(7) La carretera Transalpina, sus paisajes y sus lagos.
Excursión de dos parejas sin idioma común
Excursión de dos parejas sin idioma común
Como Paula (la "organizadora" de nuestra estancia en Serel) había de trabajar desde su casa, organizó que el siguiente día (ya era 17 de julio) el matrimonio Ierulescu y el nuestro, fuéramos de excursión por la carretera Transalpina.
Nada objetamos, y en nuestro Dacia (buena presencia pero poco motor) salimos en dirección a Petrosani, donde desviamos en dirección a Voineasa,
para tomar después, siguiendo las indicaciones, la carretera que conducía a Transalpina (por separado se informa sobre ella), que discurre en buena parte bordeando el río Jlet.
El firme de la carretera era bastante regular, tirando a malo, hasta que se convirtió en pésimo o inexistente, con enormes baches, roderas, tramos de tierra, piedras, que obligaron a moderar mucho la
velocidad, casi haciendo una "gynkana", hasta que alcanzamos una zona, ya en plena entrada a la carretera Transalpina, cuyo estado era muy bueno (denotaba reciente asfaltado), aunque las grandes pendientes obligaban a utilizar las marchas cortas del coche Dacia, en muchos casos debiendo usar la primera velocidad.
Ya casi alcanzando la parte más alta, apareció una plataforma en altura, en la que había unas casetas de las que salían humos denotando que allí se preparaba comidas o algo así.
Estacionamos el coche en las proximidades, no
solamente para gozar del espléndido paisaje a ambos lados de la ruta, sino también para tomar algún alimento, que, por decisión de Ion Ierulescu, fue una especie de salchicha de carne picada y adobada (micha, creo se llamaba) que se alternó con unas cervezas y unos tes.
El problema llegó al necesitar del servicio sanitario, porque solamente había unas casetas como las que se utilizan en España en los grandes eventos y aglomeraciones; pero en este caso estaban cerradas y había por allí un chaval que decía que por medio euro nos facilitaría su uso. Mejor hubiera sido noabrirlas, porque eran un asqueroso cúmulo de excrementos humanos y de una zona carente de la más mínima higiene.
Superamos las muchas y cerradas curvas, hasta alcanzar el punto más alto, desde el que las vistas eran impresionantes, y nos dirigimos hacia Sugag, llegando a varias poblaciones en las que se veía instalaciones hosteleras, sin duda para las épocas de nieve, porque aquellas montañas invitaban al deporte del esquí.
Era la típica zona rural de alta montaña, y por ello hubimos de respetar el paso de ganado ovino, de bastantes vacas y hasta de un tropel de burros, todo lo cual brindó un contenido bucólico a la belleza de
los panoramas.
A todo esto, el entendimiento entre los viajeros, entre nosotros, era más por intuición que por conocimiento del lenguaje de los otros, pues el matrimonio Ierulescu se expresaba en rumano (Daniela un poco en español) y nosotros, o en español o en inglés, aunque al final aprendimos algunas expresiones que facilitaban la comprensión, sin que
faltara la gesticulación (idioma "digital" le llamo yo), pues con los dedos y los gestos se suplía la carencia de lengua común.
Desandamos lo recorrido y descendimos hasta el embalse de Oasa, que nos brindó preciosos paisajes; compramos unos tarros de miel del lugar en las cercanías del pantano de Vidra (por cierto, hasta allí
llegamos por un "barranco" que algún día debió ser carretera) pero siempre tratamos de aportar simpatía al grupo, hasta riéndonos de nuestras propias dificultades de entendimiento.
La excursión resultó inolvidable, por los paisajes y por la compañía, y por eso cuando regresamos a la casa de Serel, al preguntarnos Paula sobre cómo nos habíamos entendido, le dijimos entre risas que "teniendo mucha confianza en Dios" y "esperando las buenas inspiraciones del Espíritu Santo".
Ion preparó una especie de barbacoa con alitas y muslitos de pollo, a lo que acompañó como siempre
una abundancia de otros platos, fiambres, ensalada, tocino y, al menos para los hombres, el delicio "tsuica".
Aquella noche, cuando en el lecho tratábamos de recordar las bonitas experiencias vividas, nos comentamos mi esposa y yo mismo que no solamente Paula era una deliciosa anfitriona, sino que sus familiares eran tan extraordinarios como ella.
El aire puro de Serel permitió un sueño placentero de este nuestro quinto día de estancia en la preciosa aldeíta.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Carretera Transalpina (DN67C),
Rumanía
La carretera
Transalpina o carretera DN67C está situada en Rumanía,
concretamente en la cordillera de los Cárpatos Meridionales también conocidos
por Alpes de Transilvania. Se trata de la carretera más alta de Rumanía,
llegando a los 2.145 metros de altura sobre el nivel del mar en su punto más
alto (la segunda sería la Transfagarasan, que llega los 2.042 metros de
altura). Esta vía asfaltada conecta, tras 148 kilómetros, el pueblo de Novaci,
en el distrito de Gorj, con el de Sebes, más al norte y
perteneciente al distrito de Alba.La carretera tiene su punto de
mayor altura en el pico de Urdele, donde el asfalto se eleve hasta los 2.145 metros sobre
el nivel del mar. Dadas las condiciones, la carretera se cierra durante
los meses más fríos del inviern
Historia
de la Transalpina
Aunque
el origen de la vía está todavía hoy bajo debate, hay teorías que afirman
que fue construido por las legiones romanas durante las guerras de Dacia,
con el fin de poder acceder a Sarmizegetusa, la principal
ciudad del imperio romana en Rumanía, que todavía hoy recoge numerosas ruinas y
un importante legado arqueológico.
También existe
una leyenda que dice que a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX,
familias locales participaron en la construcción de una parte de la vía,
en función de sus posibilidades físicas y financieras. Según otras fuentes, y
la carretera adoquinada fue construida por las tropas alemanas durante la
Primera Guerra Mundial, por motivos militares, aunque apenas sin uso en aquella
época.
Finalmente,
la Transalpina fue reconstruida e inaugurada oficialmente por
el rey Carlos II de Rumanía durante la segunda guerra
mundial, abriendo sus puertas en 1938, siendo reconocida como un gran
logro para la época
en términos técnicos, económicos y
militares.
Transalpina hoy
En 2007 se
lanzó un plan de modernización de la vía para que el acceso, sobre todo pensando
en el turismo, fuese más fácil y seguro. La construcción termino tras los 5
años previstos, en abril de 2012. Durante este periodo mucha gente cuestionó la
decisión de la obra aludiendo que se perdería la genuinidad de la carretera
original y que tendría grandes daños medioambientales.
Hoy en día, a
pesar de no ser tan popular como la Transfagarasan, la Transalpina
es un lugar de alto interés turístico y es visitada cada año por numerosos
moteros y turistas, atraídos por la espectacular conducción de sus curvas y
sus fascinantes paisajes montañosos. Si tienes la idea de viajar
a Rumanía, apunta la Transalpina en tu plan, ya que no te defraudará.
(De Wikipedia y otras fuentes)
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