Se trata de un impresionante valle glaciar (en forma de "U")
delimitado por altas y escarpadas crestas montañosas. Así, la cresta Sur
o Sierra de las Cutas es una continuidad de picos entre 2500 y
3000 metros de altura que en menos de 2 km lineales descienden unos 1200-1500
metros hasta el fondo del valle situado a unos 1200-1300 metros de altitud. En
esta cresta Sur destacan las Tres Marias, un conjunto de tres picos
gemelos y contiguos de 2700 metros de altitud. La cresta Norte es algo menos
escarpada y tiene algunos valles glaciares secundarios. El cierre del valle es
también una pared muy escarpada, con una sucesión de cascadas majestuosas, en
cuya parte superior se encuentra el Circo y Balcón de Pineta,
el Lago helado del Marboré y la pared Norte del Monte Perdido.
El Valle de Pineta es el más accesible de todo el parque nacional de Ordesa y Monte
Perdido, ya que por su fondo discurre una carretera desde Bielsa hasta el mismo
fondo del Valle, donde se encuentra el Parador Nacional Monte Perdido, a los mismos pies del Circo de
Pineta y del macizo del Monte Perdido”
(DE Wikipedia y otras fuentes)
...
Monte Perdido (en aragonés, As Tres Serols) es el macizo calcáreo más
alto de Europa. Se encuentra situado dentro de la
vertiente sur del Pirineo central, al norte de la provincia de Huesca, en el parque nacional de Ordesa y Monte
Perdido, en la comunidad autónoma de Aragón (España). Su pico más elevado es el Monte
Perdido con una altitud de 3355 metros sobre el nivel del mar.
El macizo de Monte Perdido, conocido como Las Tres Sorores o Treserols,
El macizo de Monte Perdido forma parte del parque nacional de Ordesa y Monte
Perdido, constituido a su vez por cuatro valles de extraordinaria belleza: Ordesa
al suroeste, Añisclo al sur, Escuaín al sureste y Pineta al este. Parte del macizo se
interna al norte en territorio francés, formando parte del Parc National des
Pyrénées, destacando el Valle y Circo de
Gavarnie, otro impresionante circo glaciar que en su cabecera tiene la cascada más
alta de Europa, con más de 400 metros de caída vertical. Monte Perdido es el
pico de la izquierda y el de la derecha es el Cilindro (visto desde el norte).
En la cara norte del Monte Perdido se halla uno de los
pocos glaciares que siguen existiendo en el
Pirineo, aunque en lento pero continuo retroceso. Se trata de una lengua con
mucha pendiente, que tiene un frente de unos 750 metros y va desde los 2700 a
los 3250 metros de altitud.
Entre los montañeros, Monte Perdido goza de una gran
popularidad debido a que es un tres mil relativamente fácil de acometer. La vía
normal de ascensión se efectúa a través del refugio de Góriz (2160 m), donde es habitual pernoctar, y el canal
de "la escupidera", uno de los puntos negros del Pirineo donde han
muerto muchos escaladores intentando alcanzar la cima.
Este macizo está incluido dentro de la Reserva de la biosfera Ordesa-Viñamala declarada por
la Unesco en 1997.
Historia
Ramond de Carbonières fue uno de los primeros en estudiar los Pirineos y precursor de la conquista del Monte Perdido desde que lo identificara en 1787 desde la cumbre del Midi de Bigorre (en el Pirineo francés). A partir de 1796 se consagra como profesor de Historia natural en la nueva Escuela Central de Tarbes. Sus cursos encuentran inmediatamente un gran éxito. Como un especialista en Botánica y en Geología de los Pirineos centrales, se pone, en 1797, a proyectar lo que tanto había deseado: alcanzar la cima del Monte Perdido para saldar la controversia que tenían Dolomieu y Lapeyrouse sobre la edad primitiva de los calcáreos de la cadena central.
La expedición, que comprendía a quince personas como
Picot de Lapeyrouse y muchos de los alumnos de Ramond, halla numerosos fósiles, mas no alcanza la cumbre. La minuta de la
ascensión aparece en 1797 con el título de Voyage
au Mont-Perdu et dans la partie adjacente des Hautes-Pyrénées. El 7 de septiembre de 1797,
acompañado de sus alumnos como Charles-F. Brisseau de Mirbel (1776-1854), Ramond de
Carbonnières intenta subir una segunda vez. El administrador y forestador Étienne-François Dralet (1760-1844) participa en esta
ascensión. Pero no es así hasta 1802 cuando al fin la alcanza. Para
ello, lanza a los guías Rondo y Laurens, acompañados de un pastor de Pineta, hacia la cumbre. El 10 de agosto
de 1802, cuatro días después de la conquista
del Monte Perdido por estos tres hombres, pagados por Carbonières, éste repite
el recorrido. Ramond relata su expedición en el Journal de Mines,
lo que le valdrá un reconocimiento de los científicos de su época.
La flora y la vegetación
El hecho de ser el macizo calcáreo más alto de Europa
hace que tenga también una flora muy singular. De las cerca de 3500 especies de
plantas vasculares que podemos encontrar en el Pirineo, apenas 150 son capaces de superar
los 3000 m de altitud, y de ellas 95 han sido localizadas en los 34 "tresmiles"
del Macizo de Monte Perdido y cercanías. Solo las tres puntas de los Gabietos reúnen a medio centenar de ellas.
Sin embargo, debemos destacar que no todas las cimas
tienen las mismas plantas, y solo un puñado se repite, como Saxifraga pubescens, Saxifraga oppositifolia, Androsace
ciliata, Linaria alpina alpina, Minuartia cerastiifolia o Pritzelago alpina alpina, por citar solo las más comunes.
Patrimonio de la Humanidad
«Pirineos - Monte Perdido» es un sitio Patrimonio de la
Humanidad desde el año 1997, con ampliación en el 1999. Afecta, en Francia, al
departamento de Altos Pirineos, y en España, a los municipios
de Torla-Ordesa, Fanlo, Tella-Sin, Puértolas, Bielsa y Broto, todos ellos en la provincia de
Huesca.
Según la página web de la UNESCO:
<<este destacado paisaje
montañoso, que cruza las fronteras nacionales de Francia y España, se centra alrededor del pico del
Monte Perdido, un macizo calcáreo que se alza hasta los
3352 m. El lugar, con un área total de
30.639 ha, incluye dos de los más grandes y
profundos cañones en el lado español y tres grandes paredes de circo en las laderas francesas, lado
más abrupto, presentaciones clásicas de estas formas geológicas. El lugar es también un
paisaje pastoral que refleja una forma de vida
agrícola que en el pasado estuvo extendida en las regiones elevadas de Europa
pero que actualmente sólo sobrevive en esta parte de los Pirineos. Así proporciona una vista interior
excepcional a la sociedad europea del pasado a través de su paisaje de pueblos,
granjas, campos, pastos de altura y carreteras de montaña>>
(De Wikipedia y otras fuentes)
...
“ Bielsa es un municipio de la comarca del Sobrarbe, en la provincia de Huesca en Aragón, España. Una parte del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido pertenece a este municipio.
Ubicada en la confluencia de los ríos Cinca y Barrosa, sobre la morrena frontal de un valle de origen glaciar: el valle de Bielsa.
Parte de su término municipal está ocupado por el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido y el Monumento natural de los Glaciares Pirenaicos.
El municipio está formado por los núcleos de Bielsa, Javierre, Espierba, Parzán y Chisagüés.
(De Spain viajes y
otras fuentes)
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Túnel de Bielsa-Aragnouet
País |
|
Ubicación |
|
Coordenadas |
|
Tipo |
Túnel carretero monotubo |
Uso |
Carretera D173 - A-138 |
Inauguración |
Octubre de 1976 |
Longitud |
3,070 km |
Ancho |
6 m |
4,3 m |
|
Estado actual |
En servicio |
"El túnel
de Bielsa-Aragnouet es un túnel carretero internacional situado en
el Pirineo central.
Une los valles de Bielsa (España) y
de Aure (fr:) (Francia).
Historia
Fue construido
por un convenio internacional entre el Gobierno español y el Consejo General
del departamento de los Altos Pirineos durante
la década de 1970. El
alcalde de la localidad de Saint-Lary-Soulan, Vincent Mir, fue su principal propulsor. Tras varias
demoras debidas a problemas técnicos, el túnel fue puesto en servicio en
octubre del año 1976.
Los rigores del
clima pirenaico y la falta de atención por parte de las autoridades españolas y
francesas deterioraron mucho el túnel, por lo que a comienzos del siglo XXI se
acometieron obras de reforzamiento y se mejoró la seguridad, al instalarse un
semáforo que impide que dos camiones se crucen en el interior del estrecho
túnel. En el año 2008,
la Comunidad Autónoma de Aragón y el departamento de Altos Pirineos firmaron un
acuerdo para formar un consorcio que gestiona de manera conjunta tanto el túnel
internacional como varios kilómetros (4,5 km de la carretera autonómica A-138 en
España y 6,1 km de la carretera departamental D 118 en Francia) de las
carreteras que sirven de acceso al mismo desde ambos países, siendo su cometido
principal la limpieza invernal para mantener abierto el paso transpirenaico.
La solución
definitiva para el túnel de Bielsa sería construir un segundo tubo, de manera
que cada uno de los túneles fuese unidireccional. Sin embargo, no existe
inquietud por la ampliación del túnel en ninguno de los lados fronterizos.
Además, Francia pretende derivar parte de los tráficos pirenaicos de la
carretera al ferrocarril y la vertiente francesa es una zona protegida con una
carretera de carácter secundario.
Características.
Es un túnel de
un solo tubo de doble dirección con una longitud de 3.070 metros, de los cuales
1.298 se encuentran en España y 1.772 en Francia. La embocadura del lado
español está a 1.664 metros de altitud, la embocadura francesa a 1.821 metros.
Debido a la altitud es un túnel que se suele cerrar a la circulación con cierta
frecuencia durante el invierno"
( De Wikipedia y
otras fuentes)
…..
Ciertamente, los Pirineos siempre me han atraído, u en mis recuerdos de lejanas experiencias en la cordillera y zonas limítrofes, se hallan las deliciosas estancias en el valle de Broto, especialmente en la minúscula aldeíta de Linás de Broto, casi a los pies de la zona del circo de Gavarnie y en los aledaños del bello pueblo de Torla y del valle de Ordesa.
Corrían los años 1970 y algo más, cuando un enorme temporal de nieve me obligó, cerca de Biescas, en la carretera que por el valle de Tena asciende a la zona de Sallent de Gállego y Formigal, a desviarme inopinadamente –luchando con la muy nevada ruta— al puerto de Cotefablo, alto y casi impracticable, y llegué (aún no sé cómo) a las primeras casas de Linás de Broto, y en una curva de la carretera casi me topé con un blanco edificio de cuatro plantas que se anunciaba como “Hostal Jal”. Me detuve en él, ante la sorpresa de su dueño, el bueno de José Pérez, quien me recomendó no siguiera la ruta, porque la carretera
Esa coincidencia cuajó
en muchas más visitas, con nuestros hijos y amigos, de manera que Linás de Broto se
convirtió casi en el punto central de nuestras excursiones al Pirineo, porque pernoctábamos
siempre en el Hostal Jal y desde allí salíamos en excursión al valle de Tena, a
Jaca, a Framcia por Sallent de Gállego y Formigal, a Lourdes, a los picos del Aubisque
y del Tourmalet (en la vertiente francesa)
Aún recuerdo que en una de
esas estancias aprovechamos la invitación de un matrimonio madrileño también alojado
en el Hostal, para desplazarnos por Broto y Aínsa en dirección al valle de
Pineta, bordeando el río Cinca (que nace precisamente en Monte Perdido) y por
una carretera muy deficiente, en tramos invadida por el río, hasta tal punto
que casi en las cercanías de Bielsa hubimos de volvernos, porque el río fluía totalmente la calzada. Quedó una especie de frustración por no alcanzar en
valle de Pineta, que andando el tiempo me motivó repetidas veces a visitar
nuevamente la zona.
Y bien, en este verano
de 2021, después de tanto tiempo sin viajar, y después de tantos confinamientos
y restricciones pandémicas, conseguí convencer a mi esposa para que, aunque
fuera por unos poicos días, nos sustrajéramos al bochornoso calor de Valencia y
nos fuéramos a gozar del fresco pirenaico.
Después de analizar como
acostumbro las posibilidades de viaje y alojamiento, decidí llegar hasta
Bielsa, que es de alguna manera la “capitalidad” del valle de Pineta, y escogí
el alojamiento en el “Hotel Bielsa”, que parecía ofrecer muy buenas
condiciones, ya que la otra posibilidad viable, el Parador de Turismo de Monte
Perdido, quedaba demasiado escondida a los pies del monte de ese nombre.
Para el viaje se me
ofrecían principalmente dos alternativas. Una de ellas (la que escogí) era
viajar por la Autovía Mudéjar (la A23) hasta Zaragoza, y allí desviar por la misma
Autovía A23 hasta Huesca, siguiendo después por esa A23 hasta Sabiñánigo, y en
el cruce hacia Jaca, continuar por la carretera N260 hacia Fiscal, llegando a Boltaña
y Aínsa, donde se tomaría la carretera aragonesa A-138 hasta Bielsa. La otra
posibilidad consistía en dirigirse por la AP7 en dirección Tarragona, y en
Tortosa seguir ruta hasta Barbastro y de allí hasta Aínsa.
Opté por el primer
camino, aunque suponía algunos kilómetros de más, no solamente porque la mayor
parte era por autovía, sino también por aquello de pasar junto al pueblo de mis
antepasados, Torrijo del Campo, provincia de Teruel, cuna de mi familia paterna (para la que tuve un
emocionado recuerdo en silencio). Ultrapasada Zaragoza, como el apetito ya se notaba,
hallé junto a la Autovía el “Hotel Norte”, de buena presencia, en cuyo salón
comedor nos dispusimos mi esposa y yo a comer con cierta calidad.
No nos equivocamos con
la comida, aunque tampoco quedamos satisfechos del todo, porque, siendo sábado, era
obligado comer un “menú degustación", de 23’50 €, que se ofrecía con
pretensiones de abundancia y calidad, aunque no era para tanto, porque la media
paletilla de ternasco (el cordero aragonés) que yo elegí estaba bastante reseca
y poco jugosa, aunque mi mujer gustó de un rodaballo al horno, cuya oferta
sorprendía tan lejos de su hábitat natural como es Galicia, pero ya se sabe
que actualmente las piscifactorías y los congelados obran milagros.
Después de comer, bajo
un sol de justicia, mitigado por la buena climatización de nuestro automóvil,
llegamos al cuce de Sabiñánigo y dsviamos hacia Fiscal por la tortuosa
carretera que durante algo más de 40 kilómetros pone a prueba la pericia de los
conductores, por sus muchas curvas y estrecheces.
Ya en Boltaña la vía era
normal y desde Aínsa hacia Bielsa, la carreterita estaba en buen estado y,
siempre bordeando el río Cinca, nos permitió llegar a Bielsa alrededor de las
siete de la tarde.
El “Hotel Bielsa”, nuestro
alojamiento se presentaba con muy buen aspecto en medio de un muy amplio jardín
junto al río Cinca y lindante con la carretera.
Se nos acogió con simpatía,
y tras comprobar que la habitación era amplia y bien dotada, me permití
sentarme en la terraza del bar y resfrescarme con una bebida tónica, hasta que
un rato después ascendimos caminando al cercano pueblecito de Biescas, no demasiado
concurrido por turistas, aunque denotando su vocación para viajeros.
No tuvimos ansias de
cena (porque la comida había sido abundante) y me conformé con un sándwich mixto,
para ir a la habitación al cabo de un rato.
El fresco (unos quince
grados) nos resultó muy acogedor, hasta el punto de que hubimos de cerrar las
puertas de la balconada que recaía al amplísimo jardín, bajo los picachos
pirenaicos que lo envolvían.
El primer día de nuestra estancia en el valle lo dedicamos a subir por carretera hasta el Parador de Turismo, que se alza con mole austera en lo profundo del valle, casi ahogado por las crestas del Monte Perdido y
que hubiéramos deseado para la pernocta de no estar tan aislado de otras rutas.Unos cuantos paseos
admirando la inenarrable belleza de las cumbres pirenaicas ocuparon nuestra
mañana, y retornamos a Bielsa, con la tentación de dirigirnos hacia el norte,
en dirección a Francia (23 kilómetros) llegando hasta el túnel de Aragnouet,
que nos atrevimos a recorrer, aunque la salida del lado francés nos sorprendió con un montón de curvas cerradas y en pendiente, por lo que al llegar al pueblecito francés de Aragnouet desistimos de adentrarnos más en el país vecino y retornamos para comer algo, lo que cumplimos con algo
ligero en un barete supermercado junto a la carretera, más poblado de franceses
que de españoles, con vuelta a nuestro hotel para un poco de solaz.
El día había resultado
magnífico y, sobre todo, nos había permitido gozar del fresco y ambiente puro
de los Pirineos, relajando cuerpo y espíritu.
En llegando el lunes, decidimos dirigirnos a visitar un tramo del valle de Ordesa, (lo que fue otro especial disfrute, aunque dejo para otra entrada la glosa de nuestra experiencia en tan preciosa zona) y por la noche tuvimos la buena ocasión de cenar en el Hotel Bielsa, en el que se nos ofreció un muy variado menú, con muy buena atención del servicio, especialmente de la misma propietaria, y platos muy bien elaborados a
un precio muy adecuado, lo que mereció nuestro elogio.De esta guisa llegamos
al último día, en el que desayunamos de un espléndido buffet libre, que nos
sació hasta el exceso, tras lo que, a media mañana, nos despedidos de Bielsa
con el deseo de regresar dedicándo más paseos y recorridos.
Del viaje de regreso,
simplemente narrar, por ahora, que desde Aínsa nos dirigimos a Barbastro,
visitando junto al pantano de El Grado –río Cinca-- el santuario de Torreciudad
(le dedicaré una entrada específica), y, vía Monzón, bordeamos Lleida para
salir a Montblanc y por la C14 llegar hasta las cercanías de Reus, y allí
enlazar con la AP7, que, en 240 kilómetros más nos llevó hasta Valencia.
En resumen (y a falta de
comentar más experiencias en entradas posteriores) hallamos en cuatro días de
descanso una relajación y una ruptura de rutina que nos hizo olvidar los
indeseables ratos de restricciones, confinamientos y órdenes en ocasiones
absurdas de la pandemia.
Y, una vez más, quedó
demostrado que nuestra España es tan rica, tan variada, y ofrece tan inúmeras
posibilidades, que en muchas ocasiones no vale la pena irse por ahí fuera, a
países extranjeros, a veces muy lejanos, para gozar de lo que tenemos
aquí cerca.
Pero, en todo caso,
viajar siempre ha sido, es y será un placer
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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