III.- ÁMSTERDAM
El día previsto, 23 de agosto, a las dos y media de la madrugada, abrimos los ojos, y los tres viajeros nos aprestamos a abordar el taxi que
previamente habíamos reservado, para desplazarnos al aeropuerto de Valencia.
En él nos sorprendió la enorme cola formada ante el mostrador de KLM, porque,
faltando casi dos horas para la salida del vuelo a Ámsterdam, semejaba que ya
estaban casi todos los pasajeros.
Como ya teníamos previamente efectuado (desde casa) el check-in para el
vuelo, facturamos nuestros ligeros equipajes hasta el destino final de Kuala
Lumpur, Malasia, reteniendo con nosotros solamente las mochilas, que íbamos a
portar durante las horas de estancia y visita en Ámsterdam.
El vuelo salió a las cinco de la madrugada, y poco antes de las siete y
media ya estábamos en Ámsterdam, en cuyo aeropuerto decidimos tomar el tren que
conduce hasta Ámsterdam central, la estación (muy céntrica), desde la que emprendimos
la marcha por la avenida que conduce a la plaza Daam, y desayunamos de
manera suficiente en una cafetería cercana, en la que degustamos las delicias y
sufrimos los precios excesivos de unos cafés con leche y unos croissants.
Ya desde Valencia habíamos reservado para el free tour de “Sandeman New
Amsterdam Tours”, que tenía prevista la salida desde la plaza, y que se
anunciaba como tour guiado gratuito, con la única remuneración al guía de la
posible propina final.
Y a las diez de la mañana, una cincuentena de personas, todas de habla
española (el tour estaba previsto en ese idioma) esperamos a que aparecieran
unos jóvenes que controlaron las inscripciones y dividieron en tres grupos.
Tuvimos la fortuna, por lo que luego pudimos
comprobar, de que nuestro grupo ( una tercera parte de los participantes) fuera guiado por Juan García-Robelló, quien desde el primer momento irradió simpatía y profesionalidad, presentándose como gallego residente varios años en la ciudad holandesa, y que puso de manifiesto desde el principio una muy buena dicción y un más que ortodoxo lenguaje, justificados por su formación universitaria en turismo.
comprobar, de que nuestro grupo ( una tercera parte de los participantes) fuera guiado por Juan García-Robelló, quien desde el primer momento irradió simpatía y profesionalidad, presentándose como gallego residente varios años en la ciudad holandesa, y que puso de manifiesto desde el principio una muy buena dicción y un más que ortodoxo lenguaje, justificados por su formación universitaria en turismo.
Este eficiente y simpático guía nos fue conduciendo por las diversas
partes de la ciudad tradicional, explicándolos con todo detalle el significado
de las calles, plazas, monumentos y canales, durante tres horas.
Así, conocimos los
diferentes sutios, el mercado de
flores, el exterior del museo Van Gogh (no había tiempo para más), el museo casa de Ana Frank, el barrio de Jordaan y varios enclaves más, que resultaron interesantes por mor del buen guía que nos dirigía.
flores, el exterior del museo Van Gogh (no había tiempo para más), el museo casa de Ana Frank, el barrio de Jordaan y varios enclaves más, que resultaron interesantes por mor del buen guía que nos dirigía.
Al filo de la una de la tarde concluyó el tour
urbano, y aun mantuvimos una pequeña charla con Juan, el guía, a quien yo mismo
facilité mi dirección de e-mail para seguir contactos en el futuro,
felicitándole, claro está, por su buen hacer, y dándole una propina retributiva.
Por su indicación dos desplazamos a una cervecería
típica cercana al barrio rojo, en la que degustamos unas buenas cervezas y unos
exquisitos quesos, que nos ayudaron a reponernos del cansancio de la visita y
de la paliza que nos había supuesto el madrugón.
Por la tarde pasamos por el Barrio Rojo (poco activo
a esas horas y las cercanías de la estación central, en la que nos pareció
notar un tufo general a marihuana, ya que según nos había explicado el guía,
su consumo estaba autorizado solamente en locales concretos, aunque no en la vía pública, pese a lo cual tuvimos la sensación de que también en la calle se fuma esa droga (¡Hasta en España se nota el tufo en ocasiones!).
su consumo estaba autorizado solamente en locales concretos, aunque no en la vía pública, pese a lo cual tuvimos la sensación de que también en la calle se fuma esa droga (¡Hasta en España se nota el tufo en ocasiones!).
Ya cerca de las seis de la tarde tomamos el tren en
la estación central y llegamos en poco más de quince minutos al aeropuerto Schipol, en el que dimos un paseo interior para comprobar sus modernas y
completas instalaciones, y, como no habíamos de facturar equipaje alguno, sobre
las siete vespertinas efectuamos la entrada y quedamos en la sala de embarque,
para nuestro vuelo a Kuala Lumpur, que saldría después de las ocho pm.
Estábamos cansados, pero confiábamos en
recuperarnos durante las doce horas y cuarenta minutos que iba a durar nuestro
vuelo hasta la capital de Malasia.
Accedimos al avión con puntualidad, y nos sentamos
en el tercio trasero, después de las alas.
La aeronave era un Boeing 777, enorme, con
capacidad para más o menos cuatrocientos pasajeros, y los asientos en la zona turista estaban situados , en series de tres, junto a cada una de las
ventanillas de ambos lados y series de cuatro asientos contiguos en el centro. Frente a cada uno de ellos, en el respaldo del anterior, una pantalla para las instrucciones y el itinerario y visionar películas, y sobre el asiento una bolsa con auriculares, una manta, una almohada y unas toallitas.
ventanillas de ambos lados y series de cuatro asientos contiguos en el centro. Frente a cada uno de ellos, en el respaldo del anterior, una pantalla para las instrucciones y el itinerario y visionar películas, y sobre el asiento una bolsa con auriculares, una manta, una almohada y unas toallitas.
Nos correspondieron las butacas centrales de la
fila 34, una recayente al pasillo y las otras dos contiguas e interiores, y poco a poco se
llenó el avión, con gentes de distinto aspecto y origen.
Al repasar las características de la aeronave, quedamos admirados de que la técnica moderna hubiera podido desafiar las leyes de la Física.
Compruébese, si no, lo siguiente:
Al repasar las características de la aeronave, quedamos admirados de que la técnica moderna hubiera podido desafiar las leyes de la Física.
Compruébese, si no, lo siguiente:
Boeing 777-300.- datos
Wingspan (extensión de las alas)
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64.80 m
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Length (Longitud)
|
73.86 m
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Cruising speed (velocidad de
crucero)
|
900 km/h
|
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Max. Rango (máximo alcance)
|
14.200 km
|
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Max. Passengers (máximo de pasajeros)
|
402
|
Con puntualidad despegó el enorme avión, y una vez alcanzada la altura
de crucero, se anunció el aperitivo y la cena.
De ello trataré en el siguiente capítulo.
Quedaban por delante, después de una hora de vuelo, "solamente" 11 horas y 40 minutos...
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
El relato es muy bonito.
ResponderEliminarEsperamos la continuación.
Saludos.
Liliya y Vasyl.