La Ribeira Sacra
es una zona que comprende las riberas del río Sil y del Miño. En la zona sur de
la provincia de Lugo y el norte de la provincia de Orense, en Galicia, España.
El topónimo "Ribeira Sacra" podría proceder de la
Edad Media y, en un principio, se pensó que el origen de su denominación
estaría en el latín "Rivoira Sacrata" y que podría responder a la
gran cantidad de monasterios y templos ubicados en los monumentales cañones y
escarpadas laderas que jalonan la zona. Actualmente se pueden visitar 18
monasterios en los que cabe destacar el recientemente creado Parador de San
Estevo de Ribas de Sil, en el Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín (Orense) y el
de Monforte de Lemos.
La génesis del Cañón del Sil no es fluvial sino tectónica.
Su encajamiento se produjo en el Cuaternario y la morfología de su cauce se
puede deber al hecho de discurrir por fracturas que partieron el terreno en
bloques gigantescos al comenzar la basculación de la planicie, que se elevó por
el Sur y por el Oeste. La acción erosiva de las aguas del Sil ahondó luego este
barranco encajado en dirección Este-Oeste
La Ribeira Sacra es especialmente conocida por sus tesoros
naturales y biológicos, constituyendo un vastísimo ecosistema de gran variedad
y riqueza. Son de destacar los Cañones del Sil, por su espectacular
paisajística. Esta es una zona en la que el río discurre encajonado a través de
paisajes y montañas que han sido descritos como de enorme belleza; los cañones
disponen de miradores habilitados para admirar su impactante monumentalidad.
“Ribeira Sacra”, como denominación de origen, es también
conocida por la calidad de sus vinos, muy recurridos en la gastronomía gallega,
a los que popularmente se conoce en la zona con el nombre genérico de mencía,
debido a que son elaborados principalmente con la variante de uva mencía,
aunque también se usa la variante godello. Las viñas, que se pueden contemplar
siguiendo el curso del río, están dispuestas en un sistema de escalones de
piedra, llamados socalcos, a lo largo de la ribera, y datan de la época romana.
Los romanos ya tenían en gran aprecio estos caldos, que son afrutados y de gran
presencia, ideales para disfrutar con carnes, y se decía, que una de las
variantes de este vino, el Amandi (procedente de la zona del mismo nombre), se
le hacía traer al César desde la Gallaecia romanizada.
Ayuntamientos de la
Ribeira Sacra
A Pobra do Brollón · Baños de Molgas · Castro Caldelas ·
Chandrexa de Queixa · Chantada · Esgos · Maceda · Manzaneda · Monforte de Lemos
· Montederramo · Nogueira de Ramuín · A Peroxa · A Teixeira · Pantón · Parada
de Sil · Paradela · Pereiro de Aguiar · Portomarín · Quiroga · Ribas de Sil ·
Saviñao · Sober · Taboada
(De Wikipedia y otras fuentes)
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En su tramo final antes de encontrarse con el Miño, el río
Sil discurre a través de una espectacular garganta que marca la frontera física
entre las provincias de Ourense y Lugo. Los
Cañones del Sil, uno de los puntos de mayor valor natural de la llamada
Ribeira Sacra, han sido protegidos como Lugar de Importancia Comunitaria
quedando así integrado en la Red Natura 2000.
Los Cañones del Sil, un espacio de gran valor natural y
paisajístico, han sido modelados durante siglos por efecto de la erosión de las
aguas del Sil y, especialmente, la acción de determinados plegamientos
tectónicos. A lo largo de sus 35 kilómetros, las paredes graníticas que
conforman los Cañones del Sil llegan a alcanzar alturas de hasta 500 metros en
sus puntos más elevados y, en ocasiones, se alzan de forma casi vertical en
muros de roca desnuda. En otros tramos, estas laderas han sido modificadas en
forma de terrazas que son aprovechadas para el cultivo de viñedos adscritos a
la D.O. Ribeira Sacra. A lo largo de su recorrido quedan ubicados varios
miradores desde donde puede contemplarse el paisaje que deja el río a su paso
por esta espectacular garganta.
Algunos de ellos son los miradores del Duque, de Peña do
Castelo o de los Balcones de Madrid. En los Cañones del Sil confluyen especies
botánicas propias de clima atlántico y mediterráneo. Así, es posible encontrar
en su terreno masas forestales de roble, castaño, pino, alcornoque, encina,
madroño o sauce. Los mamíferos más representativos de su fauna son el jabalí,
el lobo, el corzo, la jineta o el gato montés. Respecto a las aves que anidan
en las paredes de los Cañones del Sil, destaca la presencia de águilas,
milanos, cárabos o búhos reales.
Existen dos maneras de recorrer los Cañones del Sil. La
primera de ella es hacerlo desde el agua, a bordo de alguna de las
embarcaciones que realizan trayectos periódicos por el cauce del río Sil. La
segunda es hacerlo a pie siguiendo alguno de los itinerarios que recorren la
parte alta de sus paredes, acercándose hasta sus miradores y visitando el rico
patrimonio cultural de la Ribeira Sacra.
Por el norte, el acceso a los Cañones del Sil puede hacerse
desde Monforte de Lemos, tomando alguno de los desvíos que parten de la
carretera N-120. Por el sur, la carretera OU-536 cuenta con varios desvíos que
se dirigen al terreno protegido.
(Del blog “España fascinante”)
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D.O. Ribeira Sacra
La zona de producción de la Denominación de Origen (D.O.)
Ribeira Sacra abarca comarcas de gran tradición vitivinícola, que incluyen
parroquias y lugares de 19 ayuntamientos, en las escarpadas y soleadas laderas
situadas a lo largo de las ribeiras de los ríos Miño, Sil, y sus afluentes, en
el sur de la provincia de Lugo y en el norte de Ourense.
Los viñedos crecen sobre bancales al lado de los ríos y bajo
la tutela de bosques
y de ancestrales ermitas y monasterios románicos, que guardan la historia y el saber de esta tierra.
y de ancestrales ermitas y monasterios románicos, que guardan la historia y el saber de esta tierra.
El área geográfica de esta denominación de origen se divide
en cinco subzonas diferenciadas: Amandi, Chantada, Quiroga-Bibei, Ribeiras do
Miño y Ribeiras do Sil, donde tradicionalmente, desde hace más de 2000 años, se
elaboran excelentes vinos de una gran personalidad.
Características
La D.O. Ribeira Sacra está orientada fundamentalmente a la
producción de vinos tintos, a pesar de que se elaboran también blancos muy
interesantes. Es el Mencía, señorial variedad tinta, la más cultivada en la
Ribeira Sacra, la cual da lugar a vinos de gran calidad, que sobresalen por sus
aromas limpios, elegantes e intensos, con vinos jóvenes de gran calidad,
afrutados y muy aromáticos.
En vinos blancos, cuya producción es menor, destacan los
obtenidos de la variedad Godello; vinos frescos, afrutados y al mismo tiempo
con una gran plenitud en boca, con aromas intensos propios de la variedad. La
variedad Albariño da lugar a un vino fresco, agradable, manteniendo
perfectamente sus características, con los matices peculiares que le confieren
las riberas del Miño y Sil.
Variedades de uva
• Blancas: Godello, Albariño, Loureira, Treixadura, Dona
Branca, Torrontés.
• Tintas: Mencía, Brancellao, Merenzao.
(Del blog “Cocina gallega”)
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Monforte de Lemos
es una ciudad y municipio situado al sur de la provincia de Lugo, en la
Comunidad Autónoma de Galicia. Es la capital de la comarca de la Tierra de
Lemos y de la Ribeira Sacra.
Vivió su mayor esplendor durante los siglos XVI y XVII como
capital del Condado de Lemos
Situación
Monforte de Lemos se encuentra situada en un valle, entre
los ríos Miño y Sil, siendo el río Cabe, afluente del Sil, el que pasa por la
ciudad. Es el núcleo de la comarca conocida como Terra de Lemos, y capital de
la zona conocida como Ribeira Sacra o Terras de Lemos.
Demografía
El municipio, que tiene una superficie de 199,52 km²,7
cuenta según el padrón municipal para 2014 del INE con 19.201 habitantes y una
densidad de 96,24 hab./km², estando dividido en 27 parroquias.
Del Paleolítico a los
Romanos
La historia de Monforte de Lemos se remonta al paleolítico,
y sus primeros habitantes conocidos fueron los Oestrimnios; en la llamada época
"castrexa" o cultura de los castros, propia de las tribus célticas;
la tribu que poblaba Monforte, era conocida como tribu de los Lemavos, y las
primeras referencias escritas a ella, datan de los historiadores romanos Plinio
y Estrabón. La palabra "lemos", que da nombre también a la comarca,
conocida como Terra de Lemos, sería una voz de origen céltico que significa
"tierra húmeda, tierra fértil" y parece entroncar con la raíz de la
palabra gallega "lama", en español, "limo"; se cree que
durante la prehistoria, Monforte, ahora valle, fue una gran laguna. Asimismo su
río, el Cabe, ("chalibes"), era ya conocido por sus propiedades
ferruginosas, y muy apreciado a la hora de templar las espadas de los guerreros
célticos, que acudían de todos los confines para reconfortarse con sus
excelentes propiedades.
De los romanos, cuyo vestigio ha quedado patente en la
ciudad, proviene la palabra "Monforte", del latín
"Mons-Fortis".
La población judía tuvo también gran importancia en la
ciudad, contando con un barrio judío, en el cual, hasta la expulsión de los judíos
de España en la Edad Media, por los Reyes Católicos, residieron importantes
familias de esta etnia; así, el apellido "Lemos" de origen ibérica se
relaciona también con descendientes de judíos monfortinos.
De la Edad Media a la Ilustración
Pero son la Edad Media junto con la Ilustración, dos de los
períodos más relevantes en la historia de Monforte; se establece en el
Monasterio de San Vicente del Pino, actualmente Parador de Turismo, la
comunidad Benedictina.
Según un documento perdido del que se conservan citas
anteriores, fue el 10 de abril de 1104 cuando el conde Fruela Díaz y su esposa,
la condesa doña Estefanía Sánchez, mandan establecer una nueva población a los
pies del Castro Dactonio, en terrenos donados por el abad del monasterio de San
Vicente, dando también permiso para la celebración de ferias y mercados para el
abastecimiento de la población.
Dos de las más grandes figuras a reseñar en la historia de
la ciudad, son el Cardenal Rodrigo de Castro y Pedro Fernández de Castro y
Andrade, séptimo Conde de Lemos. El primero es conocido como gran benefactor de
la ciudad, y a él se debe el Colegio de Nuestra Señora de La Antigua, de estilo
herreriano, uno de los grandes tesoros monumentales de Galicia; conocido como
"el escorial gallego"; su plaza adquirió el nombre de "La
Compañía"; y la Compañía no es otra que la la de Jesús, a la que el
Cardenal encomendó esta fundación. Arquitectos Jesuitas trazaron el edificio y
maestros jesuitas regentaron el colegio hasta 1767.
Edad Contemporánea
En 1883 el rey Alfonso XII inaugura la línea férrea entre
Madrid y La Coruña. Monforte se convierte en un importante nudo ferroviario y
de comunicaciones, debido a su situación geográfica, como entrada natural a
Galicia. Dos años más tarde, en 1885, se le otorga, por decreto real, el título
de "ciudad" a Monforte de Lemos, en agradecimiento por sus trabajos y
esfuerzos para la llegada del ferrocarril.
Comienza una época de crecimiento social, económico y
cultural, en el que la sociedad bulle, numerosas asociaciones políticas
sociales y culturales, así como revistas y periódicos, aparecen en la vida
Monfortina, que decae notablemente cuando la sede de los controles ferroviarios
es transferida a Ourense, aunque últimamente parace surgir una revitalización
por mor del turismo y de la industria.
(De Wikipedia y otras fuentes)
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Para visitar los cañones del Sil caben dos posibilidades. O
desplazarse hasta Nogueira de Ramuín, y en la parroquia de Santo Estevo tomar
el catamarán desde la presa de Santo Estevo hacia el este; o bien ir por la
OU-536 hasta Castro Caldelas y en este punto seguir hacia el norte por la OU-903
hasta Doade, ya provincia de Lugo, punto en el que existe otro embarcadero para
el servicio de catamarán, en sentido opuesto, es decir, en dirección oeste.
En nuestro caso, por no contar con toda la
información precisa, nos dirigimos hasta Santo Estevo, y tras curvas y revueltas
sin fin, llegamos al embarcadero.
Previamente, dos días antes habíamos sufrido la no demasiado
buena organización de la agencia de viajes que gestiona el servicio de
catamarán, que da una información a veces variable sobre los viajes confirmados
y los posibles, y que para reservar obliga a reseñar datos de la tarjeta de
crédito, aunque si el pago se efectúa fuera de las horas de oficina, la reserva
queda sin confirmar y obliga a una posterior llamada telefónica, como aconteció
en nuestro caso.
Sea como fuere, el caso es que accedimos al lugar del
embarque, escaso en aparcamientos, y descendiendo casi a nivel del río hallamos
una construcción con una especie de sala de espera y un bar de escueto montaje,
en los que aguardaba una decena de personas, sin duda aspirantes a viajeros.
Diez minutos antes de la hora señalada apareció una guía en
la entrada del embarcadero y ante la gente arremolinada (más de una cincuentena
de personas) comenzó a “pasar lista” (sic, con nombres y apellidos) de quienes
tenían reserva confirmada y pagada. Esta gente fue accediendo al catamarán,
pequeño y con techo cerrado, que contaba con asientos para una treintena de
pasajeros; y después entraron quienes no tenían reserva. Algo apretujado todo.
El catamarán era algo viejo y despedía un tufo a gas-oil que
pugnaba con la pureza ecológica que demandaba el paraje, y fue adentrándose por
los bellísimos e incomparables recodos del río, que brindaban unos reflejos
multicolor y ofrecían sus riberas bien nutridas de vegetación, bien que muchas
de las alturas quedaban sustraídas por la falta de visibilidad hacia arriba, por
la cerrada cubierta de la nave.
La guía fue explicando detalles, aunque de manera bastante
parca, por lo que hubimos de ir adivinando rincones y detalles, especialmente
las plantaciones de los viñedos en los socalcos, con los carriles en medio de
ellos para poder transportar personas y recolección. Algo impresionante y que
ponía de manifiesto el ingenio y laboriosidad de las gentes de la zona.
Al cabo de cuarenta y cinco minutos el barquito dio la vuelta y regresó a su punto de partida,
ofreciéndose a nuestra vista nuevas figuras y paisajes.
De cualquier manera, la excursión y visita resultan
imprescindibles, si bien lo aconsejable es completar la visita a los cañones
con las vistas desde los miradores en lo alto, en las carreteras circundantes.
El regreso marcó la hora de la comida, y aunque con retraso
nos dirigimos hacia Ourense, en cuyas afueras hallamos un barecito que ofrecía
comidas, en una terraza bajo un parral, y allí comimos con placer unos filetes
de la buena ternera gallega, con vino tinto de la zona.
Para completar la jornada seguimos por la OU-536 hasta
enlazar en la capital con la N-120, que sigue la ladera este del río Miño, ya
caudaloso después de la aportación de las aguas del Sil, y brinda nuevos y
bellos panoramas, especialmente cuando cruza sobre la confluencia de ambos ríos
en Os Peares, y se dirige ya hacia las tierras de Pantón, puerta de Monforte de
Lemos.
Esta ciudad se nos presentó en una típica tarde de final de
julio, muy calurosa y semi-desierta, con su monasterio (Parador de Turismo) en lo
alto, hacia donde nos dirigimos para admirar la ciudad, y cuyo enclave desde luego
resulta privilegiado.
Un refresco junto al parador y una vuelta por alguna de sus
calles fueron el preámbulo de nuestro retorno por la LU-903, que nos ofreció
bellísimos enclaves, especialmente de los abundantes viñedos en sus socalcos, y
las bodegas y del propio Sil al fondo. Nos detuvimos en varios recodos para
gozar de tanta belleza, hasta llegar a Doade, y cruzar el río, punto en el que
vislumbramos el otro embarcadero antes comentado, en el que se hallaba una nave
de mejor aspecto que la usada por nosotros por la mañana.
Ya en Castro Caldelas, la dirección hacia A Pobra de Trives
por el puerto de Cerdeira nos brindó la oportunidad de tomar un refresco en un barete
y comprar algunos de los dulces típicos.
Regresamos al Pazo da Pena para apenas si comer algo ligero
y meternos en la cama, cuando comenzó un tormentazo que anuló el fluido
eléctrico y produjo una torrencial lluvia, en la que confiamos para aliviar
algo el calor.
Los resultados fueron que al siguiente día nos faltaba la
luz y el agua caliente. Pero algo más de fresco sí que había.
Se había completado otra etapa de nuestro proyecto.
Ya habíamos recorrido los tres ríos que en un principio
habían determinado nuestro viaje.
Y aun faltaban nuevas sensaciones y experiencias.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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