THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

lunes, 11 de agosto de 2014

ESTA ESPAÑA NUESTRA 2014: ESCAPADA A LA MARIÑA LUCENSE.- III, RÍAS ALTAS DE LUGO, DESDE CEDEIRA HASTA VIVEIRO, Y CABO ESTACA DE BARES

Según Wikipedia, La Mariña (en gallego y oficialmente A Mariña) es una zona situada al norte de la provincia de Lugo. Con una superficie de 1.660 Km2, y una población de más de 80.000 habitantes. Está dividida en 3 comarcas: La Mariña Occidental, La Mariña Central y La Mariña Oriental.
Los concellos (ayuntamientos) que la conforman son los siguientes: Limitando al mar están, de este a oeste, Ribadeo, Barreiros, Foz, Burela, Cervo, Jove, Viveiro y Vicedo. En la franja interior están los concellos de Trabada, A Pontenova, Riotorto, Lourenzá, Mondoñedo, Alfoz, O Valadouro y Ourol.

Las urbes más importantes de esta zona de Lugo son Ribadeo, Vivero, Burela, Foz y Mondoñedo.

Pues bien, después de una primera noche en el Hotel Rústico Casa Franco, de Adelán-Alfoz, con un magnífico descanso, por el fresco ambiente, la fragancia del entorno, con un olor a hierba y eucaliptus impensable, y la visión
de un verde de distintas tonalidades de efectos sedantes, llegó el momento, tras el abundante desayuno, de iniciar el conocimiento o “re-conocimiento” de la Mariña lucense costera.

De esta manera, con las ventanillas del coche abiertas para aspirar el maravilloso perfume de la campiña, por la carretera LU-160 nos desplazamos hasta Ferreira, y desde allí emprendimos la marcha con destino a Viveiro, por la LU-161, una carretera en la que no podría decidirse si predominan más las curvas (incontables y casi sin fin) o el verde y fragante paisaje.

Menos mal que la velocidad era la mínima y por eso comprobamos que por desgracia las plantaciones de eucaliptus (muchas de ellas de árboles jóvenes) se están imponiendo a los robledales, hayedos, castañares, nogales y pinares, en una invasión que será lucrativa para la industria pero que cada vez más ahoga la vida natural.

Tras vueltas y revueltas, al fin alcanzamos Viveiro (unos 35 kms. desde Adelán) y nos aventuramos a entrar en la ciudad, con aspecto de ser urbe grande e importante, acodada a la ría que la cruza, y así dimos un vistazo sin bajar del coche a las playas, la zona portuaria, y los alrededores, para tomar a continuación la carretera costera N-642, muy bien cuidada, pero también prolija en curvas, para, en medio de los bosques, pasar cerca de O Vicedo, Porto do Barqueiro, Ortigueira y su bella ría, y por la AC-862 entrar en la provincia de A Coruña,  desviando por la carretera de acceso a Cedeira, que brinda unos bellos paisajes de la ría y de los bosques cercanos.

Cedeira está situada en la ría homónima en la que desemboca el río Condomiñas. Su población asciendía a 7.511 habitantes en 2008, y  destaca en ella la plaza del Sagrado Corazón, que, con vistas al mar, es más comúnmente llamada por los cedeirenses “plaza roja”, debido al suelo de ese color. En cuanto a playas, la de la Magdalena es la más visitada de toda Cedeira por ser la única playa urbana y por su longitud (1400 metros de longitud y una media de 35 metros de anchura). También resultan agradables (si la marea no sube en exceso), la playa de Area Longa, situada al lado del puerto, la playa de las Sonreiras, próxima a punta Sarridal, a la que se puede acceder andando o por el mar y la playa de las Burbujas, llamada así porque al caminar sobre la arena mojada se desprenden burbujas que quedan atrapadas al subir la marea. A esta playa solo se puede acceder andando.

La afluencia de visitantes y turistas no era excesiva (eran fechas finales de julio), y por ello nos resultó muy grato el paseo hasta el pequeño puerto y por los aledaños del río, previa parada en un barecito en el que degustamos uno de los manjares de marisco más deseados por nosotros, los percebes.

Efectivamente, unos vinos del Ribeiro acompañaron un buen plato de percebes, gruesos, frescos y
sabrosísimos, que pagamos a precio tan barato que casi nos pareció se trataba de un obsequio.

Aún tuvimos ocasión de un nuevo tapeo un rato más tarde, en esta ocasión con un “pulpiño a feira” que en Galicia siempre resulta sabroso.

Y después del paseo por Cedeira, volvimos por la N-642 en sentido Este, hasta llegar a Porto do Barqueiro, bella villa marinera, desde la que tomamos la carreterita local AC-108, para subir al cabo Estaca de Bares.

A los maravillosos panoramas que se divisan en la marcha hasta el cabo, se une como colofón la extraordinaria vista panorámica desde esta punta, marcando la separación convencional entre el mar Cantábrico, al este, y la masa oceánica general del océano Atlántico, al norte y al oeste.

La Estaca de Bares es el punto más septentrional de la península Ibérica. Está enmarcada en un paisaje impresionante en el que acantilados separan las rías de Ortigueira y del Barquero. Constituye un estupendo observatorio ornitológico en el que se ha contabilizado el paso anual de más de 280.0001 aves migratorias, entre las que destaca el alcatraz atlántico (Morus bassanus) y diversas especies de procellariiformes como la pardela pichoneta (Puffinus puffinus) y la pardela cenicienta (Calonectris diomedea). Lugar declarado de interés nacional. En el extremo norte del cabo, está situado el faro de Estaca de Bares, el más septentrional de la península. 
En este cabo también existen instalaciones militares abandonadas. Una de ellas era una instalación de los Guardacostas de los Estados Unidos desde principio de los años 1960, como una base LORAN (del inglés: Long Range Aid to Navigation). La base funcionó como una estación de comunicaciones hasta 1991. En la
actualidad, estas instalaciones están en ruinas.

Fuimos capaces de sobrepasar por un sendero las instalaciones militares y llegar al punto extremo del cabo, desde donde se vislumbra uno de esos paisajes que el visitante desearía retener y visualizar en su memoria por siempre. Una preciosidad, con los barcos cargueros divisándose en lontananza y los acantilados en derredor.

Al regresar del cabo, aún nos acercamos al puertecito de Bares, recoleto y agradable, en el que un par de restaurantes permiten la
comida y el refrigerio.

El día avanzaba en medio de bellezas paisajísticas, y por ello optamos por volver a Viveiro, bulliciosa ciudad en la que se palpa la abundante población y la mayor actividad turística, dándonos un paseo por el casco antiguo y entrando en un supermercado para comprobar las especialidades que se venden en Galicia, lo que nos hizo caer en la “tentación” de surtirnos de un buen queso de tetilla y unas botellas de vino del Ribeiro, que finalmente nos sirvieron de adecuado refrigerio o colación nocturna en nuestra suite de Adelán.

Cuando regresamos a nuestro Hotel Casa Franco volvimos a respirar la frescura del aire gallego  y a
solazarnos con el bello panorama del ocaso, después de un día de escapada pleno de bellos paisajes y deliciosas vivencias, que nos había empezado a cautivar como adictos a la Mariña lucense que empezábamos en gran parte a conocer.
Primer día de disfrute en la Mariña lucense.
Embrujo de perfumes y olores, preludio de manjares marineros inigualables.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

viernes, 8 de agosto de 2014

ESTA ESPAÑA NUESTRA 2014: ESCAPADA A LA MARIÑA LUCENSE.- II, DE ABÉJAR A ALFOZ, CON PARADA EN LEÓN



Tras el descanso en el coqueto y agradable Hotel La Barrosa, de Abéjar, tuvimos el placer de degustar un buen desayuno, mientras el hijo del propietario (perdón por no recordar su nombre) efectuó con destreza digna del mejor técnico chapista una meticulosa reparación del paragolpes trasero de nuestro vehículo, que había quedado algo suelto por un contacto producido la tarde anterior.

Fue una muestra más de la amabilidad y dedicación de estas gentes de la hostelería, con quienes tuvimos ocasión de departir un rato, y conocimos que este hotel ofrece cada año unas jornadas gastronómicas  dedicadas a la trufa, generalmente desde mediados de febrero hasta finales de marzo, sirviendo menús basados en la trufa negra fresca, que se obtiene en la población de Abéjar y en la
vecina de Cabrejas del Pinar.

Quede, pues, constancia y reconocimiento a las atenciones recibidas en este punto hostelero, merecedoras de difusión y de nuestro retorno en el futuro.

Y ya en la carretera, seguimos circulando por la N-234, no demasiado transitada, aunque de las “antiguas”, es decir, que pasa por el interior de todas las poblaciones, hasta llegar a Burgos, ciudad ya conocida de otros viajes precedentes, que circunvalamos para entrar en la autovía A-231, que nos permitió pasar por Carrión de los Condes, y entrar en León, ciudad a la que dedicamos tres horas de paseo, para visitar su 
Catedral (en obras, como tantos otros monumentos en verano), los bonitos palacios de la zona antigua y el antiguo Hospital de San Marcos, hoy en buena parte Parador de Turismo de lujo.

Como el destino estaba todavía algo lejano, volvimos a la carretera, a la N-120, y llegamos a Astorga, ciudad en la que era obligada (y así lo hicimos) la visita a la Catedral y al Palacio de Gaudí.

Era día de calor, pero éste se fue mitigando no solamente por el aire acondicionado de nuestro coche, sino porque desde Astorga seguimos la
ruta de la A-6, por el puerto del Manzanal, las zonas mineras del Bierzo y el antaño puerto de Pedrafita do Cebreiro (hoy prácticamente neutralizado mediante varios túneles en la autovía).

Entrados ya en Galicia, el verde panorama fue adueñándose de nuestro alrededor, por Becerreá  y otros bellos puntos, y de esta guisa llegamos a la circunvalación de Lugo, en la que ya nos desviamos en dirección a la N-634, la antigua carretera hasta Oviedo (hoy en buena parte reemplazada por la A-8, nueva autopista que une A Coruña y Ferrol con la capital asturiana), en cuya ruta fuimos embebiéndonos de esa bruma medio llovizna propia de Galicia y del intenso verde que brinda un precioso abanico de colores.

La llegada a las cercanías de Mondoñedo (todavía sede episcopal, pero muy venida a menos en población) nos anunció la proximidad de nuestro destino final para el día: el municipio de Alfoz, Parroquia de Adelán, a donde nos dirigimos por la cuidada carretera LU-160, en medio de una llovizna suave.

Después de recorrer unos 15 kms. el indicador de Adelán apareció seguido del reclamo “Hotel Rústico Casa Franco”, que se presentó con un amplio terreno en derredor, una edificación tipo casa gallega de piedra granítica y vista más cercana a la carretera y un bloque ya en el interior de construcciones de una sola planta, que intuimos eran las suites anunciadas
en los reclamos y sistemas publicitarios.

Casi no habíamos puesto pie en tierra cuando se acercó hasta nosotros un hombre de mediana edad, quien con sonrisa amable nos preguntó si éramos quienes él pensaba (habíamos efectuado previa reserva) y nos dirigió a nuestra acomodación, en una de esas suites, que resultaban muy acogedoras, pues al entrar se accede a una salita con mobiliario adecuado para la convivencia, el baño con ducha/jacuzzi intermedio, y una amplia habitación, que se iluminaba a través de una ventana con vistas a la montaña. Todo muy coqueto, limpio y bien cuidado.

Después de organizar el equipaje (teníamos previsto quedarnos al menos cinco días) ya acudimos al salón comedor cercano a las suites y charlamos sobre el lugar con Jose, que así se llamaba el propietario, quien nos informó con suficiencia sobre los parajes a visitar en la zona, que había reflejado en unos cuidados cuadernos para viajes.

Y además, degustamos una cena algo frugal, pero comenzando ya a gozar de los huevos de corral recién puestos, de la ternera y las patatas gallegas, y de un buen vino tinto Mencía, de la rectoral de Amandi.

Nos sentíamos muy satisfechos por la primera impresión obtenida de nuestro alojamiento, máxime cuando fuimos ampliamente informados que el Municipio de Alfoz tiene una población de unos 2.000 habitantes, distribuidos en nueve parroquias (Adelán, Bacoi, Carballido, Castro de Ouro, Lagoa, Mor-A Seara-, Oiras, Pereiro y Reirado; que su economía está basada en el sector agrícola y ganadero y forestal, con industria maderera y de otros varios detalles más.

En resumen, ya estábamos en Galicia, ya gozábamos de un ambiente fresco maravilloso (no superaba los 20 grados centígrados), nos envolvía un rico contraste verde de paisajes, “respirábamos” naturaleza y comenzábamos a experimentar la relajación propia de quienes ya van a comenzar de veras sus días de descanso.

Lo mejor era la ilusión de gozar pronto de las tierras de la Mariña lucense. De momento, ya estábamos allí.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

jueves, 7 de agosto de 2014

ESTA ESPAÑA NUESTRA 2014: ESCAPADA A LA MARIÑA LUCENSE.- I, DE VALENCIA A LA LAGUNA NEGRA DE SORIA

Los acontecimientos bélicos y la inseguridad ciudadana en Ucrania me han impedido este verano disfrutar, como vengo haciendo desde hace once años, desplazarme a Ucrania, para compartir unos días de descanso y convivencia con los familiares y buenos amigos que allí están.
Con la necesaria resignación, mi esposa y yo nos hemos visto obligados a alterar nuestros planes vacacionales, pero sin prescindir de un viaje, para conocer nuevas tierras y nuevas gentes y contarlo en este blog de Experiencias Viajeras.
Y en este “De acá para acullá”, finalmente decidimos desplazarnos por España, para visitar con cierto detenimiento una zona poco conocida por nosotros y por el gran turismo, como es la comarca de la Mariña, en la provincia de Lugo, parte de la maravillosa Galicia.
Así que planificamos desplazarnos hasta el norte de la provincia de Lugo, a la comarca de la Mariña central, más concretamente al municipio de Alfoz, que limita con los de O Valadouro, Mondoñedo y Abadín; al rico valle atravesado por el río Ouro, no lejos de las playas de la costa lucense.
Para llegar hasta allí decidimos prescindir de la ruta tópica y usual de la autovía A-3 hasta Madrid y de la A-6 desde Madrid, más cómoda para viajar, pero ajena a nuestros planes de conocer nuevas tierras y gentes.
De esta manera, emprendimos la marcha desde Valencia por la Autovía Mudéjar, la A-23, por la que circulamos unos 250 kms. hasta Daroca, localidad zaragozana en la que seguimos la ruta de la N-234 (Sagunto/Burgos) hasta llegar a Soria.
Esta carretera se encuentra en buenas condiciones, aunque circular por ella, si no se está de vacaciones y no se tiene prisa, es algo incómodo, por la cantidad de poblaciones que se atraviesan, con la limitación de velocidad a 50 kms/hora.
Soria y San Saturio
En todo caso, alrededor de cuatro horas después de la salida de Valencia, llegábamos a las
cercanías de Soria, deteniéndonos a estirar las piernas y tomar un mínimo bocadillo, en las cercanías de la ermita de San Saturio, justo en la agradable playa fluvial del río Duero que allí se ha preparado.
En Soria capital, con un calor castellano bien duro, apenas si nos quedaron ganas de dar un paseo por el centro, visitando la Plaza Mayor, a mediodía y en plenos minutos de tapeo; y en cuanto pudimos regresamos al coche, para dirigirnos al destino que, un poco al azar, habíamos reservado: la población de Abéjar, a unos 30 kms., donde se halla el hotel La Barrosa, que nos había merecido buenas impresiones, por las referencias halladas en Internet.
Abéjar y Hotel La Barrosa
Era poco más de las cuatro menos cuarto de la tarde cuando llegábamos a este hotel, situado en la parte alta de la población, en el que nos atendió con solicitud y simpatía el hijo del propietario, Ángel, y nos acomodamos inmediatamente en una magnífica habitación en la primera planta, amplia, bien dotada, con aire acondicionado y conexión Wi-Fi.
Después de un ligero descanso y un café reparador, optamos por efectuar alguna excursión, valiéndonos de los mapas que con solicitud ofrece el hotel, y decidiéndonos, por consejo del dueño, por visitar la llamada Laguna Negra, cercana a los Picos de Urbión.
Antes supimos que la villa de Abejar es una localidad y también un municipio de la provincia de Soria, partido judicial de Soria, Comunidad Autónoma de Castilla y León, España, pueblo de la comarca de Pinares.
Es denominada como "La Puerta de Pinares" ya que abre paso a los pinares de Urbión y la cuenca inicial del Duero.
Como lugares de interés pueden visitarse la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista:
Gótica, de los siglos XVI-XVII; la Ermita de Ntra. Sra. del Camino, del S. XVIII ; las Ruinas de una torre o atalaya morisca; y el Mirador de la Atalaya, desde donde se pueden contemplar las sierras de Urbión y Cebollera.
El municipio tiene una superficie de 23,43 km², cuenta según el padrón municipal para 2013 con 348 habitantes y una densidad de 14,85 hab./km².
Tomamos nuestro cómodo Toyota híbrido y nos dirigimos por la carretera SO-640, hacia el paraje denominado Playa Pita, que no es sino un playa artificial –bien amplia, por cierto— aprovechando las riberas del embalse de la Cuerda del Pozo, ya en término municipal de Vinuesa, que es el primer regulador de las aguas del río Duero, que nace alguno kilómetros arriba.
Continuamos por la misma ruta hasta Molinos de Duero, siguiendo a la población de Vinuesa, para viajar por la SO-830, circulando por el “Valle del Revinuesa” unos 9 kms., hasta alcanzar el desvío a la Laguna Negra, de unos 10 kms, por carreteritas y pistas forestales bien transitables, en medio de bellísimos bosques.
Al llegar a la zona de aparcamiento, pagamos 4 Euros (¿excesivo?) por estacionar en una calva del bosque, y desde allí nos desplazamos en un autobús (de pago, claro) hasta las proximidades de la Laguna Negra.
La Laguna Negra
La Laguna Negra de Urbión, o simplemente la Laguna Negra, es una laguna de origen glacial situada en la sierra de los Picos de Urbión entre los municipios de Vinuesa y Covaleda, Soria, en Castilla y León
(España). Forma parte del Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión, declarados en el año 2008.
Según cuentan las leyendas, la Laguna Negra no tiene fondo. Llegan a decir que se comunica con el mar mediante cuevas y corrientes subterráneas. También dicen que hay un ser que vive en su fondo y que devora todo lo que cae en ella. La leyenda más extendida que hace hincapié de la ausencia de fondo es la que escribió Machado en 1912, La tierra de Alvargonzález. La realidad es que su profundidad máxima no supera los 8 metros.
La Laguna Negra se ubica al norte de la provincia de Soria, en la parte septentrional del Sistema Ibérico y es el corazón del espacio Natural Sierra de Urbión, que tiene una superficie de 4.770 has., en el centro de la
comarca de Pinares, perteneciendo dichos terrenos a los municipios de Vinuesa, Covaleda y Duruelo de la Sierra.
El Pico de Urbión, con sus 2.228 m de altitud, es la máxima altura del Parque que se extiende por las vegas de los ríos Duero, que nace cerca de la cumbre del Urbión, y Revinuesa. La altitud mínima de la zona protegida es de 1.300m. La Laguna Negra se halla a 1.753m de altitud.
Acompañan a la laguna Negra otras lagunas del mismo origen como laguna Helada o la laguna Larga.
Flora
La vegetación que habita en la zona de la laguna Negra es más típica del norte europeo que de la península Ibérica.
La vegetación acuática es muy similar a la de otras lagunas de montaña del norte peninsular como los ibones pirenaicos. Está compuesta por pequeñas plantas que van formando céspedes en el fondo y junto a las cuales crecen otras que emergen a la superficie o flotan en ella.
En tierra abundan diferentes especies de árboles que pugnan por el espacio están delimitados por la altitud. Entre ellas está el haya que crea un cerrado sotobosque y crecen a altitudes relativamente bajas que comparte con el pino albar que es el rey del territorio y forma grandes bosques. El roble albar, el abedul el álamo temblón son especies que tienen presencia relevante junto con el serbal de cazadores, pequeño árbol que va conquistando las zonas de matorral en las pendientes, lo que se ve completado por los arbustos como la retama y el brezo.
Fauna
En el agua de la laguna abunda la trucha y el barbo, mientras que en tierra se mantiene una muy rica variedad de animales de todo tipo, desde corzos y jabalíes, incluso algún lobo, hasta ciervos y zorros. Los
roedores y reptiles no faltan. La avifauna es abundante y en ella destacan, por su tamaño, los buitres leonados que anidan en el acantilado rocoso y las rapaces donde las águilas destacan por su porte.
En la literatura
La Laguna Negra adquirió notoriedad al ser el paraje donde Antonio Machado ubicó a la leyenda de los Hijos de Alvargonzález de la obra “La tierra de Alvargonzález”.
Machado sitúa la historia trágica de un parricidio en estas tierras. En 1912 escribe la novela en prosa que versaría en abril de ese mismo año. Alvargonzález es asesinado por dos de sus tres hijos que tienen prisa para el cobro de la herencia. La Laguna Negra es el
lugar que eligen para deshacerse del cadáver. El crimen lo paga un inocente que es condenado al garrote y la esposa del difunto, madre de los asesinos, muere de pena. Su avaricia tiene el pago que no esperan al dejar de producir la tierras. El hermano emigrado, a su regreso, compra parte de las tierras a sus otros hermanos y obtiene grandes cosechas. Los remordimientos corroen a los asesinos que acaban vendiendo lo que les queda y emigrando, al pasar cerca de la Laguna Negra, se pierden en la noche y acaban en sus aguas.
El relato en prosa fue publicado en el número 9 de la revista Mundial de París en enero de 1912. El relato en verso forma parte de su obra Campos de Castilla 
que escribió entre 1908 y 1912. Es un romance de 712 versos que ocupa cerca de la mitad de la obra y está dedicado a Juan Ramón Jiménez.
En esos versos se describe así la laguna:
    Llegaron los asesinos
    hasta la Laguna Negra,
    agua transparente y muda
    que enorme muro de piedra,
    donde los buitres anidan
    y el eco duerme, rodea;
    agua clara donde beben
    las águilas de la sierra,
    donde el jabalí del monte
    y el ciervo y el corzo abrevan;
    agua pura y silenciosa
    que copia cosas eternas;
    agua impasible que guarda
    en su seno las estrellas
La leyenda de Antonio Machado fue llevada al cine en la película “La laguna negra”.
Casi es obvio comentar que el placer que se experimenta accediendo a la laguna, contemplando los
paisajes boscosos de su alrededor, escuchando el canto de las aves, sintiendo el frescor del agua que mana de las mil y una fuentecillas, lleva casi hasta el éxtasis, en comentario de los abundantes visitantes de diversas procedencias y países con que nos topamos allí.
Experiencia y vivencias inolvidables, que aún hoy nos perduran y que comentamos con las buenas gentes del Hotel “La Barrosa”, en Abéjar, cuando retornamos para un yantar mesurado de productos de la tierra, antes de retirarnos a descansar.
Para haberse tratado de una etapa prevista como de transición hasta nuestro destino, los resultados no podían haber sido mejores.
Y habíamos conocido la maravilla natural de esa laguna, en la que, al decir de Machado, “el agua impasible guarda en su seno las estrellas”.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

martes, 11 de febrero de 2014

Esta España nuestra.- Enoturismo: Vinos del Mediterráneo alicantino en Bodegas Bocopa


El enoturismo o turismo enológico es aquel tipo de turismo dedicado a potenciar y gestionar la riqueza vitivinícola de una determinada zona. Se relaciona con el turismo gastronómico, cultural (arquitectura, arte) y de la salud-belleza (vinoterapia). Los turistas conocen cada zona vitivinícola a través de la degustación de sus vinos y la visita a bodegas y viñedos.

Cada día más, todo tipo de visitantes, se acercan a las bodegas a conocer más sobre el proceso de elaboración del vino. En estas visitas además de conocer en primera persona la arquitectura de las bodegas aprenden todo sobre el proceso de elaboración del vino, desde la recogida de la uva hasta su embotellamiento.

Finalmente, en la gran mayoría de las bodegas, se obsequia al visitante con una degustación de sus vinos.

Una forma distinta de adentrarte en el mundo del vino que día tras día está más de moda.

Enoturismo internacional



  • Australia: Zonas vitivinícolas de Nueva Gales del Sur y Victoria.

  • Chile: Existen dentro del país alrededor de nueve Rutas del Vino desde el valle del Limarí en el norte hasta el valle del Itata en el sur. Destacan la ruta del vino del valle de Colchagua en la Región de O'Higgins, y las rutas del vino del Maule y de Curicó en la Región del Maule, entre otras. Más recientemente se ha unido a éstas, la ruta del vino del valle del Biobío.
  • España: Son múltiples las rutas del vino en España: Jerez, Jumilla, Rias Baixas, Ribera del Duero, Navarra, Rioja Alta, Rioja Alavesa, Penedes, La Mancha, Somontano, Alicante, Yecla, Montilla Moriles, Ribera del Guadiana, Tenerife. Todas cargadas de grandes propuestas de turismo: cultura, gastronomía, deportes de acción, ocio, playa. Existe una fuente de información permantente en Acevin


  • Europa: Oporto y el valle del Duero en Portugal; Burdeos en Francia

  • México: Zonas vitivinícolas de Ensenada, Baja California; Parras, Coahuila; Ezequiel Montes, Queretaro. Existen agencias de viajes dedicadas a proporcionar recorridos y visitas guiadas en las empresas vitivinícolas.

(De Wikipedia y otras fuentes)


Alicante es una denominación de origen vinícola de la provincia de Alicante, España. La zona vinícola se divide en dos subzonas: La Marina, en la costa norte alicantina, y la de Vinalopó, que se extiende hasta los límites con Castilla-La Mancha y la Región de Murcia. Tiene una extensión de 14.256 ha y cuenta con 50 bodegas inscritas. Obtuvo la calificación de denominación de origen en el año 1932.

El entorno

La altitud media de los viñedos es de 600 metros. Los suelos son principalmente calizos, sanos y con nula presencia de materia orgánica. El clima es mediterráneo tendiendo a continental hacia el interior con una pluviometría entre los 300 mm (Subzona Alicante) y los 500 mm (Subzona La Marina).

Los vinos dulces en Alicante son una producción minoritaria. Sin embargo su tradición cultural, su amplia gama y sus personales características los han hecho más famosos que incluso sus vinos tintos tranquilos (estos sí mayoritarios). A ello contribuye sin duda el
peso de una tradición. Una tradición enológica que ha estado durante años formando parte de una cultura gastronómica de esencia mediterránea. Junto con la almendra, la miel, las frutas frescas y las secas, los moscateles han formado un muestrario perfecto de agricultura variada, minifundista, de tradición árabe, casi inalterable durante siglos. Y de perfecto entendimiento hombre-campo.

Uvas


Añadas

  • 1980 Buena
  • 1981 Buena
  • 1982 Buena
  • 1983 Regular
  • 1984 Regular
  • 1985 Buena
  • 1986 Regular
  • 1987 Muy buena
  • 1988 Buena
  • 1989 Buena
  • 1990 Muy buena
  • 1991 Buena
  • 1992 Buena
  • 1993 Buena
  • 1994 Buena
  • 1995 Buena
  • 1996 Buena
  • 1997 Buena
  • 1998 Muy buena
  • 1999 Muy buena
  • 2000 Muy buena
  • 2001 Muy buena
  • 2002 Buena
  • 2003 Buena
  • 2004 Muy buena
  • 2005 Muy buena
  • 2006 Excelente
  • 2007 Muy buena
  • 2008 Excelente
  • 2009 Muy buena
  • 2010 Muy buena

(De Wikipedia y otras fuentes)


Ya habrá comprobado el lector asiduo que en mis periplos por España y por el mundo que narro en este blog, voy prestando, con mis acompañantes, especialmente mi esposa, hijos y amigos interesados, una especial atención a la cultura del vino, que en nuestro país ofrece tantas posibilidades, por la variedad de tierras y de climas y por las diferentes formas de cultivo y tratamiento de los alcoholes.

Así, después de la visita a bodegas Pago de Calzadilla, en Huete, decidimos con Oscar y Esther, una simpática pareja de jóvenes valenciano-alicantinos, y con nuestra hija Katia y Pau, su novio, continuar nuestras experiencias en Enoturismo.

Procurando aprovechar las bodegas no demasiado lejanas de nuestra residencia, de manera que se pudiera efectuar una visita y cata o degustación, con retorno en el mismo día, seleccionamos Bodegas Bocopa, radicada su sede central en Petrer, Alicante, junto a la Autovía Alicante-Madrid, y allí nos dirigimos el pasado sábado, previa reserva de visita.

Teníamos curiosidad en conocer alguna posible novedad sobre los vinos que trata y comercializa esta empresa, pues ya conocemos otras de la Comunidad Valenciana, y por ello, a una hora algo
temprana para ser un sábado libre de obligaciones laborales, salimos de Valencia por la A-7 (no se confunda con la AP-7, que es de peaje y tiene otro trazado), y bordeando Alginet, L’Alcudia y las cercanías de Xátiva, desviamos en dirección a Ontinyent y Alcoy, para, por los túneles de L’Ollería, pasar por Aielo de Malferit, bordear Ontinyent y seguir hasta el puerto de Albaida, que abre a la comarca de l’Alcoiá, por Muro de Alcoi y Cocentaina.

Por los túneles sobre el barranco de La Batalla, se sigue el curso de la AP-7 hasta sobrepasar Ibi, tomando a continuación la autovía que se dirige hacia Villena, enlazando en las cercanías de Petrer con la A-31, de Madrid a Alicante.

A unos dos o tres kilómetros de Petrer y Elda, en la salida "Elda-Hospital”, está el acceso al polígono industrial Les Pedreres, en el que, como atalaya sobre la autovía, se alza el edificio de Bodegas Bocopa.

A nuestra llegada, algo anticipada al horario de visita, ya hallamos un grupo numeroso de visitantes a la espera, que después comprobamos se trataba de un grupo de senderistas que iba a visitar las bodegas, degustar los vinos y continuar con un almuerzo campestre por las proximidades.

Y más o menos a la hora prevista, una simpática azafata, o comercial, Mónica de nombre, nos franqueó el acceso, situándonos en una sala de catas (con ordenadas piletas para facilitar la degustación), en la que se proyectó un video sobre las bodegas, sus vinos, marcas, calidades y zonas, procesos de fabricación, etcétera.

Tras ello, pasamos al interior de la industria, a la sala de enormes cubas, en las que se nos explicó el tiempo de maduración y elaboración de cada variedad, detalles de estrujado (que cada una de
las cooperativas miembro efectúa en sus propias bodegas, trasladando seguidamente el mosto a esta factoría o bodega principal), tiempo de permanencia en barrica –bien de robles francés o americano--, permanencia en botella, dependiendo de la clase de vino y calidad.

Por último, se nos dio a probar el vino espumante que elabora esta empresa, en sus diferentes variedades, que pueden consultarse en su web (http://www.bocopa.com/), sorprendiéndonos en cierta manera que hasta el espumante denominado brut ofrecía un tono dulce.

Más adelante, ya en la exposición/tienda, se nos dio a degustar vino del que comercializa la bodega, dy prestamos especial atención a los de la gama “Laudum”, y al Fondillón (espléndido vino dulce generoso, de vejez superior a veinte años), aunque sin desdeñar las mistelas y los conocidos vinos blancos “Marina Alta”.

En conjunto, la visita y degustación resultaron interesantes y son recomendables, especialmente si, como es de esperar, las distinguidas damas que atienden estas visitas retocan algunos detalles de atención al visitante, que ya les hemos comentado en privado.

Y, bueno, tras la cata o degustación de vinos, los fluidos gástricos habíanse despertado, de manera que nos desplazamos a la cercana Elda, donde encontramos un restaurante no demasiado selecto, en el que pese a todo pudimos comer un menú razonable y algo carillo, regado, ¡cómo no! con vino tinto “Alcant”, de bodegas Bocopa.

El día no podía darse todavía por concluido, y menos la excursión, por lo que, tras un poco de relajación, por la A-31 llegamos hasta Villena y poco después nos desviamos por la comarcal Villena-Ontinyent, en la que aprovechamos el paso por Bocairent para estirar las piernas en
una pequeña caminata hasta la entrada de Les Covetes dels Moros, contemplando la espléndido vista de la Ermita del Cristo, allá en lo alto, y gozando más tarde de un “cremaet” que preparó en la plaza mayor el atento regente de la cafetería “Jijonenca”.

Iba cayendo la tarde, por lo que, por las muchas curvas de la carretera en dirección a Ontinyent, llegamos a la otrora ciudad de las mantas, y enlazamos de retorno con la A-7, que nos dejó en Valencia ya anochecido.

Había resultado una jornada distraída de enoturismo y convivencia, que nos conjuramos a repetir dentro de poco tiempo.

Lo recomendamos, porque vale la pena.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA