THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA

THE MONUMENT VALLEY, ARIZONA, USA
La magnificencia del paisaje en The Monument Valley, la belleza del entorno, las reminiscencias de un pasado de tantos y tantos viajeros que cruzaron el Far West, protagonizando aventuras míticas entre las tribus indias y buscando un futuro mejor...Y al igual que esa ruta invita a seguir hasta más allá del horizonte, hasta el infinito, el Monument Valley, suscitando mil experiencias viajeras y recuerdos, se convierte en el icono de este blog que pretende rememorar las emociones y experiencias del conocimiento de nuevas tierras, nuevas culturas y nuevas gentes. Sin descartar que invada la nostalgia evocando vivencias personales de épocas ya pasadas pero nunca olvidadas.

martes, 12 de agosto de 2014

ESTA ESPAÑA NUESTRA 2014: ESCAPADA A LA MARIÑA LUCENSE.- IV, LA COSTA, DE BURELA A RIBADEO, PASANDO POR FOZ Y LA PLAYA DE LAS CATEDRALES

Desde nuestro magnífico y relajante alojamiento en Adelán-Alfoz, después de ingerir con placer el abundante y bien surtido desayuno del Hotel Casa Franco, salimos hacia Foz, vía Ferreira, circulando por la bien cuidad carretera local LU-152 , que intersecta con la N-642, de Ferrol a Oviedo, y, ya en ella, nos dirigimos hacia el oeste, para llegar a la localidad de Burela, en la que nos había atraído la información sobre su historia y vida industrial, principalmente portuaria, pesquera y conservera. Seguidamente recojo información recopilada de Wikipedia y otras fuentes:
Burela en 2013 contaba con una población de 9672 habitantes. Se trata de un municipio a orillas del mar Cantábrico con una extensión de 7,78 kilómetros cuadrados, creado el 15 de diciembre de 1994 a raíz de la segregación de la parroquia homónima del ayuntamiento de Cervo.

Su puerto pesquero es uno de los más importantes de la costa cantábrica, y cuenta con una gran flota de barcos. La población ha crecido en los últimos años del siglo XX considerablemente. Su economía se basa principalmente en la pesca, destacando las capturas
de merluza, pez espada y bonito. Como consecuencia de esta actividad se ha desarrollado también una industria conservera de gran calidad. Además de esto cuenta también con industrias de cerámicas, astilleros y madereras.

Debido a la gran demanda de personal para trabajar en el mar, Burela es un nucleo multicultural en la que actualmente reside una amplia comunidad de caboverdianos (establecidos desde finales de los setenta) y recientemente se ha incrementado la llegada de peruanos, indonesios, etcétera.

En el municipio de Burela se localizan la playa de La Marosa, la playa de Ril, la playa de El Cabaliño, la playa de El Portelo, la playa de El Penoural y la playa
de El Cantiño. Todas ellas responden a unas características similares en todas ellas. Son playas localizadas a pie de acantilado en donde en ocasiones se cuenta con una amplia extensión de arena.

Historia

Los primeros indicios de poblamiento en los límites de la parroquia corresponden a un castro situado en la parte extrema del cabo, en un pequeño alto, muy cerca del mar, un lugar estratégico desde donde se divisaba toda la costa.

En 1593 Felipe II incorpora a la Corona Real la jurisdicción del coto redondo de Santa María de Burela y concede una carta privilegio a favor del obispo de Mondoñedo. Desde comienzos del S.XVII hasta 1834 el reino de Galicia se componía de siete provincias, la provincia de Mondoñedo 16 cotos redondos, entre ellos estaba Santa María de Burela.

Con la Constitución de las Cortes de Cádiz (1812) se terminan las antiguas jurisdicciones y señorías y surgen los nuevos ayuntamientos. El de San Julián de Nois comprendía la parroquia de Santa María de Burela sin embargo a partir de 1845 pasará a
pertenecer al ayuntamiento de Cervo.

En 1986 la inauguración del Hospital Comarcal da Costa convertirá a Burela en capital sanitaria del norte de Lugo.

En 1994 el puerto de Burela se convierte en base de toda la flota bonitera española (unos 350 barcos) durante la llamada Guerra del bonito, tras el apresamiento del buque francés La Gabrielle.

El 15 de diciembre de 1994 la localidad de Burela se separa oficialmente de Cervo constituyéndose en ayuntamiento.

Fiestas

  • Mercado semanal: todos los viernes por la mañana en las calles del centro de la localidad.

  • Fiestas de la Virgen del Carmen y San Juan: el primer fin de semana de junio. Dedicadas en honor a los marineros, antes de que salgan a la costera del bonito. Destaca la procesión de la Virgen del Carmen, que es sacada por los barcos del pueblo, especialmente engalanados para la ocasión. En el puerto, hermosas alfombras florales adornan la procesión.

  • Fiesta Castrexa: el primer fin de semana de julio. Dedicada a la recreación del pasado castrexo de la villa, consiste en una competición entre los distintos clanes formados para la ocasión.

  • Romería del Monte Castelo: último fin de semana de julio. Romería y acampada durante 3 días en la zona de recreo del Monte Castelo.

  • Fiesta del bonito: primer sábado de agosto. Fiesta gastronómica de interés turístico, dedicada al bonito de Burela desde 1984, se celebra en la explanada del puerto pesquero.

Comunicaciones

Carreteras

La principal carretera que transcurre por el ayuntamiento es la N-642, conocida como Carretera de la Mariña que transcurre entre Ferrol y Foz. Actualmente bordea la localidad de Burela en dirección noroeste-sureste, ya que hace varios años se construyó la circunvalación que suprimía el paso de la carretera por el centro de la población.

Ferrocarril

Por el ayuntamiento de Burela pasa la línea de ferrocarril de vía estrecha que va desde Ferrol hasta Oviedo-Gijón, inaugurada en 1972, y perteneciente a Renfe-FEVE. En el centro de la localidad está situada la estación de ferrocarril de Burela. Hay cuatro trenes diarios procedentes de Oviedo y Ribadeo con destino a Ferrol, y otros cuatro en sentido contrario, dos a Ribadeo y los otros dos a Oviedo. Los fines de semana pasa un tren turístico de lujo (Transcantábrico) entre los meses de marzo y octubre.

En Burela, el puerto ofrece la visión de ser centro de una importante actividad pesquera y conservera, con  almacenes y frigoríficos propios de esas actividades y algunos (no muchos) barcos, aunque la visita nos sirvió para saber que el sábado día 2 de agosto iba a celebrarse la feria del bonito, lo que nos avisó para acudir a ella si fuere posible.


Desde Burela nos dirigimos a Foz, que es un municipio, en la desembocadura del río Masma, donde se forma la ría de Foz, con una extensión aproximada de 100 km² y 9880 habitantes (2008). Aunque anteriormente Foz fue un pueblo marinero, actualmente la mayor parte de los recursos económicos se obtienen del turismo.


El nombre de Foz proviene de la palabra latina "fauce", que describe de forma gráfica la desembocadura del río Masma.

Historia


La fundación de Foz data de época prerromana, como se atestigua por los castros existentes de Fazouro y Pena do Altar. Su fundación puede que se remonte a la época de los ártabros o, según el historiador Amor Meilán, pudo haber sido una factoría establecida por los tartésicos.

Durante el siglo IX el municipio tuvo gran florecimiento debido al establecimiento de la sede episcopal en San Martiño de Mondoñedo.

En la época de los Reyes Católicos, Foz mantuvo ciertos privilegios y exenciones como consecuencia de su importancia comercial.

Durante los siglos XVI y XVII Foz contó con un importante puerto y con uno de los tres astilleros más importantes de Galicia. Armadores y pescadores focenses se dedicaban, fundamentalmente, a la captura de ballenas. Esta importancia pesquera fue decayendo con el tiempo, aunque hoy queda una importante tradición marinera.

Lugares de interés

Son de referencia obligada la Basílica de San Martiño y el castro de Fazouro:

  • En la parroquia de San Martiño, a unos 5 kilómetros de Foz, encontramos la catedral (desde hace aproximadamente 1 año, Basílica) más antigua que aún se conserva en España, perteneciendo al pre-rrománico gallego (s. VI), aunque el actual templo está datado entre los siglos IX y XII. Fue sede episcopal desde el año 870 al 1112, momento en el que se traslada la sede a Villamayor de Brea, actual Mondoñedo, cuyo nombre proviene de esta antigua sede. Tomaron posesión de esta catedral 15 obispos a lo largo de esos dos siglos y medio de actividad. Posee pinturas de los siglos XIV a XVI, capiteles historiados, canecillos, antipendio y retablo pétreo.

  • El Castro de Fazouro pertenece al siglo II a.c. y cuya mayor singularidad es estar situado en un promontorio costero, al este de la playa de Arealonga. Pertenece a los llamados castros marítimos del noroeste ibérico. Tiene una planta adaptada al terreno y su superficie es de unoS 700 m².


  • Bispo Santo

  • Foz dispone de costa marítima y numerosas playas
    entre las que cabe destacar, situadas de este a oeste, A Rapadoira, Llas, Peizás, Pampillosa, Arealonga, As Pólas, Os Xuncos y Areoura, todas ellas con Bandera Azul de la UE.

Después de visitar la zona portuaria y visionar las playas, retomamos la N-642 en dirección a Ribadeo, para dirigirnos a las playas de este municipio, y, tomando el oportuno desvío, asumimos la ruta que así se describe en Wikipedia:

“Ruta de las playas en Ribadeo

Como su nombre indica, esta ruta sigue la línea del litoral ribadense y permite conocer de cerca la sucesión de entrantes, salientes, playas recogidas y ensenadas rocosas que lo identifica y que lo han convertido en un espacio natural protegido y catalogado cómo Red Natura.
La ruta parte de Rinlo, un pueblo que según cuentan las personas más ancianas del lugar cuenta con más de 500 años de historia y tiene su origen en un puerto ballenero. Hoy, es un pequeño y pintoresco puerto pesquero conocido popularmente como el lugar donde se crían los mejores percebes, langostas, lumbrigantes y centollos de toda la costa Cantábrica. La riqueza de estas capturas viene favorecida por la fuerza con la que el mar bate contra sus rocas, donde se forman numerosas cuevas.
Desde Rinlo el camino continúa hacia la playa de los

Xuncos, un pequeño arenal de aspecto rocoso y con cantiles abruptos desde donde se sigue hacia la playa de los Castros, que, junto con la de As Catredrais, es una de las más emblemáticas de Ribadeo, y hacia la de As Islas, que con la marea baja se une a la de Os Castros dejando a cielo abierto un paseo por la arena entre charcos, rocas y acantilados.
Siguiendo la señalización que hay en el lugar se encuentra a continuación la playa de Esteiro, una de las más singulares del ayuntamiento por la forma de su ensenada, que se ensancha hacia el mar. Por último, se llega a la playa de Augasantas, popularmente conocida cómo la de As Catedrais, un espacio único y de extraordinaria belleza. Es necesario

tener en cuenta que debe visitarse con la marea baja, ya que al subir el nivel del mar queda totalmente cubierta por el agua.”

Como el día era soleado, circular por la carreterita que bordeaba las playas constituía un placer, recibiendo la fresca brisa del mar Cantábrico, y de esta guisa llegamos a la proximidad de la Playa de As Catedrais, que nos proponíamos visitar con detenimiento, lo que comenzamos después de buscar algún tiempo un lugar adecuado para aparcar, que tan grande era la afluencia de visitantes.

Aunque estacionamos a unos dos kilómetros de la bajada al paraje, hallamos con grata sorpresa una pasarela de madera que bordeaba la playa a cierta distancia y de vez en cuando ofrecía miradores hacia puntos de especial belleza, todo ello en medio de la vegetación autóctona, especialmente brezo.

En llegando a la playa de As Catedrais, un concurrido puesto de información turística nos brindó folletos detallados y una azafata o guía nos informó que por la hora (eran las 13’30) no debíamos entretenernos demasiado en la playa, porque la marea baja había terminado y ya estaba, según ella, subiendo la marea, que lo podía hacer muy súbitamente.

En medio de multitud de visitantes, descendimos hasta las finas arenas de la playa, en la que aún había zonas con agua, de la marea que pese a bajar no había liberado todo el líquido elemento, y nos dispusimos a pasear hacia las rocas, vislumbrando bonitas figuras cerca y dentro del agua, con arcos que hacían brillar mil colores en las aguas remanentes, y penetrando en espeluncas con agua hasta la rodilla, por cuyo techo se filtraban haces de luz que refulgían con belleza.

Y así unos dos kilómetros de arena, playa, riscos, arcos, cuevas, recovecos, estanques, mientras las aguas del mar iban subiendo bajo un sol más que ardiente, aunque eso de la súbita subida de la marea apenas si se notó.

Fueron unas tres horas de paseo delicioso, adobado de muchas fotos, en una paisaje de bella arquitectura natural, que nos hizo recordar mucho las bellas estribaciones rocosas de las playas del Algarve portugués, especialmente las de la zona de Lagos, como Ponta da Piedade, y otras más próximas a faro (Léase la crónica que al respecto se publicó en este mismo blog).

El día iba transcurriendo entre bellezas naturales y sensaciones de frescor natural, por lo que continuamos hasta la localidad de Ribadeo.

Pero ello se narrará en la crónica siguiente.

Una vez más la Mariña lucense nos había obsequiado
con paisajes preciosos y frescura a agradecer, esta vez a orilla del azul Mar Cantábrico, que acariciaba la bella costa.

Una vez más la corta excursión había valido la pena.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

lunes, 11 de agosto de 2014

ESTA ESPAÑA NUESTRA 2014: ESCAPADA A LA MARIÑA LUCENSE.- III, RÍAS ALTAS DE LUGO, DESDE CEDEIRA HASTA VIVEIRO, Y CABO ESTACA DE BARES

Según Wikipedia, La Mariña (en gallego y oficialmente A Mariña) es una zona situada al norte de la provincia de Lugo. Con una superficie de 1.660 Km2, y una población de más de 80.000 habitantes. Está dividida en 3 comarcas: La Mariña Occidental, La Mariña Central y La Mariña Oriental.
Los concellos (ayuntamientos) que la conforman son los siguientes: Limitando al mar están, de este a oeste, Ribadeo, Barreiros, Foz, Burela, Cervo, Jove, Viveiro y Vicedo. En la franja interior están los concellos de Trabada, A Pontenova, Riotorto, Lourenzá, Mondoñedo, Alfoz, O Valadouro y Ourol.

Las urbes más importantes de esta zona de Lugo son Ribadeo, Vivero, Burela, Foz y Mondoñedo.

Pues bien, después de una primera noche en el Hotel Rústico Casa Franco, de Adelán-Alfoz, con un magnífico descanso, por el fresco ambiente, la fragancia del entorno, con un olor a hierba y eucaliptus impensable, y la visión
de un verde de distintas tonalidades de efectos sedantes, llegó el momento, tras el abundante desayuno, de iniciar el conocimiento o “re-conocimiento” de la Mariña lucense costera.

De esta manera, con las ventanillas del coche abiertas para aspirar el maravilloso perfume de la campiña, por la carretera LU-160 nos desplazamos hasta Ferreira, y desde allí emprendimos la marcha con destino a Viveiro, por la LU-161, una carretera en la que no podría decidirse si predominan más las curvas (incontables y casi sin fin) o el verde y fragante paisaje.

Menos mal que la velocidad era la mínima y por eso comprobamos que por desgracia las plantaciones de eucaliptus (muchas de ellas de árboles jóvenes) se están imponiendo a los robledales, hayedos, castañares, nogales y pinares, en una invasión que será lucrativa para la industria pero que cada vez más ahoga la vida natural.

Tras vueltas y revueltas, al fin alcanzamos Viveiro (unos 35 kms. desde Adelán) y nos aventuramos a entrar en la ciudad, con aspecto de ser urbe grande e importante, acodada a la ría que la cruza, y así dimos un vistazo sin bajar del coche a las playas, la zona portuaria, y los alrededores, para tomar a continuación la carretera costera N-642, muy bien cuidada, pero también prolija en curvas, para, en medio de los bosques, pasar cerca de O Vicedo, Porto do Barqueiro, Ortigueira y su bella ría, y por la AC-862 entrar en la provincia de A Coruña,  desviando por la carretera de acceso a Cedeira, que brinda unos bellos paisajes de la ría y de los bosques cercanos.

Cedeira está situada en la ría homónima en la que desemboca el río Condomiñas. Su población asciendía a 7.511 habitantes en 2008, y  destaca en ella la plaza del Sagrado Corazón, que, con vistas al mar, es más comúnmente llamada por los cedeirenses “plaza roja”, debido al suelo de ese color. En cuanto a playas, la de la Magdalena es la más visitada de toda Cedeira por ser la única playa urbana y por su longitud (1400 metros de longitud y una media de 35 metros de anchura). También resultan agradables (si la marea no sube en exceso), la playa de Area Longa, situada al lado del puerto, la playa de las Sonreiras, próxima a punta Sarridal, a la que se puede acceder andando o por el mar y la playa de las Burbujas, llamada así porque al caminar sobre la arena mojada se desprenden burbujas que quedan atrapadas al subir la marea. A esta playa solo se puede acceder andando.

La afluencia de visitantes y turistas no era excesiva (eran fechas finales de julio), y por ello nos resultó muy grato el paseo hasta el pequeño puerto y por los aledaños del río, previa parada en un barecito en el que degustamos uno de los manjares de marisco más deseados por nosotros, los percebes.

Efectivamente, unos vinos del Ribeiro acompañaron un buen plato de percebes, gruesos, frescos y
sabrosísimos, que pagamos a precio tan barato que casi nos pareció se trataba de un obsequio.

Aún tuvimos ocasión de un nuevo tapeo un rato más tarde, en esta ocasión con un “pulpiño a feira” que en Galicia siempre resulta sabroso.

Y después del paseo por Cedeira, volvimos por la N-642 en sentido Este, hasta llegar a Porto do Barqueiro, bella villa marinera, desde la que tomamos la carreterita local AC-108, para subir al cabo Estaca de Bares.

A los maravillosos panoramas que se divisan en la marcha hasta el cabo, se une como colofón la extraordinaria vista panorámica desde esta punta, marcando la separación convencional entre el mar Cantábrico, al este, y la masa oceánica general del océano Atlántico, al norte y al oeste.

La Estaca de Bares es el punto más septentrional de la península Ibérica. Está enmarcada en un paisaje impresionante en el que acantilados separan las rías de Ortigueira y del Barquero. Constituye un estupendo observatorio ornitológico en el que se ha contabilizado el paso anual de más de 280.0001 aves migratorias, entre las que destaca el alcatraz atlántico (Morus bassanus) y diversas especies de procellariiformes como la pardela pichoneta (Puffinus puffinus) y la pardela cenicienta (Calonectris diomedea). Lugar declarado de interés nacional. En el extremo norte del cabo, está situado el faro de Estaca de Bares, el más septentrional de la península. 
En este cabo también existen instalaciones militares abandonadas. Una de ellas era una instalación de los Guardacostas de los Estados Unidos desde principio de los años 1960, como una base LORAN (del inglés: Long Range Aid to Navigation). La base funcionó como una estación de comunicaciones hasta 1991. En la
actualidad, estas instalaciones están en ruinas.

Fuimos capaces de sobrepasar por un sendero las instalaciones militares y llegar al punto extremo del cabo, desde donde se vislumbra uno de esos paisajes que el visitante desearía retener y visualizar en su memoria por siempre. Una preciosidad, con los barcos cargueros divisándose en lontananza y los acantilados en derredor.

Al regresar del cabo, aún nos acercamos al puertecito de Bares, recoleto y agradable, en el que un par de restaurantes permiten la
comida y el refrigerio.

El día avanzaba en medio de bellezas paisajísticas, y por ello optamos por volver a Viveiro, bulliciosa ciudad en la que se palpa la abundante población y la mayor actividad turística, dándonos un paseo por el casco antiguo y entrando en un supermercado para comprobar las especialidades que se venden en Galicia, lo que nos hizo caer en la “tentación” de surtirnos de un buen queso de tetilla y unas botellas de vino del Ribeiro, que finalmente nos sirvieron de adecuado refrigerio o colación nocturna en nuestra suite de Adelán.

Cuando regresamos a nuestro Hotel Casa Franco volvimos a respirar la frescura del aire gallego  y a
solazarnos con el bello panorama del ocaso, después de un día de escapada pleno de bellos paisajes y deliciosas vivencias, que nos había empezado a cautivar como adictos a la Mariña lucense que empezábamos en gran parte a conocer.
Primer día de disfrute en la Mariña lucense.
Embrujo de perfumes y olores, preludio de manjares marineros inigualables.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

viernes, 8 de agosto de 2014

ESTA ESPAÑA NUESTRA 2014: ESCAPADA A LA MARIÑA LUCENSE.- II, DE ABÉJAR A ALFOZ, CON PARADA EN LEÓN



Tras el descanso en el coqueto y agradable Hotel La Barrosa, de Abéjar, tuvimos el placer de degustar un buen desayuno, mientras el hijo del propietario (perdón por no recordar su nombre) efectuó con destreza digna del mejor técnico chapista una meticulosa reparación del paragolpes trasero de nuestro vehículo, que había quedado algo suelto por un contacto producido la tarde anterior.

Fue una muestra más de la amabilidad y dedicación de estas gentes de la hostelería, con quienes tuvimos ocasión de departir un rato, y conocimos que este hotel ofrece cada año unas jornadas gastronómicas  dedicadas a la trufa, generalmente desde mediados de febrero hasta finales de marzo, sirviendo menús basados en la trufa negra fresca, que se obtiene en la población de Abéjar y en la
vecina de Cabrejas del Pinar.

Quede, pues, constancia y reconocimiento a las atenciones recibidas en este punto hostelero, merecedoras de difusión y de nuestro retorno en el futuro.

Y ya en la carretera, seguimos circulando por la N-234, no demasiado transitada, aunque de las “antiguas”, es decir, que pasa por el interior de todas las poblaciones, hasta llegar a Burgos, ciudad ya conocida de otros viajes precedentes, que circunvalamos para entrar en la autovía A-231, que nos permitió pasar por Carrión de los Condes, y entrar en León, ciudad a la que dedicamos tres horas de paseo, para visitar su 
Catedral (en obras, como tantos otros monumentos en verano), los bonitos palacios de la zona antigua y el antiguo Hospital de San Marcos, hoy en buena parte Parador de Turismo de lujo.

Como el destino estaba todavía algo lejano, volvimos a la carretera, a la N-120, y llegamos a Astorga, ciudad en la que era obligada (y así lo hicimos) la visita a la Catedral y al Palacio de Gaudí.

Era día de calor, pero éste se fue mitigando no solamente por el aire acondicionado de nuestro coche, sino porque desde Astorga seguimos la
ruta de la A-6, por el puerto del Manzanal, las zonas mineras del Bierzo y el antaño puerto de Pedrafita do Cebreiro (hoy prácticamente neutralizado mediante varios túneles en la autovía).

Entrados ya en Galicia, el verde panorama fue adueñándose de nuestro alrededor, por Becerreá  y otros bellos puntos, y de esta guisa llegamos a la circunvalación de Lugo, en la que ya nos desviamos en dirección a la N-634, la antigua carretera hasta Oviedo (hoy en buena parte reemplazada por la A-8, nueva autopista que une A Coruña y Ferrol con la capital asturiana), en cuya ruta fuimos embebiéndonos de esa bruma medio llovizna propia de Galicia y del intenso verde que brinda un precioso abanico de colores.

La llegada a las cercanías de Mondoñedo (todavía sede episcopal, pero muy venida a menos en población) nos anunció la proximidad de nuestro destino final para el día: el municipio de Alfoz, Parroquia de Adelán, a donde nos dirigimos por la cuidada carretera LU-160, en medio de una llovizna suave.

Después de recorrer unos 15 kms. el indicador de Adelán apareció seguido del reclamo “Hotel Rústico Casa Franco”, que se presentó con un amplio terreno en derredor, una edificación tipo casa gallega de piedra granítica y vista más cercana a la carretera y un bloque ya en el interior de construcciones de una sola planta, que intuimos eran las suites anunciadas
en los reclamos y sistemas publicitarios.

Casi no habíamos puesto pie en tierra cuando se acercó hasta nosotros un hombre de mediana edad, quien con sonrisa amable nos preguntó si éramos quienes él pensaba (habíamos efectuado previa reserva) y nos dirigió a nuestra acomodación, en una de esas suites, que resultaban muy acogedoras, pues al entrar se accede a una salita con mobiliario adecuado para la convivencia, el baño con ducha/jacuzzi intermedio, y una amplia habitación, que se iluminaba a través de una ventana con vistas a la montaña. Todo muy coqueto, limpio y bien cuidado.

Después de organizar el equipaje (teníamos previsto quedarnos al menos cinco días) ya acudimos al salón comedor cercano a las suites y charlamos sobre el lugar con Jose, que así se llamaba el propietario, quien nos informó con suficiencia sobre los parajes a visitar en la zona, que había reflejado en unos cuidados cuadernos para viajes.

Y además, degustamos una cena algo frugal, pero comenzando ya a gozar de los huevos de corral recién puestos, de la ternera y las patatas gallegas, y de un buen vino tinto Mencía, de la rectoral de Amandi.

Nos sentíamos muy satisfechos por la primera impresión obtenida de nuestro alojamiento, máxime cuando fuimos ampliamente informados que el Municipio de Alfoz tiene una población de unos 2.000 habitantes, distribuidos en nueve parroquias (Adelán, Bacoi, Carballido, Castro de Ouro, Lagoa, Mor-A Seara-, Oiras, Pereiro y Reirado; que su economía está basada en el sector agrícola y ganadero y forestal, con industria maderera y de otros varios detalles más.

En resumen, ya estábamos en Galicia, ya gozábamos de un ambiente fresco maravilloso (no superaba los 20 grados centígrados), nos envolvía un rico contraste verde de paisajes, “respirábamos” naturaleza y comenzábamos a experimentar la relajación propia de quienes ya van a comenzar de veras sus días de descanso.

Lo mejor era la ilusión de gozar pronto de las tierras de la Mariña lucense. De momento, ya estábamos allí.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

jueves, 7 de agosto de 2014

ESTA ESPAÑA NUESTRA 2014: ESCAPADA A LA MARIÑA LUCENSE.- I, DE VALENCIA A LA LAGUNA NEGRA DE SORIA

Los acontecimientos bélicos y la inseguridad ciudadana en Ucrania me han impedido este verano disfrutar, como vengo haciendo desde hace once años, desplazarme a Ucrania, para compartir unos días de descanso y convivencia con los familiares y buenos amigos que allí están.
Con la necesaria resignación, mi esposa y yo nos hemos visto obligados a alterar nuestros planes vacacionales, pero sin prescindir de un viaje, para conocer nuevas tierras y nuevas gentes y contarlo en este blog de Experiencias Viajeras.
Y en este “De acá para acullá”, finalmente decidimos desplazarnos por España, para visitar con cierto detenimiento una zona poco conocida por nosotros y por el gran turismo, como es la comarca de la Mariña, en la provincia de Lugo, parte de la maravillosa Galicia.
Así que planificamos desplazarnos hasta el norte de la provincia de Lugo, a la comarca de la Mariña central, más concretamente al municipio de Alfoz, que limita con los de O Valadouro, Mondoñedo y Abadín; al rico valle atravesado por el río Ouro, no lejos de las playas de la costa lucense.
Para llegar hasta allí decidimos prescindir de la ruta tópica y usual de la autovía A-3 hasta Madrid y de la A-6 desde Madrid, más cómoda para viajar, pero ajena a nuestros planes de conocer nuevas tierras y gentes.
De esta manera, emprendimos la marcha desde Valencia por la Autovía Mudéjar, la A-23, por la que circulamos unos 250 kms. hasta Daroca, localidad zaragozana en la que seguimos la ruta de la N-234 (Sagunto/Burgos) hasta llegar a Soria.
Esta carretera se encuentra en buenas condiciones, aunque circular por ella, si no se está de vacaciones y no se tiene prisa, es algo incómodo, por la cantidad de poblaciones que se atraviesan, con la limitación de velocidad a 50 kms/hora.
Soria y San Saturio
En todo caso, alrededor de cuatro horas después de la salida de Valencia, llegábamos a las
cercanías de Soria, deteniéndonos a estirar las piernas y tomar un mínimo bocadillo, en las cercanías de la ermita de San Saturio, justo en la agradable playa fluvial del río Duero que allí se ha preparado.
En Soria capital, con un calor castellano bien duro, apenas si nos quedaron ganas de dar un paseo por el centro, visitando la Plaza Mayor, a mediodía y en plenos minutos de tapeo; y en cuanto pudimos regresamos al coche, para dirigirnos al destino que, un poco al azar, habíamos reservado: la población de Abéjar, a unos 30 kms., donde se halla el hotel La Barrosa, que nos había merecido buenas impresiones, por las referencias halladas en Internet.
Abéjar y Hotel La Barrosa
Era poco más de las cuatro menos cuarto de la tarde cuando llegábamos a este hotel, situado en la parte alta de la población, en el que nos atendió con solicitud y simpatía el hijo del propietario, Ángel, y nos acomodamos inmediatamente en una magnífica habitación en la primera planta, amplia, bien dotada, con aire acondicionado y conexión Wi-Fi.
Después de un ligero descanso y un café reparador, optamos por efectuar alguna excursión, valiéndonos de los mapas que con solicitud ofrece el hotel, y decidiéndonos, por consejo del dueño, por visitar la llamada Laguna Negra, cercana a los Picos de Urbión.
Antes supimos que la villa de Abejar es una localidad y también un municipio de la provincia de Soria, partido judicial de Soria, Comunidad Autónoma de Castilla y León, España, pueblo de la comarca de Pinares.
Es denominada como "La Puerta de Pinares" ya que abre paso a los pinares de Urbión y la cuenca inicial del Duero.
Como lugares de interés pueden visitarse la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista:
Gótica, de los siglos XVI-XVII; la Ermita de Ntra. Sra. del Camino, del S. XVIII ; las Ruinas de una torre o atalaya morisca; y el Mirador de la Atalaya, desde donde se pueden contemplar las sierras de Urbión y Cebollera.
El municipio tiene una superficie de 23,43 km², cuenta según el padrón municipal para 2013 con 348 habitantes y una densidad de 14,85 hab./km².
Tomamos nuestro cómodo Toyota híbrido y nos dirigimos por la carretera SO-640, hacia el paraje denominado Playa Pita, que no es sino un playa artificial –bien amplia, por cierto— aprovechando las riberas del embalse de la Cuerda del Pozo, ya en término municipal de Vinuesa, que es el primer regulador de las aguas del río Duero, que nace alguno kilómetros arriba.
Continuamos por la misma ruta hasta Molinos de Duero, siguiendo a la población de Vinuesa, para viajar por la SO-830, circulando por el “Valle del Revinuesa” unos 9 kms., hasta alcanzar el desvío a la Laguna Negra, de unos 10 kms, por carreteritas y pistas forestales bien transitables, en medio de bellísimos bosques.
Al llegar a la zona de aparcamiento, pagamos 4 Euros (¿excesivo?) por estacionar en una calva del bosque, y desde allí nos desplazamos en un autobús (de pago, claro) hasta las proximidades de la Laguna Negra.
La Laguna Negra
La Laguna Negra de Urbión, o simplemente la Laguna Negra, es una laguna de origen glacial situada en la sierra de los Picos de Urbión entre los municipios de Vinuesa y Covaleda, Soria, en Castilla y León
(España). Forma parte del Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión, declarados en el año 2008.
Según cuentan las leyendas, la Laguna Negra no tiene fondo. Llegan a decir que se comunica con el mar mediante cuevas y corrientes subterráneas. También dicen que hay un ser que vive en su fondo y que devora todo lo que cae en ella. La leyenda más extendida que hace hincapié de la ausencia de fondo es la que escribió Machado en 1912, La tierra de Alvargonzález. La realidad es que su profundidad máxima no supera los 8 metros.
La Laguna Negra se ubica al norte de la provincia de Soria, en la parte septentrional del Sistema Ibérico y es el corazón del espacio Natural Sierra de Urbión, que tiene una superficie de 4.770 has., en el centro de la
comarca de Pinares, perteneciendo dichos terrenos a los municipios de Vinuesa, Covaleda y Duruelo de la Sierra.
El Pico de Urbión, con sus 2.228 m de altitud, es la máxima altura del Parque que se extiende por las vegas de los ríos Duero, que nace cerca de la cumbre del Urbión, y Revinuesa. La altitud mínima de la zona protegida es de 1.300m. La Laguna Negra se halla a 1.753m de altitud.
Acompañan a la laguna Negra otras lagunas del mismo origen como laguna Helada o la laguna Larga.
Flora
La vegetación que habita en la zona de la laguna Negra es más típica del norte europeo que de la península Ibérica.
La vegetación acuática es muy similar a la de otras lagunas de montaña del norte peninsular como los ibones pirenaicos. Está compuesta por pequeñas plantas que van formando céspedes en el fondo y junto a las cuales crecen otras que emergen a la superficie o flotan en ella.
En tierra abundan diferentes especies de árboles que pugnan por el espacio están delimitados por la altitud. Entre ellas está el haya que crea un cerrado sotobosque y crecen a altitudes relativamente bajas que comparte con el pino albar que es el rey del territorio y forma grandes bosques. El roble albar, el abedul el álamo temblón son especies que tienen presencia relevante junto con el serbal de cazadores, pequeño árbol que va conquistando las zonas de matorral en las pendientes, lo que se ve completado por los arbustos como la retama y el brezo.
Fauna
En el agua de la laguna abunda la trucha y el barbo, mientras que en tierra se mantiene una muy rica variedad de animales de todo tipo, desde corzos y jabalíes, incluso algún lobo, hasta ciervos y zorros. Los
roedores y reptiles no faltan. La avifauna es abundante y en ella destacan, por su tamaño, los buitres leonados que anidan en el acantilado rocoso y las rapaces donde las águilas destacan por su porte.
En la literatura
La Laguna Negra adquirió notoriedad al ser el paraje donde Antonio Machado ubicó a la leyenda de los Hijos de Alvargonzález de la obra “La tierra de Alvargonzález”.
Machado sitúa la historia trágica de un parricidio en estas tierras. En 1912 escribe la novela en prosa que versaría en abril de ese mismo año. Alvargonzález es asesinado por dos de sus tres hijos que tienen prisa para el cobro de la herencia. La Laguna Negra es el
lugar que eligen para deshacerse del cadáver. El crimen lo paga un inocente que es condenado al garrote y la esposa del difunto, madre de los asesinos, muere de pena. Su avaricia tiene el pago que no esperan al dejar de producir la tierras. El hermano emigrado, a su regreso, compra parte de las tierras a sus otros hermanos y obtiene grandes cosechas. Los remordimientos corroen a los asesinos que acaban vendiendo lo que les queda y emigrando, al pasar cerca de la Laguna Negra, se pierden en la noche y acaban en sus aguas.
El relato en prosa fue publicado en el número 9 de la revista Mundial de París en enero de 1912. El relato en verso forma parte de su obra Campos de Castilla 
que escribió entre 1908 y 1912. Es un romance de 712 versos que ocupa cerca de la mitad de la obra y está dedicado a Juan Ramón Jiménez.
En esos versos se describe así la laguna:
    Llegaron los asesinos
    hasta la Laguna Negra,
    agua transparente y muda
    que enorme muro de piedra,
    donde los buitres anidan
    y el eco duerme, rodea;
    agua clara donde beben
    las águilas de la sierra,
    donde el jabalí del monte
    y el ciervo y el corzo abrevan;
    agua pura y silenciosa
    que copia cosas eternas;
    agua impasible que guarda
    en su seno las estrellas
La leyenda de Antonio Machado fue llevada al cine en la película “La laguna negra”.
Casi es obvio comentar que el placer que se experimenta accediendo a la laguna, contemplando los
paisajes boscosos de su alrededor, escuchando el canto de las aves, sintiendo el frescor del agua que mana de las mil y una fuentecillas, lleva casi hasta el éxtasis, en comentario de los abundantes visitantes de diversas procedencias y países con que nos topamos allí.
Experiencia y vivencias inolvidables, que aún hoy nos perduran y que comentamos con las buenas gentes del Hotel “La Barrosa”, en Abéjar, cuando retornamos para un yantar mesurado de productos de la tierra, antes de retirarnos a descansar.
Para haberse tratado de una etapa prevista como de transición hasta nuestro destino, los resultados no podían haber sido mejores.
Y habíamos conocido la maravilla natural de esa laguna, en la que, al decir de Machado, “el agua impasible guarda en su seno las estrellas”.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA