THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Periplo estival 2018.- Del Mediterráneo al Estrecho de Malaca.-VIVENCIAS EN MALASIA Y SINGAPUR (11-2)



XII.- PRIMERAS VISITAS EN LANGKAWI (11-2)

“Alejado de la costa de Kedah hay un grupo de 99 islas que ofrecen lo mejor de muchos mundos: hermosas playas, una infraestructura de primer orden, manglares ricos en flora y fauna, tiendas superbaratas y libres de impuestos y leyendas fascinantes.
Hay una leyenda antigua en Langkawi que está entretejida en su historia. Pregunte a cualquier persona de la isla acerca de la trágica historia de una joven y hermosa dama llamada Mahsuri y le contarán un cuento de amor, celos y una maldición que ella echó sobre la isla para que perdurase siete generaciones.
Hace tiempo que ha desaparecido la séptima generación de habitantes de Langkawi, pero la gente del lugar aún cree que la prosperidad y las ventajas de las que las islas disfrutan actualmente y el final de la maldición no son meras coincidencias. El misticismo de esta leyenda puede sentirse en muchas partes de esta isla, especialmente en Makam Mahsuri (el mausoleo de Mahsuri), donde se dice que está enterrada Mahsuri.
A pesar de que parece estar orientada hacia el turismo, en realidad muchos de
los isleños son granjeros, pescadores y empresarios. Disfrute de sus hermosos campos y apacibles paisajes de arrozales alquilando un coche y dando una vuelta tranquilamente por la isla. Algunas de las vistas más rústicas y memorables de Langkawi se podrán apreciar al recorrer la carretera que rodea la isla.
Pasará por pequeños pueblos con casas de madera rodeadas de palmeras y niños que pedalean en viejas bicicletas mientras hacen recados. Además de experimentar el estilo de vida local, no faltan cosas que hacer en Langkawi. Acérquese al nuevo y emocionante teleférico que le llevará a la cumbre del monte Mat Cincang, la segunda montaña más alta de Langkawi, para disfrutar de las incomparables vistas de toda la isla principal y más allá.
Otros destinos populares son el Campo de Arroz Quemado (Field of Burnt Rice), las termas, Telaga Tujuh (Los Siete Pozos, del inglés The Seven Wells) y la playa de arena negra. Se organizan recorridos en barco hasta Tasik Dayang Bunting (Lago de las Doncellas Embarazadas, del inglés Lake of the Pregnant Maiden), Gua Cerita (la Cueva de las Historias, del inglés Cave of Stories) y Gua Langsir (la Cueva de las Cortinas, del inglés Curtain Cave).
Para pasar un momento más íntimo con la naturaleza, váyase de excursión por el primitivo bosque pluvial que abarca la mayor parte de Langkawi o dé un paseo en barco por los manglares. También tendrá oportunidad de practicar buceo, o de jugar una partida de golf en alguno de los centros turísticos de 5 estrellas. Langkawi también tiene un mundo sumergido, con un túnel subterráneo que se extiende a lo largo de un acuario gigante que ha recibido críticas entusiastas.”
(De Turismo de Malaysia y otras fuentes)

"Suspendido sobre la jungla o sobre rocas de 550 millones de años de antigüedad, el Sky
Cab leva a una más que única experiencia. Sepa que el Sky Cab está situado en la más antigua parte del Sudeste de Asia y es el primero en surgir sobre un antiguo estuario. Llega a poner la carne de gallina.
La estación base está situada en el bosque al pie de la montaña Machincang. Desde allí, los visitantes son elevados a la bella montaña Machicang por el telecabina. El trayecto es una excitante experiencia y además se puede visionar la flora y la fauna que hay en los alrededores.

Una parada intermedia del telecabina permite el acceso a  tres verticales acantilados situados al este y a una bella vista de 360 grados. El trayecto desde la estación base hasta la estación media cubre una distancia de 1.700 metros y después de esa estación hay una elevación de 650 metros sobre el nivel del mar. Los visitantes pueden disfrutar de la panorámica sobre la isla principal y las de los alrededores.
Subiendo unos 708 metros, se pueden alcanzar dos plataformas o miradores de la cima del monte Machincang, sorprendiendo las increíbles vistas de las islas y del sur de Tailandia."
(De la información turística de Langkawi)

Después de la primera noche de descanso en Kuah (pese a que a las seis de la madrugada volvió a sonar por el hotel el muecín con su rezo en la mezquita), un desayuno muy abundante en self-service (claro es que sin alcohol ni productos del cerdo) nos nutrió adecuadamente para emprender nuestro primer día de conocimiento de la isla de Langkawi.
A las 9’30 de la mañana ya nos recogió en el hotel, Dean, el taxista, quien nos llevó primeramente al puerto de Kuah, y concretamente al jardín en el que se halla la enorme estatua del águila de Langkawi, donde hicimos muchas fotografías; y a continuación seguimos por la parte sudeste de la isla, deteniéndonos en el templo hindú Lucky Temple Wat Koh Wanaram, que visitamos, y después el taxista/guía nos condujo al Thean Hou Temple (budista), en el que comprobamos cómo gentes de diversas etnias y procedencias (algunos turistas occidentales) se sometían a sesiones de meditación con unos monjes budistas. 
La siguiente parada fue en el Langkawi Nature Park, en el que se ofrecían unas sugestivas excursiones por los ríos y manglares, que decidimos dejar para el siguiente día.

Siguiendo la carretera (bien asfaltada, por cierto) que se dirige al norte, tuvimos nuestro primer encuentro con los monos, que se hallaban en uno de los costados de la vía, y que intentaban acercarse a nosotros, probablemente en busca de alimento.
Así, alcanzamos la costa norte, en la que vislumbramos los lujosos complejos turísticos allí instalados, y dos o tres grandes playas de arena blanca. 
Pero nuestro principal destino iba a ser el Machingchang Cambrian Geoforest Park, de 4.274 hectáreas, de una belleza sorprendente por lo exótico de sus bosques y la tupida jungla, y llegamos al pie de la estación del Langkawi cable car, atracción que no podíamos perdernos. 
Había mucha gente, aunque en unos diez minutos pudimos acceder a una de las telecabinas, y comenzamos a embelesarnos con las maravillosas vistas de la jungla y los bosques, con las águilas revoloteando cerca de nosotros, y cada vez vislumbrando a través del valle el mar azul y algunas de las islas. 
En unos quince minutos, la cabina llegó a la primera plataforma y mirador, en la que ya era obligado detenerse para hacer fotografías y gozar de tanta belleza. Y desde allí salía una escalera que llevaba al mucho más alto Sky bridge, al que
por mor de mi artrosis de rodilla (¡ay, los años!) desistí subir, aunque las jóvenes mujeres de nuestro trío allí fueron y quedaron maravilladas. 
Al regreso en el telecabina, visionamos una versión diferente del paisaje, y cuando llegamos a la estación base “nos” obsequiamos con unos deliciosos jugos (smoothies”) de mango, papaya y fresa, pasando a continuación a las atracciones con escenas figuradas, donde cayeron bastantes fotografías. 
Ya era el principio de la tarde, y proseguimos el regreso hacia el sur, deteniéndonos en las zonas de playa de Langkawi Lagoon, para arribar al hotel alrededor de las cinco de la tarde. 
Tomamos un refrigerio y acudimos a la zona comercial de Kuah para encargar lavado de prendas en una de las lavanderías y comprar “tiritas” para alguna que otra ampolla en el pie, en una bien nutrida farmacia, hecho lo cual se impuso una buena ducha y la visita a la piscina (las mujeres “inspeccionaron” más),


y mientras aguardábamos para irnos a cenar comprobamos que se había desplegado un amplio dispositivo de seguridad, con muchos policías y todo el personal de servicio del hotel atento. Alguien importante iba a llegar…

Y así fue, porque vimos arribar con toda su pompa a un ministro malayo y su séquito de guardaespaldas y mujeres, que intuimos tendrían reservadas las suites de la plata superior del edificio. 
No obstante, la vida en el hotel continuó igual, y al anochecer salimos para volver a la zona de restaurantes, en la que volvimos cenar un pescado a la brasa, con unas sabrosas gambas fritas, y las consabidas cervezas frías, todo ello devorado con fruición, después de tan activa jornada.
El primer día de estancia en Langkawi no hubiera podido ser más interesante.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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