THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

jueves, 6 de agosto de 2015

ESTA ESPAÑA NUESTRA: TURISMO VACACIONAL 2015 CON EXPERIENCIAS FLUVIALES, DUERO, SIL Y MIÑO.- V DESDE EL SIL, POR SANTO ESTEVO, AL MIÑO POR RIBADAVIA

El monasterio de San Esteban de Ribas de Sil es un conjunto monasterial católico ya en desuso, ubicado en el municipio orensano de Nogueira de Ramuín, en la comarca de la Ribeira Sacra en Galicia, España. En la actualidad está convertido en Parador de Turismo.
Ubicación
Se encuentra en la orilla izquierda, la meridional, del río Sil, en pleno cañón del mismo. Pertenece a la parroquia de San Esteban, del municipio de Nogueira de Ramuín.
Como los otros monasterios que existen en la comarca de Ribeira Sacra y Tierra de Lemos (la orilla derecha del Sil, ya en la provincia de Lugo), el origen de este monasterio es eremítico y anterior al siglo X. En el siglo XII se convierte en el principal monasterio de la región, llegando a ser uno de los más notables de Galicia. Estuvo ocupado por la Orden de San Benito.
Historia
Con un origen anterior al siglo X, la primera documentación escrita en el que se nombra el monasterio data del año 921, en la que el rey Ordoño II autoriza al abad Franquila a realizar la reconstrucción de las dependencias monacales y le concede numerosas posesiones. Erróneamente se ha atribuido su fundación a san Martí­n Dumiense en el siglo VI.
Tras la reforma canónica de los Reyes Católicos y el cardenal Cisneros se incorpora en 1499 a la congregación de San Benito de Valladolid. En 1588 se convierte en Colegio de Artes, condición que mantiene hasta su exclaustración en 1875.
A finales del siglo XIX pasa a manos particulares y en el año 2004 es convertido en Parador de Turismo, siendo el establecimiento hotelero de mayor categoría de la comarca y formando parte de la red de paradores turísticos de España.
En el escudo del monasterio hay nueve mitras reflejando el hecho (no se sabe si es leyenda) de que entre los siglos X y XI fue el lugar de retiro de nueve obispos, lo que contribuyó a realzar su fama.
Descripción
El conjunto monacal de Santo Estevo de Ribas de Sil es amplio e importante.
Consta de tres claustros conformados por los edificios monacales y la iglesia. Tiene una gran fachada barroca. Destaca, por su buena conservación, la cocina monacal, una gran estancia cuadrada con el hogar en el centro realizado en piedra sobre cuatro columnas exentas.
La iglesia
La fachada principal de la iglesia forma ángulo recto con la entrada del monasterio. Está orientada hacia el oeste, como es costumbre. Acoge, alrededor de su entrada, el pequeño cementerio parroquial, ya que el templo cumple con la función de parroquia para la población vecina.
El templo es de estilo románico, realizado a finales del siglo XII y principios del XIII. Tiene planta basilical con tres ábsides semicirculares en la cabecera. La nave está cubierta por una bóveda de crucería, que sustituyó en el siglo XVI a la original techumbre de madera.
Los dos ábsides laterales tienen aspecto de torreón al haber sido modificados, aumentando su altura, en el momento en el que se construyeron las bóvedas de las naves del templo.
La fachada principal está enmarcada por dos torres prismáticas construidas a finales del siglo XVII y principios del XVIII. Dos grandes contrafuertes románicos flanquean la portada.
En el interior destaca el retablo en piedra del siglo XII, representando a Jesucristo y los doce apóstoles, que fue hallado en uno de los muros del claustro grande, y la colección de retablos que amueblan el templo.
El monasterio
Los edificios monacales se ordenan alrededor de tres claustros, el de los Obispos, el claustro pequeño y el claustro de la portería o Grande.
El claustro de los Obispos
Este claustro es el más antiguo y el que hacía la función de claustro Reglar o de las Procesiones. Se sitúa junto a la pared norte de la iglesia, con la que está

comunicado. Su planta es rectangular y tiene dos cuerpos. El primero de ellos, de estilo románico, data del siglo XII y el segundo, gótico, del siglo XVI con reformas posteriores.
El claustro pequeño
Este claustro, denominado do Viveiro, se ubica al norte del de los Obispos. Se comenzó a construir en 1595 por orden de Diego de Isla. Consta de dos cuerpos y está conformado por arcos de medio punto sobre columnas dóricas.
El claustro de la portería
También denominado claustro grande o dos Cabaleiros, está situado a la entrada del monasterio. Tiene planta rectangular y consta de tres cuerpos de estilo renacentista. Sus arcos son de medio punto y no tienen bóveda.
Al lado de la portería se encuentra la escalera de honor que está cubierta con una bóveda de crucería del año 1739 que tiene cuatro rosetones decorados.
(De Wikipedia y otras fuentes)
Ribadavia es un municipio español situado en el suroeste de la provincia de Orense, en Galicia, y perteneciente a la comarca del Ribeiro. La etimología de su nombre significa "a orillas del río Avia", en su versión romana abobriga o latina Rippa Avie.
Ubicación
La Comarca del Ribeiro se encuentra entre las sierras de Faro y Suido, donde confluyen los valles del Miño, Avia, Arnoia y Barbantiño. Se define entre una serie de valles y superficies que contrastan con las altas tierras circundantes de alrededor de 312 km², de los cuales dedica 3000 hectáreas al viñedo.
Rodeado de relieves montañosos y resguardado de la influencia oceánica, el cultivo de la vid ha es la característica dominante del paisaje, ocupando casi la totalidad de las laderas y hondonadas en los terrenos de Ribadavia, Castrelo de Miño, Cenlle, Beade, Leiro y Carballeda de Avia, así como las pendientes mejor orientadas y soleadas de los municipios limítrofes.
El área urbana descansa en el lado derecho del río Miño y la última parte del río Avia.
Historia
Los primeros pobladores de Ribadavia fueron los celtas, quienes fueron atraídos
a la zona no solo por su belleza, sino por las riquezas de sus minas y montañas, el oro en el lecho de los ríos y las aguas termales cargadas de minerales. Posteriormente, la zona fue habitada por los romanos, quienes se dedicaron a la extracción de oro y uso de las aguas termales. Asimismo, dejaron a su paso numerosas construcciones como altares e iglesias.
En el año 754, las tropas musulmanas de Abdul-Azis asolaron la región de Orense, que fue conquistada en el año 793 por Abdul-Malek, para ser reconquistada y reconstruida por el rey asturiano Alfonso III, hijo de Ordoño I. Entre los siglos VII y XII, la proliferación de monasterios y fortalezas contribuye al desarrollo de la agricultura bajo la comunidad del Monasterio de Arnoia y también se atribuye a esta época el mote de territorio de castela o tierra de castillos. Entre 1065-1071, obtuvo el título de capital del Reino de Galicia durante el reinado de Don García, en parte por el poderío eclesiástico y por la comercialización exitosa del vino Ribeiro, que tenía cuatro virtudes: vigor, olor, color y sabor.
En el siglo XII, se inició la expansión demográfica y económica de la ciudad, potenciada por el poder monástico de San Clodio, Santa María de Melón y Oseira y el poder de la encomienda de la Orden de Malta en Beade, unida a la producción y comercialización del vino del Ribeiro. Prosperó en la villa una comunidad hebrea agrupada en torno a la denominada Porta Nova, atraída por posibilidades interesantes para sus negocios. La población judía alcanzó una gran densidad en Ribadavia y se presume que tuvieron una relevancia notable en la exportación de la producción vitivinícola por sus contactos en el norte de Europa. Además de comerciantes, ejercieron oficios de artesanos como herrero, sastre, zapatero, etc. El Barrio Xudío fue declarado monumento nacional y todavía conserva sus características del medioevo.
En el año 1386, los ingleses bajo el mando del duque de Lancaster invadieron y saquearon Ribadavia, quien pretendía el trono castellano por su matrimonio con una hija de Pedro I, pero encontró una tenaz resistencia popular. El conflicto quedó zanjado con el Acuerdo de Bayona (1388). Tras un largo y épico asedio donde los burgueses resistieron más que los caballeros, los ingleses ocuparon la villa durante nueve meses antes de ser vencidos. Los habitantes de la judería mostraron especial tenacidad en la defensa de las murallas de Magdalena y Porta Nova, aunque sus hogares fueron arrasados con particular desdén por parte de las tropas extranjeras.
En el siglo XIV, se inicia la exportación del vino del Ribeiro por toda España y Europa, a Francia, Portugal, Italia y en especial Inglaterra. Se transportaba en balsas y carruajes para el embarque en los puertos y era fundamental la navegabilidad del Miño para estos menesteres. El comercio fue continuo, abundante y próspero hasta el siglo XVIII.
El dominio de los Sarmiento, naturales de Ribadavia, fue reforzado en 1476 con la institución del Condado de Ribadavia en favor de Bernardino Pérez Sarmiento, privilegio concedido por los Reyes Católicos como pago por su ayuda en la guerra dinástica contra Juana la Beltraneja y su aliado gallego Pedro Madruga.
En 1494, los mismos monarcas expulsaron a los judíos de los territorios, pero en el reino de Galicia hubo una notable ausencia de pogroms bajomedievales, ya que muchos hebreos optaron por convertirse al cristianismo o bien resguardarse en la frontera con Portugal, para regresar cuando los inquisidores se marcharan.
A principios del siglo XX, los habitantes formaron asociaciones agrícolas para modernizar sus cultivos y para que el gobierno derogase los foros dado que existían en la provincia, foros caros que gravitan sobre los viñedos haciendo que el nivel de vida fuese bajo y aumentase la sangría de la emigración a América. La agitación social se intensificó en Orense y Ribadavia, las capitales del agrarismo, donde las asociaciones agraristas de Ribadavia y San Paio fueron las más radicales con la estrategia de no pagar el foro.
La ciudad fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1947.
Patrimonio
Castillo de Ribadavia.
Capilla prerrománica de San Xes de Francelos.
En la sierra del Suído se encuentran los singulares chozos.
Festa da Istoria (Fiesta de la Historia)
Es una fiesta dentro de un ambiente medieval de origen judío en la que participa gran parte del pueblo y la comarca. La ciudad se engalana por todas sus calles y totalidad de los habitantes y la gran parte de los visitantes se visten
con ropas de la época para intentar recrear el ambiente que se debía vivir en aquella época. La organización es muy completa llegando a editar su propia moneda, los maravedís, para la realización de las distintas transacciones comerciales que se pueden realizar durante la fiesta como son alquilar trajes de época, degustar diferentes comidas, tanto medievales como judías, o comprar distintos objetos de artesanía. Durante la fiesta se realizan numerosos actos de promoción de oficios artesanales o desaparecidos, exposiciones de objetos medievales, así como otras actividades relacionadas con la época medieval, muchos de ellos especialmente centrados en los niños. Los actos centrales son el Torneo Medieval, la simulación de una Boda Judía, y una Cena Medieval que cierra la fiesta.
(De Wikipedia y otras fuentes)
Tras el primer día completo de descanso por las tierras de Trives, nuestro iindomable espíritu viajero nos indujo a profundizar en algo que nos quedaba muy cerca, como la zona en torno al río Sil.
De esta manera, tras desayunar en el Pazo da Pena tomamos en A Pobra de Trives la autonómica OU-536 hasta Castro Caldelas, para, poco después de esta villa, seguir por una carretera local bastante quebrada y con mucha vegetación hasta Paradas del Sil, localidad en la que ya se vislumbraba al fondo el cañón del río, con un significativo aumento del verdor y del boscaje.
En Paradas del Sil optamos por dirigirnos hacia Nogueira de Ramuín, en busca del Monasterio de Santo Estevo, monumento monacal muy renombrado por su especial situación en el corazón de la Ribeira Sacra de Ourense y más especialmente desde que se habilitó como Parador de Turismo, uno de los más bellos y monumentales de España, pese a que su explotación resulta problemática (cierra de octubre a marzo) porque su relativo aislamiento y el no muy buen acceso menguan los huéspedes  y visitantes.
La visión del monasterio impresiona desde el primer momento, con su majestuosa fachada granítica y su iglesia, visitable, aunque son los magnificentes claustros los que más concitan la atención del visitante. Impresionante.
Desde el monasterio decidimos dirigirnos hacia Ourense y enlazar allí con la A-52 para desplazarnos hasta Ribadavia, bordeando el río Miño, que después de Ourense, y recogidas las aguas de su afluente el Sil, ya fluye abundante y ancho, ofreciendo panoramas de auténtica belleza por la combinación de sus aguas con la vegetación.
A Ribadavia se accede mediante un importante descenso al valle, para llegar al río Avia, y en la calle principal el viajero llega hasta el castillo, bastante bien conservado, y la buena señalización turística invita a profundizar en el casco antiguo, progresando desde la plaza mayor hasta las angostas calles enlosadas que conducen hasta la iglesia junto al mirador sobre el río Avia.
Blasones y escudos en las casas denotan pasados señoriales, aunque también se hallan símbolos judíos.
Especialmente interesante resulta acudir a la “Tafona de Herminia” (La Tahona de Herminia), en la que esta mujer sigue preparando dulces y productos de origen y  reminiscencias judías, la mayoría sin mantequillas ni aceites y con predominancia de la almendra, el dátil y la miel. Obvio es que compramos algunos dulces.
Era la hora de la comida y aunque en la plaza principal había unos cuantos bares y restaurantes, concurridos, en los que se anunciaba un menú turístico más bien sin especial atractivo, en uno de ellos, casi lleno, desistimos de la colación, porque nos percatamos que podía hacerse eterna la espera y la atención no sería buena.
Por ello, retornados frente al castillo, acertamos a preguntar a un anciano lugareños, quien nos recomendó seguir bajo el solo hasta el final de una cuesta en la que estaba el Mesón “O Pucheiro”, en el que se nos acogió amablemente y pudimos degustar un delicioso pulpo a feira (ya se sabe que en Galicia el pulpo se elabora mejor en el interior que en la costa), a lo que siguió una parrillada de carnes, deliciosa, que ni pudimos terminar, aunque un buen tupper ware viabilizó reservarla para la cena.
Bien recorrida Ribadavia, optamos por seguir las carreteras autonómicas que acercan a Portugal, sobrepasando Celanova y llegando a Allariz, con un casco antigua interesante, desde donde ya emprendimos el regreso a “nuestro” Pazo da Pena, desde Ourense, por la autonómica OU-536.
Aún llegamos a nuestro alojamiento con bastante luz solar, lo que nos permitió solazarnos una vez más con los deliciosos entornos del Pazo.
Por la noche, tras cenar los restos de la parrillada del mediodía,  caímos muy a gusto en las confortables camas de nuestra acogedora habitación.
Otro día bien interesante, reviviendo esencias monásticas, gozando de bellos paisajes y rememorando la cultura hebrea.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

viernes, 31 de julio de 2015

ESTA ESPAÑA NUESTRA: TURISMO VACACIONAL 2015 CON EXPERIENCIAS FLUVIALES, DUERO, SIL Y MIÑO.- IV EL PAZO DA PENA EN ROZAVALES-MANZANEDA

Manzaneda es un municipio español perteneciente a la provincia de Orense, en la Comunidad Autónoma de Galicia. Está situado a 80 kilómetros al este de la ciudad de Orense, en la Comarca de Tierra de Trives. Limita al norte con Puebla de Trives, al este con El Bollo, al sur con Villariño de Conso y al oeste con Chandreja de Queija. Destaca el pico "Cabeza de Manzaneda", segundo punto más alto de Galicia, con más de 1778 metros de altitud.
Datos demográficos: Población en 2006: 1.098 personas según el Padrón municipal de habitantes 1.150 en 2004).
Porta
Manzaneda cuenta con vestigios romanos, como los restos del Puente de Requián, el más antiguo del municipio. Pero tiene otros puentes posteriores, como el del Castro y el Pontón de Prada.
En la Edad Media, Manzaneda tenía una fortaleza, de la que quedan restos. Al interior se accedía por la Porta de la Vila, hoy símbolo del municipio. En el casco antiguo se encuentra la Cárcel, edificio destinado para tal fin por el Conde de Ribadavia. En aquellos años las calles que se construían eran realmente estrechas y en algunos casos debido a la cercanía de los edificios tenían que abrirse pasadizos como El Callejón que se mantiene en la zona vieja.
El río Bibei marca la frontera noroeste del municipio. En sus gargantas se cultiva la vid, de la que se obtienen extraordinarios vinos como los de Requián, Quinta y Valderrodrigo.
Otros puntos a destacar son los “curros”, construcciones a modo de rediles ubicados en la sierra, donde los pastores y rebaños pasan todo el verano aprovechando los pastos de altura.
El Castaño de Pombariños es un árbol milenario con más de doce metros de perímetro, y es uno de los más viejos de Galicia y ha sido declarado Monumento Natural, Se encuentra en el souto (bosque de castaños) de Rozavales, parroquia de Manzaneda.
Y especialmente destaca el Pazo da Pena, interesante muestra de arquitectura civil, cuyo nombre se debe a que está parcialmente construido sobre una gran roca. Sobre ella se apoya la solana, en la cara este del edificio.
Desde su construcción, a comienzos del siglo XVIII, el Pazo constituyó un punto de especial importancia social, económica y productiva e la zona, al tiempo que una de las muestras de arquitectura civil más significativas. Así, sus paredes están llenas de historia y permiten dar una ojeada al pasado y poner en valor la tradición cultural, patrimonial y rural de Galicia y de la zona.
Después de años en desuso, el Pazo fue sometido a una completa y cuidadosa rehabilitación que ha tenido como resultado una edificación totalmente singular, que conjuga calidad y confort.
El Pazo cuenta con 700 metros cuadrados de zonas comunes: biblioteca, salones, sala de lectura, salón con chimenea… sin olvidar la tradicional lareira, para disfrutar de momentos entrañables frente al fuego.
Todas las estancias fueron rehabilitadas respetando su uso original, conservándose un gran número de objetos y muebles de época.
Alrededor de la edificación, la propiedad cuenta con una finca de más de diez hectáreas, dedicada a zonas de recreo, jardín, bosque de castaños y cultivo ecológico, y están montadas exposiciones etnográficas en edificaciones anexas al Pazo, que representan los oficios tradicionales desarrollados antiguamente: la agricultura, la carpintería, la elaboración de vino o el tejido.
Descansar en el Pazo da Pena fue un placer desde el primer momento, porque a la calma de la habitación denominada “A vendimia”, sobre el portón de acceso principal, con balcón para admirar la naturaleza, se unió la perfecta disposición de la dependencia, con camas amplias y muy cómodas, lencería suave y de gran calidad, techos de madera y confortable cuarto de baño, con accesorios modernos y de estilo.
En cuanto descendimos al comedor, la solícita Isabel nos preparó un buffet para el desayuno  (había en ese día también otros huéspedes) que colmó nuestro apetito matinal, y después nos orientó sobre cómo y a dónde dirigir nuestros pasos para una primera toma de contacto con la localidad y su zona.
El problema surgió cuando decidimos bajar las cuestas algo empinadas desde el sitio de Rozavales hasta el núcleo principal de la población, porque ya la mentada Isabel nos había advertido que con el calor imperante la subida podía resultar ardua.
Quien esto escribe despreció la advertencia ("para las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo yo me las subo") y simplemente se dotó de
Calle Medio Manzaneda
un bastón de caminante, que ni hizo falta en el descenso, ni en la visita a la villa, pero que se reveló inútil cuando hubo que acometer los kilómetros de subida, máxime cuando el calor apretaba y las rodillas y tobillos no eran precisamente los de un caminante asiduo.
Así que a esfuerzos y parones, el cronista pudo acceder al fin a lo alto del barrio de San Martiño, y en la puerta de la ermita que allí se halla, aprovechar el banco de una parada de autobús para sofocar la disnea y secar los sudores.
Menos mal que apareció un anciano sacerdote que iba a oficiar un bautizo allí y dio conversación y además de la distracción ofreció mostrar la iglesita, con tallas e imágenes de buena apariencia  e indudable antigüedad.
Ese mismo sacerdote informó que en ese domingo había una fiesta en Cabeza de Manzaneda, la estación de invierno que se halla sobre la villa, a unos 11 kilómetros y a una altitud de más de 1.700 metros. Y allí fuimos, notando un fresco casi insultante, al recordar lo que habíamos dejado en nuestra Valencia.
Castro Caldelas
En la explanada más alta había unas bandas de gaiteros interpretando diversas piezas musicales gallegas y también una especie de chiringuitos en los que se ofrecía pulpo a feira y churrasco, pero el frío imperante obligó más bien a tomar un café y refugiarse en el coche.
Y había llegado la hora de comer, pero en la villa de Manzaneda no se halló, por desconocimiento, lugar adecuado, por lo que emprendimos por la carretera OU-536, en dirección a Ourense, una búsqueda de  restaurantes, fallida en todos los casos porque estaban cerrados.
Al fin en Castro Caldelas hallamos el restaurante “Caldelas Sacra”, en el que gozamos con un buen caldo gallego y una sabrosa merluza a la gallega. Delicioso y bien servido.
Al regresar de nuevo al Pazo, dimos un paseo y nos sentamos en una de las terrazas cuando ya se acercaba el ocaso. Frescor delicioso, gorjeo de pájaros, murmullos de agua del manantial cercano. Y paz, mucha paz.
Ciertamente el Pazo da Pena estaba comenzando a brindarnos el descanso físico y mental que precisábamos.
Esta Galicia era diferente de la que conocíamos, pero seguía ofreciendo su embrujo y su atractivo.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

jueves, 30 de julio de 2015

ESTA ESPAÑA NUESTRA: TURISMO VACACIONAL 2015 CON EXPERIENCIAS FLUVIALES.- DUERO, SIL Y MIÑO. III.- DEL DUERO A LAS TIERRAS DE TRIVES

La Comarca de Tierra de Trives (Comarca da Terra de Trives oficialmente y en gallego) está situada en la provincia de Orense, linda al norte con la provincia de Lugo, Comarca de Quiroga, encontrándose el resto de sus límites en la provincia de Orense: al este, con la de comarca de Valdeorras, al sur con la de Viana y Verín y al este con la de Tierra de Caldelas
Municipios
Pertenecen a la comarca los siguientes municipios: Chandreja de Queija, Manzaneda, Puebla de Trives y San Juan del Río. En el siglo XIX formó parte de la desaparecida provincia del Vierzo.
La Gastronomía de la provincia de Orense
Es la única provincia gallega de interior, es decir que no posee costa. Orense es tierra de producción de vino. Su cocina es más labriega que marinera, aparecen platos como el pote gallego. La cocina de Orense posee intercambios con la provincia de Zamora, siendo ambas similares en las fronteras de ambas provincias.
Historia
Aparece reflejada Orense en Alfonso X el Sabio como Ourens del bon vino. La Auria romana según los destacamentos romanos legados a estos lugares de la provincia.
Ingredientes 
Dentro de los productos lácteos se encuentran la quesada de la reina. Las castañas son un plato popular, con ellas se elabora el caldo de castañas en los días de invierno. Es típica la empanada gallega que en cada provincia se elabora con el relleno característico del ingrediente más popular de cada provincia gallega.
Carnes
Al ser provincia de interior se practica la matanza del cerdo. Uno de los productos más conocidos en la provincia es la androlla que consiste en un embutido elaborado a base de costilla de cerdo adobada y curada al humo de las tradicionales lareiras, que cada año es homenajeada y festejada el domingo de Carnaval. Hay preparaciones de matanza como las filloas de matanza, la de sopa de nueces, la miolada que es un cocido del espinazo y la cabeza de cerdo adobados. El cordero se elabora siguiendo un estilo propio: pierna de cordero a la orensana es decir guisado con verduras. En el terreno de la caza menor se tienen las populares perdices con col.
Pescados y Mariscos
Al ser una provincia de interior el número de platos de pescado y marisco no es tan extendido como en otras provincias costeras gallegas. A pesar de ello uno de los platos, más conocidos es el "Polbo a feira" (Pulpo á feira), cada año el segundo domingo de agosto, de manera ininterrumpida desde el año 1964 se celebra la Fiesta del pulpo en municipios orensanos como Carballino.
Repostería
Entre las especialidades reposteras de la provincia se encuentran las almendrados de Allariz (amendoados en idioma gallego) que son uno de los postres más famosos. Los almendrados son una mezcla de almendra molida, mezclada con azúcar y clara de huevo. Cuando está sólida la masa resultante se coloca troceada encima de unas obleas y se lleva al horno. Este es el postre más inequívoco del municipio, que en otro tiempo tuvo muchos almendros. Uno de los postres típicos son las cañas de Carballino, es una masa de pastelería estirada y cortada en cintas, que se va enrollando en la caña de río, se fríen en una sartén con mucho aceite, para después rellenar con crema pastelera. Hoy forma parte de la producción diaria de cualquier pastelería orensana, pero las más prestigiosas son las de una familia de la localidad de Carballino, por ello incorporaron el nombre de la villa del Arenteiro. Son conocidas igualmente la fruta real, las roscas de cazo de Allariz. Tampoco hay que olvidar la conocida como bica blanca, que presenta la particularidad de ser elaborada sólo con claras de huevo (de ahí su apelativo de blanca) junto con harina, azúcar y nata, todo ello mezclado y amasado con maestría, y tras pasar una media hora en el horno, da como resultado un postre delicioso a cualquier paladar. En carnaval son típicas también las orejas de carnaval hechas a base de harina, aceite de oliva, leche y huevos.
Vinos
En Ourense existen cuatro denominaciones de origen: Ribeiro, Valdeorras, Ribeira Sacra y Monterrei.
(De Wikipedia y otras fuentes)
Tras los gozos en el viaje fluvial por las Arribes del Duero había que cubrir la siguiente etapa que nos conduciría al destino principal de nuestro viaje: Manzaneda, en tierra de Trives, Ourense.
Fermoselle

Nos dirigimos desde Corporario (pedanía de Aldeadávila) hacia Fermoselle, por carreteras locales en apreciable estado de conservación, aunque bastante quebradas, y tras pasar el río Tormes (importante afluente del Duero) y que permite en las proximidades un gran pantano, alcanzamos la fronteriza e histórica Fermoselle, con un interesante casco antiguo y unas pintorescas bodegas en cuevas.
En la carretera comarcal CL-527, que llega desde Zamora y culmina en la próxima frontera portuguesa, hallamos una venta o mesón en el cruce de Gename, en el que comimos un menú bastante razonable, con entrantes normales y buenas carnes; y seguimos hasta Zamora, para cruzarla y tomar la
carretera N-630 en dirección norte, pasar sobre el pantano de Ribacayo (río Esla) y desviar por la N-631 ya en dirección N-625, enlace en Mombuey.  

Desechamos las autovías paralelas a nuestro recorrido para gozar mejor del paisaje, especialmente del cercano a la sierra de la Culebra, comprobando al mismo tiempo que la plataforma para el AVE a Galicia, por Zamora, está acabada, pero sin tendido de vías ni catenarias. 
Puebla de Sanabria
Al llegar a Puebla de Sanabria nos adentramos en el casco antiguo pero desistimos de una visita más detenida porque la zona era absolutamente peatonal y el calor de la media tarde no aconsejaba grandes esfuerzos,
Desde Puebla de Sanabria decidimos continuar con la N-525 y evitar la autovía, por aquello de circular con más sosiego, y de esta manera circulamos por el túnel del Padornelo y más tarde por el puerto y túnel de La Canda, accediendo así a Galicia.
A los pocos kilómetros comenzó a aparecer algo más de verde, aunque no demasiado, porque la sequedad del estío se notaba bastante.
En pocos kilómetros la N-525 nos dejó en A Gudiña, un pueblo de la comarca de Viana do Bolo del que parte la carretera autonómica OU-533 en dirección a A Rua, en el norte, comarca de Valdeorras. Y seguimos por esa ruta hasta que nos apareció un indicador de “Manzaneda”, que elegimos con satisfacción, imaginando la proximidad de nuestro destino en este día.
Pero nuestro gozo se hundió en el pozo de una via (ni siquiera carretera) local llena de baches, con más curvas que un ocho, y que por la falda de una montaña descendía hasta el río Bibei, al fondo, alcanzando la presa de Vao para volver a ser un tormento el ascenso de otra ladera montañosa hasta situarnos en Placín y finamente por Seoane entrar en la villa de Manzaneda.
Sin problemas llegamos a la zona o parroquia de Rozavales, en la que el Pazo da Pena nos esperaba para albergarnos durante una semana.
El Pazo nos impresionó desde el primer momento por sus dimensiones y calidades (aunque ello será objeto de otra crónica) y en cuanto llegamos los buenos oficios de Isabel, la recepcionista y encargada, nos permitieron llegar a nuestra habituación, en la zona este, llamada “A Vendimia” (cada una de las quince habitaciones tiene una denominación referida a la agricultura), en la que dejamos nuestro poco equipaje y acudimos al amplio patio posterior al aire libre, en el que se nos obsequió con una sabrosa copa del vino de la variedad ”godello” que se elabora en la amplia propiedad del Pazo,
Pazo da Pena
Y al fresco del ocaso, respirando aromas mil de árboles centenarios y plantas del entorno, mantuvimos una agradable charla con varias personas que hallamos en la terraza posterior (coincidencia que varias eran propietarias del Pazo), con quienes conversamos amigablemente sobre Galicia, Portugal y varios temas más, hasta que cerca de la medianoche partieron hacia su residencia en Santiago de Compostela.
Momento propicio para que por nuestra parte partiéramos también, pero hacia nuestra magnífica habitación, en la que una suave lencería de lino nos acogió en el descanso.
Ya estábamos en las tierras de Trives y esperábamos conocerlas y encontrarnos felices en ellas.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA