Calles es
un municipio de la Comunidad Valenciana.
Perteneciente a la provincia de Valencia, en la comarca de Los Serranos.
La
villa está en un llano en la margen derecha del Río Tuéjar, a la que se accede
por medio de un viaducto. El pueblo está edificado en torno a la iglesia
parroquial. La superficie del término es muy montañosa, muy quebrada y abrupta.
Las alturas más importantes son Peña Uncel (993 msnm), Escorpión (645
msnm), Mataja (1.024 msnm), Castellano (1.059 msnm).
Los
ríos Tuéjar y Turia bañan sus tierras, el primero junto a
la población y el segundo a una distancia de 7 km del núcleo urbano. El río Turia, que
cruza el sector sur del término en dirección oeste-este va,
fuertemente
encajonado entre altos paredones por el paraje denominado La Cerrada.
El
clima es continental; los vientos dominantes son el cierzo y el solano. Trae
las lluvias el tortosano, generalmente de octubre a abril y nieva en enero. Se
tiene acceso, desde Valencia,
a través de la carretera provincial CV-35 de Valencia a Ademuz,
con un trazado casi paralelo al del río Turia.
Historia
Existen
restos de la época ibérica en el collado de la fuente de Madrid o
puntal de los collados, al igual que en el Prado de Llantas y el Puntalito. En
la Corchetera, en la Torrecilla de la Hoya de Antaño y en la Umbría de la Juana
se conservan restos de poblados ibéricos romanizados.
El
territorio de Calles perteneció a la baronía de Jérica hasta 1362, que pasó a formar
parte de la Corona. Unos años más tarde (1369) fue otorgada la concesión de la
carta de la población por Juan Alfonso de Xérica.
Río Tuéjar |
En 1684 pidió la incorporación a la Corona,
transcurriendo hasta su aprobación casi un siglo (1773).
A
finales del siglo XVII se erigió la iglesia parroquial en
honor a la Purísima Concepción.
Monumentos
Acueducto romano de Peña Cortada (Siglo II)
El
Acueducto romano de la Peña Cortá, uno de los más singulares de la Comunidad
Valenciana, comienza en el Azud del río Tuéjar a 600 msnm, de donde se cogía el
agua.
Para
salvar el barranco de la Cueva del Gato, se levantó un Acueducto de 36 m de longitud con una altura máxima de
33 m. Está formado por 3 arcos sobre pilares escalonados, cimentados
directamente
sobre la roca viva del cauce del barranco y construido con bloques
de piedra cortados minuciosamente a escuadra, según la técnica romana del ‘opus
quadratum’.
A
la salida de este Acueducto se ha tajado la altura de un picacho de unos 25 m para evitar así pasarlo en túnel. Esta
peña se llama actualmente Peña Cortada por el corte tan singular, dando nombre
a la obra monumental. Constituye un Bien de Interés Cultural de la provincia de Valencia.
Iglesia Parroquial. La Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción,
principal edificio monumental, es una construcción de la segunda mitad del siglo XVII,
con portada sencilla y torre-campanario de mampostería y ladrillo de dos
cuerpos. Su
puerta está situada en dirección a La Meca, ya que antes de ser iglesia, en
el mismo lugar se encontraba una mezquita árabe.
Ermita de Santa Quiteria. Muy cerca de la villa, en el monte de los Arnacheres, está la ermita de esta santa, patrona del pueblo.
La
agricultura ha sido siempre la actividad principal de sus habitantes, dedicada
sobre todo al cultivo del olivo y la almendra y
en menor medida las hortalizas. En el regadío se cultiva cereales, hortalizas,
legumbres, manzanos, ciruelo, etc. Los cultivos están situados en el margen
izquierdo del río Tuéjar, afluente del Turia,
del que se coge el agua necesaria mediante las acequias.
Hay
ganadería ovina. Se explotan canteras de yeso, caolín y arcillas. Funcionan algunas almazaras. Se
confeccionan alpargatas de esparto, típica producción artesanal del lugar”
(De
Wikipedia)
…
(POSTEADO POR
CASIÁ VENTURILLA, ENERO - 21 - 2014 )
Un agradable paseo senderista, en el término
municipal de la población valenciana de Calles, situada en
la comarca de los Serranos.
Un recorrido que comparte totalmente el camino con un
sector encantador del río Turia, un tramo en el que su un bello paisaje encañonado con altas paredes que dejará encantado a cualquier senderista que desee pasar una corta y agradable mañana de paseo.constante
curso del agua, ha labrado con los siglos.
El irrelevante desnivel acumulado de esta ruta/paseo,
escasa dificultad de seguimiento y también inexiste dificultad técnica, la hace
muy recomendable para compartirla con los pequeños de la familia.
Un paseo en bicicleta también es una buena idea para
pasar un agradable rato en este encantador sector del río Turia.
El itinerario
Antigua ubicación de Domeño – Vistas cascada – Central
Hidroeléctrica – Área recreativa Puente Alta – Puente Alta.
No hay mucho que explicar en esta ruta sobre como
guiarla, ya que apenas hay un par de cruces y los dos muy evidentes ya que
debemos ir siempre por el fondo del cañón y en paralelo al río Turia, además
hay paneles de los recorridos turísticos.
El inicio lo encontramos en la pista, muy cerca de la antigua población, ya desmantelada por
completo, de Domeño. Frente a nosotros, contemplamos claramente la llamativa
cascada que perfectamente veíamos desde la carretera, antes de desviarnos por
la pista forestal.Llegamos a la parte final del recorrido y dejamos la
pista para
adentrarnos bajo un llano bosque de pinos, donde se cobija el área
recreativa de Puente Alta, un magnífico lugar para descansar, comer y cargar
agua en la fuente, antes de emprender la vuelta por el mismo camino, si no hemos dejado otro vehículo allí.
Tipo de ruta: Ruta
lineal
Nivel de dificultad: Bajo
Longitud: 14km
(ida y vuelta)
Desnivel acumulado de subida: 65mts (ida y vuelta)
Desnivel acumulado de bajada: 65mts (ida y vuelta)
Tiempo en movimiento: 3h15′
Tiempo Total: 4h
(De Internet)
…
No todos los valencianos han comprobado personalmente que ese río Turia prácticamente seco que desemboca en Valencia es un bello caudal de agua, de abundante agua, pocos kilómetros antes de llegar a la
capital, que antes cruzaba (hoy es el bello Jardín del Turia) y ahora circunda
por el sur.
Y creo que tampoco demasiados
valencianos habrán remontado el curso del río, recorriendo sus diferentes zonas
desde que nace en la sierra de Albarracín,
mientras cruza Teruel y Ademuz y se
hinca en la provincia de Cuenca por los bellos cortados de Santa Cruz de Moya,
para continuar horadando las montañas por toda la serranía (comarca de Los
Serranos) hasta alcanzar el llano o Camp del Turia, ya en las huertas de
alrededor de Valencia.
Valga el preámbulo para comentar
que, en la búsqueda de lugares y rutas que frecuentar “Paso a Paso”, decidimos
experimentar el llamado “Cañón del río Turia”, del que obtuvimos en la red
prolija información, muy precisa, como la que se reproduce antes de este
comentario.
Así, en la jornada dominical, a
media mañana nos dirigimos con tranquilidad por la CV35, la llamada autovía de
Ademuz (porque, en definitiva, la carretera termina en ese enclave valenciano
incrustado en la provincia de Teruel), y sobrepasados Casinos y Losa del
Obispo, en la curvas previas a Calles, sobre el “rabo” del pantano de
Loriguilla, desviamos para entrar en la zona que antaño fue la población de Domeño
(hoy desaparecidas sus construcciones, ya que el poblado fue trasladado a otro
enclave no lejano), donde hallamos espacio en el que aparcar, en las
cercanías de los remansos de agua que son colas del pantano de más abajo.
Allí, con la vista puesta en la
cola de caballo, preciosa cascada (ahora algo menguada y que realmente es el
desagüe de un sifón del pantano), vimos la pista
forestal (tipo carretera de
tierra) que se adentraba por las rocas.
Seguir la carretera constituía un
placer, con el curso del río murmullando a la izquierda, con cañares sobresaliendo,
con tomillos, romeros, bayas, y tantas y tantas hierbas aportando mil aromas y
ambientes.
Al cabo de un buen rato,
caminando con bastante comodidad por esa pista forestal, se llega hasta ese
sifón de la presa de Loriguilla, y se sigue progresando cada vez más entre gargantas (el cañón, en
definitiva) hasta alcanzar una zona de pinares, en las “caídas” del río, zona
escarpada que presenta los pinos como milagrosamente incrustados en las abruptas laderas, y siempre escuchando el murmullo excitante de las aguas, que
atenuaban los puentecillos de la ruta que obligaban a curvarse al curso
fluvial.
Al cabo de una buena caminata, no
demasiado ardua, no agobiante, pero sí excitante, se alcanza una zona
recreativa en la que algunas construcciones con bancos y mesas de piedra
invitan al condumio, para seguir por la ruta, en la disyuntiva de retornar a la
población de Calles, por la R-2, o camino de Puente Alto, que es lo que
elegimos, senda arribita, hasta que calculamos que ya eran más de una decena
los kilómetros recorridos, y que nuestros pies ya requerían un corto descanso; porque, aunque sea una perogrullada, siempre que se va hay que volver, y nuestra ruta no era de las denominadas circulares, o sea, de las que siguiendo adelante se llega al punto de partida.
Dimos, pues, la vuelta, y al
retornar a la zona de descanso, lo hicimos durante diez minutos, para
re-emprender el regreso, por el mismo camino, pero con otras perspectivas, y
siempre acompañados de los susurros de las límpidas agua de ese río Turia que
nos son negadas en la ciudad de Valencia.
Se cumplían ya más de cuatro
horas cuando avistamos nuestro automóvil a través de una preciosa zona de
chumberas (de higos chumbos, los “figos do diabo” de Portugal) y ya con ganas
de mudar de calzado, hasta allí alcanzamos.
Un buen sorbo de agua y el cambio
a zapatillas más cómodas nos impelieron a pensar en ingerir algún alimento,
para lo que retornando a la carretera fuimos hasta la población de Calles, a
través de cuyas angostas vías vimos una oferta que vino a socorrer nuestras
ansias.
Allí, en Calles, en un barecito
de una de las recoletas plazas, pese a la mucha gente que acababa sus comidas,
aun pudimos lograr unos sabrosos bocadillos, que mitigaron nuestro ya acuciante
apetito.
Un reparador café cerró este
trance alimenticio, porque después de charlar un rato, cercano ya el ocaso,
emprendimos el regreso a nuestra Valencia, comentando con placer las bellas
sensaciones que habíamos experimentado en ese nuestro río, que se anuncia generoso
de aguas pero que por mor del increíble sistema de regadíos que los árabes
legaron a la vega de la ciudad, parece exhausto.
Pero si el viajero se acerca,
simplemente, a la zona de Calles, o de Chulilla, o de Pedralba, o de Gestalgar, comprobará
que es todo lo contrario: Las generosas aguas provinientes de la serranía de Albarracín, de
los montes conquenses y de la comarca de Los Serranos buscan el mar y
enriquecen el trayecto hasta convertirlo en belleza magnífica.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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