Aldeadávila
de la Ribera es un municipio y localidad española de la provincia de Salamanca,
en la comunidad autónoma de Castilla y León. Se distingue como el núcleo de
población más importante del noroeste de la comarca de Vitigudino y se
considera la capital o centro de servicios de la subcomarca de La Ribera (Las
Arribes). Además de la propia Aldeadávila, su término municipal está formado
por los núcleos de población de Corporario y el Salto de Aldeadávila, ocupa una
superficie total de 46,18 km² y según datos del padrón municipal 2014 elaborado
por el INE, cuenta con 1288 habitantes.
Desde las
visitas de Miguel de Unamuno se la conoce como «el corazón de Las Arribes».
Presta su nombre a la presa de Aldeadávila, construida a 7 km. Es uno de los
términos municipales con mayor oferta de lugares y actividades turísticas
dentro del Parque natural de Arribes del Duero.
Las primeras
referencias históricas existentes datan del siglo III y en ellas aparece
Aldeadávila indicada bajo el nombre de «Aldea Dauila» o «Aldea de Ávila» así
como Coporario bajo el nombre de «Darios».
Aldeadávila
de la Ribera se encuentra situada en el noroeste salmantino. Hace frontera con
Portugal y dista 100 km de Salamanca capital.
Su
territorio se incluye en la demarcación del Parque natural de Arribes del
Duero, un espacio natural protegido de gran atractivo turístico.7
El Salto de
Aldeadávila es un pequeño poblado levantado en el valle del Duero, dominado por
los «Altos de Lagoaça». Existe desde el siglo XII debido a los eremitas
instalados en el Convento de La Verde, que tras su abandono fue remodelado y
reaprovechado como hospedería en los años 50. A día de hoy cuenta con una
población de alrededor de 20 personas. Siempre ha dependido administrativamente
de Aldeadávila y entre sus rincones sin duda constituye el lugar más
interesante la peña que según la leyenda protegió a la beata Santa Marina.
Historia
Edad Media
Según la
Universidad de Granada, el término «Aldea-Dauila» podría tener un origen árabe
indudable. Las calles de este pueblo, muy antiguas, mantienen nombres de
resonancia medieval: «la Cilla», «Remoria», «Atalaya», «Peñas», «el Mimbrero»,
etc.
“Es un silencio vivo el que reina, vivo
porque reposa sobre el sempiterno rumor del Duero, que en puro ser continuo
acaba por borrarse de la conciencia de quien lo recoge. Allí, en aquel refugio,
libertaríanse los espíritus del tiempo, engendrador de cuidados, yendo cada día
a hundirse sin ruido con su malicia en la eternidad. ¡Siempre el mismo río, los
mismos peñascos siempre, todo inmutable! Cuando lo que nos rodea no cambia,
acabamos por no sentimos cambiar, por comprender que es el vivir un morir
continuo, que «entre la vida y la muerte no hay espacio ninguno», como reza la
inscripción del convento de La Verde... Hay en el camino un punto que se llama
el montadero de los frailes; a una peña que forma a modo de un asiento le
llaman la silla del guardián. Allí cuentan también que, viniendo Santa Marina
perseguida de los moros y cansada del camino, al llegar a una peña, le dijo:
«Ábrete, peña cerrada, que viene Marina cansada». En la peña hendida se colocó
un altar a la santa, y sobre ella se alzó la capilla de Santa Marina, cercana
al convento…”
(Parte del
relato publicado en la revista bilbaína 'Ecos Literarios' (19 de marzo de
1898), Miguel de Unamuno)
La
Reconquista de la zona, hasta entonces bajo dominio musulmán, la realiza el
Reino de León, que surge a partir del Reino de Asturias de Don Pelayo y del que
luego se subdividirían y/o desgajarían el Condado de Castilla, el Reino de
Galicia y el Reino de Portugal. La repoblación de las tierras conquistadas
llevada a cabo por los reyes leoneses planteó una disposición muy distinta de
la actual, basando su desarrollo en el modelo repoblador gallego, que consistía
en
disponer muchas aldeas de pequeño tamaño y muy próximas entre sí, esquema que a la larga hizo insostenibles económicamente a muchas de ellas
disponer muchas aldeas de pequeño tamaño y muy próximas entre sí, esquema que a la larga hizo insostenibles económicamente a muchas de ellas
Finalizada
la Reconquista, la zona no fue afectada por conflictos importantes. Permaneció
pacíficamente integrada en la corona leonesa, lejos de los conflictos con
Castilla por encontrarse en el extremo más occidental, junto a la frontera con
Portugal con quien tampoco tuvo conflictos destacables debido a la frontera
natural que supone el río Duero.
La
repoblación fue realizada en su mayoría por colonos asturianos aunque también
por gallegos y castellanos, que trajeron consigo su cultura e idiosincrasia
Con la
muerte de Alfonso IX de León en 1230, su hijo Fernando III el Santo, quien ya
era rey de Castilla, hereda el Reino de León, pero mantiene sus propias
estructuras durante la Edad Moderna, conservando tanto sus instituciones como
sus características de organización territorial.
Edad Moderna
La segunda
mitad del siglo XV conoce una gran prosperidad en la zona y una redistribución
importante de la población, siendo Ledesma, Aldeadávila, Villarino, Pereña,
Masueco de la Ribera y Mieza los núcleos más poblados.
Aldeadávila
alcanza el estatus de villa durante el siglo XVIII, época en la que pertenece a
la Orden de Santiago, en la demarcación de «Partido y Vara de Castrotorafe» lo
que hace que la población vuelva a alcanzar un nuevo período de prosperidad.
Edad
Contemporánea
La Guerra de
la Independencia, iniciada en 1808, trajo a la zona importantes destrozos pues
fueron destruidos el Colegio de Masueco de la Ribera o la techumbre de la
iglesia de Aldeadávila entre otros. Hubo importantes revueltas contra el
ejército francés por la comarca de Vitigudino desde Aldeadávila hasta
Vitigudino.
Con la
división territorial de España de 1833 en la que se crean las actuales
provincias, Aldeadávila queda encuadrada dentro de la Región Leonesa, formada
por las provincias de León, Zamora y Salamanca, de carácter meramente
clasificatorio, sin operatividad administrativa, que a grandes rasgos vendría a
recoger la antigua demarcación del Reino de León (sin Galicia ni Asturias).
El escritor
bilbaíno y rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno era un
enamorado de Las Arribes. Su primera visita empezó por Masueco, la segunda por
Fermoselle, entre los años 1894 y 1902. Habla con gran cariño de la zona y a
Aldeadávila le dedica algunos párrafos: «De
Masueco fuimos a Aldeadávila de la Ribera, la corte de esta región, la villa
para los comarcanos. Y después de hacer noche en ella, emprendimos la marcha al
retiro de La Verde... retiro en un tiempo de frailes menores... En la poterna,
sobre la puerta y debajo de un escudo con los cinco estigmas franciscanos se
lee: "Entre la vida y la muerte no hay espacio ninguno; en un instante se
acaba lo que vive en el mundo. Año MDCCLXIX"».
En 1956
comienzan las obras del conocido como Salto de Aldeadávila. Iberduero construye
un poblado para dar cobijo a las familias de los empleados en la construcción
de la presa de Aldeadávila junto al antiguo Convento de Santa María de La Verde,
que es restaurado y convertido en hospedería. El conjunto
de los trabajos realizados para levantar la presa duraron hasta 1963. El 17 de noviembre de 1962 la central se pone en marcha por primera vez y el 30 de diciembre de 1963 comienza a funcionar a máxima potencia. En su día fue la mayor de su tipo en Europa Occidental y su puesta en marcha supuso doblar la producción total de Iberduero. El acto de inauguración protocolario se realizó el 17 de octubre de 1964, en la explanada de acceso a Aldeadávila I se dieron cita Francisco Franco, jefe del Estado español, António de Oliveira Salazar, jefe del Gobierno portugués, Jorge Vigón Suero-Díaz, ministro de obras públicas, Pedro de Careaga y Baseabe, presidente de Iberduero, y los gobernadores civiles de las provincias de Salamanca y Zamora entre otros.
de los trabajos realizados para levantar la presa duraron hasta 1963. El 17 de noviembre de 1962 la central se pone en marcha por primera vez y el 30 de diciembre de 1963 comienza a funcionar a máxima potencia. En su día fue la mayor de su tipo en Europa Occidental y su puesta en marcha supuso doblar la producción total de Iberduero. El acto de inauguración protocolario se realizó el 17 de octubre de 1964, en la explanada de acceso a Aldeadávila I se dieron cita Francisco Franco, jefe del Estado español, António de Oliveira Salazar, jefe del Gobierno portugués, Jorge Vigón Suero-Díaz, ministro de obras públicas, Pedro de Careaga y Baseabe, presidente de Iberduero, y los gobernadores civiles de las provincias de Salamanca y Zamora entre otros.
En 1965 se
rueda en la presa de Aldeadávila el final de la película «Doctor Zhivago», en
el que se muestran unas imágenes impresionantes desembalsando, y durante unos
días del verano de 1972 se graban las escenas finales del mediometraje «La
cabina», dirigido por Antonio Mercero, en las que aparecen la central
hidroeléctrica así como las galerías, la carretera y la explanada de la «Gran
Bóveda» por las que se accede a ella. En la trama, el lugar es un depósito de
cabinas defectuosas a donde es llevado el personaje interpretado por José Luis
López Vázquez.
Entre 1983 y
1986 tienen lugar las obras de la segunda central «Aldeadávila II», se vuelve
oradar en la roca a través un túnel abierto por la galería por la que se accede
a «Aldeadávila I»
Demografía
En los años
60 se dió en la comarca un importante aumento demográfico debido a la gran
cantidad de personas que vinieron a trabajar en las obras de construcción de la
presa de Aldeadávila y la presa de Saucelle. Iberduero construyó el poblado del
Salto de Aldeadávila para albergar a ingenieros y obreros pero la inmensa
mayoría de ellos se marcharon en cuanto acabaron las obras, motivo por el que
hoy sólo viven hoy unas pocas personas.
Según el
Instituto Nacional de Estadística, Aldeadávila de la Ribera tenía en 2014 una
población total de 1288 habitantes.
Monumentos y lugares de interés
Museo de Ecoturismo Las Majadas Arribeñas:
donde se recibe al visitante, y se muestran las formas de vida tradicionales de
los cabreros, en las majadas construcciones de piedra donde convivían las
cabras con su pastor.
Playa del Rostro: es un arenal
artificial asentado en un meandro del río Duero y es desde hace años, una de
las zonas más visitadas de Arribes del Duero por ofrecer entre otras cosas,
actividades que pueden ser tan entretenidas, divertidas y saludables como el
piragüismo y los paseos en barco por el Duero..
Presa de Aldeadávila: forma parte del
sistema hidroeléctrico conocido como "Saltos del Duero", del que
también forman parte las presas de Almendra, Castro, Ricobayo, Saucelle y
Villalcampo. Se ubica en la zona conocida como "Arribes del Duero",
profundo encajonamiento que el río ha labrado sobre la penillanura
zamorano-salmantina, con desniveles de base que en algunas secciones supera los
400 m. Con una altura de 140 m es una de las presas más altas de España, e
incluso de Europa y constituye como decíamos, una de las obras de ingeniería
más impresionantes de las que se pueden ver en toda Europa. Además el Salto de
Aldeadávila I y II constituye en su conjunto, la primera de España en potencia
(718.200 kW) y producción anual (3.500 GW/h). Fue inaugurada por Francisco
Franco el 9 de julio de 1964, un año después de su finalización.
Torre de Aldeadávila: se levantaría
como alcázar militar en el siglo XIII bajo el señorío del infante Pedro de
Molina y Aragón, conservándose una puerta románica en la cara norte, y muros de
más de dos metros de anchura, así como cuatro recios contrafuertes dobles.
Iglesia parroquial de San Salvador: se
inicia en el s.XIII, antes de 1265, conservándose la bella puerta en arco de
medio punto, y ocho contrafuertes que
soportan los arcos de gravedad de la techumbre.
soportan los arcos de gravedad de la techumbre.
Ermita de San Sebastián (s. XIII al
XIX): sirvió de pósito municipal y es la oficina de turismo actual. Tiene
inscripciones medievales
El del «Picón de Felipe» es el mirador más
famoso del pueblo y uno de los más impresionantes del Parque natural de Arribes
del Duero pues se sitúa en el corazón de las arribes, el tramo en el que se
aprecia un mayor desnivel, de en torno a unos 400-500 m. Se dice que hace
muchos años un habitante de Aldeadávila llamado Felipe se suicidó desde lo alto
del picón, a orillas del río Duero, porque su novia era portuguesa y no podía
estar con ella por lo que de ahí vendría el nombre del mirador.
Habla
En toda la
comarca de La Ribera existió antiguamente una profunda y arraigada influencia
del idioma asturleonés occidental, concretamente se utilizaba un dialecto de
éste, el habla ribereña.
Arquitectura
Los pueblos
de La Ribera cuentan con una arquitectura tradicional propia, resultado de su
geografía, su microclima y sus gentes. Uno de los factores por los que se ha
conservado mejor que en otras zonas puede haber sido su localización
fronteriza, aislada con respecto a las principales ciudades. Dentro del patrón
común de la comarca, Aldeadávila se distingue por la existencia de algunas
construcciones de piedra bien tratada, con numerosos elementos de sillería,
algunos de ellos medievales, en rincones apacibles y calles delimitadas por un
perímetro altomedieval.
…
Cuando se conoce mucho y bien España y buena
parte del extranjero, resulta bastante complicado hallar motivos para organizar
un viaje de descanso y vacaciones, porque hay que combinar el deseo de eludir
los calores del verano (extremos este año) y las posibilidades de descanso, sin
despreciar el conocimiento de nuevos lugares y nuevas experiencias personales.
Así que este año para la primera fase de las
vacaciones estivales con mi esposa, después de buscar y rebuscar decidí
dirigirme otra vez hacia Galicia, no solamente motivado por la gastronomía y
presumible buen clima en el verano, sino también procurando nuevas experiencias
de viaje.
La decisión final fue dirigirse a la comarca
orensana de la tierra de Trives y a la llamada Ribeira Sacra, a caballo entre
Ourense y Lugo, porque mi esposa no las conocía, existían los atractivos del
proverbial buen yantar gallego y la posibilidad de excursiones por los ríos Sil
y Miño, amén de hacer alguna que otra “escapadita” al norte de Portugal,
especialmente a la “serra do Gerês”, y tal vez a la zona de la desembocadura
del río Miño
En la preparación del viaje, decidimos no ir
“de un tirón” desde Valencia hasta la población de Manzaneda, en la que
pensábamos establecer nuestro “cuartel general” en el Pazo da Pena, situado en
la parroquia de Rozavales, en la villa citada de Manzaneda.
Y por eso, buscando un destino atractivo y
en cierta forma intermedio, fue decidido hacer la primera etapa hasta
Aldeadávila de la Ribera, en la provincia de Salamanca, junto al río Duero, a un
“tiro de piedra” de Portugal (la otra orilla del río), porque además de haber
hallado un hotel que prometía ser adecuado, se brindaba la posibilidad de una
excursión fluvial por el Duero, en la zona denominada “Arribes del Duero”,
entre el término de Aldeadávila y la inmensa y majestuosa presa del mismo
nombre, que agrupa el caudal del río entre cortados y estrechos.
Para iniciar el viaje era obligado el
recorrido entre Valencia y Madrid, para lo que la autovía A3 resultaba
adecuada. Como salimos de nuestro domicilio a media mañana, no hallamos gran
afluencia de tráfico hasta llegar a las proximidades de Madrid, y solamente en
la M-40, que más que una autovía de circunvalación semeja ser una calle
estrecha.
Cuando por fin superamos Madrid y enfilamos
la A-6 en dirección norte, al comprobar el espeso tránsito, decidimos desviar
hacia El Escorial, por la carretera autonómica o comarcal que acerca a la Real
Villa, en la que nos
topamos con un calorazo de casi 40 grados, por lo que nos limitamos a acercarnos a la fachada principal del Monasterio, para que mi esposa al menos gozara por primera vez de tan espectacular visión, aunque las fotos fueron pocas y casi “se seca” la cámara por la alta temperatura.
topamos con un calorazo de casi 40 grados, por lo que nos limitamos a acercarnos a la fachada principal del Monasterio, para que mi esposa al menos gozara por primera vez de tan espectacular visión, aunque las fotos fueron pocas y casi “se seca” la cámara por la alta temperatura.
Cuando abandonamos el Real Sitio, decidimos
seguir nuestro viaje por la carretera comarcal que lleva hasta Ávila, superando
el puerto de la Cruz Verde, cerca de Robledo de Chavela, tras lo que tomamos un
frugal “tente en pie” y seguimos por esa carretera sin casi circulación hasta
llegar a Ávila.
Tan cómodo nos estaba resultando viajar por
la carretera normal, que decidimos viajar hasta Salamanca desdeñando la autovía
A-51, y por eso seguimos por la carretera nacional.
En Salamanca sí tomamos la autovía A-62,
hasta Fuente de San Esteban, a mitad de camino hacia la frontera de Portugal
por Fuentes de Oñoro y Vilar Formoso. En Fuente de San Esteban ya seguimos por
una carretera comarcal hacia Vitigudino, desde donde ya afrontamos el tramo
final de nuestro viaje, hasta Masueco y Aldeadávila de la Ribera.
Era poco menos de la ocho de la tarde cuando
hallamos a la entrada de Aldeadávila el hotel rural Corazón de Las Arribes, en
el que habíamos reservado habitación, y tras dejar en el dormitorio el poco
equipaje preciso para una noche salimos a pasear hasta Aldeadávila.
Hallamos un pueblo coquetillo, y no mucho
más, con poca gente en las calles y unos cuantos baretes, aunque el que se nos
había recomendado para cenar no tenía pinta de servir cenas sino simplemente
tapeo, en una bastante bien surtida barra. Dimos una vuelta por el pueblo, de
calles empedradas y buen aspecto pero para nuestra sorpresa sin apenas turistas
y forasteros.
Nos llamó la atención ver varios hoteles
cerrados y con aspecto de abandono, aunque nos centramos en la llamativa fuente
erigida en honor de los cabreros, que más adelante se nos explicaría eran
expertos en apacentar las cabras por los riscos de las arribas del Duero.
Tomamos algunas tapas en el bar recomendado
y regresamos a nuestro hotel, porque al menos contábamos para nuestra colación
nocturna con los sabrosos restos de nuestra comida, por lo que en las afueras
del hotel (el restaurante no funcionaba por las noches) picamos algo de
charcutería y fiambre, gozando del fresco viento que comenzaba a soplar.
Poco antes de las once de la noche nos
decidimos a iniciar nuestro descanso vacacional en la limpia y confortable habitación
de que disfrutábamos
La jornada concluía así y de esta forma se
alcanzaba el relax de la primera noche camino del descanso.
El siguiente día se avecinaba interesante
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario