bella costa.
Una vez más la corta excursión había valido la pena.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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